José Miguel Cobián | 17 junio de 2018
Tribuna Libre.- He querido ver a través de los ojos de Donald
Trump el problema migratorio con México para buscar si hay algo más allá de la
simplista respuesta mexicana que indica que todo se debe a su propio interés de
lograr su reelección. Lee como si el presidente de los Estados Unidos comentara
lo que sigue:
En principio tenemos al sur de nuestra
frontera a un país que acaba de cambiar su gobierno por uno de corte populista,
lleno de contradicciones ideológicas y con graves problemas para hacer
funcionar el sistema de gobierno. Además
de ello, el propio presidente López ha ofrecido una especie de bienvenida a los
migrantes que deseen cruzar por México para llegar a Estados Unidos.
Además de ello, la cooperación con las
agencias de seguridad mexicanas ha caído a niveles mínimos, no por falta de
interés del señor Durazo, sino por la incapacidad manifiesta de los nuevos
mandos de seguridad nacional.
Despidieron a nuestros interlocutores, y ahora nadie sabe nada. Mi jefe del FBI, junto con algunos asesores
de seguridad nacional se han reunido desde abril y mayo con la gente de
seguridad en México y tienen la misma impresión que el agregado comercial de la
embajada. Nada funciona con el nuevo gobierno.
Lo cual sitúa a mi país en un riesgo que no deseo correr.
Estoy en vísperas de iniciar mi carrera hacia
la reelección, por ello, lo último que yo deseo, es sufrir un atentado terrorista
en mi territorio. Hoy el punto más débil
de la seguridad nacional es la frontera Sur,
Ya que si bien, las fronteras de México siempre han sido porosas e
inexistentes, hoy todavía lo son aún más.
De ahí surge que lleven un 10% de su guardia nacional a su frontera
sur. La información que tenemos es que
no sólo centroamericanos han cruzado hacia Estados Unidos, también africanos,
Indios, y árabes. El riesgo de un
ataque terrorista se ha elevado gracias a la frontera porosa de nuestro aliado
al sur. Todo mundo escuchó el llamado y
la invitación del presidente López y se volcaron antes de que ese espacio se
cierre.
Se muy bien que por la frontera sur de México
nos llega más o menos la mitad de todas las drogas que consumimos, eso no me
preocupa, así ha sido y así será.
Entiendo que México jamás ha cuidado sus fronteras, pero hoy para mí si
importa que las cuiden. Sus agentes de
migración son los más corruptos del mundo y eso no lo podemos permitir.
México tendrá que detener el flujo de migrantes,
tendrá que vigilar sus fronteras, tendrá que cooperar incluso más que antes,
con nuestras agencias de seguridad nacional, e incluso, eventualmente tendrá
que convertirse en un tercer país seguro, es decir, los solicitantes de asilo
ya no llegarán a Estados Unidos, ahora recibirán ese asilo en México.
Este momento es el adecuado, a raíz de la
llegada del presidente López la economía mexicana se ha deteriorado a pasos
agigantados. La percepción que tienen
los analistas de la CIA es que hoy por hoy, a Estados Unidos le conviene un
México débil, pues harán todo lo que les pidamos y pagarán cualquier precio por
evitar un daño mayor a su economía… bueno, casi cualquier precio, porque el ego
del presidente es de tal nivel, que jamás reconocerá sus errores. Nosotros tenemos que ir administrando la
crisis económica de México, impedir que sea tan débil que genere gran tráfico
de refugiados e indocumentados mexicanos, pero lo suficientemente débil para
que acaten nuestras órdenes.
El análisis ha sido el correcto, apenas
anuncié que impondría aranceles, mandaron al canciller. Lo dejamos esperando varios días, haciendo el
ridículo a nivel internacional, y dejando en claro quienes son los que mandan
en esta relación. Hubo un par de
analistas que pronosticaron que México buscaría aliados entre los países
europeos y asiáticos, que acudirían a los métodos de arbitraje internacional
debido a que tenemos firmado un tratado de libre comercio vigente. Que
aguantarían incluso la presión de un pequeño aumento en los aranceles, y que al
final yo, Donald Trump hubiera tenido que ceder, reconociendo mi error al
haberlos aplicado.
A fin de cuentas, la novatez, la ignorancia y
la incapacidad de comunicación del gobierno de López con el exterior impidió
que tuvieran la mínima defensa. Ellos si
supieran de relaciones internacionales, no hubieran enviado a su canciller al
día siguiente a mi país, al contrario, hubiera intentando una cita, y mientras
tanto hubiera acudido a expertos mexicanos, para que le orientaran sobre las
reglas del acuerdo de libre comercio vigente y de las oportunidades de
arbitraje que tendría México si yo aplicaba los aranceles de manera ilegal y
unilateral. Hubieran estudiado a fondo
sus ventajas, como acudir a los demócratas, y a los republicanos que
representan estados afectados por el arancel.
A fin de cuentas, algo hubieran podido hacer, pero no se atrevieron, no
podían porque ellos mismos saben que sus errores los han puesto contra la pared
y que su economía es terriblemente frágil. No se atrevieron a doblar la apuesta
y perdieron todo.
Hoy el mensaje es que el presidente de
Estados Unidos puede poner de rodillas a su país, por lo tanto cada cuarenta y
cinco días vendrán a Washington a ser evaluados. Además, lo más maravilloso es
que ellos van a correr con todos los gastos.
No siguieron el ejemplo de Turquía que cuando recibió al millón de
sirios, también recibió seis mil millones de euros de la comunidad europea,
para paliar los gastos que esa crisis generaría en su país. Como nunca, Donald Trump obtuvo un victoria
redonda y logré que México pague por el muro, porque ahora los mexicanos serán
el muro. Me falta presumirlo. Lo haré en su momento. Como también en su momento se volverá México
tercer país seguro. Victoria absoluta
para la administración de Donald Trump.