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marzo 21, 2013

El Baldón: ¨El me mintió


José Miguel Cobián | 21 marzo de 2013
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Tribuna Libre.-  Así, como el título de esta colaboración, es el sentimiento de los ciudadanos de Córdoba respecto de su alcalde Francisco Portilla genera sentimientos ambivalentes en la población. Por un lado está la sensación de abandono por parte de la población, el sentimiento de que Portilla hizo lo que quiso en sus dos trienios, sin tomar en cuenta la opinión de los cordobeses. Algunos lo tachan de soberbio, prepotente, de que jamás atendió a sus gobernados, en fin. Todos los horrores de una administración con el desgaste que conlleva.     

Otros afirman que hizo obra pública, lo cual es bien cierto, que atendió demandas ciudadanas, sobre todo en las colonias populares y en la zona rural. Las clases medias, le achacan graves errores en el manejo de la seguridad pública municipal.  Se le acusa de desentenderse de la corrupción y colusión de la policía municipal con bandas delictivas locales, e incluso se ha llegado a afirmar que tanto la policía municipal como algunos elementos de tránsito, sirven a amos mucho más oscuros, y no a los cordobeses. Respecto a esto, tuvo una de las declaraciones más desafortunadas que un alcalde pueda haber expresado, al afirmar que no es su responsabilidad lo que pasa entre la policía municipal, pues ¨ya viene así de tiempo atrás¨. Cuando todos sabemos que la policía municipal depende directamente el propio presidente municipal, y nos sonó como a una salida fácil, y no pensada por parte de un hombre tan experimentado como Francisco Portilla.

Hoy, crece a cada momento un asunto importante para los ciudadanos de Córdoba y del distrito electoral local. El asunto Juan Lavín. De todos es sabido que el final de la gestión del Ing. Lavín estuvo muy accidentado por la absoluta ausencia de recursos económicos. Algunos sabemos que le ¨ordeñaron¨ las últimas partidas presupuestales, y por eso los últimos seis meses de su gobierno fueron una pesadilla, para él y para los ciudadanos, sin embargo, a su esfuerzo y habilidad hicieron que aunque grave, la situación no se agravara aún más.

Por enemistad política, entrando Portilla al gobierno municipal, comenzó a filtrar datos –que hoy sabemos falsos-, respecto de la administración anterior. Datos y acusaciones muy graves, como desfalcos económicos, faltantes de cientos de millones de pesos, en fin, lo peor de lo peor. Estas filtraciones se le dieron primero a los regidores de oposición, que se convirtieron en ¨tontos útiles¨ del alcalde, y dieron a conocer esa información a los medios de comunicación.

Verdad, o mentira, el daño estaba hecho, y Juan Lavín ha sufrido desde entonces las consecuencias de esas filtraciones. Sin embargo, todo llega a su tiempo, y el ORFIS acaba de informar que la administración de Juan Lavín, aclaró en tiempo y forma todas las observaciones que había por parte de los auditores. Es decir, hubo faltantes de documentación, documentos pendientes de recibir y exhibir, y cuestiones más bien burocráticas.

Recuerdo el sonado caso de que se debían diez millones de pesos al IMSS, algo que el propio subdelegado avaló sin conocimiento, cuando a quien esto escribe, le consta que estaban pagados en tiempo y forma. Así como eso, muchos otros rumores y filtraciones, que hoy, ni benefician ni perjudican a Juan Lavín, pero que posicionan en una encrucijada a Francisco Portilla.  

Me explico: Hay ciudadanos que creyeron a pie juntillas lo que se dijo al inicio de esta administración y hoy enfrentan los resultados del ORFIS que afirman que Juan Lavín no cometió los delitos que se le imputaban. De allí, surge inmediatamente un desencanto por parte de los ciudadanos y la disyuntiva desfavorable a quien busca la diputación local:

Si Paco mintió, entonces no quiero un diputado local mentiroso. Si Paco dijo la verdad, entonces el ORFIS y el PRI protegen delincuentes, y por lo tanto, no quiero un diputado local del PRI. En ambos casos, Portilla enfrenta una situación de perder-perder.  Y todo porque olvidando sus conocimientos de política –que los tiene  y muchos-, decidió dejarse llevar por su odio hacia Juan Lavín, sin pensar que hoy ese acto le está costando mucho a él en lo personal y a su partido político.

Sin embargo, Portilla tiene la ventaja (o desventaja) de haber sido diputado local, y con ello, la población del distrito puede avalar o rechazar su candidatura, pues ya fungió en ese puesto, y los beneficios para la población en esa época, debieran de estar muy claros para los votantes.

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