52,839
descripciones para tu nueva factura electrónica
José
Miguel Cobián | 08 Julio de 2017
Tribuna Libre.- En mi calidad de contador público, con algo
de sentido común, no he salido de mi sorpresa al conocer el mecanismo que
pretende establecer el SAT a partir del 1 de diciembre 2017 de manera
obligatoria, y a partir del 1 de julio 2017 de manera opcional. Considerando sobre todo, que vivimos en un
país con un nivel educativo que no supera el segundo de secundaria, y con un
desconocimiento tecnológico brutal a nivel de las mayorías.
Resulta que el SAT pretende llevar el registro de cada tipo de producto
o servicio que se comercialice en el país, por cada contribuyente. El
equivalente a llevar la contabilidad de cada uno de nosotros en sus propias
computadoras, incluido el inventario.
Así, decidieron que las facturas electrónicas van a contener una serie
de datos que permitan darle seguimiento a cada producto desde que sale de la
fábrica, a cada cultivo desde que es semilla, y a cada servicio. Incluidos los importados. Para
ello diseñaron el nuevo formato de factura electrónica que tendrá en lugar de
conceptos, claves. Así, mediante números
podrán llevar toda la estadística (o cuando menos eso piensan ellos).
80
claves para definir la aduana por la cual ha sido importado o exportado el
bien. 52,839 descripciones de lo que se comercializa. 2,418 claves para definir
la unidad de lo que se comercializa. 95,737 códigos postales, porque ahora no
vendrá la ciudad sino el código postal en las facturas. 21 opciones de forma de
pago. 3 opciones en el campo referente a catálogo de impuestos. 2 opciones en
cuanto a método de pago. 178 opciones
para la moneda con la que se paga.
27,305 opciones en el catálogo de agentes aduanales. 250 claves para
país de origen o destino. 3,134 opciones en el catálogo de patentes aduanales.
21 opciones para el régimen fiscal. 18 opciones en el catálogo de tasas o
cuotas de impuestos. 5 opciones para
tipo de comprobante. 3 opciones para el tipo de factor. 7 opciones para el tipo
de relación con el CFDI. 22 opciones para el catálogo de uso de comprobantes.
Apuesto a que terminará el próximo sexenio y no habrá congruencia en la
información que se expida en comprobantes respecto a la realidad del país. El
sistema es tan complicado que a pesar de multar y sancionar los errores que
cometan los contribuyentes, jamás va a proporcionar información completa, si
acaso ligeramente aproximada a lo que la autoridad pretende controlar. Habrá sectores dónde sea fácil controlar
las operaciones y otros dónde será literalmente imposible. Sin embargo, las pérdidas para el país serán
de miles de millones de dólares, ya que al hacer cada día más complicada la
administración de las actividades productivas, los ciudadanos perderán más
tiempo dedicado a cumplir con sus obligaciones fiscales que a producir riqueza
para el país.
El
objetivo principal es controlar los ingresos de los súbditos, pues al parecer,
a los gobernantes ya no les alcanza el dinero que nos quitan para continuar con
sus robos y saqueos multimillonarios. Se
les olvida que complicar tanto la vida de los gobernados siempre termina en
revoluciones. No recuerdan la historia de los resultados de gravar con
impuestos la ventanas y las mascotas. O
simplemente estiran la liga hasta que ésta se rompa.
Cualquier mexicano entiende que el gobierno promueve las actividades
ilegales e ilícitas al complicar a grados inverosímiles el permanecer dentro de
la legalidad. Cualquier comerciante o
industrial entiende lo que ya entendieron los campesinos de Puebla, que hay
menos riesgo, más ganancia y menos trabajo en lo ilegal. Ellos saben que han robado miles de millones
de dólares en combustible y sin embargo, sólo 17 huachicoleros han sido
presentados ante las autoridades competentes.
Aquél que paga impuestos, sabe que las
carreteras son inseguras e intransitables. Que la obra pública es mala y lleva
siempre un moche. Que la justicia y la
seguridad son inventos que no existen en la realidad cotidiana de México. Que los gobernantes y funcionarios llegan a
robar y enriquecerse (salvo honrosas excepciones), y que el más pequeño burócrata obtiene recursos
mediante moches y mordidas. En México
todos entendemos que el gobierno no sirve, sino que se sirve. De allí partimos a preguntarnos la razón por
la cual quieren más y mayor recaudación, sin no la usan para lo que se debe,
que es para el bien de los propios mexicanos.
Ante esta realidad, cada mexicano que hoy tiene un negocio, un cultivo,
o que vende un servicio, enfrenta la duda de seguir en la formalidad o mejor
irse a la informalidad, dónde sabe que estará seguro, protegido y que si acaso,
pagará los impuestos indirectos que todos pagamos, sin pagar un solo impuesto
directo. La informalidad se convierte
así en un refugio ante un gobierno exactor y abusivo.
No
sé cuánto aguante más la liga sin romperse.
Ya hay ingobernabilidad en muchas pequeñas porciones del país. El gobierno no es visto como garante de paz y
seguridad, sino como uno más de los enemigos del país. El pueblo tiene un límite, marcado por el
hambre y la desesperación. Cada día nos
acercamos más a ese límite. A pesar de
que quien posee las armas y con ellas el control del poder es el propio
gobierno. Porque sabemos que no es el
único que las posee.
¿Terrorismo fiscal? ¡Claro que sí!...
¿Exceso de fiscalización cuando no hay correspondencia en el uso de los
recursos públicos? ¡Definitivamente! No cabe otra definición a lo que busca el
SAT. Son tan eficientes que ni los
recaudadores de impuestos de los señores feudales se les comparan. ¡Felicitaciones por ser excelentes en su
trabajo de despedazar a México! Sólo les
informo que no va a funcionar. No hay
capacidad técnica para cumplir con lo que piden. No van a obtener la información que
desean. No van a poder eliminar la
evasión fiscal, al contrario, con esto, la estimulan. Nadie querrá ser formal
gracias a estas medidas.