José Miguel Cobián | 28 noviembre de
2016
Tribuna Libre.- La primicia la da Carmen
Aristegui, con una entrevista a Anabel
Hernández, periodista destacada en temas de seguridad nacional. Proceso amplia la información y todo México
espera una aclaración clara y contundente, aceptando o probando la falsedad de
la especie que se maneja en el libro ¨La Verdadera Noche de Iguala¨.
Los mexicanos no comentamos este tipo de
temas en público, aunque estamos acostumbrados a pensar que pueden ser verdad
los comentarios que se escuchan en todos lados. Así que seguramente lo que en el mencionado
libro se comenta, debe de ser un asunto de seguridad nacional.
El libro afirma que fue el ejército el que
desapareció a los 43 de Ayotzinapa, debido a que los estudiantes descubrieron
que el ejército los detuvo con el fin de recuperar un cargamento de heroína de
dos millones de dólares que llevaban dos de los camiones secuestrados.
Curiosamente el libro exonera a los
estudiantes, al afirmar que secuestraron
los dos camiones, sin saber de su cargamento, a pesar de que el Cochiloco,
quien dirigió la toma de camiones, ha sido vinculado con una banda delictiva de
Guerrero.
Para los mexicanos la guerra de los
cárteles entre ellos mismos y contra el gobierno ha sido una guerra de
mafias. Las noticias que corren todos
los días tanto en medios como en redes y antes, gracias a radio bemba, siempre
hicieron pensar que los mayores crímenes de México han sido cometidos desde el
poder político. Los cerebros y las cabezas están allí arriba, en la cima del
poder.
Para los que tienen cierta edad, pensar en
las palabras ¨llano de la víbora¨,
implica suponer que hubo un enfrentamiento entre el ejército y fuerzas
estatales por adueñarse de un valioso cargamento.
¿Quién que tenga un amigo militar no ha escuchado
que de repente llegaban órdenes de quitar los retenes en determinado
horario? Una hora y luego se volvía a
poner… ¿Qué circuló durante esa hora?
Solo quien dio la orden lo sabe.
Aristegui terminó con el gobierno de Peña
en el momento en que publicó la noticia de la casa blanca, del compadre
concesionado con IAVE, de OHL, etc. A
partir de ese momento el respeto por la figura presidencial comenzó a declinar
hasta los mínimos que hoy observamos. Mínimos que se han hecho más pequeños por
el desprecio de los propios priistas por dicha figura, pues eran los únicos que
mantenían las encuestas un poco más elevadas.
Si lo que Anabel Hernández plantea es
cierto, la situación en México es gravísima, debido a que la propia autoridad
ha tratado de encubrir un asesinato masivo generado por el temor de ser
señalado un batallón, de estar al servicio de un traficante de drogas. México merece saber la verdad. Comenzando con una investigación al director
de la normal de Ayotzinapa, y los nexos de los alumnos con grupos delictivos de
alto impacto.
Ya basta de ocultar la realidad con el fin
de lograr efectos políticos. Los
mexicanos merecemos ser tratados como mayores de edad. Las instituciones deben de comenzar a
funcionar. La justicia debe comenzar a impartirse, la procuración de justicia y
el combate a la impunidad son reclamos sociales que ya se están expresando en
las urnas.
Curiosamente un asunto como el que plantea
el libro de Anabel, puede inclinar la balanza de las elecciones en 2017 y en
2018. Los políticos no deberían (pero
lo harán), lucrar con este tipo de asuntos.
Entiendo que los mexicanos hemos perdido
la capacidad de asombro. Sin embargo la
descomposición del poder, desde el poder esta llegando a niveles
insospechados. El riesgo para la
tranquilidad social es enorme.
Los mexicanos respetamos a dos
instituciones. Por encima de todo a la Marina, y en segundo lugar al
ejército. Si no encontramos una clara
explicación a lo que menciona Anabel, el ejército habrá perdido todo ante los
ciudadanos y dejará de ser una institución para convertirse en una
guarida. Ojalá que los militares de
corazón, esos que llevan en el alma el amor a la patria, no lo permitan.
Si lo que Anabel menciona es verdad, habrá
que aplicar todo el rigor de la ley a los culpables. En el entendido que habría más confianza con
una investigación abierta y clara, que ocultando la verdad a la población.
Es más confiable quien reconoce sus
errores y los enmienda, que quien los oculta y continúa cometiéndolos una y
otra vez. Ese libro, resulta un grito,
quizá uno de los últimos de una sociedad harta de mentiras, harta de la
corrección política, harta de la corrupción, harta de la impunidad, harta de
ser víctima de sus servidores públicos.
La soberbia de muchos en puestos
encumbrados, ha llevado la desgracia a miles o a millones. Llega el momento en que esa soberbia debiera
cambiar por humildad. Sólo que si los
ejemplos cercanos sirven para generalizar, sabemos que nadie se bajará de su
ladrillo para evitar su mareo en su puestecito.
Entonces será labor del pueblo despertar y bajar a todos esos de su
pedestal y juzgarlos. Si esto no se
logra hacer de una manera pacífica, México estará una vez más a merced de los
intereses extranjeros que se relamen los bigotes ante graves conflictos en
México que sólo a ellos beneficiarán. Y
todo por culpa de apátridas, falsos, mentirosos y políticamente correctos
dirigentes.