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Fue cuestión de horas para que el PRI le
abriera los brazos a Javier Lozano Alarcón, un hijo pródigo que en 2005 decidió
aliarse al PAN, y luego se convirtió en uno de los colaboradores más cercanos,
y también polémicos, del Presidente panista Felipe Calderón Hinojosa.
*Cinco
años antes, en el 2000, ocupó el puesto que hoy tiene en el equipo del
precandidato priista José Antonio Meade Kuribreña: fue vocero de la campaña del
priista Francisco Labastida Ochoa, quien el 2 de julio de ese año se convirtió
en el primer candidato del tricolor en perder la elección presidencial desde la
creación de ese instituto político en 1929.
Ciudad de México. | 18 enero de 2018
Tribuna Libre.- Lozano Alarcón se fue del PRI por un tiempo,
pero en realidad nunca lo dejó del todo. Sus propios compañeros en el
blanquiazul señalaron –con más insistencia en los últimos meses– que Lozano era
cosa aparte, que su agenda era distinta a la del resto de los panistas. Y así
lo demostró con sus acciones, declaraciones y votos desde la Cámara de
Senadores.
Actualmente está de lleno en la precampaña
del PRI y no exento de controversias, un escenario donde se mueve habitualmente
pues alimenta pleitos y debates en todos los niveles.
En las próximas semanas se verá si la
presencia de Javier Lozano le hará bien a Meade, o terminará entregando los
resultados que apabullaron al PRI en 2000, cuando los mexicanos lo echaron de
Los Pinos.
Javier Lozano Alarcón acumula, en casi tres
décadas de ejercicio político y como funcionario público, una larga cauda de
controversias y acusaciones que se derivan de los servicios que ha prestado
para los gobiernos federales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y
también del Partido Acción Nacional (PAN).
Nacido el 21 de noviembre de 1962 en la
ciudad de Puebla, abogado por la Escuela Libre de Derecho, ocupó puestos tanto
en los sexenios priistas de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce
de Léon, como en el de Felipe Calderón Hinojosa, quien el 21 de noviembre de
2006 anunció que Lozano Alarcón se desempeñaría como su titular de la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Hoy, luego de más de un sexenio de militancia
panista ha vuelto al redil: desde el 10 de enero pasado es vocero de la
precampaña presidencial de José Antonio Meade Kuribreña, candidato del PRI, un
cargo que le ha valido críticas de sus ex correligionarios, pero también
aplausos del grupo de senadores panistas simpatizantes de Calderón Hinojosa, y
ahora también de Meade Kuribreña, ex titular de la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público (SHCP).
No es la primera vez que Lozano es vocero de
un candidato presidencial; ocupó ese mismo puesto en la campaña de Francisco
Labastida y al mismo tiempo buscó ser Diputado federal. Javier Lozano perdió
ambas elecciones.
Sin embargo, la polémica que el actual
Senador ha levantado entre políticos, grupos sociales y ciudadanos no le es
ajena. En tres décadas, Lozano ha alimentado la controversia y la animadversión
de propios y extraños, quienes lo consideran un político “duro entre los
duros”.
Su carrera inició durante la administración
de Carlos Salinas de Gortari, quien a partir de septiembre de 1989, le asignó
la Dirección de Autorización y Control del Crédito Externo Privado de la
Secretaría de Hacienda, cuando ésta era encabezada por Pedro Aspe Armella.
Después se convirtió en coordinador de asesores del subsecretario de
Normatividad y Control Presupuestal y posteriormente ocupó el cargo de director
general de Normatividad y Desarrollo Administrativo en la Subsecretaría de
Egresos.
Luego, con Ernesto Zedillo como Presidente,
Lozano llegó a Petróleos Mexicanos (Pemex) para ocuparse como Contralor General
corporativo. En enero de 1995, cuando Carlos Ruiz Sacristán era Secretario de
Comunicaciones y Transportes, se convirtió en Oficial Mayor y en agosto de 1996
pasó a ser subsecretario de dicha dependencia. Después presidiría, por más de
un año [de abril de 1998 a mayo de 1999], la Comisión Federal de
Telecomunicaciones (Cofetel).
Diódoro Carrasco Altamirano –entonces priista
y hoy panista, quien actualmente se desempeña como Secretario General de
Gobierno de Puebla–, cuando estaba al frente de la Secretaría de Gobernación
(Segob) nombró a Lozano subsecretario de Comunicación Social el 26 de mayo de
1999, en sustitución de Emilio Gamboa Patrón. Ese mismo día, Jesús Murillo
Karam fue designado subsecretario de Gobierno y Jorge Tello Peón lo fue de
Seguridad Pública. Los cambios se debían a que varios funcionarios de la
administración zedillista habían decidido sumarse a la precampaña de Francisco
Labastida Ochoa en busca de la candidatura priista a la Presidencia.
En enero de 2000 empezaron a definirse los
candidatos priistas a diputados federales y senadores por Puebla. Lozano logró
hacerse de la candidatura a Diputado por el distrito 11, por lo que el 29 de
marzo de ese año fue sustituido por Gabino Cué Monteagudo –ex priista y luego
Gobernador de Oaxaca por una alianza entre el PAN, el Partido de la Revolución
Democrática (PRD), Convergencia [ahora Movimiento Ciudadano (MC)] y el Partido
del Trabajo (PT)– como vocero de la Segob.
La elección presidencial de julio de 2000 fue
la primera que el Partido Revolucionario Institucional perdió desde su
fundación en 1929. Labastida fue derrotado y Lozano también perdió en su
primera vez que buscó un cargo de elección popular.
Tras el fracaso, encontró un lugar en el
Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, encabezado entonces por Dulce María
Sauri Riancho, como coordinador de Prensa. En su nuevo papel, criticó la
estrategia de comunicación de la campaña de Labastida, particularmente la idea
del “nuevo PRI”.
“Lo que pasó con el nuevo PRI fue que nos
sirvió mucho en la contienda interna, pero luego en la campaña no fue algo que
pudiéramos reivindicar o demostrar con hechos, incluso fue contraproducente
hablar del nuevo PRI cuando no hubo una renovación al interior del partido para
poderlo demostrar ante la sociedad”, declaró el 26 de julio de 2000.
Como su vocero, Lozano fijó la postura del
partido ante la posibilidad de que el panista Vicente Fox Quesada, ganador de
la contienda presidencial de 2000, incluyera a priistas en su gobierno.
“El CEN del PRI les hace un respetuoso
llamado a que, en conciencia, valoren desde un punto de vista ético y político
la pertinencia de aceptar dicha encomienda”, dijo el 30 de agosto de 2000.
Luego, Lozano cambiaría de posición y aceptaría ser funcionario de un Gobierno
panista, el de Felipe Calderón.
Como Secretario del Trabajo de Calderón,
Javier Lozano también arremetió en 2012, y en plena campaña electoral, contra
el entonces candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto.
“Estamos ante lo peor del PRI, lo más rancio.
El nuevo PRI no tiene más que la edad de algunos de sus personajes. De mañas y
de trampas tienen las peores del pasado. Inmorales, autoritarias,
irresponsables. Espero que la sociedad se dé cuenta a tiempo de quién es
quién”, declaró entonces.
CALDERONISMO
Y ESCÁNDALOS
El 1 de diciembre de 2006, el poblano asumió
como Secretario del Trabajo y Previsión Social del sexenio calderonista, que
sería también donde alcanzó su máxima influencia, y también donde sumó
escándalos que, hasta hoy, pesan en el ánimo de políticos y ciudadanos.
Lozano conoció a Calderón en la Escuela Libre
de Derecho en 1981. Más de dos décadas después se volverían a encontrar en la
Ciudad de México, en marzo de 2003, cuando el primero se desempeñaba como
representante del Gobierno de Puebla –encabezado entonces por el priista
Melquiades Morales Flores– y Calderón Hinojosa trabajaba en Banobras.
Ese mismo mes Lozano renunció al PRI y empezó
a tener contacto con personajes cercanos a Calderón, quienes tiempo después
formarían parte de su equipo de campaña en busca de la Presidencia. A la postre
Secretario del Trabajo, el hoy Senador se desempeñó como coordinador del
“cuarto de guerra” de la campaña de Felipe Calderón y, tras la elección del 2
de julio de 2006, como coordinador del área de Análisis Sectoriales del equipo
de transición. Así se convirtió en uno de los nueve integrantes más importantes
de dicho grupo.
Un perfil del entonces panista, publicados en
SinEmbargo en agosto de 2012, consigna sus escándalos en el sexenio
calderonista.
En julio de 2007 fue protagonista del
escándalo con el empresario Zhenli Ye Gon, un narcotraficante de origen chino
quien acusó a Lozano Alarcón de haberlo amenazado con la famosa frase “coopelas
o cuello”. Ye Gon, quien se encontraba prófugo de la justicia en Nueva York por
acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero, lo acusó de haberlo
extorsionado para guardar los 205 millones de dólares que se encontraron en su
domicilio; ese dinero, dijo, era para la campaña presidencial de Calderón
Hinojosa en 2006, cosa que, por supuesto, Lozano negó.
Como titular del Trabajo también fue el
responsable de los conflictos con el sindicato minero, de la requisa de Luz y
Fuerza del Centro (LFC), lo que generó el conflicto social con el Sindicato
Mexicano de Electricistas (SME), y de la quiebra de Mexicana de Aviación, entre
otros temas que aún generan malestar social.
También, en junio de 2007, se enfrascó en una
guerra de declaraciones y cartas con el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal,
Marcelo Ebrard Casaubón, a quien le exigió aplicar la Ley a los maestros de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que mantenían un
plantón en el Zócalo capitalino.
Ya como aspirante al Senado de la República
–escaño que alcanzó el pasado 1 de julio de 2012–, el poblano fue el encargado
de fijar la posición del PAN frente a las declaraciones del ex Presidente
Vicente Fox Quesada, quien abiertamente pidió el voto de los mexicanos para el
entonces candidato priista Enrique Peña Nieto.
En un comunicado, Lozano Alarcón no escatimó
en calificativos para Fox: lo llamó “miope”, por hablar de déficit de empleos
sin considerar la crisis internacional; “irresponsable”, por pedir que se
legalicen las drogas sin considerar el envenenamiento en almas y cuerpos que
provocaría; “injusto”, al decir que con Felipe Calderón regresó la pobreza;
“torpe”, al considerar que la alternancia implica que después de dos gobiernos
el partido en el poder se haga a un lado, e “ingrato”, por no defender la
permanencia del PAN. Otros de sus adjetivos fueron: “cínico”, “cobarde”,
“miserable”, “convenenciero” y “porro” de Peña Nieto.
Además, el entonces titular del Trabajo fue
acusado por el dueño y presidente de MVS, Joaquín Vargas, de amenazarlo en
febrero de 2011 con “olvidarse” y mandar “a la chingada” el proyecto de la
banda 2.5 Gigahertz, si recontrataba a la periodista Carmen Aristegui, quien
días antes había lanzado una pregunta sobre el supuesto alcoholismo de Felipe
Calderón.
Zhenli
Ye Gon.
Fue en 2007, durante una entrevista en la prisión, el empresario chino Zhenli
Ye Gon, denunció que Lozano lo había amenazado con la –ahora famosa– frase
“coopelas o cuello”.
Ye Gon, quien se encontraba prófugo de la
justicia en Nueva York por acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero, lo
acusó de haberlo extorsionado para guardar los 205 millones de dólares que se
encontraron en su domicilio; ese dinero, dijo, era para la campaña presidencial
de Felipe Calderón Hinojosa en 2006.
Lozano negó todo y aseguró que demandaría al
empresario por difamarlo.
Los
sindicatos.
Como titular del Trabajo también fue el responsable de los conflictos con el
sindicato minero, de la requisa de Luz y Fuerza del Centro (LFC), lo que generó
el conflicto social con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y de la
quiebra de Mexicana de Aviación, entre otros temas polémicos y que aún generan
un enorme malestar social.
Javier Lozano participó en la decisión de
extinguir Luz y Fuerza del Centro, lo que dejó sin empleo a 44 mil 300
trabajadores.
Luego, en el quiebre de Mexicana de Aviación,
de ahí salieron otros 8 mil trabajadores despedidos.
Respecto al sindicato minero, la Secretaría
del Trabajo no reconoció el liderazgo de Gómez Urrutia, a pesar de que los
trabajadores le anunciaran su intención de realizar un paro. Lozano respondió
con una revisión de la documentación del sindicato y la legalidad de la
reelección de líder. Finalmente se les negó la toma de nota.
Relación
con huachicoleros.
En septiembre de 2017, se publicó una foto en la que Lozano aparece en una fiesta
con el presunto capo del huachicol en Puebla, Othón Muñoz Bravo, “El Cachetes”,
líder detenido el 20 de agosto
En la foto aparece departiendo con el actual
Senador del PAN, Javier Lozano Alarcón y el ex Diputado federal Néstor
Gordillo. Lozano sentado a la derecha de “El Cachetes” y a Néstor Gordillo
frente a él, en la mesa también se encuentra el ex magistrado marinista, Carlos
Loranca.
Hace más de 10 años “El Cachetes” fue pionero
en la extracción del hidrocarburo en Veracruz y entregó a Los Zetas su negocio
ilícito luego de haber sido extorsionado y por temor a que lo asesinaran. Él,
junto con su hermano Rodrigo, migraron a Puebla durante el sexenio de Mario
Marín Torres y fueron acogidos desde entonces por las familias en el poder.
La amenaza de robar. En enero de 2017, México
se enfrentaba al gasolinazo y el debate del salario mínimo entraba a su segundo
año de ser un tema permanente. En eso, los salarios de los funcionarios eran un
tema que incendió más los ánimos.
Lozano Alarcón se mostró en contra la
reducción de su salario y afirmó que es el ingreso de lo que él vivía.
“Yo vivo de esto, esa demagogia de decir con
mucho gusto doy la mitad de mi salario, ¿y luego a robar o qué?”.
Y ahí dejó otra de sus famosas frases.
(SinEmbargo)