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Miguel olvida los días de violencia *
Seguridad Pública sólo para ellos * La
represión y la vida oscura de Renato *
Santiago Nieto, cesado de la Fepade * Su
inclinación a Morena * CAEV: Emily pasó
a contabilidad * Carranza: como si fuera
robot * July y sus mensajes * Reportera invasora y de instintos matones
Mussio Cárdenas
Arellano | 25 octubre de 2017
Tribuna Libre.- Agrestes son los caciques, como los Tronco,
que hablan de la violencia como algo lejano, y del atraso de sus pueblos, y de
los ejecutados de importación, a los que les arrancan la vida en otras parcelas
y los vienen a arrojar aquí, como si ellos no tuvieran nada que ver.
Cínicos son los Tronco, y Miguel Ángel más,
cuando ven el caos social, el atraso, la podredumbre política de hoy y no se
asoman al pasado de apenas antier, cuando su incipiente cacicazgo en Las
Choapas, convirtió en un infierno al último confín de Veracruz.
Por el feudo de los Tronco, el suelo
choapense, se tejen negocios grandes y sucios, el de la droga y el tráfico de
migrantes, el trasiego que se da en la zona rural y la extorsión a los
indocumentados que van a pie o sobre el lomo de “La Bestia” queriendo vivir el
sueño americano mientras no salen de la pesadilla mexicana.
Son rudos estos caciques en ciernes con el
desvalido y el ciudadano de a pie, pero vulnerables y perseguidos cuando
enfrentar a los que detentan poder.
A falta de Renato, que aún anda a salto de
mata, perseguido por la ley, acusado aún del crimen del ex regidor panista Alfredo
Pérez Juárez, el que debe decir las sandeces es Miguel Ángel Tronco Gómez, cuya
la alcaldía le llegó no por ser el mejor candidato sino por no tener contra
quién competir.
Cuenta Miguel Tronco, por ejemplo, que en Las
Choapas hay “mucha deuda pública”, y un retraso social cañón en los caminos, y
rezago en educación, y ni qué decir de la méndiga inseguridad.
“Ya nos agarraron hasta de basurero al
municipio de Las Choapas”, dice el alcalde electo tras ver que los ejecutan
fuera de Veracruz y los vienen a arrojar al municipio que Renato Tronco, su
hermano, a través de él, volverá a gobernar a partir del 1 de enero de 2018.
Ah qué los Tronco. Son de memoria corta y
cola larga.
O de cinismo descomunal.
Hay en Las Choapas un antes y un después. Un
antes de Renato y un después de Renato. Un Las Choapas en manos del
sindicalismo petrolero, el de Carmen Soberano, el de Onésimo Escobar, el Napo,
Charles Treviño y achichincles que gobernaron a su alrededor. Y un Las Choapas
de horca y cuchillo, excesos y disparates, que le dieron al tórrido suelo
choapense estatus de territorio sin ley.
Renato, el prófugo, habrá aprendido que en
política lo que parece no es. Y que la ley de la atracción a menudo es el
artilugio de los poderosos para liquidar a sus rivales… por muy caciques que se
crean.
Miguel Tronco, que sólo es un peón de las
locuras de su hermano, sólo observó cómo Fidel Herrera, en los días de la
plenitud del pinche poder, jodió a Renato.
Día a día, Renato Tronco enfrentaba a Fidel.
Lo acusaba del abandono en Las Choapas y lo trataba como el tirano que
realmente es, pero sin advertir que una cosa son los rugidos del gigante y otra
los pujidos del gusano.
Perpetrado el crimen de Alfredo Pérez Juárez,
la autoría se centró en Renato, un policía, un “aviador” incondicional y un
matón. Y el entonces alcalde como cerebro del asesinato.
Lo salvó desde el Congreso de Veracruz,
cuando los diputados del PAN le dieron vía libre a la impunidad.
Desde entonces Renato fue fidelista. “Mi
mejor guerrero en el sur”, le decía Fidel. Y el bruto se lo creía.
Pasó de la alcaldía a la diputación local por
el distrito 30, el Coatzacoalcos Rural, y de nuevo a la presidencia municipal
de Las Choapas, con el voto de los que disfrutaron de los excesos, las
ocurrencias, el atropello a la ley y la impunidad que le otorgaba Fidel.
Con poder, los Tronco apalearon al pueblo,
los que se apostaban frente al palacio y ejercían su derecho a la protesta.
Con poder, los Tronco se adueñaron del
erario, los dineros públicos, las obras de origen federal, asignando contratos
a la Unión de Ejidos 25 de Abril, la plataforma en que Renato se trepó para
subir a la cima —o la Colina del Ratón— y desde ahí caer.
Con poder, los Tronco sintieron el cielo en
sus manos, el PRI y la oposición en la bolsa, ganaderos y empresarios orbitando
a su ritmo, con un gobernador cómplice, líderes políticos lacayos, diputados
sumisos y un senador, Héctor Yunes Landa, pactando con un rufián.
Sus tiempos de diputado son históricos. En el
primero lo acusaron del crimen de Alfredo Pérez Juárez y al convertirse a la
fidelidad, la libró. En el segundo se trastornó: llegó a caballo al Congreso de
Veracruz; quiso disponer del personal como si fuera el dueño del Poder Legislativo;
se exhibió en autos de lujo; convocó a un certamen para hallar doble —como si
las lacras se pudieran clonar— y terminó convertido en un “aviador” que sin
trabajar sólo llegaba a cobrar sus quincenas.
Así hasta que le revivieron el crimen de
Alfredo Pérez Juárez y tuvo que huir.
Recordó entonces que los gusanos sólo pujan.
Pasa por sus manos la sangre de un regidor
panista que vislumbró sus ansias de poder y lo exhibió. Una bala lo mató.
Pasan por las manos de este Tronco la sangre
de otros choapenses que lo quisieron increpar, los que sufrieron la represión
policíaca en el parque Benito Juárez; los que fueron levantados, trepados en
una patrulla, madreados en la cárcel municipal.
Pasan por las manos de los Tronco la sangre
de decenas de víctimas, buenas y malas, halladas en fosas clandestinas,
incluido el periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, reportero de Notisur,
colaborador de Liberal y La Red, levantado en su hogar de Villa Allende, municipio
de Coatzacoalcos, hallado en la colonia J. Mario Rosado, uno de los feudos de
Renato.
Pasa por Renato hasta el gusto por las chicas
prohibidas, a las que no debió siquiera mirar por respeto a los clanes
políticos con los que solía tratar.
Qué caos social, se duele Miguel Ángel
Tronco, el personaje segundón que habrá de servirle a Renato para volver a
gobernar Las Choapas.
Qué caos, sí, pero gestado por el tronquismo
y los cómplices que los adulan y los pillos que desde el poder, en los tiempos de
Fidel y el desgobierno de Javier Duarte, siempre los encubrieron.
Qué desastre con la inseguridad, resume el
hermano cómodo de Renato.
Memoria corta la del holograma de cacique y
su hermano prófugo. Habrán de revisarse aquellos episodios en que las patrullas,
los policías, el equipo de radio, la logística dispuesta por la Secretaría de
Seguridad Pública de Veracruz servía como seguridad personal, al servicio de
Renato y su esposa, Renato y sus hijos, Renato y sus hermanos, Renato y sus
negocios.
Y que los choapenses se jodieran con los
malos y los malosos, los narcos y los secuestradores.
En el más remoto de los confines de Veracruz,
Las Choapas, el tronquismo dejó que su territorio fuera zona de paso del narco
y los traficantes de ilegales, de la trata de nenas y la zona de los muertos en
las fosas clandestinas.
Sus ranchos y parcelas en la zona colindante
con Tabasco, Chiapas y Oaxaca, fueron también escenario minado, con los muertos
junto al camino o bajo un montículo de tierra, unos enteros y otros
desmembrados.
Agrestes son los caciques, rudo su lenguaje,
infame su mentira. Simula Miguel Ángel, simula Renato que la violencia llegó
con otros, no con ellos.
Corta su memoria, larga su cola, abundante la
sangre.
De novela.
Archivo muerto
Solía filtrar, violar la secrecía, usar las
denuncias para golpear, y mentir sobre sus ligas con el PRD. Y al final se fue.
Santiago Nieto deja la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos
Electorales (Fepade), supuestamente tras recibir la presión del ex director de
Pemex, Emilio Lozoya Austin, por un soborno de 10 millones de dólares para
favorecer a la empresa Brasileña Odebrecht, dinero que habría parado en
campañas priistas, incluso la de Veracruz en 2010, o sea la de Fidel
Herrera-Javier Duarte. Sábese que hay otra razón mayor: su inclinación y sus
vínculos con operadores de Andrés Manuel López Obrador. Uno de ellos, Miguel
Barbosa, senador del PRD primero y servil a Morena hoy, aunque en el ínter haya
sido de los que le suscribió el Pacto por México a Enrique Peña Nieto. Otro, el
ex consejero el IFE, Jaime Cárdenas, luego diputado federal, personaje
brillante, de las huestes de lujo del Dios Peje. Ahí, más que en el caso
Odebrecht, estaría la razón real de su salida de la Fepade. Santiago Nieto es
el que insistía en enjuiciar a la ex diputada morenista Eva Cadena Sandoval por
el caso de los dineros para su campaña y para AMLO, según el contenido de
varios videos difundidos por el periódico El Universal, cuya naturaleza los
hizo “pruebas ilícitas”. Obvio, el Peje quedaría más limpio que el agua
bendita. Santiago Nieto es el que aprieta a Rafael Abreu Ponce, ex director de
la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos —o CAEV—, por el
caso Yúnete, la entrega de despensas a damnificados del sismo. Y es el que ni
un dedo movió contra Rocío Nahle García, la coordinadora de Morena en San
Lázaro, también por repartir apoyos a damnificados, usando el nombre del
pejepartido y su emblema en las camisetas de sus agremiados. Destituido por la PGR,
Santiago Nieto apelará al Senado para retener la Fepade. Ha de creer que su
cese y sus consecuencias no fueron bien calculados en Los Pinos. Seguro,
seguro, ahí lo van a respaldar los adversarios del Peje… Precisión: Emily
Páramo no dejó la CAEV Coatzacoalcos. Pasó del área de cajas de cobro a la de
contabilidad. O sea, la limpia es simulada. Emily, cuyo ex ofrecía arreglos a
usuarios con rezagos, vía Facebook, es la pieza más cercana al ex subdirector
Comercialización, Félix López Ramón, el que saliera luego de la caída de Rafael
Jesús Abreu Ponce. Si alguien conoce cómo se realizaban las “quitas” de
recargos y gran parte del consumo de los usuarios, es Emily Páramo. De los
coyotes también sabe cómo operan. Se van los jefes y permanecen sus operadores.
Se fue Félix pero como si ahí estuviera… Efraín Martínez ya deshojó su
margarita. Le dice adiós a la esposa del ex presidente Felipe Calderón,
Margarita Zavala Gómez del Campo, tras su renuncia al PAN bajo el alegato de
que en la lucha por la candidatura presidencial no hay piso parejo. Efraín, a
la sazón regidor panista en Coatzacoalcos, coordinaba la agrupación Yo con
México, la plataforma de la ex primera dama de México. Cuentan que un día le
aconsejaron no llorar de más a los muertos (políticos) y que habría que
dejarlos ir. Y así lo hizo con Margarita. Le aplicó la tanatología. “Nosotros
aún no tenemos ninguna invitación y tampoco la idea de abandonar el partido.
Nosotros somos institucionales, nos debemos al PAN y continuaremos dando la
batalla desde adentro”. Y que se sepa, no hay un sólo panista en Coatzacoalcos
que haya secundado a doña Márgara. El éxodo tendrá que esperar, si es que lo
hay… Quién sabe en otros municipios, pero en Coatzacoalcos Morena ya tiene su
alcalde robot. “No mentir, no robar, no traicionar”, repite cada tres minutos
Víctor Manuel Carranza Rosaldo, edil electo del que sólo se espera que siga
órdenes y dictados, manejado por sus tres mujeres. A toda pregunta, responde
como puede el futuro alcalde. E invariablemente, cuando se le acaba la cuerda,
repite su “no mentir, no robar, no traicionar”. Es un pejebot sin inteligencia
artificial. “No mentir, no robar, no traicionar” y otra vez “no mentir, no
robar, no traicionar”. Si así va a gobernar Coatzacoalcos, esto va a terminar
en el diván del psiquiatra… Muy agobiada, July Sheridan emula a Renato Leduc
con la sabia virtud de conocer el tiempo. Eso, dice, es lo que le falta,
tiempo. Por eso no responde los mensajes, que son una enormidad, que le saturan
el buzón de sus redes sociales. Cuenta en Facebook su gran dilema, responder o
no responder. En qué cosas pierde el tiempo la diputada local de Morena por el
distrito de Minatitlán. De por sí, sus clases de analfabetismo son
desgastantes. Las de dicción, ni se diga. Las de lectura de comprensión, igual.
Las de baile con diputados del PAN, únicas… ¿Quién es esa reportera de
Minatitlán, implicada en la invasión de casas del Fonden, que grita y pregona
que si se encuentra al corresponsal del Liberal, Alfredo Estrella, le pasa el
auto encima? Ah chingá. No sólo invasora sino también matona…