José
Miguel Cobián | 31 octubre de 2018
Tribuna Libre.-Todo comienza con la sospecha. De repente en
la mente algo no cuadra, algo no es normal.
Uno se pregunta si es que la cuarta transformación nos sorprende a
todos, y luego de repente comienza uno a atar cabos. Mire usted, siga el mismo camino que su
servidor y al final, recuerde que todo es hipótesis, que nada se puede probar
ni comprobar, que simplemente quedará su idea (si es que comparte la mía), como
de algo que pudo ser, una leyenda más de la picaresca política mexicana.
Se
nos menciona una y otra vez que el poderoso grupo de Atlacomulco está
interesadísimo en que continúe la construcción del aeropuerto en Texcoco,
porque ellos están haciendo un gran negocio y harían el mejor negocio de su
vida con los terrenos aledaños. Para los integrantes del grupo Atlacomulco
pagar quinientos millones de pesos para conservar sus grandes negocios es
peccata minuta.
Nos convencieron de que son cinco empresas poderosísimas las que se
benefician de la construcción del NAICM, hoy sabemos que cuando menos hay
trescientas setenta y cuatro empresas involucradas, pero son cinco las más
grandes. Esas cinco empresas más grandes
tienen un poder económico impresionante. Para cualquiera de ellas gastar quinientos
millones de pesos para conservar un negocio de miles de millones de pesos sería
algo irrelevante.
Nos dijeron que la prensa fifí estaba comprada, ya sea por los pinos o
por el grupo del estado de México o por las empresas constructoras, pero resulta
que fuera de algunos analistas económicos que por obvias razones, no están
enterados de los detalles más finos de la construcción del aeropuerto, nadie ha
generado pánico en la población, o manejado primeras planas que vayan en contra
de lo decidido por el gobierno entrante.
Nadie nos recordó que la base de Santa Lucía está en el estado de
México. Tampoco nos recordaron que el
aeropuerto de Toluca está en el estado de México. Y mucho menos nadie nos
insistió en que el estado de México es la sede del grupo Atlacomulco, estado
gobernado por uno de sus más ilustres miembros.
Resulta que construir un aeropuerto donde sea, tiene un costo
ecológico. En la propaganda oficial se
ha hecho mucho hincapié en el daño ecológico que causa el aeropuerto en
Texcoco, pero nadie ha comentado nada del daño ecológico que implica construir
un aeropuerto en Santa Lucía posiblemente en el lecho seco del lago de
Zumpango. Menos aún, se habla del
posible costo de construir una base militar en otro lado, salvo que los militares se organicen para
convivir con civiles, lo cual puede atentar contra la seguridad nacional.
Se
nos dijo que Televisa y otros poderes fácticos estaban muy interesados en que
se construya el aeropuerto en Texcoco, y ya casi nos convencen de que Thanos,
Trump y Putin tenían intereses… Al
final, la reacción no ha sido la esperada.
Hoy estoy pensando en un posible escenario. ¿Y si alguien acordó cancelar la construcción
del NAICM?. Las razones serían las más
variadas. La primera es que las
constructoras no podrían demostrar que han construido lo que van a cobrar. La otra es que la zona no es apta para la
construcción de todo el proyecto que supuestamente se llevaría a cabo. Y eso lo descubrieron cuando comenzaron a
trabajar allí.
¿Cuál sería la solución más sencilla y con menos problemas legales? Si se suspende la construcción, las empresas
de todas maneras cobraran lo que supuestamente llevan construido, sino que
además ganarían un dinero adicional por la cláusula de rescisión del
contrato. Y no sólo eso, el compromiso
es que les otorguen la construcción del nuevo aeropuerto, se construya donde se
construya. Así, que a las constructoras
no les afecta que se suspenda la construcción del aeropuerto de Texcoco, sino
que incluso, puede ser que les genere beneficios superiores, con un menor
costo, pues construir en cualquier otra parte es más barato.
Quien dude que el beneficio para Atlacomulco es enorme, nada más que
piense que siempre es mejor tener dos aeropuertos importantes dentro del mismo
estado, las inversiones que generen dichos aeropuertos, las vías de
comunicación y la infinidad de negocios en un estado gobernado por tu propio
grupo político, que en el estado de Hidalgo dónde no eres gobierno. La diferencia en el control es enorme.
Si
aceptamos que es verdad lo que se nos informó de que es un error construir en
Texcoco por los hundimientos. Una consulta que decida cancelar ese
proyecto, y dejarlo como esta, sería una
bendición para el gobierno saliente, pues elude cualquier tipo de
responsabilidad y sale limpiamente, con una supuesta derrota pública que en
realidad es una gran victoria de la impunidad.
Ninguno de esos poderes fácticos movió un solo dedo para ganar la
consulta a favor de Texcoco. Los que
hemos visto como se manejan las elecciones en este país, sabemos que mover un
millón de votos a favor de una opción o de otra hubiera sido muy sencillo, para
los Peñistas, para el grupo Atlacomulco, para el PRI o para las empresas involucradas,
pero nadie, absolutamente nadie movió un dedo. ¿No te parece raro?
¿Qué
concluyes amable lector? Yo veo un
escenario en el que todos ganan, y quizá pierda la justicia y pierda
México. Lo bueno es que todo es un
supuesto.