* No sabe en qué momento se perdió Javier
Duarte * Su mano corrupta en la
prensa * Reprimió y cerró espacios * ¿Cuáles empresas fantasma?, dice * Víctor Márquez a la Fundación Colosio * Vasconcelos por el PRI, no por Morena * Minatitlán: sesiones de cabildo
ilegales * Convocan a regidores vía
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Mussio Cárdenas Arellano | 29 noviembre de
2016
Tribuna Libre.- Difícil de creer,
llora —o finge que llora— Gina Domínguez por la desventura de Javier Duarte,
prófugo de la justicia, exhibido como un ladrón, saqueador sin límite al que
sirvió en el control de la prensa, amordazando y reprimiendo, sin reparo y sin
piedad.
“Me siento triste,
me siento desencantada”, cuenta la ex vocera implacable con ánimo de engañar,
curtida en la maniobra, simulando que duele ver al ex gobernador de Veracruz
reducido a su condición de pillo.
No sabe en qué
momento Javier Duarte se extravió, cuándo lo perdieron, en qué punto lo atrapó
la corrupción. Eso dice.
Su pesar es
ficticio. Su tristeza, falsa. A su lado, desde los días de la fidelidad, María
Georgina Domínguez Colío conoció y supo de la rapacidad de Javier Duarte de
Ochoa, entonces señor de los dineros, secretario de Finanzas del gobierno de
Veracruz.
Saqueaba desde
entonces el gordobés y tejía ya su red de prestanombres, desviando recursos que
no eran suyos, dinero que provenía de la Federación y de las armas del estado,
dinero que a fin de cuentas era de los veracruzanos.
A su lado, la jefa
de prensa del titular de Sefiplan conoció el filo de la uña, la mente fría, la
voracidad sin freno, la ambición de aquel tipo que de cargar maletas y recortar
notas de periódicos para Fidel Herrera, el diputado y el senador, pasó a
secretario de comisión en la Cámara Alta y de ahí a delfín de la sucesión, no
por brillante sino por títere y manejable.
Sabía de sus taras
políticas Gina Domínguez. Sabía del uso ilegal de los dineros del pueblo, lo
que corre en los pasillos del poder, lo que se filtra y comenta, la furia de la
procuraduría fiscal, lo que se recauda, lo que arrebata y lo que se dispensa.
Lo sabía la vocera porque todo Sefiplan conocía la mano sucia de Javier Duarte
y hasta donde podía llegar.
No se perdió ni se
extravió Javier Duarte. Así era. Así pintaba y con el poder en la mano,
Veracruz a su antojo, lo malo se volvió peor.
Titánica, la tarea
de Gina Domínguez fue untar maquillaje en esa piedra llamada Javier Duarte y
mostrar el rostro de un estadista. Obvio, fracasó.
Y fracasó porque
María Gina le apostó al control de los medios para ocultar los yerros y
disparates del incipiente gobernador, la bajeza y la ambición, el abuso y el
gusto por violar la ley.
Cientos de millones,
si no es que miles, destinó Gina Domínguez desde su mausoleo que fue la vocería
para mantener en su regazo a la prensa, enriqueciendo a los dueños y
consintiendo a la raza, auspiciando viajes, viejas y viejos, becas en España,
tours y vacaciones a todo lujo, porque el dinero público, los dineros del
pueblo, servían para la mordaza y para mantener en la ignorancia a la
población.
Voraz, insensible,
intratable, Gina Domínguez, la veterana periodista, fue en sus días de poder el
ariete contra los medios de comunicación, sometiendo con el dinero de las
arcas, controlando la línea editorial vía convenios de publicidad, echando a
reporteros y columnistas que informaban con verdad. Fue protagonista del
período más oscuro en la relación prensa-gobierno.
Ella en lo suyo,
no había noche sin llamar a las direcciones de los periódicos y nada sutil,
indiscreta, exigía conocer cuál sería la de ocho columnas en la edición del
siguiente amanecer. Y si no era de su agrado, la dictaba.
No había día en
que en la radio o televisión no se escuchara su voz expresando su malestar por
una información adversa al rufián de palacio o por no haber destacado una nota
irrelevante al abrir una emisión.
Hablaba Gina
Domínguez y ordenaba. Deslizaba el valor del convenio de publicidad, el riesgo
de ser cancelado, la supresión de los privilegios, los favores, la beca del
reportero, el viaje del editor, los millones que ponían en riesgo de los
industriales de la comunicación si pretendían hablar con libertad. Y los
mentecatos se postraban.
Así controlaba a
la prensa servil, los textoservidores que hincados aplaudían a Javier Duarte,
traicionando su función, ocultando la verdad. Callaban la debacle que asomaba
en el horizonte político mientras la prensa libre hacía crujir desde las redes
sociales el frágil casco de la nave duartista, denuncia tras denuncia hasta que
la ira por la violencia y saqueo a las arcas se volvió repudio electoral. Y el
PRI perdió el gobierno de Veracruz.
Hijos de Gina
Domínguez, duartistas sin vergüenza, los medios y columnistas que ayer
encubrían a Javier Duarte hoy son yunistas azules, ávido de refrendar
privilegios, riqueza, “aviadores” en las nóminas y vida de placer. Y allá si
Miguel Ángel Yunes Linares, el nuevo gobernador panista, adopta al clan de
alacranes.
De la autoría de
Gina Domínguez es la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los
Periodistas, el engendro con el que respondió Javier Duarte al escándalo por el
crimen de Regina Martínez Pérez, corresponsal de Proceso, y al de tres colegas
más que venían a sumarse a otros asesinatos, el de Milo Vela, el de Misael
López, el de Yolanda Ordaz, todos de El Dictamen o que habían pasado por el
decano de la prensa nacional.
Embustera, su
cargo le servía para simular que la prensa era una prioridad cuando que en
realidad era un objetivo letal, en la mira de sicarios, en la mira del crimen
organizado, a la mano de la delincuencia que se los llevaba y entregaba sus
cuerpos sin vida y a veces mutilados.
Nada, ni los
millones del erario, ni la falsa información, ni el ocultamiento de la verdad,
ni la complicidad de los textoservidores, hoy yunistas de corazón, pudo
prestigiar a un rufián de marca como Javier Duarte. Y desde entonces sabía Gina
Domínguez de la voracidad y el alma perversa del gordobés.
Otro crimen
provocó su salida. Asesinado Gregorio Jiménez de la Cruz, reportero de Notisur,
cuyos dueños quisieron acallar las protestas, y de Liberal del Sur, hallado su
cuerpo el 11 de febrero de 2014 en una fosa clandestina en Las Choapas, Madame
Mordaza se fue.
Echada de la
Coordinación de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, golpeada tras
múltiples actos de represión contra la prensa, en el escándalo el gobierno
duartista por los crímenes de periodistas, Gina Domínguez paró en la Fundación
Colosio del PRI que le ha servido de tabla de salvación.
Su patrón dejó el
gobierno hace mes y medio, el 12 de octubre. Se fue engañado, burlado, creído
que desde su condición de gobernador con licencia podría enfrentar a Miguel
Ángel Yunes Linares y sus denuncias por el saqueo a Veracruz, por las empresas
fantasmas detectadas por el Servicio de Administración Tributaria, y que
tendría la oportunidad de realizar una eficiente defensa legal. Lo engañaron y
de inmediato le giraron una orden de aprehensión.
De su condición de
prófugo, de su naturaleza corrupta, hoy se duele Gina Domínguez, fingiendo no
lo conocía así, que no sabía que era un delincuente.
Si alguien tuvo
acceso a la naturaleza voraz de Javier Duarte, de su rapacidad para atacar las
arcas públicas, sepultando el efectivo en los jardines de las mansiones de los
funcionarios de su gobierno, algunas en Xalapa, otras en Coatepec, fue Georgina
Domínguez Colío.
Hoy se deslinda
del duartismo y del saqueo quien fuera su operadora ante los medios de
comunicación. Dice que con las empresas fantasma nada tiene que ver, que su
relación sólo fue con los medios de comunicación, no con empresas particulares.
“Lo que vemos hoy
nos sorprende a todos”, dice con aire de incredulidad, fingiendo que por sus
manos no corrieron los millones, los de la prensa real y los de medios que
existen pero no circulan, o de los que no tienen lectores o no los visitan los
internautas.
Veterana en estos
trotes, Gina Domínguez ni es ingenua y ni es santa.
Ubicó su relevo en
prensa estatal, Alberto Silva Ramos, alias El Cisne, alias El Pato de Tuxpan,
sucio como es, mequetrefe como es, pagos a empresas fantasma en los días en que
Madame Mordaza era la vocera del gobernador, entre 2012 y 2013.
En su paso por
Coatzacoalcos, el portal e-consulta Veracruz reseña su respuesta:
“Comunicación
Social no gestionó esos pagos, no conoce a esas empresas”.
“Sobre el desvío
de recursos millonario del gobierno duartista, agrega que los 70 millones de
pesos de que disponía anualmente de presupuesto como vocera estatal, los
manejaba directamente la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), manejo
del cual no tenía manera de saber cómo se ejercía.
“Y en cuanto a la
corrupción del gobierno del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa y si como su
asesora, no se dio cuenta del desfalco, responde que no puede asumir un papel
de juez, ya que —afirma— lo único que sabe es lo que se maneja en los medios
‘que puede ser cierto’, pero a continuación corrige: ‘seguramente hay algo
cierto, junto a las investigaciones que están en marcha’ ”.
De Javier Duarte,
Madame Mordaza resume:
“En donde se
perdió… porqué se perdió, honestamente no lo sé”.
Y asegura sentirse
“triste y desencantada porque yo conocí a otro Javier Duarte, se los digo” y no
es el que ahora sale en las noticias.
De su mano hubo
medios con privilegios infinitos en sus días de vocera, Capital y Quadratín
Veracruz, entre otros.
Duarte de Ochoa,
agrega, “es un hombre que se equivocó”.
Y descubre:
“Aquí, yo creo,
que el mal de este país, es la corrupción, no de Veracruz, hemos visto en otros
estados situaciones similares, tiene que haber mayor control”.
No sabe mentir
Gina Domínguez. Conoció en esencia a Javier Duarte. Sabía sus alcances, su
rapacidad, su capacidad para saquear las arcas.
Requería, sin
embargo, del control de los medios, la mordaza a la prensa, el operativo para
mantener en la ignorancia a la sociedad. La Coordinación de Comunicación Social
para eso sirvió. Televisa y TV Azteca, la prensa nacional, los medios cómplices
de Veracruz, los Istmos, los Heraldos, los AZ, las Crónicas del Poder, los
Marcha, los Golfo, y cientos de mercaderes de la información que ocultaron el
saqueo y encubrieron a Javier Duarte.
Falló el proyecto
cuando las redes sociales rompieron el cerco, le dieron voz a la prensa libre,
arremetieron con fuerza y sacudieron a la sociedad. Y en la retroalimentación
el pueblo convirtió su enojo en ira y luego en voto de repudio al PRI. Y así
perdió la mafia duartista, incluido Héctor Yunes Landa —“Javier Duarte es mi
jefe político”—, el gobierno de Veracruz.
Ah qué Gina. Lo
cínico se pega.
Archivo muerto
De vuelta al PRI,
Víctor Márquez Fernández es ya el nuevo coordinador de la Fundación Colosio del
PRI en la zona sur de Veracruz. Ex delegado de Patrimonio del Estado, ex
coordinador de programas sociales en el primer ayuntamiento marcelista, Vic-Mar
no se arredró cuando Mariano Moreno Canepa e Iván Hillman Chapoy, la dupla
infernal con tufo a gasolina, supuso que con metralla periodística lo iban a
quebrar. Los enfrentó y los torció. Si se trataba de madrear, que pusieran la
jeta para acudir al cirujano plástico. Tiempo después fue líder municipal del
Partido Nueva Alianza, al que organizó y proyectó y del que fue candidato a
diputado federal en 2012. Hoy está de regreso en el PRI, encargado de coordinar
a la Fundación Colosio, el antiguo Instituto de Estudios Políticos Económicos y
Sociales del tricolor. Rindió protesta el sábado 26… Por el PRI, no por Morena,
contendería Carlos Vasconcelos por la alcaldía de Coatzacoalcos. Nació priista,
dice el líder de la CTM regional, hoy diputado local, es priista y morirá
priista. Descarta así los sueños de opio de Pulgoso Lagunes que no hay día que
no difunda una mentira, que infla candidatos e inventa candidaturas. Sabe
Carlos Vasconcelos, que la resaca duartista arrastrará aún más al PRI y del
enorme riesgo de perder las principales alcaldías de Veracruz. Saben los
veracruzanos de la corrupción infinita de Javier Duarte y el encubrimiento de
la mafia priista, que lo sostuvo y lo solapó, y que votar por el PRI es premiar
al duartismo que destrozó a Veracruz. Sabe Carlos Vasconcelos que el marcelismo
va de nuevo por la candidatura a la alcaldía y qué mejor que sean los
saqueadores del erario los que enfrenten el voto de castigo, el rechazo
popular. Pero Por Morena, el líder de la CTM regional no va… Tarea para el
Congreso de Veracruz: sesiona en la ilegalidad el cabildo de Minatitlán, y por
lo mismo es cuestionable la aprobación de los estados financieros mensuales.
Circulan evidencias de la peculiar forma en que son convocados a sesión de
cabildo los ediles, a través de mensajes de Whatsapp. Así lo manejó la
secretaria del ayuntamiento de Minatitlán, Citlali Figueroa Artigas, y para que
no quedara duda, ante la queja de los ediles que firmaron el acta de la sesión
bajo protesta por no haber sido notificados con toda seriedad, todavía lo certificó
anexando copia del mensaje enviado a través de la red social. En ella
especifica que los temas a tratar en la vigésima primera sesión ordinaria de
2016, el 23 de noviembre, son el análisis y aprobación de los estados
financieros y el reporte de obras correspondiente a octubre. Muy cibernética
Citlali. Tema para el Congreso de Veracruz. Salvo uno o dos regidores, no hay
quien se salve del lodazal en que se halla la administración municipal de Saúl
Wade León, alcalde real aunque sin corona y TítereCheng, el alcalde irreal de
Minatitlán…