* Desalojar tiene precio: 160 millones * Detrás de los paracaidistas, el
marcelismo * Pancho, Fidel y Duarte se hacen bolas * Los oradores y la
diputación * Nadie quiso a Patty Peña * Frustran a recomendado de Iván * El
Cisne no suelta a Cindy
Mussio Cárdenas Arellano | 29 septiembre de 2014
Tribuna Libre.- Poco
ingenuo, muy mañoso, Joaquín Caballero Rosiñol deja pasar las broncas, atiza
los conflictos, estimula con su inacción la invasión de predios y peca de
omiso. Nada, sin embargo, es casual. En el fondo hay un negocio de 160 millones
de pesos.
Es la mina de oro del marcelismo. Es la tarifa, la
cuota de la delincuencia política, para desactivar el paracaidismo inducido,
armado por esa facción priísta, aposentado sobre 62 hectáreas de Coatzacoalcos.
Caballero no es un novato aunque simule serlo. El
cachorro del marcelismo creció entre la intriga y la corrupción, cerca de la
fortuna y más cerca de la turbiedad. Recuérdese a su empresa Perconsa, los
daños a Gonzal y la orden de aprehensión. Si los problemas no existen, hay que
crearlos, y luego llegar y sofocarlos. Es la máxima del buen grillo.
Caballero es una nulidad como alcalde, pero un
hábil generador de negocios al amparo del poder. Desarrollo Urbano, primero,
Obras Públicas, después, son su alma mater en política. Ahí halló la clave.
Mientras más obras, más sobra, diría Carlos Hank. Y el joven Caballero lo ha
seguido puntual, al amparo de su amo, Marcelo Montiel Montiel, el ex alcalde de
Coatzacoalcos y ahora delegado de la Sedesol federal en Veracruz.
Coatzacoalcos vive una oleada de invasiones de tierras.
Caballero las tolera y las solapa porque el marcelismo las induce. Acusa que
mientras no haya denuncia de los propietarios de los predios, nada puede hacer
para meter orden, desalojar invasores y aplicar la ley.
Pero las hay. Una es de Gestiones Inmobiliarias
Arkitektur, interpuesta ante la Agencia Primera del Ministerio Público, el 29
de mayo pasado. Arrancó ahí pero las dádivas de mil pesos por promoción
solicitadas por el agente del MP, Ramiro Ramírez, obligó a solicitar el cambio
de ubicación. Finalmente se llevó en la Agencia Cuarta. Otra denuncia de
Arkitektur está radicada en la Procuraduría General de la República. Ninguna
camina.
Teníase acreditado el delito, la invasión del
predio, y Arkitektur gestionó la restitución de la posesión. Se instruyó al
Mando Único Policial para proceder al desalojo. De último momento, el operativo
fue cancelado. Los marcelistas aseguran que fue orden del secretario de
Gobierno de Veracruz, Erick Lagos; éste dice que fueron los entenados políticos
de Marcelo.
Una tercera denuncia es de la empresa Hermanos del
Sureste, cuyo socio mayoritario es Ramón Ortiz Cisneros, registrada con el
número COAT5/147/2013. Su predio, en Punta Diamante, enfrenta la invasión y
venta de terrenos sin permiso de fraccionamiento por parte de Manuel Bringas
Burelo, el autollamado Conde de Bringas, que en 2011 cedió su 25 por ciento de
derechos pero que actualmente sigue vendiendo lotes que ya no le pertenecen.
Hoy Coatzacoalcos es un desastre. El paracaidismo
es el nuevo deporte del marcelismo, obvia su mano tras las hordas que se
asientan en terrenos que no son suyos y en la disputa sorda o abierta entre los
que se dicen dueños de todo, los Bringas, los Guízar, los Wong, los Gutiérrez,
los Hillman, los Anaya, los Ramón, los Lemarroy, los Edel, los Chagra, los
Theurel, los Macías, los Fidel.
Casuchas de madera, otras construidas con botes de
plástico, unas más con huacales de frutas; techos de lona y tela, verdaderos
cinturones de miseria conformados por profesionales del atraco y del despojo,
son el triste espectáculo que ofrece Caballero al inversionista, al
inmobiliario que supone erróneamente que en Coatzacoalcos existe seguridad en
la tenencia de la tierra.
Proliferan las invasiones y Joaquín Caballero las
tolera y las permite, la decencia perdida. Entre la colonia Almendros y el
malecón costero se observa la mancha más grande de invasores, profesionales del
paracaidismo, feligreses de una supuesta iglesia cristiana que halló en el
predio de la empresa Arkitektur su Nueva Jericó.
En ella está la mano de uno de los dueños de
Coatzacoalcos, Manuel Bringas Burelo, quien por voz de su representante, Samuel
Muñoz de la Rosa, un ex guarura metido a defensor de derechos humanos admite
que para preservar “su tierra” han movilizado gente para defenderla. Dirían los
abogados, a confesión de partes, relevo de pruebas.
Son seis invasiones, dos en el período joaquinista:
Punta Diamante, Almendros, Rabón Grande, Villa Allende, Santa Isabel y Paraíso
Las Dunas. Proliferan los asentamientos irregulares, la venta de pedazos de
tierra, la pasividad del alcalde, la complicidad del marcelismo y un negocio de
muchos millones fraguado transgrediendo la ley.
De mayo a la fecha, el caso Almendros comenzó a
evidenciar que la ambición es el motor de Joaquín Caballero y su amo Marcelo
Montiel. Fue omiso el alcalde. Calló. No movió un dedo y, en cambio, permitió
que José Gertrudis Guízar Valladares, socio de Manuel Bringas en esta aventura,
taponara un canal de aguas pluviales que desfoga los torrentes de lluvia para
evitar que se inunde Punta del Mar y Punta Caracol. ¿Y qué hace el alcalde?
Nada.
Ahí, la inversión de los industriales del
paracaidismo no tiene límite. Cinco traxcavos, a razón de 20 mil pesos diarios,
trabajan planificando el terreno; cuentan con planta de luz permanente; colocan
postes de luz; los alinean con especificaciones municipales. En cuatro meses
han aplicado más de 3 millones de pesos. ¿Dinero de colonos menesterosos que
suplican por un pedazo de tierra? ¿O de Marcelo, Caballero y demás bichos de su
circo?
Embustero de la palabra, dice el secretario de
Obras Públicas municipales, Fernando Ramos, que ninguna área verde ni
propiedades del ayuntamiento se han afectado. Falso. Arkitektur entregó al
municipio un predio de 3 mil metros cuadrados, correspondiente a la manzana
11-B, cuyo valor se estableció en 8 millones 304 mil como pago en especie a
cambio del impuesto de traslación de dominio. La operación se concretó el 15 de
noviembre de 2013, siendo aún alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel
Cotero, y fue protocolizada ante el notario número 2, Yohan Hillman Chapoy, el
4 de diciembre de ese año, según la escritura 60,227. Ese predio está invadido
y es municipal.
Caballero incurre en omisión de deber legal y eso
es un delito. Conocedora del tema, la síndica Alejandra “Peri” Theurel Cotero
sabe del hecho y también calla. Y lo sabe porque junto a ese predio se halla
otro de igual dimensión, a nombre de Víctor Hugo Méndez de la Cruz,
allegadísimo a Marcos Theurel, parte de otras operaciones del ex alcalde, a
quien Arkitektur le vendió en sólo 301 mil pesos ante el mismo notario, Yohan
Hillman, sólo que el 9 de diciembre, cinco días después. Pero esa es historia
aparte.
Dejar crecer la invasión de Almendros es negocio
redondo para el marcelismo. Caballero no actúa. Bloquea así los proyectos de
Arkitektur, la inversión de 61 millones de pesos pagados al gobierno de
Veracruz por el predio de 40 hectáreas y los 40 millones entregados a los
hermanos Bringas Burelo, incluido Manuel, el Conde de Bringas, para evitar
litigios y conflictos en los tribunales.
Arkitektur, una inmobiliaria de la talla de
Expectras y Urbis, enfrenta un conflicto artificial. Con los paracaidistas en
su predio, no puede pegar un ladrillo, alzar una barda o construir una
vivienda. Es objeto de un bloqueo tramado desde las entrañas del palacio
municipal.
Destrabar el conflicto, desalojar a los invasores,
tiene precio: 160 millones de pesos, que incluye permisos de fraccionamiento,
permisos de urbanización, deslinde, manifiesto de impacto ambiental, contrato
de agua, número oficial, alineamiento. Si acaso 10 millones para las arcas, 150
millones para el bolsillo marcelista.
La propuesta indecorosa la conoció Arkitektur en la
segunda quincena de julio. Y se negó. Posteriormente, la “oferta” se redujo: 80
millones o no construyen nada en Coatzacoalcos.
Es el negocio del marcelismo. Es el pago de una
cuota, derecho de piso al estilo del crimen organizado, la tarifa a cubrir si
las inmobiliarias quieren que proceda el desalojo de paracaidistas. Si no, ahí
se quedan. Y se pudre su inversión.
Qué manera de extorsionar.
Archivo muerto
Hace daño la reclusión. Francisco “Pancho” Colorado
dice ahora que a Javier Duarte le dio el voto y que el que le pedía dinero era
Miguel Ángel Yunes Linares. O sea, el lavador de Los Zetas recula. A Ciro Gómez
Leyva le expresó que le había puesto a la campaña de Javier Duarte en 2010
“como muchos otros empresarios”. Y sobrado retó: “Eso qué tiene que ver”.
Aparece así en la entrevista que publica Milenio, el 3 de septiembre. Ahora,
cuando la liga del narco hacia la fidelidad y el duartismo comienza a
incendiarlo, dice el pagador de los caballos de Los Zetas, por lo que fue
condenado a 20 años de prisión en Estados Unidos, que no, que la lana se la
pidió Yunes Linares. Obvio, Yunes refutó. De eso quería su limosna. Dijo Yunes
a Ciro Gómez Leyva que si a alguien señaló desde la campaña de 2004, fue a
Pancho Colorado cuando advirtió que había dinero del narco en el financiamiento
priísta. Inverosímil pues, dijo Yunes, que seis años después le hubiera pedido
su cooperación para sufragar sus gastos de campaña bajo las siglas del PAN. Y
asegura que de 2004 a la fecha ha pedido que en México, como en Estados Unidos
ya ocurrió, se esclarezca cómo le puso recursos Pancho Colorado a las campañas
de Fidel y el gober Duarte. Pancho y sus socios jarochos queriendo apagar el
fuego con gasolina… Señales electorales: fueron oradores de la guardia a los
Héroes Patrios y serán candidatos a diputados federales. Uno cada día, según la
dependencia de gobierno: por Sedesol estatal, Jorge Carvallo Delfín, para Los
Tuxtlas; de Finanzas, Tarek Abdalá, para Cosamaloapan; Protección Civil, Noemí
Guzmán Lagunes, para Coatepec; SEV, Adolfo Mota Hernández, para Xalapa; Sedesol
federal, Víctor Rodríguez Gallegos, para Coatzacoalcos; iniciador de las
guardias, el 1 de septiembre, Erick Lagos Hernández, quien será candidato por
Acayucan. Así fue el destape de Joaquín Caballero Rosiñol en 2012. Ser orador
significó su último evento en la Sedesol estatal, y de ahí a contender por la
diputación por Coatzacoalcos… Ilusa, desconectada de la realidad, Patricia Peña
Recio quiso perpetuarse en la secretaría general del PRI de Coatzacoalcos,
donde, por cierto, pasó como una sombra en la noche: imperceptible. Cabildeó la
diputada federal, buscó apoyos, tocó puertas, dialogó con líderes de corrientes
priístas y terminó por desengañarse. Tuvo el rechazo de todos; del delegado de
la Sedesol federal en Veracruz, Marcelo Marcelo Montiel; de Carlos Vasconcelos,
líder de la CTM; del ex dirigente del PRI y líder del sindicato de
electricistas, Víctor Andrade López. No la quiere nadie. La repudian todos,
principalmente los maestros, gremio al que pertenece… Ambicioso y codicioso, no
le basta a Iván Hillman Chapoy ser el gerente de cuenca de la Comisión Nacional
del Agua. Quiere tener sus enclaves donde se maneja, se controla y se dispensa
la tierra. Propuso, pues, a Francisco Alemán Rasgado para la subdelegación de
la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (CORETT) en
Coatzacoalcos. Nuevo rico, dueño de gasolineras, súbito adinerado, Francisco
Alemán estuvo a un paso de adueñarse del cargo. Si no ocurrió así fue porque
una mano política lo impidió cuando Iván el Terrible ya daba por hecho que
tendría acceso a la información clave sobre las zonas a regularizar y, por
supuesto, los terrenos que nadie reclama y que tanto encantan al clan de los
notarios Hillman, entre ellos al ex novio de Isis, la que hoy duerme en un penal
de máxima seguridad… Se llama Cyndi Paola Virués Rodríguez y su jefe no la deja
ni a sol ni a sombra. Joven, cabello lacio, atractiva, es la secretaria
privada, la pagadora de la chiquiprensa de Alberto Silva Ramos, “El Cisne”,
vocero del gobernador de Veracruz. La atosiga en horas de trabajo, y después
también. Le llegan mensajes a diario, en el día, en la noche, de madrugada. La
requiere para todo. Unos dicen que es trabajo; otros que es exceso…
twitter: @mussiocardenas