* La tragedia del norte de Veracruz exhibe a Nahle * Ignoró las voces de alerta * Canceló el seguro de daños catastróficos * La ayuda llega tarde o no llega * 30 muertos en la conciencia * Y se enchila se frente a la realidad * Pedro Miguel Rosaldo usurpa funciones * Entrega patrullas sin ser autoridad
Mussio Cárdenas Arellano | 18 oct 2025
Tribuna
Libre.-
Cinco
días tuvo Rocío Nahle para alertar, ordenar desalojos, advertir que los ríos
crecían, se desbordaban, evitar la destrucción de hogares y la pérdida de
vidas. Nada hizo y la tragedia la alcanzó.
Con el
agua al cuello, deslizó entonces una frase insensata: “se desbordó ligeramente
el río Cazones”.
Fue
algo ligeramente peor. El Cazones y otros ríos, sus afluentes, los cuerpos de
agua, salieron de cauce, desbordaron presas, desgajaron cerros, arrastraron
árboles, inundaron sembradíos, se llevaron ganado, maquinaria, postes de
energía, y casas, y vehículos, y enseres, y sueños, y felicidad.
Y
arrastraron, revolcaron, azotaron la soberbia, los aires de diva de la zacatecana
que mal gobierna Veracruz.
“Se
desbordó ligeramente el río Cazones”, soltó Nahle con su habitual torpeza.
Y esa
frase la mató.
Cinco
días papaloteando, desoyendo alertas, desdeñando el llamado a la prevención. Y
ahí comenzó a naufragar. Y después del meteoro, la ayuda llega mal, tarde,
aplicándola selectivamente o simplemente no llega.
A
diario, una y otra vez, el Meteorológico Nacional advirtió el potencial
lluvioso en la Huasteca, el crecimiento de los ríos, el efecto devastador que
podría tener.
Nadie
puede impedir el impacto de un huracán, una tormenta, una tromba, pero la
prevención atenúa los daños. Y la indolencia, en cambio, incuba estragos. Y la
negligencia provoca muerte, hogares arrasados, el patrimonio perdido.
Nahle
fue omisa. El alcalde de Poza Rica, Fernando “El Pulpo” Remes fue omiso. Los
alcaldes del norte que aún después de la tragedia, no actúan, son omisos. Y esa
omisión es negligencia y si provoca muerte, es negligencia criminal.
Así
pues, los negligentes criminales llevan récord perfecto: 29 muertos, 18
desaparecidos, 300 mil damnificados, miles de viviendas dañadas, cientos de
miles de enseres del hogar destruidos, el comercio destrozado, escuelas
paralizadas. Y el dolor que se nutre de la impotencia. Y el reclamo que termina
en ira. Y el dolor que jamás los va a abandonar.
Y todo
porque “el río Cazones ligeramente se desbordó”.
Nahle
no imaginó que el destino la habría de alcanzar. El desastre sacó lo peor, su
otro yo, la Nahle real.
Desoyó
todo, el llamado del Servicio Meteorológico Nacional, las voces que advertían
que la Huasteca terminaría convertida en una alberca monumental.
Hay
miles de voces sosteniendo que nunca hubo un aviso oficial que conminara a
desalojar las viviendas. Hay reclamos por la pasividad del alcalde morenista
Fernando Remes. Hay cientos de voces que increpan y exigen respuestas, que
mientan madres, que fustigan y encaran a la alcaldesa de Álamo, Lilia Arrieta.
Y
cuando tienen a distancia a la presidente Claudia Sheinbaum, no la dejan
hablar. Y la presidenta saca lo peor de sí, el gesto autoritario, el ademán que
agravia, el dedo sobre la boca conminando a callar.
La
tragedia de Poza Rica y Álamo y 40 municipios más, retratan a Rocío Nahle en su
justa dimensión: inepta, insensible, incapaz de intuir que antes, durante y
después, el saldo de la tragedia permitiría medir qué tan torpe es. Un desastre
natural es el catalizador de quien ejerce el poder.
Nahle
no aplicó prevención ante los efectos del temporal y cometió un error garrafal
cancelando el seguro contra eventos catastróficos que hasta el ex gobernador
Cuitláhuac García mantuvo para enfrentar estragos provocados por la fuerza de
la naturaleza.
Nahle
lo sustituyó con un engendro financiero que no termina de nacer. El 30 de mayo
venció el seguro contratado por Cuitláhuac García y Nahle ya no lo renovó. Se
perdió la cobertura de 400 millones de pesos, dinero líquido para enfrentar la
reconstrucción.
Lo
sustituyó con un fideicomiso denominado Aseguradora Veracruzana de Servicios
Integrales que dice la gobernadora servirá para enfrentar daños por desastres
naturales y otorgar seguridad social a los trabajadores del gobierno. ¿Y en
Instituto de Pensiones del Estado para qué está? Suena a negocio. Cientos de
millones en un fondo que el Clan Nahle-Peña haría “sudar”.
El
enredo es fenomenal. Nahle tiene el rostro descompuesto y el humor agrio,
sacudida por la paliza que le propina la prensa crítica y el repudio en las
redes sociales.
Iracunda,
desfasada, responde con una carcajada demencial o encarando con desplantes,
mirada de desquiciada, la voz majadera, cuando la reportera de Televisa,
Carolina Ocampo, le pide saber si canceló el seguro contra eventos
catastróficos. “Tengo que decirles algo. Esto no es cuestión de dinero. Ese no
es el problema”, escupe la gobernadora. Y se va.
Pues sí
lo es. Si no hay seguro, si el fideicomiso recién inventado carece de recursos,
Nahle tendrá que cancelar obras, carreteras, puentes, escuelas, sus viajes para
“poner de moda a Veracruz”, y usar los fondos para reactivar Poza Rica y Álamo,
según dice, como si fueran los dos únicos sitios devastados por el desastre.
¿Por
qué Poza Rica? ¿Por qué no Ilamatlán, El Higo, Ixhuatlán de Madero, Coxquihui y
decenas de municipios más? Por una razón política. Porque a Poza Rica, Rocío
Nahle lo agravió. En Poza Rica perpetró un atraco electoral. En Poza Rica se
robó la elección, maniobró, alteró la votación, manipuló las boletas
electorales, le bajó la votación a Movimiento Ciudadano, se amafió con los
tribunales electorales y consumó un fraude electoral. Y por eso, el pueblo la
repudia y no se lo va a perdonar.
Nada
es, hoy, como Rocío Nahle imaginó. Su mundo de caramelo no existe. Un temporal
atípico, la falta de voces de alerta, la gente que aguantó la embestida en sus
casas, los 29 muertos, los 18 desaparecidos y los 300 mil damnificados, la
ayuda tardía o la ayuda que no llega, le dicen que su gobierno falló.
Comenzó
mal y lo está haciendo peor.
METADATO
Lo que
hace Pedro Miguel es usurpación de funciones, y es delito. Ahora es gestor de
patrullas y motos para Tránsito de Coatzacoalcos. Y en una ceremonia oficial
hace entrega de las unidades, ufanándose que fue una gestión suya ante la
Secretaría de Finanzas y Planeación. “Es resultado de una solicitud a la
gobernadora. Se hizo una ampliación presupuestal en la Secretaría de Finanzas y
pudimos adquirir estas patrullas. No solo se están entregando aquí, sino en
distintas ciudades; a Coatzacoalcos le tocaron cuatro, y el próximo año vendrán
también cuatro motocicletas”. Pedro Miguel Rosaldo García dijo: “pudimos
adquirir”. ¿Quién: él y Nahle? ¿Pedro Miguel y el secretario de Finanzas,
Miguel Santiago Reyes? ¿Pudimos? ¿Acaso Pedro Miguel es parte del gobierno de
Veracruz? Como sea, la entrega de patrullas es un acto de autoridad y el
alcalde electo de Coatzacoalcos se asumió como protagonista de un evento
público sin tener aún la investidura de presidente municipal. Es usurpación de
funciones. Y es delito…
https://mussiocardenas.com/la-negligencia-que-provoca-muerte-es-negligencia-criminal/

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