Lo
comentado contigo querida Córdoba, aplica a todos los municipios del país, y
ojalá le sirva a los electores para reflexionar su próximo voto en 2021.
José Miguel Cobián | 20 enero de 2020
Tribuna
Libre.- Fíjate Córdoba que participando en un chat de
WhatsApp alguien comentó que un par de regidores buscaban moche en un asunto de
un ayuntamiento. En otro caso, me
platicaron de cómo el cabildo cambió una decisión de instalar en colonias
populares el producto ¨y¨ en lugar del producto ¨x¨ porque los regidores
recibieron en conjunto dos millones de pesos de moche. En un tercer caso, platicaron de sobre
facturación de ciertos activos adquiridos por un ayuntamiento, para beneficio
del alcalde en turno.
Estas historias que son comunes a todos los
ayuntamientos del país se repiten una y otra vez. Los votantes se preocupan por
quién será su alcalde, pero no toman en cuenta a los regidores y al
síndico. Sin considerar que unos y
otros, todos los miembros del cabildo representan a un sector de la población,
que debe vigilar a los otros integrantes del cabildo, para evitar moches y
tranzas, ya que con esas ¨ actividades ¨ se perjudica a todo el municipio.
Sin importar si es grande o pequeño, no hay
municipio en el país en el que no se cuenten muchas o pocas historias
similares, por lo menos, desde hace 60 años.
Te das cuenta, se-sen-ta años y México no cambia.
En múltiples ocasiones me he puesto a pensar
que haría yo en un caso similar. He
platicado con alcaldes y ediles, que en todos los casos, afirman conocer
ciertos actos de corrupción de sus colegas, ya sea del alcalde o de los otros
ediles, y sin embargo nadie denuncia. En
algunas ocasiones no se denuncia porque los arreglos son en lo oscurito y en
efectivo, lo cual provoca que sea muy difícil poder comprobar algo. En otras ocasiones, incluso cuando el robo al
erario público es claro y manifiesto, simplemente nadie quiere tener problemas
graves, ni dentro del cuerpo edilicio, ni quienes desde fuera pueden allegarse
de las pruebas para poder denunciar.
Los ediles en general parece que forman parte
de la mafia siciliana, haciendo el pacto de la Omerta, así que ni siquiera bajo
tortura comentarán y menos confesarán lo que saben de sus compañeros, a pesar
de ser de partidos diferentes, al final se hacen uno cuando de intereses
económicos se trata.
En el caso de los alcaldes, como requieren de
la firma del síndico y del apoyo de los regidores para sus proyectos, prefieren
hacerse de la vista gorda, en lugar de denunciar los actos de corrupción de sus
ediles, a cambio de tenerlos contentos y que aprueben lo que los alcaldes
proponen.
Yo siempre me he preguntado qué tan difícil
sería denunciar ante la opinión pública, cuando menos evidenciar que las
decisiones que toman no son las mejores para la ciudad. Si no es posible allegarse pruebas
documentales que permitan una denuncia penal, cuando menos avisar previamente a
la ciudadanía que en tal sesión de cabildo se discutirá y decidirá algún asunto
importante para la propia ciudadanía, y que es necesario que estén atentos los
ciudadanos a una posible traición de los ediles. Pero ni eso hemos visto en la historia de
México.
Si acaso, de repente nos enteramos de una
denuncia como la que sufrió el alcalde de Tehuacán, pero en ese caso, se trata
de una venganza del gobernador de Puebla ya que no accedió a instalar en
diversos puestos municipales a allegados y recomendados del propio
gobernador. También existió la denuncia
del cuerpo edilicio por diferencias económicas con el ex alcalde Patjane, quien
seguramente tampoco tiene la conciencia tranquila. Así que cuando ha sucedido, se debe a riñas
políticas y no beneficiar a la señora justicia o a la población
El título de esta colaboración va en el
sentido de que muchos o pocos millones de pesos, todos los municipios manejan
mas dinero del que normalmente el alcalde ha manejado en su vida. Lo
preocupante es que al no haber cultura política, los alcaldes usan el
presupuesto municipal como si fuera de su propiedad.
Lo mismo compran las conciencias del resto
del cuerpo edilicio (que generalmente se deja comprar), e incluso, llegan a
comprar protección de algún funcionario estatal de mucho peso, que pueda
influenciar en el órgano de fiscalización o incluso en el propio ORFIS se llega
a arreglos convenientes para ambas partes, pero totalmente dañinos para el
erario y la población
En el caso de Córdoba hablamos de alrededor
de seiscientos millones de pesos anuales.
Dinero que se reparte en nómina, gastos e inversión. Hay municipios que ahorran como es el caso
de Orizaba, lo cual genera excedentes para inversión, y hay municipios como
Córdoba, donde la mayoría (si no es que toda) la obra pública se realiza con
recursos gestionados ante el estado o la federación.
Nadie en los municipios es consultado para la
realización de la obra pública salvo los ediles. A veces se cumplen compromisos verbales,
realizados por el alcalde en zonas marginadas.
En otros casos, ni eso. Se acusa
al cabildo de no haber aceptado el proyecto (por instrucciones del propio
alcalde), y con eso el alcalde en turno se excusa de la falta de cumplimiento
de su palabra.
¿Qué puede hacer la población? Si hay evidencia dura de malos manejos o de
exceso de personal, presentar la denuncia correspondiente ante la fiscalía
especializada en delitos cometidos por servidores públicos. Pero eso no basta,
hay que darle seguimiento, pues no hay que olvidar que tu alcalde cuenta con el
presupuesto municipal para comprar conciencias.
Si no hay evidencia y sólo hay sospechas.
Debería la población de prestar más atención al uso que el cuerpo edilicio hace
de los recursos del municipio.
Lamentablemente solo en comunidades pequeñas y rurales existe esta
vigilancia y conciencia de que el dinero del municipio es dinero de cada uno de
los habitantes de ese municipio y no patrimonio del alcalde.
En otros casos, la población podría exigir
tener derecho a definir el número de empleados de confianza, sus sueldos
máximos. El nivel de gasto aceptable, y
sobre todo, los costos unitarios que se aplicarían a las obras
municipales. Costos que por cierto
aprueba cada año el congreso del estado, y son entre dos y tres veces los
costos de mercado.
Quién vende su voto. Quien por un regalo, unas láminas, un piso,
vende su conciencia, no acaba de entender que el ayuntamiento hace obra con
dinero de los cordobeses, es decir, a quién hay que agradecer es a los
cordobeses y no al alcalde o al regidor.
Todo lo comentado es lo que debería suceder,
en caso de malos manejos de un presupuesto municipal. Lamentablemente en México
poco nos importa vigilar al servidor público. No sabemos ser ciudadanos y
estamos condenados una y otra vez a sufrir las consecuencias de ello. Te invito a reflexionar que harías tú y
como evitarías lo que no te parece del manejo de las finanzas municipales.
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