*A
César Duarte Jáquez, ex Gobernador de Chihuahua y ahora perseguido incluso por
la Interpol por prácticas de corrupción y desvío de recursos públicos, el PRI
le está dando “trato preferencial”, acusan priistas de la corriente interna
Solidaridad.
*La
solicitud de expulsión de Duarte Jáquez –que este grupo de priistas presentó
hace ya casi un año– prescribe el próximo 22 de julio, y esta omisión, afirman,
promueve aún más el deterioro de la imagen del tricolor.
Ciudad de México. | 11 Julio de 2017
Tribuna Libre.- El ex Gobernador priista de Chihuahua, César
Duarte Jáquez, no sólo es el único de los ex mandatarios perseguidos penalmente
que todavía continúa prófugo de la justicia. Al mismo tiempo, en el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) está por cumplir un año sin resolución una
solicitud de expulsión presentada en su contra desde el 22 de julio de 2016.
“Hay negligencia de parte de la Comisión
Nacional de Justicia Partidaria para resolver la suspensión y la expulsión de
César Duarte”, dijo Armando Barajas Ruiz, integrante del actual Consejo Político
Nacional del PRI y autor de la solicitud de expulsión contra el ex mandatario
chihuahuense.
“Se le está dando un trato preferencial,
porque, con los elementos que existen, desde que se presentó la solicitud de
expulsión el 22 de julio del año pasado, a los que existen este momento –que
son públicos y notorios, como las órdenes giradas por los jueces para su
detención, lo mismo que la ficha roja que presentó la Interpol para su
detención–, son suficientes para demostrar la falta de probidad que establecen
los estatutos para su suspensión como militante, y no lo han hecho”, agregó
Barajas, también presidente de la corriente interna denominada Solidaridad.
El abogado explicó que, de acuerdo con las
reglas del partido, la solicitud de expulsión contra el ex mandatario
chihuahuense prescribirá al cumplir un año el próximo 22 de julio, por lo que,
el pasado 5 de julio, presentó un escrito ante la Comisión Nacional de Justicia
Partidaria con el fin de denunciar la omisión y advertir que ésta promueve el
deterioro de la imagen del tricolor.
“Como se puede apreciar, esta H. Comisión
Nacional en el presente asunto deja de observar dichos principios (acceso a la
justicia) y, con ello, como ya se ha manifestado, sólo contribuye a que la
imagen del Partido se deteriore día con día, ya que deja de sancionar las
conductas contrarias a los principios y ejes rectores de nuestro instituto
político y del país”, dice Barajas en su carta.
La expulsión de César Duarte fue parte de una
serie de peticiones de procedimientos internos en el partido contra los
entonces todavía mandatarios priistas con las mayores denuncias de corrupción,
como el veracruzano Javier Duarte de Ochoa y el quintanarroense Roberto Borge
Angulo, ambos ya expulsados del PRI.
Entre sus argumentos para pedir la expulsión,
Barajas mencionó que las prácticas de corrupción atribuidas a los tres ex
mandatarios –que además dejaron las deudas públicas más abultadas del país–
fueron causa de las derrotas del tricolor en junio de 2016.
“Constituyen un hecho público y notorio y que
influyeron negativamente en las elecciones constitucionales locales en
perjuicio de nuestro instituto político”, dice el texto de la demanda.
El primero en ser expulsado fue Duarte de
Ochoa, cuyo procedimiento concluyó en la Comisión de Justicia Partidaria desde
septiembre, mientras que Borge Angulo fue expulsado oficialmente el pasado mes
de junio.
Cuestionado desde octubre por la falta de
avances en el caso de Duarte Jáquez, el presidente del Comité Ejecutivo
Nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, dijo desde entonces ante los medios que
los procedimientos estarían resueltos antes de que acabara 2016.
CÉSAR DUARTE SE ESCABULLE
El ex mandatario, sin embargo, no sólo ha
logrado evadir dos órdenes de aprehensión otorgadas por tribunales mexicanos
–una por peculado solicitada por la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, y
otra por probables delitos electorales promovida por la Procuraduría General de
la República (PGR)–, sino que también permanece intocado en sus derechos como
militante priísta.
“Si nosotros estamos poco a poco librándonos
de los malos funcionarios emanados del partido, y hemos dado un mensaje a la
sociedad civil de que se está actuando, pues esto nos frena de que la sociedad
civil en un momento dado tome en cuenta lo que ya se ha venido realizando con
otros personajes”, dijo Barajas.
Luego de estar al frente del Ejecutivo
estatal de Chihuahua entre octubre de 2010 y octubre de 2016, Duarte Jáquez se
convirtió en prófugo de la justicia desde marzo pasado, cuando el Gobierno estatal
actual, a cargo del panista Javier Corral Jurado, obtuvo una orden de
aprehensión en su contra por el delito de peculado en perjuicio de la
Administración pública que, de acuerdo con la Fiscalía estatal, “le generó
ganancias ilícitas por más de 400 millones de pesos”.
La investigación del estado es parte de la
“Operación Justicia para Chihuahua”, que ha llevado ante tribunales a diez
presuntos cómplices del ex mandatario estatal. También, la Fiscalía
Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) de la PGR
informó el 30 de junio pasado que había obtenido otra orden de aprehensión
contra el ex mandatario, ante indicios de desvío de recursos públicos del
estado para actividades y campañas del tricolor.
Datos de la Auditoría Superior de la
Federación (ASF), por su parte, indican que el ex mandatario dejó pendiente de
aclarar el destino de más de mil millones de pesos.
Tanto Duarte de Ochoa como Duarte Jáquez y
Roberto Borge fueron elogiados en mayo de 2012 por el entonces candidato presidencial
Enrique Peña Nieto, que los mencionó como ejemplo del proceso de “renovación
interior” que vivía el PRI.
“Tú observas hoy los gobernadores de la gran
mayoría de las entidades son jóvenes o actores de la nueva generación política:
el Gobernador de Quintana Roo, Beto Borge; el Gobernador de Veracruz, Javier
Duarte; César Duarte, Gobernador de Chihuahua…”, dijo Peña Nieto en mayo de
2012, cuando, en una entrevista de televisión, se le pidió poner “nombres” a su
afirmación de que el partido se estaba renovando.