* 35 cuerpos en Boca del Río * Levantados, desaparecidos,
secuestrados * Periodistas
asesinados * Tierra Blanca y Papantla * Descuartizados y calcinados * Prospera compra votos * Bajan spot de Yunes Linares y multan al
PRI * Maximiano le falla a Héctor * Casa de seguridad del “cuñado incómodo”.
Mussio Cárdenas Arellano
| 28 mayo de 2016
Tribuna Libre.- Con la sangre que
llegó, se va Javier Duarte, sus manos manchadas de sangre, la de inocentes y no
inocentes, de buenos y malos, sin control la violencia, sangre de levantados y
mutilados, de periodistas caídos, de secuestrados, de jóvenes tomados por la policía
criminal y entregados a la delincuencia, la de los reprimidos y hostigados.
Sello del PRI,
sello de los priistas en el poder, es la violencia que devora a Veracruz, ahora
con la masacre en un antro de Xalapa, el Madame, antes Sodoma, cuando un comando
irrumpe y hace sonar sus armas, y lanza su descarga, y provoca el caos, el
terror en las 200 personas que se hallaban en su interior, dejando la vida
cinco de ellas, más de una decena heridas, según la versión oficial.
Hay sangre en los
parajes solitarios y a la orilla del camino. Así ocurre en la carretera
Córdoba-Veracruz, donde varios cuerpos, o lo que queda de ellos, son
fragmentados en una escena dantesca, mutilados y abandonados la madrugada de
este martes 24, presuntamente por una vendetta entre miembros de dos bandas del
narcotráfico.
Termina el sexenio
de Javier Duarte como empezó, con olor a muerte. A Boca del Río le fueron a
dejar 35 cuerpos, frente a Plaza Américas, al pie del Monumento a los Voladores
de Papantla, en el día previo a la cumbre de presidentes de tribunales
superiores de justicia y procuradores del país.
Ese año, 2011,
alardeaba el gobernador que Veracruz ingresaba al espacio próspero, inaugurando
cada día una obra, trayendo progreso y desarrollo como nadie ante lo había
hecho así.
No llegó la
prosperidad pero sí el caos. Lo apabulló la violencia por dos factores:
ineptitud y complicidad. Primero una, luego la otra. O mejor dicho: una llevó a
la otra.
2011, año en que
comenzó el infierno para un sector de la prensa veracruzana, no los
textoservidores pues esa subclase de periodistas, aplaudidores, difusores de
boletines sin quitarle ni ponerle una coma a la voz oficial, nunca vieron
alterado su estado de confort.
Asesinaron a Milo
Vela, a su hijo Misael, a Yolanda Ordaz, todos de Notiver, todos en la nota
roja, todos tomándole el pulso al vínculo entre los narcos y los políticos. Ese
año, en el sur, caería Noel López Olguín, de Jáltipan, hallado en una fosa
clandestina.
Un año después, el
28 de abril de 2012, fue Regina Martínez Pérez, corresponsal de Proceso, férrea
en su información, insobornable, estrangulada en su hogar de Xalapa, sobre
quien la Procuraduría de Veracruz no quiso reconocer que su línea periodística
la hubiera llevado a la muerte.
Cayeron Gabriel
Huge, Esteban Rodríguez, Guillermo Luna Varela, Víctor Manuel Báez Chino,
Gregorio Jiménez de la Cruz, Octavio Rojas Hernández, Moisés Sánchez Cerezo,
Armando Saldaña Morales, Juan Mendoza Delgado, Rubén Espinosa, Anabel Flores
Salazar y Manuel Torres González, este 15 de mayo.
Enero 7, 2014. Al
cantante Gibrán Martiz lo sacó la policía duartista de su departamento en
Xalapa, lo desapareció y luego armó un montaje para simular que había muerto en
un enfrentamiento entre dos bandas rivales dedicadas al narcotráfico.
Su caso es brutal.
Implica a la policía y al mismo secretario de Seguridad, el “general” de cero
estrellas, Arturo Bermúdez Zurita.
Al año del crimen,
su padre, Efraín Martiz Aguirre, reveló un hallazgo sorprendente. Logró que
Telcel ubicara con información de GPS las coordenadas del teléfono en los días
en que estuvo cautivo Gibrán. Entre el 7 y el 12 de enero, cuando fue hallado
su cuerpo, se precisaron tres sitios clave.
“Uno es el lugar
donde fueron secuestrados (Gibrán Martiz y el menor Sergio Luis Hernández);
otro, cerca del Congreso local, en la calle Ferrocarril Interoceánico, en el
conjunto residencial ‘Las Ánimas’, donde ‘sé que ahí vive el titular de la SSP,
Arturo Bermúdez’, y la Academia de Policía de El Lencero”, reseñó la revista
Proceso.
“Telcel entregó a
petición del MP la sábana de llamadas y localización de datos de internet (un
I-Phone 4) de mi hijo. Yo me apoyé con gente externa que conoce de cartografía,
de coordenadas y de aparatos sofisticados para obtener dónde habían tenido a mi
hijo, y los resultados me dejaron helado”, expone.
El cuerpo de Gibrán
presentaba “quemaduras en la espalda, producto de choques eléctricos producidos
con cables de alta tensión, ‘probablemente de 220 voltios’, expone Martiz
Aguirre, médico de profesión. Su hijo, dice, terminó con la mandíbula
fracturada por los golpes, y las piernas y glúteos con diversos hematomas y
marcas, producto de varios ‘tablazos’ ”.
Y aporta un dato
revelador:
“El tercer joven
secuestrado el mismo día que desapareció mi hijo, Connys Carlín de Alvarado,
tuvo problemas y rencillas con un familiar del general Bermúdez y ahí inició
todo. El error de mi hijo fue llevarse con él (Carlin)”, dijo Efraín Martiz
Aguirre .
Torturado en la
Academia de Policía El Lencero, Gibrán Martiz no volvió a ser visto con vida.
Había participado en el reality show La Voz México y eso dimensionó el
escándalo.
Al año del crimen,
los siete policías involucrados, quienes lo sustrajeron de su departamento,
obtuvieron la libertad bajo fianza. Siguen su juicio en libertad. Sólo se les
acusa de incumplimiento de un deber legal, coacción y abuso de autoridad. ¿Y la
privación ilegal de la libertad, allanamiento de morada, tortura y asesinato?
Mayúscula ha sido
la repulsa social por el levantón de cinco jóvenes de Playa Vicente, detenidos
por la policía estatal en Tierra Blanca. 11 de enero, 2016. Procedían de
Veracruz a su lugar de origen. Fueron interceptados por la policía duartista.
Se los llevaron. Los entregaron al crimen organizado y presuntamente fueron asesinados,
calcinados, desaparecidos. Sólo un cuerpo se halló.
Marzo 19, 2016.
Familiares de Uriel Pérez Cruz, Luis Humberto Morales Santiago y Jesús Alán
Ticante, denuncian su desaparición. Pronto se sabe que fueron policías
municipales del ayuntamiento panista de Papantla quienes participaron en el
levantón. Fueron aprehendidos ocho elementos policíacos y se les consignó.
Aracely Salcedo
sacude a Veracruz, a México, al mundo, cuando aborda a Javier Duarte, en
Orizaba, el 25 de octubre de 2015, y le reclama que nada se sepa del paradero
de su hija Fernanda Rubí, desaparecida tres años antes.
Sonríe el
gobernador mientras la madre lo encara, le exige que quite su sonrisa, le
espeta que ese es el pueblo mágico de Orizaba donde desaparecen a los jóvenes.
Grabado en video, la imagen se vuelve viral, hecho trizas Javier Duarte.
De 2010 a la fecha
son por lo menos 91 desaparecidos, revelan los colectivos de Veracruz, críticos
sin matices del gobierno de Javier Duarte, el que ofreció dialogar con ellos
permanentemente, y mintió.
Llega la violencia
a su clímax. Se multiplican los secuestros, Veracruz en segundo lugar nacional;
crece la industria de la extorsión; a diario hay levantones, ejecutados.
Otra vez el
Veracruz violento de Javier Duarte, contrastante la realidad con los alardes
del gobernador que asegura que lo único que se roban los malosos son los
Frutsis y los Pingüinos en los Oxxos.
Frivolidad que mata
la del gordobés. Los veracruzanos no son Frutsis ni Pingüinos y viven entre la
angustia y el miedo, su vida en manos del crimen organizado y la delincuencia
común.
Hay dos clases de
malosos: los doctrinarios, los que a eso se dedican, y la policía duartista,
que los encubre, que los protege, que les sirve como informante, que levanta,
entrega y cobra.
Así funciona la
policía veracruzana, duartista y bermudista, dedicada al comercio de gente
inocente, puesta en manos del crimen organizado.
Violento el sexenio
de Javier Duarte, hoy vive días de miedo cuando un comando irrumpe en el antro
Madame, en Xalapa, la madrugada del domingo 22, y lanza ráfagas de metralleta.
Mata a cinco, hiere a más de una decena, provoca pánico, repudio, condenas al
desastre en seguridad, al avance de la delincuencia y la impunidad con la que
se conducen.
Así llega Javier
Duarte a su sexto año de gobierno, salpicado por la sangre de los veracruzanos,
manchadas las manos del gobernador, su sexenio, el del PRI en el poder,
entregada la seguridad a la delincuencia, con una policía cómplice, que levanta
y reprime, que sirve a quienes debiera combatir.
Violencia es a
Javier Duarte como violencia es a PRI.
De la mano de un
priista, Fidel Herrera Beltrán, entró la violencia de los cárteles, convertido
Veracruz en santuario de los Zetas, oficialmente negada su presencia,
conminados los medios de comunicación a callar, a no decir que el horror ya
estaba aquí.
De la mano de otro
priista, Javier Duarte, se enraizó la violencia, los levantones, las
desapariciones, el secuestro, la extorsión, cómplice la policía del crimen
organizado.
Así concluye su
sexenio Javier Duarte. Así llega a la elección de gobernador, su candidato
Héctor Yunes Landa simulando que aplastará al crimen organizado, que limpiará
de delincuentes Veracruz, que hará pagar a quienes han transgredido la ley.
Ajá.
Violencia es a PRI.
Sus operadores, el ex procurador duartista, Felipe Amadeo Flores Espinoza
convertido en líder estatal priista, violando los estatutos con su reelección;
el Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial sirviendo para
tramitar licencias de portación de armas para los hermanos y el padre de Héctor
Yunes, engañando a las secretarías de la Defensa Nacional y Gobernación; todos
en la maquinaria del caos de seguridad.
Violencia es a PRI
de cara a elección de gobernador.
Con la sangre que
llegó, Javier Duarte se va.
Archivo muerto
Prospera opera,
compra votos, teje el fraude. Prospera se descara, se descuida y es sorprendida
en plena faena. Ocurrió en la colonia Las Gaviotas, al poniente de
Coatzacoalcos, cuando el Departamento Jurídico del OPLE 29, el OPLE del
distrito Coatza Urbano, detecta a varias mujeres del programa social Prospera,
encabezadas por Consuelo Álvarez. Caen en contradicciones. Admiten dos de ellas
que recibirían dinero de Sedesol, presuntamente a cambio de votar por el PRI.
Hay más. En la colonia Francisco Villa las promotoras sociales ofrecen 3 mil
pesos por voto y al que se resiste, lo amenazan. Ya camina el fraude en
Veracruz… Tumba el INE spot panista en que alardeaba Miguel Ángel Yunes Linares
de ir arriba en las encuestas de intención de voto. Esgrime el PRI que no
sustenta el contenido del sondeo y eso basta para que no sea difundido. A su
vez, tumba Yunes azul spot en que el PRI presenta la imagen de su hijo Omar
Yunes Márquez, vinculándolo a acusaciones de enriquecimiento contra el
candidato del PAN-PRD al gobierno de Veracruz. Determina el Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación que hay violación a la ley, que se afecta
la imagen de un particular y que el PRI tendrá que pagar multa de 73 mil pesos…
¿Dónde anda Maximiano? Se hacen la pregunta los priistas del distrito 30,
azorados porque a una semana de la elección el compadre del candidato priista
al gobierno de Veracruz, Héctor Yunes Landa, no se deja ver. No hay acción. No
hay operación. No se vincula Max Figueroa con las bases priistas. ¿Dónde anda
Max?, cuestionan en el centro de operaciones del yunismo rojo, en Xalapa,
dentro y fuera del PRI, y se asombran al saber que a una reunión clave
Maximiano envió a Elizabeth Alor como su representante, sin el nivel, sin la
cercanía con Héctor Yunes, sin el peso político para actuar… Es un casa de
seguridad, repleta de “apoyos” y propaganda de Héctor Yunes. Se ubica en
Tamaulipas 723, colonia Petrolera, presuntamente de Víctor Cházaro Arrieta, el
cuñado incómodo. En ella, el hermano de la primera dama, Cristina Cházaro de
Caballero, hace alberga a las “comadres” de Héctor Yunes. Ahí opera su
responsable, el compadre Christopher Alan Santos Castillo, ex director de
Innovación Gubernamental del ayuntamiento de Coatzacoalcos, más verde que
tricolor, cercanísimo al gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, sacudido
por una revuelta popular, magisterial y zapatista en aquel estado. Es el
cuartel de mando de Oliver Damas de los Santos, brazo derecho del alcalde
Joaquín Caballero, secretario de Gobierno con permiso laboral…