Ciudad de México. | 02 septiembre de 2018
Tribuna Libre.- La entrega del último informe de gobierno del
régimen priista y el arranque de la 64 Legislatura, se convirtió en “La noche
de los cínicos”, la noche de los reclamos, la noche de los resentimientos
expresados desde las curules de Morena, cuyos diputados, con la mitad del salón
de sesiones de San Lázaro bajo su control, dejaron claro que no habrá olvido.
Un Porfirio Muñoz Ledo, de mente ágil,
perspicaz e ingeniosa puso el tono desde el arranque: “la reconciliación es un
método para reconstruir juntos, pero no un subterfugio para olvidar. Nadie
puede abolir la historia, ejercemos tanto el derecho a la memoria como el don
de la tolerancia y acatamos el imperativo de la justicia. Esta es la hora cero
de la Nueva República”.
Ayotzinapa, Tlatlaya, la Casa Blanca, la
estafa maestra y los desaparecidos, fueron los reclamos que al unísono gritaba ayer
la oposición y hoy gobierno en San Lázaro: Morena.
El informe de Enrique Peña Nieto sobre el
estado que guarda la nación lo hicieron ellos, los morenistas, quienes
recitaron los agravios a la representante del PRI, Claudia Ruiz Massieu y le
restregaron varias veces a Dante Delgado Rannauro de Movimiento Ciudadano, su
cinismo y traición por no haber acompañado a Andrés Manuel López Obrador en su
tercera campaña presidencial y haberse sumado al PAN.
Ingenioso,
Muñoz Ledo llamó al orden:
“Hemos trascendido una época electoral.
Estamos en la hora de la reconstrucción nacional, no de una democracia
colérica”, les dijo para luego pedir respeto hacia ambos oradores.
No lo aceptaron. El tono envalentonado de la
expresidenta nacional el PRI y hoy senadora, Ruiz Massieu, los hacía olvidar a
cada momento los llamados de Muñoz Ledo. Incontrolables, sacaron pancartas,
gritaron, reclamaron e interpelaron. La rabia y el ansia de “justicia” los
llevó a levantarse de sus curules y no callar.
Perdida la Presidencia de la República, el
PRI se atrincheró en el Congreso. La senadora Claudia Ruiz Massieu, sobrina del
expresidente Carlos Salinas de Gortari posicionó por su partido y fue clara:
“el Congreso es la primera y última trinchera de la República, no lo
olvidemos”, parecía entonces dirigirse a sus pocos diputados (47) y (15 )
senadores.
Pero no, fue una advertencia hacia los nuevos
parlamentarios, los morenistas que lograron los 251 diputados; provocadora, sus
palabras los enardecieron: “porque somos gobierno, conocemos el egoísmo de la
oposición que todo rechaza sólo por consigna: nosotros no seremos eso”. Acababa
de recibir los primeros reclamos de Morena.
“No obstruiremos lo que sirva. Esas actitudes
son de partidos pequeños, y el PRI es un partido grande”, les dijo, aunque
tenga menguadas bancadas.
“La oposición no es marginal sino central; no
es prescindible sino indispensable; no tiene que ser antagónica pero sí
necesita ser vigilante”, advertía a los morenistas.
La rechifla fue subiendo de tono cuando
aclaró: “Llegamos a esta legislatura como partido de oposición, pero somos un
partido con visión de Estado”.
Pero su ánimo de dejarles claro quiénes son:
“legisladores con la mayor experiencia de gobierno, trayectoria en el servicio
público y conocimiento profundo de la administración”, desató la rabia y
malestar de quienes ahora serán gobierno, se levantaron de sus curules y
empezaron el conteo del 1 al 43 para rematar con la exigencia de ¡justicia! Y
¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!.
El grito surgió de la mitad del salón de
pleno, fue imponente, Ruiz Massieu calló mientras ocurría, pero enseguida, sin
achicarse siguió:
“Los priistas no somos mercenarios de la
política, que cambian de lealtades, de proyectos e incluso de ideología, tan
pronto como el poder cambia de manos”. La respuesta fueron rechiflas, los
destinatarios muchos, como el PVEM que anunció la ruptura de su alianza con el
PRI, el abandono del Panal en la contienda electoral y quien durante seis años
votó del lado de la fracción tricolor. O quizá del propio Dante Delgado,
dirigente de MC y a quien durante toda su intervención los morenistas acusaron
de “traidor y cínico”.
La
priista se dio el lujo de hacerles una recomendación a los morenistas:
“Ustedes pertenecen a un partido que pronto
estará en el gobierno, pero también pertenecen a un poder autónomo e
independiente de la República. En una democracia auténtica como la que ustedes
prometieron al pueblo de México, el poder legislativo es contrapeso, y eso
incluye a los grupos parlamentarios oficialistas, quienes también deben saber
decir que no, cuando así lo exija el interés de la nación”. La respuesta de la
bancada de Morena, no se hizo esperar: rechiflas y gritos de cínica.
Pero el momento cúspide de la priista y que
dio paso a un encendido discurso de Mario Delgado de Morena, fue cuando aseguró
que la “agenda” que el PRI impulsó en décadas, con Peña Nieto y que “ustedes
“rechazaron, les va a servir de andamiaje cuando sean gobierno”.
Mario
Delgado, coordinador de Morena no se aguantó y respondió al PRI.
“La sesión es para revisar el último informe
de Enrique Peña Nieto, dijo, pero más allá de los datos que contenga el
informe, me quedo con el balance que hizo la sociedad el 1 de julio con el
presidente más votado de toda la historia, Andrés Manuel López Obrador.
“O estamos en la noche de los cínicos o
parque que aquí hay varios partidos que no entendieron el mensaje. ¡se necesita
tener muy poca vergüenza para venir aquí a decir que por décadas han servido al
país cuando se han servido del país y lo han saqueado”.
Los
aplausos salieron de la bancada morenista.
“Entregan un país en ruinas, la gente se
cansó de vivir con miedo, de la violencia creciente, de los muertos que se
acumulan, de las extorsiones que se multiplican y del dolor insondable de las
familias de los desaparecidos”.
Más aplausos salidos de las curules de la
nueva mayoría parlamentaria.
Y le reviró a Claudia Ruiz Massieu, “¿nos
regalan andamiaje, una agenda progresista que nos va a servir?, la gente votó
en contra de eso, 30 millones de mexicanos votaron en contra de sus reformas
estructurales”.
Y enumeró lo que desde las curules se gritó
mientras subía a tribuna el representante del PVEM, Carlos Alberto Puente
Salas, Ricardo Gallardo de PRD y Dante Delgado de MC, porque al del PAN, Carlos
Romero Hick, lo perdonaron y lo escucharon.
“Nunca más un país de feminicidios, Tlatlaya,
Atenco, Aguas Blancas, Acteal, la desaparición de los 43; nunca más represión,
asesinatos de periodistas, defensores de derechos humanos, ambientalistas; no
más crímenes de odio, la justicia a las víctimas no será una asignatura
pendiente”, resumió Mario Delgado.
Finalizó exigiendo “justicia en el fraude
electoral de Puebla” y con su grito, “¡que viva la cuarta transformación”, los
morenistas estallaron en júbilo. Priistas y panistas se mantuvieron en
silencio.
Arrancó así la 64 legislatura en la que al
último informe presidencial del PRI lo recibieron con la advertencia de que “no
habrá olvido”.