José Miguel Cobián | 19 septiembre de 2019
Tribuna Libre.- Uno podría tener esperanza de que después de
un año de gobierno, después de haber cometido una serie de errores que no se
reconocen ante la opinión pública pero que en privado, se entienden y conocen a
la perfección, el gobierno hubiera cuidado su paso a la historia de México, y
comenzaran los aciertos. El presupuesto
de egresos de la federación nos muestra que estamos muy equivocados.
La lucha
contra la corrupción no existe, es sólo una frase que se repite una y
otra vez para consumo de los crédulos que piensan que México ya cambió porque
alguien afirma que ya cambió, aunque la realidad niegue lo dicho. Hay novedades positivas como reconocer que
ya no se harán las compras consolidadas, porque la estrategia de Raquel
Buenrostro falló. Para presionar a las
empresas suspendió sin el menor criterio ni conocimiento, compras fundamentales
para el bienestar de la población.
Cuando no resultó su presión a las empresas, las acusó de corruptas, sin
pruebas y sin acusación judicial, violando incluso la ley, pues un servidor
público que conoce de un acto de corrupción, está obligado a denunciarlo. Y si mintió, también violó la ley, pues un
servidor público debe actuar con verdad.
Pero el detalle final, es que cuando les urgían los productos, entonces
acudió a las mismas empresas a las que desconoció en principio, a esas empresas
que acusó de corruptas, y les compró más caro el producto que al final de
cuentas debió compras desde un principio.
También da gusto que sea un presupuesto
neoliberal, apreciable para las calificadoras y el FMI. En la retórica y la narrativa del gobierno,
lo neoliberal es malo, pero en el presupuesto queda claro que se cuida mucho de
cumplir con los preceptos neoliberales, sobre todo, sin déficit peligroso, y
austero.
Fuera de eso, la situación cambia en los
detalles. El aumento del 1% al área de
seguridad implica una reducción de presupuesto real, pues la inflación fue
superior al 1%. Todo tipo de análisis
que se ha realizado a nivel nacional e internacional señala que el presupuesto
para todo el aparato de seguridad y justicia debería de ser el triple de lo que
es actualmente. El aumento del 1% lo que
le dice a los mexicanos es que la prevención del delito, la persecución del
delito vía procuración de justicia, la administración de justicia, todos ellos
temas torales y fundamentales para cambiar la historia de sometimiento ante el
crimen de los gobiernos pasados y presente, no le interesan al gobierno. Tú seguridad como ciudadano no le interesa
al gobierno, la reducción de partidas para estados y municipios en el tema de
seguridad implica que no sólo el gobierno federal te seguirá proporcionando el
mismo nivel de seguridad, que es mínimo cuando no nulo, sino que también
estados y municipios podrán hacer menos de lo poco o nada que hacían para
atender tus problemas de seguridad.
El rezago en las fiscalías federales y
estatales es brutal. No alcanzan los recursos, considerando que sólo se
denuncia el 3% de los delitos. De esos
literalmente no se investiga nada, salvo cuando hay una mano interesada que
paga la investigación, o cuando por razones políticas se le otorga
prioridad. Y si vamos a la
administración de justicia que en teoría debería de ser pronta y expedita,
llegamos a lo mismo. Los asuntos escasos que llegan a los tribunales, se llevan
años y años, precisamente porque no hay ni suficientes tribunales ni
suficientes recursos para administrar justicia a los mexicanos. No es de extrañar que la costumbre de
hacerse justicia por la propia mano sea la que predomine en el país.
En el caso de la guardia nacional, el
presupuesto señala que no alcanza ni para pagar sueldos de los efectivos
actuales, y lo que quiere decir, es que los generales serán los que controlen
los recursos humanos, pues a los efectivos de la guardia que es civil en la
ley, seguirán en la nómina del ejército y la marina.
Hay una reducción en el presupuesto al
programa Jóvenes construyendo el futuro, lo cual implica que el escaso efecto
anticíclico de este programa se reduce, en momentos en que la economía mexicana
ronda la recesión, y en los cuales la economía mundial amenaza el entorno local
con una reducción de su crecimiento económico.
El presupuesto habla más que mil
palabras. Nos dice por ejemplo que para
Dos Bocas se asignará menos del 10% del presupuesto total del proyecto, lo cual
implica que se mintió a los mexicanos afirmando que estaría lista en el
2021. De hecho, a este paso, el gobierno
actual inaugurará una parte nada más, sin que se termine a lo largo del
sexenio.
El gasto de inversión es mínimo, lo cual
plantea que el gobierno no va a apoyar la reactivación de la economía mediante
construcción de obra pública. Y lo que
nos dice es que ni el gobierno ni la iniciativa privada van a invertir, lo cual
nos lleva a un escenario de recesión o estancamiento económico para 2020. Más de lo mismo que hemos sufrido en
2019. Mucho desempleo, cierre de
empresas, reducción de la capacidad económica de las áreas del país menos
favorecidas, y recesión en algunos estados, pues con un crecimiento tan
desigual, para quedar en ceros, habrá estados que aumenten el tamaño de su
economía y los estados más pobres lo reducirán, afectando primero a los pobres
de México.
La intención de aterrorizar a los
contribuyentes para que el SAT pueda recaudar cien mil millones de pesos
adicionales, puede ser aún más grave, al desalentar la inversión ante la falta
de seguridad jurídica, y violación del principio de inocencia con las medidas
de considerar evasión fiscal como delincuencia organizada. Recordemos que la primera vez que se
aplicó la ley de extinción de dominio fue durante la Alemania nazi en contra de
los bienes de los judíos, es decir en contra de los enemigos del estado.
Decidir que las empresas privadas no
inviertan en aguas profundas, lo cual no representa ni un peso de costo para
Pemex o México, y si beneficios económicos en el corto plazo. Arriesgar la estabilidad macroeconómica de
México, con la posibilidad de mandar a bonos basura los de Pemex, me parece
totalmente irresponsable. Recordemos
que los beneficios de un pozo petrolero en manos privadas son mayores que los
beneficios que otorga el pozo en manos de Pemex, por la diferencia de costos,
el nulo riesgo, y el porcentaje mayor de beneficio que otorga la empresa
privada.
En fin, el presupuesto no apoya a la salud,
reduce un 50% a las escuelas de tiempo completo, es decir, afecta a padres y
madres trabajadores. En los detalles
está el diablo que nos habla de una izquierda anquilosada, en lugar de una
izquierda moderna. Las políticas de
bienestar ocultas. Nada de apoyo a la
energía renovable. En fin, grave lo que
el presupuesto nos comenta vía sus números, Números que pocos en México
entienden, y aunque se traduzca, nadie hace nada.
Tenemos el gobierno que merecemos, Quizá un
mejor gobierno del que nos merecemos, por falta de participación ciudadana.