* Audio
con Tarek * Mil millones en caja de
huevo * Antes, los mil 300 millones para
Héctor Yunes * Robo en efectivo * Apesta el Tribunal de lo Contencioso * Una cuenta bancaria para sobornos * Erick y Regina * Operando para el yunismo azul * Se esperan más renuncias en Morena.
Mussio Cárdenas
Arellano | 11 Julio de 2017
Tribuna Libre.- Sin glamur, Javier Duarte robó en efectivo y
corrompió como el peor, unos mil 300 millones para el fallido proyecto de
Héctor Yunes, otros mil millones —y quizá más— para el PRI nacional, para Peña
Nieto, la mafia en el poder.
Usó canales financieros y naves oficiales
—avionetas y helicópteros— que volaban con destino específico, un edificio de
la zona conurbada de la Ciudad de México donde se empacaba el dinero a presión
y de ahí al sur, a un despacho para lavar el dinero.
O más burdo, rústico, en cajas de huevo para
no despertar sospechas y remitirlo a la sede priista.
Un audio, subido a redes sociales, detonado
en medios de comunicación, exhibe al Javier Duarte real, el que no surca el
rostro con sonrisa de orate, ni se muestra desaliñado y con barba de ermitaño,
ni profiere incoherencias con mensaje subliminal —“ausencia a conveniencia”, le
diría a Karime Macías, su esposa, recordando la traición—, el de la naturaleza
corruptora y la irrefrenable intención de embarrar.
Se revela en el audio un diálogo entre dos
personajes, uno cuya voz se identifica como el ex gobernador de Veracruz, hoy
en prisión, en Guatemala luego de andar a salto de mata, a horas de su extradición,
y la otra sería la de Antonio Tarek Abdalá Saad, su tesorero, el de los
desvíos, mínimo de 23 mil millones de pesos, hoy diputado federal con denuncias
en su haber, con un juicio de desafuero que desechó el PRI, pues a los suyos, y
si es un recaudador de plata malhabida, hay que encubrirlo.
Refiere el audio que, vía Tarek Abdalá,
Javier Duarte haría llegar mil millones al PRI, que “no es cualquier
chingadera”, entregados en cajas de huevo para camuflar el hurto.
Dice el audio, textual:
—Dígame mi Gober —preguntó Tarek.
—Oye Tarek, ¿qué pasó?
—¿Con qué?
—¿Cómo que con qué? Me están hablando del PRI
nacional porque quedé de hacerles llegar los recursos, desde hace dos días y no
les ha llegado nada.
—Si vi los mensajes en la mañana, pero la
verdad no entendí.
—Estaba esperando a verte en la comida a Iván
(López el excontrarlor) se le dio ese tema.
—A ver háblale a Iván, ¿Dónde está el
recurso? Los mil, no es cualquier chingadera, ¡hombre!, puedo entender que se
tarde, pero no que me digan que no llegó. Que sí salieron de aquí las cajas de
huevo, porque si no me van a querer hacer de chivo los tamales…
—No, no, no, no, mi Gober, para nada, pues es
que sí los entregamos, pues tú me dijiste que lo coordinara con Iván. Entonces
yo lo vi, nos reportamos con él. De hecho hace dos días junto con las cajas.
—Por eso entonces qué pasa…
—No sé, habría que checar
—Habla con el… ¡pues no estoy pintado
chingao! Ahora resulta que voy a tener que buscarlo yo. Habla con él. Ya le
estamos echando la mano con las bodegas que estamos rentándole en el PRI.
—Sí, yo todo eso se lo digo, pero ahorita que
indicación o con quien…
—Sí pero ahorita va entrar Ricardo (García
Guzmán, contralor del duartismo), y él no tiene porqué saber nada de este tema,
a él déjenlo trabajar. Te encargo Tarek, que tengo la gente del nacional
preguntándome qué pasó con el tema, pues. ¿Dónde están los mil?, cuando los
resuelvas mándame a Iván por favor.
—Cuando hable con él me encargo que lleguen
los mil íntegros, ni un peso menos.
Tarek Abdalá no es cualquier peón. No se sabe
quién lo quiso más, si Karime Macías, la esposa del ex gobernador, su jefa en
el DIF, o Javier Duarte, pero lo cierto es que en el círculo más cercano al ex
gobernador fue un todopoderoso al que sólo uno, el falso general Arturo
Bermúdez, se atrevió a desafiar.
Fue un alfil en el tema financiero, el de la
licuadora en la Secretaría de Finanzas y Planeación, concentrando recursos federales,
aún los etiquetados, para evitar su identificación y seguimiento. Y de ahí a
sus cuentas, a sus inversiones, a las tuberías de la corrupción.
Por las manos de Tarek Abdalá pasaron los
millones que Javier Duarte aplicó a su modo. Y por la mente de Tarek Abdalá
corrió el engaño a la Auditoría Superior de la Federación, depositando el
dinero que le era requerido al gobierno de Veracruz por aplicar mal los
recursos, retirándolos de inmediato, cuando aún la ASF no los había tomado.
De su faceta de engañador, Tarek Abdalá pasa
a la de recaudador tricolor. Con Javier Duarte protagoniza el desvío de mil
millones de pesos al PRI. Y quizá fue más.
De escándalo, pues, el audio está ubicado en
2012 cuando el líder nacional del PRI era César Camacho Quiroz y el candidato
presidencial, Enrique Peña Nieto.
Coincide el diálogo con tiempos y fechas del
saqueo, con aquel episodio en que fue detectada una avioneta del gobierno de
Veracruz, cuyos tripulantes portaban una maleta con 25 millones de pesos en
efectivo.
El 25 de enero de 2012, la avioneta matrícula
XC-CTL aterrizó en el aeropuerto de Toluca. Al realizarse la revisión de rigor,
fue detectada la maleta. De inmediato se procedió a confiscar el dinero y a
proceder legalmente contra los tripulantes.
Provocó la caída del tesorero, Vicente
Benítez, hoy diputado local, y la designación de Tarek Abdalá en su relevo, el
7 de febrero.
Asumió Tarek Abdalá esa función, relevando a
Benítez, la de prodigar recursos para el PRI nacional, impulsando a Enrique
Peña a la Presidencia de México, suponiendo Javier Duarte que así habría
adquirido patente de impunidad.
Desde entonces fue un factor de peso en el
duartismo.
Ambos —Javier Duarte y Tarek Abdalá—
recorrían el río Papaloapan en su yate de lujo, un Aquariva Súper de 790 mil
dólares —casi 10 millones de pesos— mientras saqueaban las finanzas de
Veracruz.
Ambos —Karime Macías y Tarek Abdalá—
controlaban al DIF, los negocios, la proveeduría de bienes y servicios, un año
juntos cuando aún no asomaban los síntomas del fraude, ni los 41 millones de
pesos observados por su desaseo.
Para uno y para la otra, para Duarte y para
Karime, era la mano que estaba dispuesto a todo.
Otro episodio similar —los dineros malhabidos
usados con fines políticos— fue la revelación del ex secretario de Seguridad
Pública, Arturo Bermúdez, quien en un audio reconoce que a la campaña de Héctor
Yunes Landa, Javier Duarte le suministró mil 300 millones de pesos, 600 de lo
cuales serían destinados al entonces líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones.
A la sombra, en el penal de Pacho Viejo,
acusado de tráfico de influencias, abuso de autoridad y enriquecimiento
ilícito, Bermúdez reveló en el curso de un interrogatorio con la PGR que en
2014 Javier Duarte instruyó a Tarek Abdalá a recolectar todo el dinero federal,
incluido el del área de seguridad, y que lo concentrara en Finanzas. Bermúdez
lo ignoró.
Ha de imaginar Javier Duarte que su poder
corruptor, la entrega de miles de millones, tomados de las arcas del gobierno
de Veracruz, al PRI y a los priistas, lo libraría de parar en la cárcel, evitar
la extradición y enfrentar a la justicia.
Eso creyó.
Así exprime el PRI a sus peones, sustentando
su poder el robo de los erarios, en la “extracción” de las arcas públicas,
financiando campañas para sus hijos, con reglas que obedecen a pactos fuera de
la ley.
La libra Tarek Abdalá, el mensajero,
encubierto por el priismo Congreso federal para no perder el fuero. La sufre
Javier Duarte, el que enviara los mil millones de pesos, “que no es cualquier
chingadera”, soñando que así tenía en su cloaca a los dueños del poder.
Era sueño y despertó.
Sin glamur, terminó entregando los millones
en caja de huevo.
Archivo muerto
Con una carga de lodo se va Leonardo Cruz
Casas. Y con otra peor Rafael Cadenas Mascorro. Uno y otro, presidente y
secretario de la Sala Superior del Tribunal de lo Contencioso Administrativo,
tienen manchas y pecados indelebles, triquiñuelas y desfases con la ley, y el
rechazo del titular del Poder Judicial en Veracruz, Edel Álvarez Peña. Corroído
por la corrupción, ese tribunal destila pus y algo más, investigados Cruz y
Mascorro por transgresiones a la ley, excediendo sus funciones, invocando
atribuciones que no les confiere la norma, dilatando la impartición de
justicia. Se extingue el Tribunal de lo Contencioso Administrativo y ni cómo
hallarles acomodo en otras salas, quizá convertirlos en visitadores del Poder
Judicial. Gravísimo lo que ahí ocurría, que hasta hay un caso en que se pactó
un contrato laboral por un año a una abogada que resultó embarazada por un
jurista de alto nivel, nada más para que no hiciera ruido, y el hallazgo de una
cuenta bancaria donde se realizaban los depósitos de los demandantes o
demandados que acordaban sentencias a su favor. Para un best-seller… Por sí sola,
Regina no operaría para Yunes azul. De la mano de Erick Lagos, sí. Veleta,
pues, la hija de Cirilo Vázquez Lagunes, el extinto cacique de Acayucan, ya dio
signos de que juega siempre con el score o mejor no juega. Y que si hay que
defender la parcela, los dineros, el poder, el color no importa. Así pues, la
diputada local priista —aún priista— operó para el PAN-PRD el 4 de junio, en un
acuerdo que le permite mantenerse en la línea flotación política y meter mano,
vía el perredista Cuitláhuac Condado Escamilla, en la alcaldía de Acayucan, el
feudo al que gobernó —mal gobernó— en los días en que Fidel Herrera era su
mentor. Siendo panista, golpeó al PRI; siendo priista, golpeó al PAN, hoy,
siendo yunista azul, aún estando en el PRI, le muerde la mano a la fidelidad y
al duartismo que le dieron poder y solaparon sus violaciones a la ley. Sábese
protegida por el dúctil Erick Lagos, diputado federal, hijo político de Fidel,
operador en Acayucan y otros feudos, del secretario de Gobierno, Rogelio Franco
Castán. Sólo de la mano de Erick Lagos, Regina Vázquez podría golpear al grupo
que la protegió… Nuevas renuncias, en breve, en Morena. A la de los maestros
catedráticos de la Universidad Veracruzana, Claudia González Pardo y Leonel
Alejandro Ordaz Hernández, se sumarán las de otros militantes del pejepartido
que emigran decepcionados por la imposición de candidatos, el cinismo y la
simulación. Así llegará Morena al final de 2017, a cuestas el Caso Eva Cadena
en el que los dineros provienen de “empresarios” morenistas, y las fracturas
internas por la extinción de comités municipales, imponiendo delegados sin
sustento en los estatutos del pejepartido. En 2018, donde Morena ganó
alcaldías, bastarán tres meses para medir de qué están hechos sus presidentes
municipales, si la protesta que atizará la oposición, el PRIANPRD, con marchas
a diario, con reclamos por la falta de servicios que datan de administraciones
priistas, son resueltos o no. Será su período de ajuste, el catalizador para
ver de qué está hecho Morena el partido del Dios Peje. Mientras, las renuncias
de morenistas lo van a diezmar…