Tiempo al tiempo…
¿más?
Tribuna Libre.- Al término de los días de ofrenda a nuestros
muertitos –aunque debería ser a diario el recuerdo que se les brinde-, en la
vida cruel y marchitándose por desquicios –así en plural- de todos y cada uno
de los vivitos y coleando, parece que la situación se pone peor. No se avizora
que el mal tiempo vaya a cambiar, aunque Amlito diga que no es tormenta sino
sólo llovizna lo que por los cielos de México está pasando. Pos no, porque en
realidad está sucediendo aquí en la tierra, donde pisamos lodo, tumbas, fosas,
muerte. En verdad que ya no quisiera uno referirse a tantos males, pero díganme
si no está aquí y allá cayendo un huracán de incertidumbre y desconcierto, por
decir lo menos. Nomás esperamos un terremoto y asunto acabado. Desde luego que
no todo en el horizonte es negrura, pero necesitamos paraguas para sobrevivir.
Y tenemos que hacerlo. Porque estamos hechos de esperanza y dicen que la esperanza
muere a lo último. Ahí está, Chatos. Póngase vivos, buzos o nos llevarán los
pingos.
Entretanto, en la política a la mexicana sigue la mata dando –¿cuándo
no?-, puesto que se avecina el cambio de gobierno y, ay nanitas, sálvese quien
pueda. Y como ya inició la 55 Legislatura del Estado de Veracruz, donde todo
parece que cada quien jalará agua pa’ su molino, pos para dónde correr. Sí, hay
esperanza, pero de eso a una cuarta transformación ‘ta por verse. Bueno, demos
tiempo al tiempo y el beneficio de la duda.
Por lo pronto, ahí están las consultas pa’ que México siga su camino…
¿Hacia dónde? Ya fue por el aeropuerto, luego será por el tren maya, más tarde
vaya a usted a saber por cuál motivo. Mañana se realizará una consulta pa’ ver
si usted y yo decidimos morirnos hoy o dentro de un año. Entiendes Méndez o te
lo explico Federico. ¿Y dónde la tecnología, las investigaciones, la ciencia,
la filosofía, la sabiduría? No estoy contra lo que decida el pueblo, estoy
contra los mañosos y tramposos vestidos de buenas gentes y dizque con ganas y
todas las celestiales intenciones de cambiar para que todos mejoremos. Desde
luego que no admito tampoco tanto robo y daño ya hecho a México por la
violencia, la impunidad y la corrupción reinantes. Pero debe buscarse un punto
de apoyo y moveremos al mundo. ¿Se acuerdan? He aquí otra vez: tiempo al tiempo
y demos el beneficio de la duda.
Al menos se establece ya en la Ley Federal de Remuneraciones de los
Servidores Públicos publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) que
cuando se apruebe el presupuesto 2019, ningún servidor público recibirá “una
remuneración o retribución por el desempeño de su función, empleo, cargo o
comisión mayor a la establecida para el Presidente de la República en el
Presupuesto de Egresos de la Federación”.
Qué bien, pero veamos, dijo el ciego, qué sucederá. Lo de la lana a los
ex presidentes mexicanos me tiene sin cuidado, ya se llenaron los bolsillos y
se hincharon de negocios sucios. ¿Qué con el grueso de la población que aún
vive en la miseria? Esa dichosa miseria olvidada. ¿Otra vez tiempo al tiempo?
Los días y los temas
El próximo 12 de noviembre será el Día
Nacional del Libro, y libreros de Xalapa lo celebrarán del 8 al 19 del mismo
mes en la Plaza Sebastián Lerdo de Tejada. Ahí nos vemos, digo pa’ los que les
gusta leer o, dijera un amigo, babosear y comprar libros por kilo y nunca los
lea. Porque en educación y lectura estamos de la chingada. Por eso otro amigo
me dijo: ¿Pa’ qué la consulta? Digo sólo digo lo que dicen. Y ya saben que hay
malas y buenas lenguas. Y está el beso de Judas, y el beso de… No hay que ser
indiscreto, Camila, esos besos de lengüita que tanto gustamos.
De cinismo y anexas
Mi amigo Sergio Alejandro Villa me ha
regalado y promete seguir regalándome varios libros. Muy agradecido, los leo
con entusiasmo. Hay uno que se llama La dicha que el gallo tiene, de Marco
Aurelio Almazán, mejor conocido como Marco A. Almazán, donde leo y les comparto
el epígrafe de una “Canción popular mexicana”:
“Quisiera
tener la dicha,
la
dicha que el gallo tiene:
de
tener muchas gallinas
y
a ninguna la mantiene”.
Y
tiene una dedicatoria del autor:
“A
los animales en general, que me
son
altamente simpáticos. Excepción
hecha
de aquellos que deambulan
con
apariencia humana”.
Y hablando de libros y animales, Georg
C. Lichtenberg escribió el aforismo siguiente: “Es difícil sentir la herencia
del mono en los pies humanos, pero a veces se puede. En cambio, es muy difícil
llegar a lo humano”.
Ahí
se ven.