Juan Javier Gómez Cazarín | 15 oct. 2025
Tribuna
Libre.- Hace apenas dos semanas mis compañeros y yo estábamos en la alcaldía
Iztapalapa y en Ciudad Netzahualcóyotl, barriendo lodo y levantando censos en
una zona de graves inundaciones. Y en aquella ocasión les compartía dos
pensamientos:
El
primero, que después de haber estado en Pinotepa, Oaxaca, podía decir que en la
playa o en la gran ciudad, el desastre provoca el mismo dolor, la misma
sensación de pérdida, el mismo desamparo de no tener una cama limpia donde
dormir esa noche, ropa para cambiarse o un lugar donde preparar nuestros
alimentos.
El
segundo, que lo hacíamos desinteresadamente, pero también conscientes de que la
vida da vueltas y de que los desastres naturales siempre están al acecho.
Menos
de quince días después nos tocó en Veracruz. Hoy nuestros paisanos del norte
viven las consecuencias del peor desastre natural en más de 25 años. Poza Rica,
la cuarta ciudad más poblada del Estado y la principal de la zona norte, es el
epicentro del drama.
Personalmente,
creo que cualquier reacción que no sea poner manos a la obra es una mezquindad.
Y en la política abunda gente mezquina que trata de politizar la tragedia
(aunque por fortuna no es toda). Normalmente, lo más inteligente y lo más sano
es ignorarlos.
Pero de
vez en cuando sí merecen una respuesta.
A los
que atacan a la presidenta Claudia Sheinbaum y a la gobernadora Rocío Nahle,
les digo que es una mezquindad regatearle a ellas y a sus Gobiernos su
compromiso y dedicación con los damnificados. Les digo que es una bajeza no
reconocer que el Gobierno de México y el de Veracruz están volcados en
responderle a los municipios afectados.
Y
conste: no me refiero a la eventual reacción encendida de la gente lastimada
por la pérdida. Esas personas, claro, tienen todo el derecho del mundo de estar
consternadas y de sentir frustración, tristeza, enojo, miedo. También tienen
derecho a desahogarse. Si una señora no encuentra a su familiar y me quiere
gritar a mí, ¿como reprochárselo? ¿Cómo estaría cualquiera de nosotros en su
lugar?. La presidenta Sheinbaum lo reconoció en su conferencia de prensa:
“sabemos que hay mucha desesperación y preocupación, pero los vamos a atender a
todos”.
No, no.
Claro que no hablo de ellos. Hablo de actores políticos que, desde la comodidad
de sus asientos de piel, lanzan dardos envenenados y azuzan a sus plumas a
sueldo para atacar a la Presidenta y a la Gobernadora. Hablo de quienes
explotan políticamente la tragedia humana que se vive en la zona norte. Hablo
de quienes no son capaces de donar una lata de atún (y mucho menos venir a
ayudar), pero buscan la ventaja mediática de lucrar con el dolor del pueblo.
Ellos
saben de quiénes hablo y saben que tengo razón cuando les digo que su
mezquindad no tiene perdón.

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