Héctor
Yunes Landa | 05 marzo de 2018
Tribuna Libre.- Ayer domingo, el Partido Revolucionario
Institucional celebró el 89 aniversario de su fundación. Y lo hizo en medio de
un proceso electoral que tiene condiciones inéditas, no sólo en su nivel de
competencia sino también en las reglas a las que se deben someter los partidos
políticos, principalmente en lo que se refiere a la equidad de género y la
fiscalización de gastos.
Hablar del PRI no es una empresa sencilla. La
historia es larga, los aciertos muchos, pero también se cuentan errores que han
contribuido al rechazo social en algunos sectores de la población.
Es innegable que el PRI es el partido
político que más ha contribuido a la historia de México: desde la creación
institucional del gobierno tras la revolución mexicana, el crecimiento
sostenido del desarrollo estabilizador –que incluye a los principales
organismos sociales del país-, hasta las reformas estructurales, cuyos
resultados aún estamos por conocer.
Con razón, muchos plantean el hecho de que
cualquier otro partido en el gobierno también hubiera creado nuestras
instituciones a lo largo de estas décadas, como ha sucedido en otros países.
Sin embargo, la realidad es que quien las formó fue el Partido Revolucionario
Institucional.
Innegable también es el hecho de que a pesar
de sus conflictos y contradicciones, el PRI ha dado a México posibilidad de
establecer un sistema político democrático; tal vez esa sea su mejor herencia.
Nuestro país no pasó por el terrible conflicto de regímenes militares como en
América Latina o las eternas dictaduras que aún persisten; a cambio de ello,
fue construyendo de manera pacífica –junto con otras fuerzas políticas- el
sistema político que hoy tenemos.
Como el resto de los partidos políticos en
México, pasa por una etapa compleja ante una sociedad cada vez más demandante y
mejor informada. Hoy la principal aspiración del PRI no es lograr la unanimidad
de criterios –lo que nos asemejaría a un Estado autoritario- sino seguir siendo
la expresión política con la que se identifiquen la mayoría de los mexicanos.
Y esta aspiración la sustenta con una nueva
responsabilidad social, donde debe actuar de manera enérgica en contra de la
corrupción y la deshonestidad de muchos quienes llegaron al gobierno como sus
candidatos. En ello no debe haber simulación ni complacencia.
La elección presidencial de 2018 representa
un reto muy particular a los partidos políticos y a los ciudadanos: hacer que
las promesas y las aspiraciones se conviertan en una efectiva acción de
gobierno. El problema de nuestro sistema de partidos es que a pesar de que los
ciudadanos tienen una visión muy clara de sus demandas y el gobierno que
necesitan, no encuentran quien los represente.
¿A qué aspiran los ciudadanos? A un México
con instituciones públicas fuertes, capaces de regular la convivencia de los
ciudadanos, las empresas y el gobierno. Un gobierno que garantice el Estado de
Derecho y el correcto ejercicio del poder público, evitando el abuso de los
poderes público y privado en contra de los mexicanos más vulnerables.
En el norte o en el sur, los mexicanos desean
gobiernos éticos, abiertos, transparentes y capaces de resolver los problemas
de la inseguridad, la impunidad, la corrupción, la desigualdad y la pobreza. Un
México donde se viva en paz. Ni la corrupción esbozada en una falsa honestidad,
ni el pragmatismo autoritario, ni las monarquías regionales que debilitan
nuestra democracia son una opción para el momento que vive el país.
Por eso es que el PRI ha apostado en esta
elección presidencial por José Antonio Meade, un candidato que tiene la
experiencia profesional y el conocimiento para realizar un proyecto de nación
que responda al anhelo de los mexicanos. No debemos permitir que mientras el
mundo acelera su camino al desarrollo, en México divaguemos en la disputa
estéril de los grupos que luchan por el poder.
Para mí, es una distinción ser el responsable
de la campaña de Pepe Meade en el estado de Veracruz. Es una tarea que
desempeñaré con pasión y responsabilidad, porque estoy convencido que se trata
del mejor hombre para cumplir con esta aspiración de los mexicanos, lo que
implica además, que Veracruz recupere el orden y el crecimiento.
Ayer el PRI cumplió años. Y a pesar de los
achaques propios de su edad, goza de cabal salud. Vamos a ganar la Presidencia
con un hombre limpio que representa lo mejor de los mexicanos.
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