José Miguel Cobián | 15 junio de 2018
Tribuna Libre.- La República de Fifidonia ha sido un muy
afortunado invento de algún genial tuitero, a quien hoy quiero rendir
homenaje. En teoría está formada por
todos aquéllos a quienes se considera fifís, no acorde a la definición que
proporcionó el presidente, pues resulta ofensiva y soez, sino acorde a lo que
el ingenio mexicano y en particular el ingenio del sector chairo de la sociedad
ha definido como tal.
Se entiende que debido a que no hay una
definición seria, habrá personajes que podrán en un momento dado ser
considerados fifís entre los chairos y chairos entre los fifís. Así de surrealista es la sociedad mexicana. En fin, comencemos.
Distinguidos habitantes de la república de
fifidonia:
Os envío un cordial saludo mediante este
opúsculo cuya única intención es haceros reflexionar sobre cómo caéis una y otra vez en las trampas que os han
impuesto vuestros más acérrimos enemigos de la república chaira, y en especial
el supremo y amado líder de dicha nación.
Alguien tiene que cumplir el mandato divino de enseñar al que no
sabe. Debido a un mensaje de la
divinidad que recibí mediante un sueño, me veo en la obligación de ser yo quien
haga el primer intento de abriros los ojos.
Vosotros acusáis una y otra vez al amado
líder de la republica chaira de tratar de polarizar a esta gran nación formada
por las Republicas Chaira y la de Fifidonia.
Empero, sin empacho caéis una y otra vez en las trampas del amado
líder. Dejadme ser más explícito, pues
ya os conozco. Os montáis en vuestra
soberbia escudados por vuestra supuesta superioridad cultural y moral, lo cual
os impide ver como sois manipulados una y otra vez.
Es menester resaltar que vosotros os quejáis
del ámbito de polarización que surge desde las alturas del poder. Insistís en que las ofensas y desvaríos que
surgen de las conferencias mañaneras sirven únicamente para separar a los
miembros de ambas repúblicas. Sin
embargo, lleváis un año rumiando vuestra derrota en las urnas. Un largo año en el cual acusáis a ese
monstruo sin cara en que se han convertido los treinta millones de votantes, de
todas vuestras desgracias. Cada vez
que ofendéis a esos treinta millones de votantes, aportáis un poco más a la
polarización. Y cuando cual jauría, en redes sociales atacáis a algún miembro
de la república chaira, demandando y exigiendo que defienda con argumentos lo
que para cualquiera resultaría imposible realizar decorosamente, cuando de
algún acto absurdo del gobierno actual se trata.
Fuera de ser un instrumento de polarización,
los miembros de la república de Fifidonia en su mayoría no han comprendido aún
las razones por las cuales esos treinta millones otorgaron su voto y su
confianza a las huestes de Morena y al amado líder. Es más, siguen sin comprender, cómo es
posible que después de un año de gobierno de facto y seis meses de gobierno
legal, aún siga ganando elecciones la república Chaira. Al grado de juzgar de idiotas a los votantes,
cuando sus decisiones electorales no convencen a los fifidonios.
Debido a la falta de cultura política de
ambas repúblicas me obligo a explicar a detalle la motivación para votar o no
votar por algún partido político.
Ubiquémonos en unos días antes de las votaciones de junio de 2018. En aquéllos ayeres, gobernaba el presidente
Peña, quien después de un arranque de tres años de caballo fino en su gobierno,
terminó como jamelgo de quinta categoría en la segunda mitad de su
administración. Llegó gracias al
rechazo popular que tuvieron dos sexenios panistas, lo cual ya es mucho
decir. El regreso del PRI se debió a la
incapacidad que el PAN mostró al gobernar el país, así de terrible debió de
haber sido cada uno de los gobiernos panistas a ojos del elector, como para
volver a los brazos del monstruo del corporativismo y corrupción que
representaba el PRI.
En aquéllos ayeres, la conseja popular era
que si bien los rojos eran ladrones, también sabían gobernar. Después del dispendio económico solo
comparable con el de Jolopo, y la
desgracia de país que dejaron con un crecimiento económico paupérrimo y una
inseguridad creciente, el votante decidió apoyar al rojo. Pero el rojo resultó que no aprendió nuevos
trucos, siguió siendo el terriblemente corrupto e inepto de siempre. Al final del sexenio de Lord Peña la
desaprobación a su gobierno y a su partido rondaba el 80%, cifra que al final
se vio reflejada en las urnas.
Así, llegamos a la opción de elegir a otro
candidato rojo, que podía ser bueno o malo, pero que traía una marca repudiada
por el consumidor electoral. Volver a
repetir azul, con el conflicto de que hacía seis años se les había corrido del
poder por ineptos, o votar por otro partido, nuevo, del cual no se tenían
antecedentes en el gobierno, pero que proporcionaba la esperanza de un nuevo
comienzo.
Nadie hace un año podía saber como sería el
gobierno de morena. Afirmar que se dijo
es una falacia. En elecciones se dicen
muchas cosas. En elecciones se ataca a
diestra y siniestra, como hizo el gobierno de Lord Peña contra el candidato
azul.
Los votantes, repudiaron al azul y al rojo.
Se volcaron a favor de una opción que no era azul o roja. Eso era todo lo que importaba. Muy pocos de esos treinta millones pensaban
en una ideología socialista, menos de ocho millones. Muy pocos esperaban una administración
incompetente en ciertas áreas, aunque era razonable considerar que podía
suceder, dada la inexperiencia en el gobierno del nuevo partido político. Los votantes, de cualquier manera están
acostumbrados a un período de aprendizaje que va de seis meses a un año en cada
administración.
Ciudadanos de Fifidonia, si buscáis un
culpable al triunfo de Morena, voltead a ver al PRI por su corrupción en el
gobierno anterior, al PAN por su ineptitud en los dos gobiernos anteriores, y a
los acuerdos que pudieron tener Lord Peña, Trump y Amlo para que éste llegara
al poder. Los votantes, esos treinta
millones, lo único que buscaron fue beneficiar a México.
Si buscáis traidores, buscadlos en esos que
votaron por el PRI, que querían más corrupción.
O Buscadlos entre los que permitieron que el PAN se convirtiera en
patrimonio de un solo hombre y posteriormente votaron por un fascista a quien
querían ver en la silla presidencial.
Si los treinta millones nos equivocamos, la
historia lo dirá. Quizá hoy ya exista
una buena cantidad de arrepentidos, ya sea por políticas erróneas o por errores
palpables e incluso daño a los propios votantes por las decisiones tomadas en
la 4T. Sin embargo, se votó por la
esperanza de un cambio para bien… Igual que se ha votado en todas las
elecciones anteriores. López Mateos,
Diaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox,
Calderón, Peña y AMLO, todos han recibido votos de mexicanos que esperan que
hagan un buen papel. Si no lo hicieron
no es responsabilidad del votante. Y si
lo hicieron tampoco es mérito del votante.
Por lo demás, os reís de las puntadas del
caudillo, cuando el propio caudillo se ríe de vosotros jugando con sus frases,
para distraer a la república de Fifidonia de temas sustantivos, gozando
entretenidos con su superioridad intelectual, cuando en realidad sois
distraídos y manipulados por el propio caudillo y sus operadores.
Si sois almas simples, disfrutad las cajas
chinas. Si sois mentes sofisticadas, dejad de polarizar y comenzad a analizar
los temas sustantivos.