José Miguel Cobián | 30
junio de 2014
Tribuna Libre.- Discutir
con uno mismo es más complicado de lo que pudiera parecer a primera vista. Apenas José y Miguel, las dos personalidades
de mi nombre, comenzaron a discutir sobre los parquímetros en Córdoba. He aquí sus puntos de vista:
José
está muy de acuerdo en que se instalen parquímetros en el centro de la ciudad,
lo cual va a agilizar la llegada de clientes potenciales, al evitar el
monopolio de calles apropiadas por los propietarios y empleados de negocios del
centro. Afirma que el número de
estacionamientos no es suficiente, además de que la mayoría cobran en exceso
sin que ninguna autoridad los controle o intervenga. Sobre todo porque por una estancia de 15 o 20
minutos, cobran la hora completa y eso le parece injusto.
La
propuesta del ayuntamiento de hacerse de parquímetros propios también le gusta,
pues elimina el argumento de que terceros harán negocio con las calles de la
ciudad, cuando debe ser la propia ciudad la que se beneficie de esos recursos.
Aunque
le suena un poco alto el importe de las máquinas que supuestamente ya están
apalabradas para expedir los billetitos con la cantidad de tiempo de que
dispone cada automóvil para estacionarse, sabe de buena fuente, que todavía en
el ayuntamiento no han decidido cuál será la empresa (por lo menos formalmente)
que se verá favorecida con la adquisición de los cajeros de banqueta.
Está
seguro de que el dinero será usado para mejorar las vialidades de la ciudad, y
quiere que se instalen lo más pronto posible.
Miguel por el contrario, insiste en que no
debe ser una decisión unilateral del ayuntamiento y menos de dos personas
líderes de cámaras empresariales, pues considera que se debe consultar a la
población afectada y escuchar la voz del pueblo.
A
Miguel no le gusta que el ayuntamiento se lleve más dinero a sus arcas, pues
considera que el reparto de puestos y prebendas en esta administración, opacó
con creces lo que tanto se le criticaba a los últimos gobiernos priístas. Es un firme convencido de que llegó un grupo
de panistas y que la cabeza decidió el reparto del botín, entendiéndose como
tal, los recursos del ayuntamiento. Como
argumento nos recuerda que el gasto por nómina y servicios personales es más
alto en este cuatrienio que en el anterior trienio.
Insiste
en que el dinero está mejor en los bolsillos de los cordobeses que en la
tesorería del ayuntamiento. Y poco o mucho que se pague en parquímetros, ese
dinero está mejor en las manos de sus propietarios actuales, aún cuando se
afecte la viabilidad comercial del centro de la ciudad.
A
cambio de los parquímetros, sugiere que se regulen las tarifas por cada cuarto
de hora o cada media hora, y que se establezca en el reglamento municipal, un
máximo de cuota por hora de estacionamiento, con el fin de que los propietarios
actuales no abusen, y además con reglas claras, pueda haber más inversionistas
interesados en proporcionar estacionamientos en el centro, con lo cual se suple
el monopolio de espacios para estacionarse que según José, existe en esa zona.
Miguel
dice que mientras para algunas cosas, el ayuntamiento nos trata como si
fuéramos del primer mundo, cuando se trata de tomar decisiones, éstas se toman
de manera unilateral, en lugar de tomarse en cuenta la voz del pueblo.
Total
que ante esta situación de mi doble personalidad, no estoy seguro de que esté a
favor o en contra de los parquímetros. Sobre todo porque he visto cómo tratan a
los turistas en Veracruz, los encargados de inmovilizar los vehículos cuyo
tiempo ha terminado. Sin el mínimo
criterio y con una marcada prepotencia.
Un
amigo (ese sí fuera de mi cerebro), afirma que el ayuntamiento nada más quiere
obtener más recursos de los no fiscalizables, para cumplir sus aviesos fines, y
exige que mejor se reduzca la plantilla laboral, y se reduzcan los
estratosféricos salarios que se pagan a determinados funcionarios, y afirma que
con eso se ahorraría la misma o mayor cantidad de dinero que la que se va a
obtener por parquímetros, e incluso insiste en que se puede regular el tiempo
que esté un vehículo estacionado, sin necesidad de instalar los parquímetros,
porque ya se hizo en otras ocasiones; mientras que un par de amigas, los ven
como la única solución a la imposibilidad de encontrar un cajón de
estacionamiento vacío en el centro comercial de Córdoba.
El
manejo del dinero, la forma de tratar a los automovilistas, y sobre todo la
aplicación estricta de la ley a todos por igual, nos dirán en el corto o
mediano plazo si Tomás Ríos se equivocó o fue un éxito su propuesta.