José Miguel Cobián | 30 octubre de 2018
Tribuna Libre.-Todo comienza con la sospecha. De repente en
la mente algo no cuadra, algo no es normal.
Uno se pregunta si es que la cuarta transformación nos sorprende a
todos, y luego de repente comienza uno a atar cabos. Mire usted, siga el mismo camino que su
servidor y al final, recuerde que todo es hipótesis, que nada se puede probar
ni comprobar, que simplemente quedará su idea (si es que comparte la mía), como
de algo que pudo ser, una leyenda más de la picaresca política mexicana.
Se nos menciona una y otra vez que el poderoso
grupo de Atlacomulco está interesadísimo en que continúe la construcción del
aeropuerto en Texcoco, porque ellos están haciendo un gran negocio y harían el
mejor negocio de su vida con los terrenos aledaños.
Para los integrantes del grupo Atlacomulco pagar
quinientos millones de pesos para conservar sus grandes negocios es peccata
minuta. Nos convencieron de que
son cinco empresas poderosísimas las que se benefician de la construcción del
NAICM, hoy sabemos que cuando menos hay trescientas setenta y cuatro empresas
involucradas, pero son cinco las más grandes.
Esas cinco empresas más grandes tienen un poder económico impresionante.
Para cualquiera de ellas gastar quinientos millones de pesos para conservar un
negocio de miles de millones de pesos sería algo irrelevante.
Nos dijeron que la prensa fifí estaba
comprada, ya sea por los pinos o por el grupo del estado de México o por las
empresas constructoras, pero resulta que fuera de algunos analistas económicos
que por obvias razones, no están enterados de los detalles más finos de la
construcción del aeropuerto, nadie ha generado pánico en la población, o
manejado primeras planas que vayan en contra de lo decidido por el gobierno
entrante.
Nadie nos recordó que la base de Santa Lucía
está en el estado de México. Tampoco nos
recordaron que el aeropuerto de Toluca está en el estado de México. Y mucho
menos nadie nos insistió en que el estado de México es la sede del grupo
Atlacomulco, estado gobernado por uno de sus más ilustres miembros. Resulta que construir un aeropuerto
donde sea, tiene un costo ecológico.
En la propaganda oficial se ha hecho mucho
hincapié en el daño ecológico que causa el aeropuerto en Texcoco, pero nadie ha
comentado nada del daño ecológico que implica construir un aeropuerto en Santa
Lucía posiblemente en el lecho seco del lago de Zumpango. Menos aún, se habla del posible costo de
construir una base militar en otro lado,
salvo que los militares se organicen para convivir con civiles, lo cual
puede atentar contra la seguridad nacional.
Se nos dijo que Televisa y otros poderes
fácticos estaban muy interesados en que se construya el aeropuerto en Texcoco,
y ya casi nos convencen de que Thanos, Trump y Putin tenían intereses… Al final, la reacción no ha sido la
esperada. Hoy estoy pensando en un
posible escenario. ¿Y si alguien acordó
cancelar la construcción del NAICM?.
Las razones serían las más variadas.
La primera es que las constructoras no podrían demostrar que han
construido lo que van a cobrar. La otra
es que la zona no es apta para la construcción de todo el proyecto que
supuestamente se llevaría a cabo.
Y eso lo descubrieron cuando comenzaron a
trabajar allí.
¿Cuál sería la solución más sencilla y con
menos problemas legales? Si se suspende
la construcción, las empresas de todas maneras cobraran lo que supuestamente
llevan construido, sino que además ganarían un dinero adicional por la cláusula
de rescisión del contrato.
Y no sólo eso, el compromiso es que les otorguen
la construcción del nuevo aeropuerto, se construya donde se construya. Así, que a las constructoras no les afecta
que se suspenda la construcción del aeropuerto de Texcoco, sino que incluso,
puede ser que les genere beneficios superiores, con un menor costo, pues
construir en cualquier otra parte es más barato.
Quien dude que el beneficio para Atlacomulco
es enorme, nada más que piense que siempre es mejor tener dos aeropuertos
importantes dentro del mismo estado, las inversiones que generen dichos
aeropuertos, las vías de comunicación y la infinidad de negocios en un estado
gobernado por tu propio grupo político, que en el estado de Hidalgo dónde no
eres gobierno. La diferencia en el
control es enorme.
Si aceptamos que es verdad lo que se nos
informó de que es un error construir en Texcoco por los hundimientos. Una
consulta que decida cancelar ese proyecto,
y dejarlo como esta, sería una bendición para el gobierno saliente, pues
elude cualquier tipo de responsabilidad y sale limpiamente, con una supuesta
derrota pública que en realidad es una gran victoria de la impunidad.
Ninguno de esos poderes fácticos movió un
solo dedo para ganar la consulta a favor de Texcoco. Los que hemos visto como se manejan las
elecciones en este país, sabemos que mover un millón de votos a favor de una
opción o de otra hubiera sido muy sencillo, para los Peñistas, para el grupo
Atlacomulco, para el PRI o para las empresas involucradas, pero nadie,
absolutamente nadie movió un dedo. ¿No te parece raro? ¿Qué concluyes amable lector? Yo veo un escenario en el que todos ganan, y
quizá pierda la justicia y pierda México.
Lo bueno es que todo es un supuesto.