José Miguel Cobián | 10 octubre. 2025
Tribuna
Libre.- Hace unos días puse un
comentario en mi muro de Facebook, que ha causado mucha controversia, incluso
gente pensante lo ha rechazado de manera tajante. El comentario fue el siguiente: ¨ Suena
divertido escuchar que perdimos la democracia... ¡Que Jamás tuvimos!¨
En el
concepto mexicano, la democracia tiene como característica principal la
elección libre de aquéllos que habrán de ocupar puestos públicos. No podemos pedirle a un mexicano que tenga un
concepto más profundo de democracia, porque jamás la ha experimentado, no tiene
experiencia ni conciencia de lo que implica una democracia en el sentido
amplio. Mucho menos conoce su los
derechos y obligaciones que pudiera tener un ciudadano, en una democracia de
ese tipo.
Por
ello, no voy a entrar a detalle en discutir los distintos tipos de democracia
que existen, y mucho menos las características de cada uno de ellos.
Es
verdad que para que exista democracia, un requisito indispensable es que los
votos se cuenten y que el resultado de esos votos muestre la voluntad
popular. Y en eso se basan quienes
consideran que México tenía una democracia en pañales, incipiente, naciente,
con un sistema electoral envidia del mundo, ya que los propios ciudadanos
enfrente de los representantes de los partidos políticos eran quiénes contaban
los votos, y daban fe del resultado en cada casilla electoral.
Pero
eso no es suficiente para que exista democracia. Eso apenas alcanza para demostrar que el conteo
de votos fue limpio, y simular que ese conteo de votos representa la voluntad
popular.
La
democracia en su forma más simple, implica que los ciudadanos decidan quién los
va a gobernar. Y que la decisión se tome de manera libre y consiente. Una decisión que no es libre, que no es
analizada, automáticamente no cabe en el concepto de democracia. Y menos aún,
cuando los ciudadanos no escogen a quiénes son los abanderados de los partidos
políticos. El primer gran error que
considero existe en quienes consideran que la democracia comenzaba a nacer en
México, es que creen que el sistema de partidos escogía a sus mejores hombres y
mujeres, para que luego los ciudadanos escogieran entre ellos.
Eso es
falso, cuando no se vendían las candidaturas, se aprobaban entre una junta de
notables del partido, a cuál de ellos más corrupto. O se otorgaban en función de la promesa de
negocios futuros con el erario. O en su caso, provenían de la decisión de una
sola persona, que es la que decidía cada candidatura. En todo este proceso de selección, el
pueblo mexicano era un simple observador, viendo como las cúpulas de los
partidos se repartían los cargos públicos en función de sus propios intereses,
ya fueran personales, gremiales o de grupo.
Incluso, se repartían candidaturas por sectores, por ejemplo el obrero,
el popular, el gremio de comerciantes, el gremio industrial, etc. Y el pueblo nada más las avalaba.
Se
menciona la segunda mitad del gobierno de Zedillo como el momento en que nace
la democracia mexicana, no como una democracia plena sino como un bebé
balbuceante, que tiene que crecer y madurar.
Y sí, el único avance real fue el de que ahora los votos se contaban de
manera independiente, gracias a la gran idea y reforma de don Jesús Reyes
Heroles. Pero nada más.
A
partir de ese momento, el fraude electoral ya no se realizaba en el conteo de
los votos. Para comenzar un porcentaje
de los votos siempre fueron comprados.
Vaya, si hasta en las asambleas internas de los partidos que presumían
de democráticos, para la elección de los candidatos se compraban los
votos. Por lo tanto, ya llevamos dos
puntos en contra de una democracia plena, el pueblo no escoge a sus candidatos,
y cuando los escoge, es una élite (los miembros del partido) que venden las
candidaturas.
Se
menciona que la transición a la democracia quedó consolidada con el cambio de
gobierno de Zedillo-PRI a Fox-Pan. Los
resultados están a la vista, prácticamente nada cambió en el país. Es más, el gobierno fue menos eficiente e
igual de corrupto con el PAN que con el PRI.
La voluntad que decidió que ganara Fox, no fue la voluntad popular. Los grandes operadores políticos, los que
acarrean o manipulan votantes, recibieron instrucciones desde el poder, para no
mover las masas a favor de Labastida, y eso bastó junto con la inercia el
posible cambio democrático y de milenio
para que Fox, con muchísimo dinero de por medio, y por lo tanto, por los
intereses que ese dinero representaba, llegara al poder. Así, ante el mundo México pasaba –por
conveniencia no de facto- a convertirse en democracia.
De Fox
a Calderón, el dinero fluyó para frenar un movimiento popular generado por
AMLO, y vimos como el candidato del PRI, perdía votos todos los días, fluyendo
información desde el propio gobierno para desprestigiarlo. Igual que hoy se bajó de la aspiración para
el 2030 a Adán Augusto. Porque no hay
político que no tenga cadáveres en el clóset.
Calderón
por su parte, acordó con el grupo Atlacomulco que su abanderado sería el
próximo presidente de México. El acuerdo
quedó muy claro con la total falta de apoyo a la candidata de acción nacional
Josefina Vázquez Mota. Y es que el
dinero mueve a los mexicanos. No sólo
con la compra de votos, la posibilidad de moverse, la posibilidad de tener espectaculares,
la posibilidad de hacer mítines atractivos.
Todo lo que vimos con la elección interna de morena, es lo mismo que se
acostumbraba antes, para manipular al votante.
Ese es
el secreto, el votante manipulado, vota por quién los medios de comunicación y
la comunicación política lo impulsa a votar.
Ahora en lugar de engañar en el conteo de votos, se manipula al votante,
se le miente, se le engaña, se desprestigia al contrario en voz de figuras
confiables de la comunicación. Y un
votante manipulado no otorga un voto libre e informado, requisito mínimo para
que haya democracia.
Siempre
me preguntan si creo que el mexicano es tonto, y por eso no emite un voto
inteligente. A las pruebas me
remito. Labastida estaba mucho mejor
preparado que Fox. Antonio Meade es una
eminencia y ganó AMLO. Para no ir más
lejos.
En la
elección de 2024 para la presidencia, a todos nos quedó claro que fue el propio
AMLO quién decidió subir la popularidad de Xóchitl para que ella fuera la
candidata de la oposición. No sólo eso,
cuando Beatriz Paredes creció en la interna para elegir al candidato de
oposición, en lugar de hacer la elección interna que tanto cacarearon, la
cúpula de la oposición decidió que Alito saliera a reconocer la derrota en la
interna de Beatriz. La razón es muy
clara, con todo y su edad, su dificultad para caminar, Beatriz no se
disciplinaría. Beatriz era una operadora
política de abolengo. Beatriz podría
haber puesto en aprietos a Morena, y el acuerdo de toda la oposición era apoyar
a la candidata de morena. Tan fue cierto
esto, que el apoyo a Xóchitl fue mínimo por los tres partidos políticos de
oposición.
Si los
partidos políticos se ponen de acuerdo para apoyar o dejar de apoyar a sus
propios candidatos, eso le otorga una enorme ventaja al candidato que de
antemano se decidió debe de ganar la elección. La experiencia así lo
demuestra. Una y otra vez, desde las
concertacesiones de Salinas a la fecha, la voluntad popular no cuenta, se le manipula,
se le engaña o se le compra, para que voten por quién ya está decidido que va a
ganar. Y eso, estimados amigos, NO ES
DEMOCRACIA.
Engañarse
a sí mismo no vale la pena. Idealizar
que con sólo contar los votos es suficiente para que haya democracia, es una
gran mentira. EN MÉXICO JAMÁS HA HABIDO DEMOCRACIA.
Si no
estás de acuerdo, te invito a discutirlo en mi muro de Facebook. (9) Facebook https://www.facebook.com/jose.miguel.cobian.elias.2025
elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex

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