A
propósito de la pregunta: cómo salir de ese escenario mundial contradictorio y
construir uno más justo
Lenin Torres Antonio | 23 agosto de 2019
Tribuna Libre.- Venía en la mañana escuchando radio UV, el
tema era “la ruta de Hernán Cortez”, y comentaba el conductor del programa que
una de las acciones en el proceso de apropiación (conquista) de los españoles
fue dar la orden de destruir todo vestigio del paganismo (ídolos, etc.) pues
eso contravenía al estado teocrático español, y a las sagradas ideas cristianas
(fundamentalista), esto me hizo recordar las acciones que emprendieron en las
tierras conquistadas el Isis Daesh (Estado Islámico), destruyendo patrimonios
de la Humanidad como la Puerta de Dios, en la histórica ciudad Siria de Nínive
Estas dos acciones bárbaras son leídas de
diferentes maneras, una como algo que pasó en la historia del descubrimiento de
América, y que no amerita ninguna disculpa por el real genocidio español de los
pueblos originarios de América Latina, por eso la petición de disculpa (perdón)
de AMLO a “la corona democrática española” se respondió como algo retro y sin
sentido, incluso al interior de México fue a provechada para criticar a AMLO
como banal y amarillista, sin importarles que ese genocidio se perpetró y que
cambió el destino de México que bien podría haber sido otro mucho mejor. En
otras palabras, no había ningún reproche que hacer porque el Imperio Español de
ese entonces tuvo la gentileza de compartirnos sus dioses y visión de la
realidad, según Octavio Paz, que por cierto, se muestra muy condescendiente con
esa postura, quizás por su origen de sepa española, por lo que hay partes de la
historia que merecen indignación como el genocidio judío, y otros no, como el
genocidio de los pueblos originarios, el genocidio de los pueblos islamistas
del medio oriente, etc., por lo que podemos decir que el poder del Imperio
marca lo que es digno e indigno, y a ellos hay que atenernos.
La lucha por su identidad (atroz para la
visión occidental) de los pueblos islamistas del medio oriente, por ocupar en
el mundo una forma de vida diferente al occidentalismo, y pese a que la
consideramos bárbara y salvaje merecen ser respetadas y reconocerla que es la
visión y forma de vida ancestral de esos pueblo, y que si son pospuesta esas
reivindicaciones es por las políticas de solución final del Imperio y el
sistema dominante, una solución final menos directa pero que al final de cuenta
es tan efectiva como los campos de concentración con sus cámaras de gas, esta
solución final que está matando a miles de millones de seres humanos e incluso
aún si nacer de hambre y pobreza, la distancia entre los pocos que tienen todo
y los muchos que no tienen nada es abismal, el proceso de mantener el statu quo
del sistema de dominio mundial del 1% es rapaz y efectivo, sin darnos cuenta el
exterminio de los débiles y revolucionarios se está efectuando, y aun con un
mundo que si puede proporcionar bienestar a las criaturas humanas que lo
habitan, ese 1% acaparan y especulan con las riquezas del mundo, da y quita
según recompensa por nuestra buena conducta y docilidad para legitimar y
mantener el poder del 1%, como lo he dicho, la narrativa que construyeron
incluye una autolegitimación en el discurso revolucionario y contestarío.
La maquinaria todo poderosa de dominio es
descarada, y prepotente, ya no tiene modales ni diplomacia, es directa y tiene
que ver con el cuidado y la protección de sus intereses geopolíticos, incluso,
nos hacen creer que tienen oposición mundial con Rusia y china, pero en un
santiamén los aplacan y los ponen en su lugar, por lo que hoy vivimos una era de
la no diplomacia, del terrorismo imperial, de las contradicciones evidentes en
que cae la narrativa del Imperio, que sin gran esfuerzo de análisis podemos
verlas: cómo cabrón acusar de que el gobierno de Maduro es el único responsable
del sufrimiento del hermano pueblo venezolano, sabiendo que en éste asqueroso e
injusto mundo global un asfixiante y radical bloqueo económico es fatal, cómo
justificar el genocidio que viven los pueblos islamistas por su “necedad” de
volverse occidentales y seguir las reglas de juego del Imperio, sabiendo que
aun en ese radicalismo de teocracia se puede hablar y respetar las diferencias,
por lo que en lugar del exterminio debieron sentarlos a dialogar sinceramente,
seguro, aun el extremismo occidental del Imperio y otros se puede ejercer la
racionalidad, pero no pueden pedir diálogo lanzando bombas y amenazando con
bloqueo o llevándolos a cabo, como a Venezuela, a cuba, y recientemente, la
amenaza de subir los aranceles a las exportaciones de México.
La era mundial de Trump es el fin del diálogo
y la diplomacia, es la era de la bota militar y la amenaza que pensábamos
habíamos superado en América Latina después de la aplicación de la operación
Cóndor en la década de los 70, reaparece la bota militar, el poder del Imperio
para determinar lo que es bueno y malo, permitido y prohibido, para crear ahora
no muros ideológicos sino de concretos para que los “animales” no traspasen sus
fronteras, y no traigan las calamidades y pestes a sus pueblos (drogados y
embrutecidos de una falsa felicidad e identidad).
America First (Primero América) no encierra
un significado incluyente y humanista, es una expresión pulsional, como decir,
“somos los más fuertes, los más machos”, “somos la raza dominante”, no hay ni
un atisbo de colectividad ni humanidad ni inclusión, es la expresión más
xenófoba y discriminadora de la historia de la humanidad. Trump es sinónimo de
Hitler, así de simple.
Pero describir este escenario mundial y
humano es cosa fácil, y puede ser percibido aun por el más reticente. Ahora lo
que importa es cómo salir de ese escenario mundial contradictorio y construir
uno más justo, honrado e incluyente, donde los mitos constitutivos, la
democracia, la igualdad, el estado de derecho, etc., sean reales y expresen la
forma más refinada de la civilidad, y seguro no será con actos revolucionarios
radicales ni con la piedad-caridad cristiana, porque sabemos que oponerse al
imperio significa la muerte directa o paulatina (dejando morir lentamente a los
discordantes, como lo están haciendo en el mundo con muchos, entre ellos, la
Venezuela de Maduro-Chávez, los pueblos Islamistas, etc.). Realmente no sé cómo
construir un mundo más justo, más a sabiendas que ni siquiera la sepa
intelectual lo sabe, puesto que ni siquiera se ha opuesto al Imperio, en cambio
la vemos disfrutar el reconocimiento y el estatus de una clase social de bien y
con bienestar, que el mismo imperio les ha procurado, ni a ellos podemos
recurrir.
Help Us!, ¡y ahora quien podrá ayudarnos!,
decía nuestro insigne “Chapulín Colorado”, personaje humorista creado por el
genial Roberto Bolaños.
Creo que la humanidad necesita nuevos mitos
constitutivos, la cuerda que sostiene la civilidad en armonía se ha trastocado,
los espejismos democráticos no sostienen ni garantizan nuestra vida en común,
el mundo se vuelve lúgubre y azaroso, la rueda de la fortuna se inclina hacia
un solo lado, y la humanidad se vuelve un producto grotesco y mortal.
Seguimos rumiando las alegrías que están en
el pasado y el futuro se desliza esquizofrénico por las carreteras virtuales
donde la pulsión de muerte se siente cómoda.
Agosto de 2019