José
Miguel Cobián Elías | 01 septiembre de 2018
Jacinto Romero Flores
Tribuna Libre.- El viernes 31 de agosto un amigo me compartió
información supuestamente científica, que afirmaba que el cáncer se combate con
amor. Cuando leí la información me
espanté en varios sentidos, el primero era la posibilidad de que alguien fuera
tan ignorante que pudiera creer que los seres humanos vibramos en frecuencias
de 1 a mil…. Así nada más, no dice si por minuto, por segundo, por hora o por
día… En plan de burla pedí a mi amigo,
que por favor le preguntara a su fuente, en qué país del mundo está la máquina
que mide la frecuencia con que vibra cada ser humano.
Pero después reflexioné. Si alguien cree esta parrafada, pensará que
quien muere de cáncer es porque sus células no tuvieron suficiente amor. Es decir, causará una culpa falsa en sus
familiares y amigos cercanos, que no supieron expresar su amor ya no por la
persona, sino por las células de la persona.
Algo totalmente absurdo y criminal en su difusión, pues en personas
crédulas puede causar sufrimiento innecesario, como culpa, o peor aún,
abandonando un tratamiento para recibir amor.
En los últimos días ha habido un par de
linchamientos de personas que son acusadas en base a rumores generados en la
misma población desde ser ladrones de niños, secuestradores, etcétera. Y la población le cree a quien afirma tal
cosa, se convierte en un frenesí el rumor y en poco tiempo, todo mundo está
seguro de una afirmación falsa, al grado de se convierten en asesinos unos
sencillos y amables habitantes. Si esto
no te convence de los riesgos de las mentiras en redes e internet, nada lo
hará.
Veo con pena en redes sociales, como algunos
funcionarios municipales mueren por ser el primero en compartir cualquier
chisme, sin corroborarlo y sin considerar que al ser autoridad, gozan de cierta
credibilidad que no pueden malgastar difundiendo noticias falsas, sólo porque
en su mente pequeña, se enorgullecen de ser los primeros en compartir cualquier
cosa, aunque sea mentira y no comprobado, como sucedió apenas con una dama que
padecía de sus facultades mentales y que habían señalado como ladrona de niños,
incluyendo su foto en la información de whatsapp.
Recuerdo cuando el propio gobernador Miguel
Ángel Yunes nos informó que se había aplicado Avastin, un anticuerpo monoclonal
a menores de edad, pero no la fórmula real, sino un placebo que consistía en
agua nada más. Acusando a Javier Duarte
de haberse enriquecido a costa de la salud de niños con cáncer. Jamás escuché al gobernador informar a la
población que la información que él había proporcionado era falsa. Quiero pensar que un colaborador suyo se la proporcionó
sin corroborarla. Jamás escuché que
dijera que ese medicamento jamás lo hubieran recetado los médicos veracruzanos
del sector salud a menores de edad, pues está contraindicado, es decir
prohibido su uso en niños. Jamás nos
informó que tanto la Secretaría de Salud como el propio laboratorio realizaron
una investigación y al parecer encontraron una ampolleta con medicamento
apócrifo, pero jamás hubo la mínima prueba de que ese medicamento apócrifo se
hubiera aplicado a algún paciente, menor o mayor de edad.
Apenas circula una carta denostando al
gobernador de Veracruz, supuestamente firmada por Francisco Ávila Camberros,
que tuvo que emitir una carta aclarando que él no la había escrito.
Los mexicanos somos tan ignorantes que le
creemos a los anónimos de las redes sociales, o a las publicaciones que
encontramos en internet, sin considerar
que detrás de cada publicación hay un ser humano, y que ahora hay que verificar
la credibilidad y seriedad del sitio que publica la noticia para saber si es un
medio serio o un ciberpasquín, que vive de publicar denostaciones pagadas, o
chantajear para no denostar a un personaje público.
Recordemos que habría una magna mega ultra
enorme devaluación si ganaba AMLO. O las
tonterías que ahora se publican, que la gasolina bajará de precio el uno de
diciembre, o que se acabará la corrupción ese día, como si asumir la primera
magistratura convirtiera en mago al presidente en turno.
Leo de curas milagrosas, de cambiar el PH de
la sangre con un elemento alcalino y un elemento ácido mezclados. Llegan remedios para la úlcera que consisten
en beber jugo de limón (que agudiza y agrava los síntomas de la úlcera), en
fin, un sin fin de tonterías, que se manejan todos los días, y que algunas
personas ignorantes de los riesgos que corren llevan a la práctica.
Incluso me doy cuenta de que en México nos
molesta que nos llamen ignorantes, cuando en realidad, todos lo somos en
muchísimos temas. Ignorante es la
persona que no sabe. Si hoy hablamos
de lupus, me declaro un ignorante. Eso
no significa que seas un ignorante en todo, sólo en el tema de que se trata.
Por ejemplo, mencionar que el 99.9% de los
mexicanos somos ignorantes del tema y no debemos participar en la consulta
sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, molesta a
muchas personas que se sienten orgullosos de ser consultados, sin ser capaces
de entender que no se debe aceptar dar una opinión sobre un tema que se
desconoce. A propósito salió un meme
divertido de unos médicos operando a un paciente del corazón, esperando los
resultados de una consulta popular sobre cómo operarlo. Así de ridícula es la consulta sobre el
NAICM. Hay decisiones que deben de
quedar en manos de los expertos. Y no se
deben consultar para justificar errores de campaña.
La mayoría de los mexicanos estamos felices
con el triunfo de morena, y entendemos que no todo lo que se ofreció en campaña
se podrá cumplir, a pesar de los comparativos que oficiosamente emiten quienes
quisieran ver fracasar un gran proyecto de Nación, entre lo que se dijo en
campaña y lo que se dice ahora que se enfrenta a la realidad del país. Incluso ahí, las noticias falsas y las
verdades a medias intentan únicamente hacer daño, en lugar de ser útiles.
Amigo lector, te invito a investigar un poco
más a fondo. Te invito a no creer todo lo que dicen las redes sociales, ni
tampoco a creer todo lo que veas publicado en internet.
Una mente crítica siempre cuestiona la
veracidad de lo que se le plantea, independientemente de los deseos
propios. Por ejemplo, yo sería feliz
si de verdad hubiera contacto con extraterrestres en el planeta, pero la
realidad dura y científica es que no ha habido contacto, ni prueba alguna de
visitas interestelares. En lugar de
buscar videos truqueados, o reseñas
falsas que avalen mentiras preferí leer las memorias de las reuniones que se
llevan a cabo periódicamente entre científicos tan deseosos como yo, de
encontrar pruebas de vida inteligente en otro planeta. Y así, dejé de creer en las mentiras
populares. Te invito a que hagas lo
mismo.