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Detenido por peculado y otros delitos *
425 millones desviados * El caballo de
Fidel * Pancho Colorado, Aureoles, sus
amigos * Los Porkys y Tomás Mundo, la
tesis plagiada * El terreno de Edel * Confirma PAN planilla para Coatza * PRI ya no quiere a mamá de Saúl * Apostar crea mala imagen
Mussio Cárdenas Arellano |
04 abril de
2017
Tribuna Libre.- Por sí solo, Pancho Valencia nada vale.
Sirve, eso sí, de cómplice. Sirve en el lavado y el desvío, en el saqueo, la
obra y el contrato, en lo turbio y lo sucio, el hilo conductor hacia el esquema
de corrupción que nació con Fidel Herrera y tuvo su clímax con Javier Duarte.
Toda una ficha, Paco Grasa —alias de
Francisco Antonio Valencia García— cohabita ya con la pandilla de Javier Duarte
en Pacho Viejo, el penal que se ha vuelto VIP, calentando la celda, acusado de
peculado, abuso de autoridad, tráfico de influencias, incumplimiento de un
deber legal y coalición de funcionarios.
Fue aprehendido el viernes 31 de marzo en
Perote, a unos 52 kilómetros de Xalapa, y de ahí trasladado al reclusorio de
Pacho Viejo, en Coatepec.
Su pecado, frente al hurto a Veracruz, es
peccata minuta, sólo unos 425 millones de pesos siendo director de la Comisión
de Aguas del Estado de Veracruz, que son nada comparados con los 46 mil
millones que le imputan al ex gobernador.
Lo suyo, sin embargo, no es la cantidad, los
pesos y los billetes, sino el vínculo con personajes de nivel relevante en la
estructura financiera que fueron desviando recursos a granel y en la que fue
encomendada a Pancho Valencia parte de la operación del manejo sórdido de los
dineros que saqueó la mafia encabezada por Javier Duarte.
Con Paco Grasa se alcanza a otras piezas del
duartismo, uno en prisión, Mauricio Audirac Murillo, otro prófugo, Carlos
Aguirre Morales.
De acuerdo con la denuncia en su contra, en
2013 el subsecretario de Egresos, Carlos Aguirre, remitió un oficio en el que
le solicitó al entonces director de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz,
Francisco Valencia, que trasladara 215 millones de pesos a la Secretaría de
Finanzas.
Aguirre fundamentaba su petición en una
reestructuración con una cuenta de Bancomer de programas de agua, saneamiento y
alcantarillado.
En 2014, la operación fue por 220 millones de
pesos. Los solicitó el entonces titular de Sefiplan, Mauricio Audirac Murillo,
dinero que nunca regresó a CAEV, razón por la que varias obras quedaron
inconclusas.
Partícipe del desvío, vio que el mundo se le
venía encima cuando el yunismo llegó al poder, ese mismo yunismo al que en 2013
reventó cuando por instrucciones de Javier Duarte operó para frustrar la
alianza PAN-PRD que pugnaba por ganar el Congreso de Veracruz y desde ahí atar
de manos al ex gobernador, frenar los créditos, revisar las cuentas públicas,
documentar quiénes y cómo se había construido la quiebra de Veracruz.
Paco Grasa fue clave. Dinero en mano visitó a
sus amigos perredistas y armó una trama genial: a un consejo estatal a favor de
la alianza con el PAN le antepondría un consejo estatal alterno, que se opuso
férreamente a la alianza PAN-PRD.
Con millones a su alcance, Pancho Valencia le
dio al perredismo una fortuna, sin hallar límites, aplicando la máxima
fidelista que lo que en política cuesta, sale barato.
Frente a los dos consejos estatales que
reclamaban ser los legítimos, el Tribunal Estatal Electoral, controlado por
Javier Duarte, cerró la pinza. Y determinó que la alianza no procedía al no
haber un consejo del PRD reconocido. Y ahí acabó la alianza con el PAN en 2013.
De Pancho Valencia hay mil historias,
vinculadas unas al ex gobernador Fidel Herrera, otras que le atañen a Javier
Duarte.
Trepador nato, su vida ha sido una rueda de
la fortuna, unas veces arriba, otras a ras de piso, otras en el subsuelo,
algunas marcadas por la tragedia.
Un día, siendo contratista de Pemex en
Coatzacoalcos, le fue encargada la limpieza de un depósito en el área
industrial. Y en esas andaba cuando un accidente le costó la vida a un
trabajador. Hubo negligencia y lo pillaron.
Fue mecenas de candidatos perredistas, a
menudo de alcaldes. Cubría el costo de las campañas y luego se convertía en
ejecutor de obras o dispensador de contratos.
Tiempo después pasó a ser restaurantero,
político, amigo de gobernadores, de empresarios y de narcoempresarios, sin
olvidar sus nexos con el perredismo de medio pelo.
Fue vecino de Javier Duarte en
fraccionamiento Club de Golf, en Xalapa, donde establecieron una convivencia
frecuente. Sus familias se visitaban. Pasaban veladas juntos. Había cariño. Y
terminó habiendo complicidad.
De ahí le surgió la idea de crear los
restaurantes Vinissimo —o Carísimo—, uno en Boca del Río, otro en Xalapa, uno
más en Nueva York.
Sin clientela, con un dispendio brutal, sus
excesos y vida de lujos iba en aumento. Y Viníssimo en picada. ¿Qué lava el
señor Valencia o para quién?, cuestionó INFORME ROJO el 17 de diciembre de
2014.
Luego vendrían sus andanzas en el gobierno de
Javier Duarte. Primero fue secretario de Comunicaciones, en pago a la operación
con que reventó la alianza PAN-PRD. Meses después pasó a CAEV.
“Piel gruesa, a Francisco Valencia le rebota
la crítica. Aguanta golpes, señalamientos, vengan de donde vengan. Lo increpan
líderes de partidos y diputados locales y él, como Salinas, ni los ve ni los
oye, sabido su cinismo”, planteó INFORME ROJO.
Con Valencia están señalados Noé Rodrigo
Hernández Hernández, quien lleva nueve años en CAEV y a quien en medios
duartistas le calculan una fortuna de más de 300 millones de pesos; el
subdirector de Infraestructura, Héctor Francisco Centeno Moctezuma, y el jefe
de Departamento de Construcción, Raymundo Jiménez de La Garza.
Paco Grasa se mueve también en el círculo del
gobernador de Michoacán, el perredista Silvano Aureoles Conejo, y del ex líder
de la fracción parlamentaria del PRD en el Senado, Miguel Barbosa, que mucho
tuvieron que ver con el sabotaje a la alianza PAN-PRD en 2013 en Veracruz. Y
casi la repiten en 2016.
Su mala fama llega hasta el lavado de dinero,
los subcontratos, la operación electoral con recursos públicos. Y toca a
gobernadores, diputados y senadores.
Pero las historias de Pancho Valencia no
terminan ahí. Recuerdan los fidelistas que en la “plenitud del pinche poder”
operaba en el círculo cercano a Fidel Herrera. Hablaba y acordaba. Tejía
negocios reservados para los “sin escrúpulos” de la fidelidad.
Adulador nato, supo ganarse a Fidel. Pocos
como él para el halago, la lisonja, la palmada en el hombro, el verbo mareador.
Un día surgió la idea de obsequiar un caballo
al entonces gobernador. De una subasta entre los asiduos al Hipódromo de las
Américas, hubo un corcel que llamó la atención. Era negro e imponente. Lo
escogió Paco Grasa. Lo pagó Pancho Colorado, el narco empresario sentenciado a
20 años en la prisión de Bastrop, Texas, por lavarle dinero a Los Zetas vía la
compra de caballos.
Cuenta Pacho Valencia entre sus allegados a
otro recluso: Flavino Ríos Alvarado, ex gobernador interino de Veracruz,
acusado y enjuiciado por facilitar la fuga de Javier Duarte.
Uno más es el líder cetemista, Carlos Manuel
Vasconcelos Guevara, hoy candidato del PRI a la alcaldía de Coatzacoalcos. Con
Flavino Ríos y Vasconcelos forman una trinca infernal.
Pancho Valencia fue coyote en una operación
para compra de rancho a Vasconcelos por parte del gobierno de Veracruz. Por
ello se agenció 2 millones de pesos. En realidad, quien se lo ofreció a Fidel
Herrera fue su consentido, Roberto Chagra Nacif.
Su casa de Club de Golf, en Xalapa, fue un
negocio superlativo. A Paco Grasa le costó 8 millones de pesos y la vendió en
15, presuntamente al diputado Jorge Carvallo. Aún debe el vitral de 2 millones
de pesos al arquitecto que lo realizó.
Su suerte, hoy, lo ha dejado. Pasa sus días
en Pacho Viejo, sin amparo que lo exima de culpa, todas las sentencias
federales en contra, sujeto a un año de prisión preventiva y quizá más cuando
concluya el juicio por el que fue aprehendido.
Nada vale Pancho Valencia. No es político de
alcurnia. Es operador en los fangos. Es un capo menor.
Lo suyo sólo fue ser cómplice.
Archivo muerto
Plagiario y tramposo, Tomás Mundo Arriasa
diserta sobre el caso Porkys. Anuar González Hemadi, el juez de distrito que
concedió el amparo a Diego Cruz Alonso, no se equivocó, dice Mundo. Su
sentencia, cuenta Mundo, está apegada a derecho. Con los elementos que observó
don Anuar, reflexiona Mundo, el amparo va y debe ser confirmado. Ignorantes,
pues, los de las redes y los medios que suponen que un ultraje a una menor,
tocar los senos, deslizar la mano bajo la falda, introducir los dedos en la
vagina, todo sin consentimiento de la mujer, indefensa al hallarse entre cuatro
varones, y luego la violación en el baño de la casa de Enrique Capitaine, es
tema reservado a doctos en leyes. Sí, y también para quienes tienen calidad
moral. Tomás Mundo no encuadra ahí. Hay en su historial un plagio, un texto que
literalmente copió y es tesis doctoral sobre la eutanasia. Y eso lo pinto como
lo que es. Y eso es inmoral… Edel debiera ser rey y llamarse Midas. Lo que
toca, brilla, y de la nada hace millones. Con cuatro meses al frente del Poder
Judicial de Veracruz, el magistrado Edel Álvarez Peña hará realidad un sueño,
el de los empleados, los que laboran en los juzgados y tribunales en
Coatzacoalcos. Tendrán vivienda gracias a los buenos oficios del dueño del
periódico Liberal del Sur y todo un consorcio de papel, que en su momento fue
alemanista, fidelista, duartista y hoy yunista. Lo suyo es el aplauso bien
cobrado. Da resultados, pues, el magistrado, que de volada ubicó el predio para
que a la mayor brevedad arranque la construcción. Del terreno se sabe que no le
costó un peso al Poder Judicial, lo que redundará en que las viviendas sean de
muy bajo costo. De la empresa que construya el fraccionamiento se espera que no
se trate de Jakarta ni Kabator para no incurrir en conflicto de interés. Ambas
están señaladas de vínculos con la familia del habilidoso Edel Álvarez Peña, el
magistrado del yunismo azul… Más brinco que salto y la planilla del PAN quedó
igual. Confirma la cúpula del Partido Acción Nacional a sus candidatos a
alcalde, síndica y regidores que contenderán por la presidencia municipal de
Coatzacoalcos. Los lidera Jesús Moreno Delgado, de origen priista, quesque ex
marcelista, al que en cónclave con perredistas de Coatzacoalcos, Alejandro
Gutiérrez Cabrera, ex candidato a diputado local, le hizo una sola petición: ver
en la cárcel a Joaquín Caballero Rosiñol, el alcalde. Sólo una mueca con aire
de sonrisa, los ojos agigantados, se dibujaron en el rostro del ya seguro
candidato del PAN. Del resto de los candidatos a ediles por el PAN, salvo
Rosalinda Tolentino que ya dijo “ahí se ven”, pero su nombre continúa en el
registro, nadie fue cambiado. O sea que serán regidores los primeros candidatos
a regidores, uno o dos, Martín Juvenal Patiño y Blanca Cuevas, porque a como se
muestra la intención de voto, el PAN no gana la elección y se desploma al
tercer o cuarto lugar. Morena se llevará el triunfo, seguido del PRI-Verde,
quizá con más votos para el partido de Roberto Chagra, que es el partido de
Fidel Herrera Beltrán, que para el tricolor… ¿Algo peor que Saúl Wade? Sí, su mamá.
Al terrible Saúl, alcalde real de Minatitlán, primero en la tesorería municipal
y hoy desde las sombras, le atribuyen el desplome del PRI. Lucró, engañó a la
Auditoría Superior de la Federación, inventó haber ejercido 117 millones de
pesos de origen federal, embarcó a contratistas que se prestaron al timo,
benefició a siete constructoras vinculadas a su cuñado Barraza. Así minó las
posibilidades de que el PRI pudiera ganar la elección municipal. Con Norberto
Luna, médico, bien querido entre la población, prestigiado, la intención de
voto no levantó. Entonces hubo golpe de timón. Y de la chistera surgió Reyna
León Cheluja, la madre de l’enfant terrible, el terrible Saúl. Y todo fue peor.
Flota en el imaginario colectivo la imagen de una mujer adicta al juego, reina
de los casinos, generosa su mano para apostar, limitada en el DIF de
Minatitlán, de la que es presidenta, para enfrentar las demandas de ayuda de la
población. O sea, que no sepa tu mano derecha lo que tu mano izquierda hace en
el Bingo. Llevaron los Wade al PRI a una encrucijada. Abuso, atropello a la
ley, engaño a la ASF y denuncias por corrupción que Morena, el partido de los
santos y puros, en el Congreso de Veracruz no quiere terminar de destapar,
construyen la derrota del PRI. De ahí que Reyna León sea prescindible. Y que
resulte mejor candidato el doctor Norberto Luna…