Héctor Yunes Landa | 01 octubre de 2013
Tribuna Libre.- Los fenómenos meteorológicos recientes han generado
pérdidas irrecuperables para la población de los estados afectados y enormes
daños materiales que tendrán que ser reparados lo más pronto posible para
devolver la tranquilidad a las familias perjudicadas. Al momento en que escribo
estas líneas se reporta el fallecimiento de 147 personas y las pérdidas en
vivienda y patrimonio de miles de mexicanos. Además, se calcula el detrimento
total de 613 mil hectáreas de cultivos y de 40 mil unidades productivas del
sector ganadero.
A escala nacional, 58 mil 531 personas han sido
desalojadas, de las cuales 39 mil se encuentran en albergues. En tan sólo
cuatro días se emitieron diez declaratorias de desastre natural para 167
municipios de ocho entidades federativas, lo que equivale al 20 por ciento de
las emitidas, entre el 1 de septiembre de 2011 y el 31 de julio de 2012.
La respuesta del Estado mexicano y el apoyo
constante de la sociedad civil han permitido optimizar el abasto alimentario,
el suministro de agua, el aprovisionamiento de luz eléctrica y comenzar con el
otorgamiento de apoyos para la reconstrucción de viviendas dañadas. El Gobierno
Federal ha anunciado que se encuentran disponibles más de 12 mil millones de
pesos del Fondo de Desastres Naturales para la atención de los daños y el apoyo
financiero, a través de donaciones, continúa.
Si bien, la respuesta y los avances logrados hasta
hoy, ante la grave coyuntura que vive México, son positivos, estamos en un
momento crucial en el que las acciones que se lleven a cabo podrán determinar
el rápido mejoramiento en las condiciones de vida de las comunidades o el
surgimiento de problemas adicionales a los ya existentes.
El deterioro de la infraestructura y de los
servicios básicos puede generar el surgimiento de enfermedades que en condiciones
normales serían prevenidas y atendidas con facilidad. Durante estos eventos,
frecuentemente se observa que la falta de un orden institucional sólido pone en
riesgo la integridad de los individuos más vulnerables y que el funcionamiento
inadecuado de los canales de subsistencia daña gravemente el tejido social ante
la desesperación y la miseria.
De manera específica, las inundaciones derivadas de
los fenómenos meteorológicos permiten el surgimiento de enfermedades,
principalmente de aquellas transmitidas por el agua y por vectores. La
contaminación de las fuentes de agua potable pone en riesgo la salud de quienes
tienen necesidad de utilizar dicho recurso en condiciones de escasez y pueden
desencadenar en epidemias. Frente a dichos riesgos, los sistemas de salud se
encuentran limitados y los insumos para atender a la población son
restringidos.
Conforme los niveles de agua bajan en una
inundación, nuevos problemas y riesgos deben confrontarse: la migración de
especies animales y la proliferación de charcos que constituyen fuentes de
infección; las condiciones deterioradas e inestables del territorio que
vulneran la seguridad de quienes pretenden regresar a sus hogares; la probable
confrontación civil y la falta de orden derivados de la búsqueda de apoyos y
del impacto psicológico al intentar asimilar las pérdidas.
Las experiencias previas de desastres generados por
fenómenos hidrometeorológicos en México y en el mundo, muestran que la
implementación adecuada de las acciones de recuperación es fundamental para
enfrentar las dificultades sociales, epidemiológicas, territoriales y
ambientales que pueden derivarse de las condiciones de devastación del entorno.
A partir de lo anterior, se pueden observar algunos
elementos básicos para la intervención en el momento actual. Las actividades
que se están llevando a cabo en los tres niveles de gobierno son atender a la
prevención en el marco de la reparación; es decir, están programando de manera
eficiente las medidas, las acciones y los apoyos que seguirán generándose
durante toda la etapa de restauración y ayuda.
Al respecto, resulta primordial proceder con base
en información confiable en torno la gravedad y de las condiciones del impacto
del desastre y las inundaciones. La generación de evaluaciones continuas,
certeras y ágiles constituye un insumo central para trabajar y prevenir los
riesgos mencionados.
A partir de dichos instrumentos, es necesaria una
focalización de los apoyos claramente definida, mediante el establecimiento de
prioridades sustentadas en el grado de vulnerabilidad de la población. Es
importante apoyar a las personas con menor fortaleza física e independencia,
proteger a los niños y los ancianos, y a las mujeres y los hombres que lo
necesiten particularmente.
El sistema de salud contingente, que atiende a las
apremiantes necesidades de la población y el mantenimiento de canales de
comunicación con la población afectada, debe sostenerse siempre. De la misma
manera, la coordinación entre sectores y organizaciones que participan en apoyo
a los afectados debe ser armónica. Aprovecho la oportunidad para reconocer al
personal médico y voluntarios abocados a atender a la población afectada.
Asimismo, existen espacios que requieren la
actuación y mejora en materia de asentamientos humanos, construcción de
infraestructura, comunicación y atención a contingencias que es necesario
revisar y atender con propuestas en beneficio de los más vulnerables.
Es importante demostrar lo que hemos aprendido de
desastres previos, que por desgracia han ocurrido en nuestro país, y actuar en
la reconstrucción de las condiciones de vida de todos los mexicanos afectados.
Considero fundamental, fortalecer medidas
cotidianas y eficaces de prevención, a la vez de vigorizar un sistema de
protección civil eficaz y coordinado para la tranquilidad de nuestra
ciudadanía, privilegiando la cultura de la prevención como se hace en el estado
de Veracruz y que ha sido apuntalada en los últimos años por el gobernador
Javier Duarte de Ochoa.
Confiemos en que podemos crecer a partir de lo
observado y lograr que los desastres naturales cada vez afecten en menor medida
a nuestra población.
PD. Desde este espacio reiteramos nuestra gratitud
y reconocimiento a la gran labor de nuestras Fuerzas Armadas.
Tw: @HectorYunes