Tribuna Libre / Héctor Yunes Landa
Columnista invitado
La actuación que han tenido nuestros atletas en los Juegos Panamericanos es algo digno de ser comentado en este espacio. Entre tantas noticias desalentadoras en el mundo y particularmente en la coyuntura que vive nuestro país, el resultado que han logrado cientos de jóvenes competidores y competidoras, sus entrenadores y cuerpo técnico, así como toda la infraestructura material y humana que los ha respaldado, merece nuestro pleno reconocimiento.
Hasta el momento de redactar este artículo, los atletas mexicanos habían logrado 132 medallas, de las cuales 42 eran de oro, 40 de plata y 50 de bronce, todo esto sin considerar el destacado nivel de muchos jóvenes que tuvieron un buen desempeño aunque no hayan obtenido una medalla.
Esta es una actuación histórica para nuestro país, la mejor que ha logrado en esta justa continental, superando a países con trayectorias notables como Canadá y Argentina, quienes hasta hace unos años nos superaban por una distancia considerable. Hoy, todo parece indicar que México habrá de terminar en un honroso cuarto lugar, siendo superado por tres potencias deportivas a nivel mundial: Estados Unidos, Cuba y Brasil.
Se puede argumentar en contra de esto la condición de local que tuvieron nuestros atletas, pero baste recordar que en otras justas deportivas hemos sido locales sin haber obtenido un buen resultado. También puede oponerse el argumento de que esto tiene un efecto mediatizador y distractor de nuestros verdaderos problemas, pero si despreciamos este esfuerzo y este logro, desperdiciamos la oportunidad de lograr un disfrute de un espectáculo muy meritorio y una tregua para nuestras aflicciones.
Me parece que no debemos regatear ni escatimar el reconocimiento y la felicitación para nuestros atletas y todas las personas que han hecho posible este resultado; de lo contrario, significaría que somos incapaces de admitir y darnos cuenta de lo bueno que nos sucede, ofuscados por la adversidad que enfrentamos.
Ni todo es Política ni todos son problemas; como dice una canción: tenemos muchas cosas buenas en la vida y afirmo que no debemos perderlas de vista. Los problemas existen y seguirán allí pero este ejemplo de esfuerzo y superación puede servir para estimularnos y ser un referente para nuestra actuación en nuestra vida privada, pero incluso en la vida pública.
Para quienes han tenido la oportunidad de disfrutarlo, ha sido muy grato ver a los atletas en remo, racquetbol, frontón, squash y tenis de mesa, así como atletismo, tiro con arco. Mención especial merecen sin duda los clavados y la gimnasia; en los primeros se logró una actuación brillante y el surgimiento de nuevos jóvenes que representan una gran esperanza para el deporte nacional; en la gimnasia hubo un brillo especial y la insuperable actuación de una joven atleta jalisciense que maravilló a todos y fue considerada la reina de estos juegos.
En el balompié fue muy meritorio haber logrado el oro, en especial por haber superado a una potencia como Argentina, quien ya se había convertido en algo así como nuestro “coco”. Y qué decir de nuestros ejemplares competidores de basquetbol varonil; derrotaron ni más ni menos que a la mayor potencia mundial, Estados Unidos y habrán de disputar la final contra Puerto Rico. Sea cual sea el resultado es un avance meritorio y al lado de nuestras mujeres basquetbolistas, merecen nuestro pleno reconocimiento, así como el buen papel de nuestros representantes en el volibol.
Desde luego que merecen también nuestra felicitación los organizadores de estos juegos, puesto que los comentarios emitidos en muchos medios de comunicación en el mundo son muy favorables. Ha habido orden, puntualidad y, sobre todo lucimiento, con una inauguración muy espectacular e instalaciones muy dignas para la realización de las justas.
Es obvio que no debemos echar campanas al vuelo ni embriagarnos de felicidad y relajarnos pensando que ya estamos cerca de ser una potencia mundial. Este resultado, aunque encomiable, no debe ser sino un acicate, un punto de inflexión y de partida para seguir trabajando en pos de un mejor desarrollo del deporte nacional. Es mucho lo que falta por hacer y para ser justos, el mayor mérito se debe al esfuerzo personal de nuestros atletas más que al resultado de una auténtica política pública en materia deportiva.
El Estado mexicano y su representante más concreto, el gobierno en todos sus órdenes, debe hacer un gran esfuerzo para respaldar a los niños y jóvenes que destacan en la práctica de algún deporte, para evitar que se sigan perdiendo miles de potenciales medallistas y futuros ciudadanos que servirían de ejemplo para las generaciones sucesivas.
Fortalecer la infraestructura en cuanto a instalaciones e instituciones, dotar de mayor presupuesto, propiciar una mayor acción interinstitucional para detectar y apoyar niños y jóvenes con aptitudes, apoyarlos para que dediquen más tiempo a perfeccionar su técnica, y muchas otras cosas que los deportistas necesitan, debe ser una prioridad para el Gobierno de la República y los gobiernos estatales, así como para los ayuntamientos. Lo mejor sería preguntarle a los deportistas y entrenadores que es lo que necesitan.
No soy, desde luego, un experto en lides deportivas, pero me ha parecido pertinente dedicar este espacio a reconocer el gran trabajo realizado por nuestros jóvenes atletas. Desde este modesto espacio, he querido sumar mi respeto y congratulación porque creo que el deporte es un aspecto fundamental en la formación de nuestros niños y jóvenes. Estoy convencido de que un niño que se forma en los valores de una competición justa, respetando las reglas y logrando un resultado exitoso, tiene muchas probabilidades de desarrollar una vida provechosa y basada en valores, con apego a la civilidad y amor por su comunidad.
Vaya pues nuestro reconocimiento, felicitación y respeto para todas y todos los atletas que han hecho posible que los mexicanos nos sintamos contentos y muy estimulados con este gran resultado para el deporte mexicano. También enviamos un abrazo fraterno y nuestro reconocimiento a Guadalajara, por haber realizado un gran trabajo en la organización de estos Juegos Panamericanos. Enhorabuena y Adelante.
