México, D.F. | 22 julio de 2013
Tribuna Libre.- La barrera entre un depredador sexual y un niño en internet
es tan delgada como la misma pantalla de una computadora. Detrás de un monitor
pueden ocultarse mentes criminales entrenadas para hacer clic y enganchar a
cualquiera de los 15 millones de usuarios menores de edad que navegan en
México.
Un simple “Me gusta” en Facebook, un inofensivo piropo en el
mail, o un “yo sí te comprendo” en el chat pueden ser el inicio de una
sofisticada estrategia para enganchar a menores de edad con fines de extorsión,
explotación sexual o secuestro.
“Si fueras un delincuente no dudarías en estar buscando
usuarios desprevenidos en las redes sociales; se arriesgan menos a ser
descubiertos y a ser atrapados, porque los operativos cibernéticos no son tan
eficaces como pueden ser los operativos en un bar”, dijo Armando Novoa,
director general de la Alianza por la Seguridad en Internet (ASI).
De enero de 2012 a marzo pasado, la Policía Federal
identificó a 548 presuntos pederastas operando en sitios de internet, pero a
todos los dejó libres y ni siquiera desactivó sus páginas ni sus direcciones de
correo electrónico.
Falsas solicitudes de amistad
Hace apenas tres meses, Liz desapareció. A través de
Facebook, un criminal manipuló a esta niña de 14 años hasta que consiguió
convencerla de abandonar a su familia para irse a Puebla a trabajar con él.
La captación de menores en la red con fines sexuales puede
llevar unos minutos, horas, días o meses, según los objetivos y necesidades del
agresor y las reacciones de los niños, de acuerdo con el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (Unicef).
Al pederasta que engatusó a Liz, le tomó 45 días obtener su
amor, su lealtad y hasta sus más íntimos secretos, mientras todos en casa la
creían a salvo.
“En los últimos años, las familias han tenido acceso a
internet de forma abrupta, pero no necesariamente a la alfabetización digital,
desconocen cómo identificar los probables riesgos a los que se enfrentan”, dijo
Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en
México.
Como los papás y maestros de Liz, quienes nunca le enseñaron
cómo transitar segura en internet, porque ignoraban las trampas del nuevo mundo
virtual, que a veces se convierte en un territorio sin ley, nadie conocía sus
contraseñas de Facebook o Hotmail, tampoco a sus amigos virtuales.
“Así como una persona puede andar en medio de los leones,
porque tiene esas habilidades, hoy a los niños necesitamos desarrollarles
habilidades digitales, pero no sólo con la visión de la SEP para aprovechar la
tecnología, sino para que estén seguros en internet; enfocadas a socializar y
andar por la vida, porque internet es su vida, es donde se desenvuelven”,
propuso Novoa.
Pero los padres de Liz ni sospechaban que había un criminal
acechando a su hija y que mientras trabajaba la voluntad de la pequeña también
convencía a otra adolescente de Guanajuato de viajar con él y a quién sabe a
cuántas más, pues algunos delincuentes llegan a tener hasta 200 menores de edad
en sus listas de amigos por chats, redes sociales o mensajería instantánea,
según investigaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Los pederastas logran un nivel de relación con el menor de
tal grado de solidez, que los niños les dan preferencia sobre la que tienen con
sus propios padres”, advirtió Novoa, de la ASI.
Tan es así que Liz todavía no dimensiona cómo ese hombre que
durante 15 días la trajo de una central de autobuses a otra, y que decía
amarla, sólo pretendía explotarla.
Empatía malévola
Quienes seducen a un menor por internet siguen un proceso
sistemático. Se preparan para entenderlos, saben qué les gusta, cuáles son los
temas de moda entre ellos, y se hacen pasar por sus mejores amigos.
Los acosadores se mueven en los sitios más populares entre
los menores de edad y un simple “hola” es apenas la primera de las siete etapas
de su método conocido como grooming o cortejo con el que buscan el encuentro
físico para perpetrar luego los diferentes delitos.
Después del primer clic en el ciberespacio entre un pederasta
y un niño, el criminal se enfoca en hacerle creer a su víctima todas las cosas
que tienen en común.
Valiéndose de su gusto por la cantante estadunidense Kesha,
el depredador atrajo el interés de Liz. Luego comenzó a enamorarla, a decirle
que la quería mucho, tanto que vendría desde Morelia, Michoacán, al Distrito
Federal nada más para verla.
“Cuando le compramos la computadora no sabíamos que le
estábamos dando una arma a nuestra hija”, confesó a Excélsior, Alejandro, el
padre de Liz.
Otros pederastas, ya empapados de las preferencias y gustos
de los niños, lanzan poderosos anzuelos, como ése que le soltó Óscar Israel
Guerra Sánchez a un pequeño de 12 años para que le enviara fotografías
tocándose sus genitales con la promesa de que, a cambio, le obsequiaría una
patineta.
Óscar Guerra ya había recorrido las siete etapas del
grooming. Tenía hora y lugar para encontrarse con el menor, pero sus planes se
desplomaron gracias a que la mamá del niño siguió cada una de las conversaciones
en la red y llegó a la cita acompañada por elementos policiacos que montaron un
operativo con el que se logró su captura.
Ésa, sin embargo, es una historia excepcional, porque en los
últimos tres años las autoridades apenas han podido atrapar a 18 criminales por
delitos de pornografía infantil, de acuerdo con cifras de la Fiscalía Especial
para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas
(Fevimtra).
El pederasta que enganchó a Liz, por ejemplo, sigue libre.
“Mi hija estuvo desaparecida 15 días y logramos ubicarla
porque de repente se conectaba a Facebook para seguir indicaciones del fulano.
El día que supimos que iba a viajar de Guanajuato a la Central del Norte, se
desplegó un operativo, pero al sentirse en peligro la dejó abandonada”, contó
Alejandro.
Entonces, las redes sociales que fueron el canal por el que
le arrebataron a su hija, se convirtieron también en la brújula para hallarla.
“Internet es un magnificador, todo lo que se puede hacer en
la vida real se puede hacer mil veces o millones de veces más en la red. Si
eres una buena persona, entonces en internet puedes ayudar a mucha gente, pero
si eres un criminal también puedes dañar a muchos”, aseguró Armando Novoa, de
la ASI.
Tan cínicos llegan a ser los pederastas y padrotes, que hasta
blogs creados para alabarse y mandarse saludos tienen, como
http://www.tlaxcala.tlax.com/cgi-bin/mostrarImagen.pl?galeria=31&imagen=10,
que operaba hasta 2011.
Piropos peligrosos
Todavía siendo diputada federal, Rosi Orozco se infiltró,
haciéndose pasar como adolescente en este blog, para investigar cómo operaban
los criminales. Bastó con que dijera que tenía 16 años y se inventara un nombre
para que en menos de 24 horas tres tipos la contactaran.
“Uno empezó a tratarme con mucha cultura, sabiduría e
inteligencia. Me hablaba como sicólogo, de la Biblia, de Dios. Yo le inventaba
que mi mamá era alcohólica y que mi padrastro quería abusar de mí. Primero fue
mi amigo y a los pocos días el tipo se me declaró. Durante 15 días, cada mañana
me despertó a las 7:00 de la mañana diciéndome: ‘hermosa, bonita, preciosa’”,
relató Rosi Orozco.
Tal nivel de manipulación alcanzó la relación virtual
monitoreada por la Procuraduría de Justicia del DF y la Policía Federal, que
por instantes hizo titubear a una diputada federal.
El día que por fin el delincuente y la supuesta adolescente
llamada Carmen se encontrarían cara a cara, Rosi Orozco tuvo miedo de que el
hombre detrás de la pantalla de verdad fuera la buena persona que fingía ser,
pero, para su sorpresa, había tratado con uno de los peores padrotes de la zona
de La Merced.
“De verdad yo creía que nos estábamos equivocando, que este
cuate no era malo. El día del operativo estaba hasta con pena. Imagínate, si
hasta yo, que he estado involucrada por años con el tema de la trata de
personas, por un momento caí, ponte en la cabeza de una adolescente”, concluyó
Orozco, presidenta de la Comisión Unidos contra la Trata, AC.
La astucia con la que se mueven estos depredadores en el
ciberespacio en busca de víctimas ha sorprendido a autoridades y activistas,
por lo que advierten que los niños deben estar prevenidos para alejarse de
ellos.
“Todas esas pautas que te van inculcando en clases de civismo
se deben elevar al ámbito digital”, dijo Novoa.
Hoy, por ejemplo, millones de cámaras celulares han retratado
a menores de edad desnudos o semidesnudos. Muchas de estas imágenes —que fueron
propiciadas tal vez por un romance juvenil, coqueteo o por presión de los
amigos— llegan a terminar exhibidas en más de 500 sitios de internet cuando la
mayoría de veces fueron enviadas nada más a la novia o al novio, alguien que
les gustaba o un ex, según información de la ASI.
El problema es que hay grupos criminales que han encontrado
la posibilidad de obtener pornografía infantil capturando lo que circula en la
red o incluso provocándolo y promoviéndolo.
Esta práctica conocida como sexting se volvió tan común, que
cuatro de cada diez niños entre 12 y 16 años conoce a un compañerito que ha
enviado o reenviado por internet o por celular imágenes suyas desnudo o
semidesnudo y un diez por ciento lo ha hecho.
De acuerdo con National Center for Missing and Exploited
Children, casi todas las víctimas de crímenes iniciados en internet eran
adolescentes, ninguno menor de 12 años.
Trampas en cada búsqueda
Pero en la red, también hay riesgos a los que se enfrentan
los más chiquitos, como toparse con contenidos sexuales mientras hacen la tarea
o simplemente buscan palabras tan populares para su edad como: “Princesas”,
“Barbie”, o “Tech Toys”.
Hace cinco años, Fermín García vio cómo su hija de sólo ocho
años encontró contenidos inapropiados en la red al escribir “Barbie” en el
navegador, pero al mismo tiempo se dio cuenta de que no había forma de
protegerla.
Esa preocupación por sentirse incapaz de evitar que su
pequeña hija volviera a encontrarse con páginas web pornográficas, lo empujó a
crear la empresa Sosvia, en la que desarrolló Saint, un software inteligente
que escanea cada sitio para saber si su contenido es educativo o potencialmente
ofensivo y entonces actuar como un muro de protección.
“Siete de cada diez niños han tenido contacto con algún
material sexual haciendo la tarea en la computadora y mientras más pequeños
sean es más fácil que estas imágenes se graben en sus mentes”, advirtió Carlos
Godoy, vicepresidente de operaciones y cofundador de Sosvia.
“Y esas imágenes pueden volver a los niños más vulnerables
ante un abuso, porque todavía no tienen un criterio establecido entre lo bueno
y lo malo, entonces, al verlo natural, creen que se puede hacer y se los pueden
hacer”, explicó Hidení Ochoa, sicóloga de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
Las imágenes son cada vez más violentas y van en aumento.
Mientras en el año 2006 había más de 10 mil páginas web sobre casos de abusos
sexuales contra niños, para 2010 la cifra era superior a 16 mil sitios, reportó
la Internet Watch Foundation.
En México, la Fevimtra ha encontrado incluso casos de bebés
de cero a seis meses que han sido utilizados para realizar pornografía
infantil, difundida a través de computadoras que muchos padres sienten todavía
inofensivas.
La realidad es que los criminales están cada vez más cerca de
sus víctimas a través de la red, y que así como generaciones pasadas actuaron
frente a los riesgos que iban en aumento en la calle para los niños, hoy urge
que los papás les adviertan a sus hijos que en el mundo en línea también hay
peligros. (Excélsior)