“Los
veracruzanos no temen a EU”
Héctor
Yunes Landa | 28 agosto de 2017
Tribuna Libre.- Mucho se ha escrito sobre las condiciones que
hoy enfrentan millones de migrantes veracruzanos, a consecuencia de las nuevas
políticas migratorias del gobierno de los Estados Unidos de América. Lo cierto
es que, más allá de las disposiciones que establezcan las autoridades, su
estancia ha sido un reto permanente.
Encontrar un trabajo estable y bien
remunerado, padecer situaciones de racismo y discriminación, regularizar su
situación legal para acceder a servicios de salud y de educación, o sortear la
impredecible actuación de las autoridades migratorias, son algunas de las cosas
que tienen que enfrentar todos los días. Sin embargo, los veracruzanos no le
temen a los Estados Unidos de América.
El pasado viernes, como cada año, tuve la
oportunidad de asistir en la ciudad de Los Ángeles, en California, a la cena
que ofrece la Federación Veracruzana USA, una de las actividades más relevantes
de la Semana Veracruzana 2017. Haber sido nombrado Presidente Honorario de esa
organización por tercer año consecutivo, fortalece mi convicción de que debemos
mantener un vínculo inquebrantable de los veracruzanos con su tierra y sus
familias.
A partir de mi encuentro con mi amigo Ángel
Morales Mora, quien encabeza esta organización en aquél país, he comprendido
cada vez mejor de la importancia que representan los veracruzanos que viven en
Estados Unidos de América. Me dio mucho gusto encontrar a mis paisanos más
organizados, realizando trabajos cada vez más calificados, pero sobre todo,
aportando a la economía, la sociedad y la cultura de aquél país.
Por esa razón, el gobierno mexicano y la
sociedad de nuestro país no debe permitir jamás calificativos que nos ofendan y
nos denigren. El progreso de Estados Unidos no se puede entender sin el aporte
de estos migrantes.
Hablar de construir un muro que nos divida
nos plantea una contradicción casi imposible de entender. La economía estadounidense,
sus empresas y muchos de sus ciudadanos dependen de nuestro país en la misma
medida que nosotros lo hacemos con ellos.
Hoy que se ha iniciado la renegociación del
Tratado de Libre Comercio, NAFTA como lo conocen allá, ha quedado claro que entre
los dos países hay un vínculo que va mucho más allá de lo comercial o de lo
político. Basta recordar que cada año, alrededor de 8.3 millones de
norteamericanos visitan nuestro país; hay 2 millones de norteamericanos que
radican en México y 35 millones de personas de origen mexicano que radican en
Estados Unidos.
Eso implica que tengamos realidades
irrefutables: una frontera de 3 mil kilómetros, lazos culturales e integración
económica. Diariamente un millón de personas y 437 mil vehículos transitan de
manera ordenada y lícita a través de los 58 cruces fronterizos entre nuestros
países.
Nuestra relación comercial bilateral alcanza
más de 530 mil millones de dólares. Cada minuto se comercializa entre ambas
naciones más de 1 millón de dólares. Pero lo más importante: seis millones de
empleos en Estados Unidos dependen del comercio con México. Los mexicanos –y
particularmente los veracruzanos- no han llegado a Estados Unidos a quitarle el
trabajo a nadie, por el contrario, han movido una economía que necesita de
millones de migrantes para seguir creciendo.
El encuentro con mis paisanos fue estupendo.
Gracias a esta organización, a estas actividades culturales que buscan
preservar nuestras tradiciones, es que ellos –contrario a lo que pretende hacer
el gobierno norteamericano-, han roto las fronteras y han hecho que los
veracruzanos sean ciudadanos universales. Hacen que se conozca lo mejor de
nosotros, de nuestra gente y de nuestra tierra.
Sin embargo, muy pocas veces nos damos cuenta
de las dificultades que enfrentan. La mayoría de ellos me han dicho que este
año ha sido particularmente difícil, porque la situación económica y las nuevas
disposiciones de la política migratoria los ponen en franca desventaja. Me
expresaron su temor por las redadas y deportaciones masivas que ha emprendido
el gobierno de Donald Trump, sobre todo entre la comunidad hispana. Y eso
sucede cada día.
Pero también escuché muchas voces de
confianza. Los veracruzanos, en cualquier parte de los Estados Unidos de
América –y particularmente en la zona de Los Ángeles-, son una comunidad que se
ayuda y se respeta. Los niños y jóvenes acuden a la escuela y se emplean en
trabajos que les ayuda a la economía familiar. El cambio generacional es
evidente: cada vez son más y mejor preparados.
Durante este evento, me dio mucho gusto
coincidir con los alcaldes electos de Xalapa, Hipólito Rodríguez (Morena); de
San Rafael, Luis Daniel Lagunes (PAN/PRD); de Teocelo, Mario Chama (PES); y de
Coscomatepec, Serafín González (PAN/PRD). A ellos, mi afecto y reconocimiento
por el compromiso que adquieren con nuestros paisanos radicados en el país
vecino.
A todos nos reúne la solidaridad con nuestros
paisanos y el interés por mantener vigentes los vínculos con nuestra tierra, y
frente a eso, no puede haber diferencias políticas.
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