Héctor Yunes Landa | 16 febrero de 2015
Tribuna Libre.- El pasado domingo
lamentablemente creció mi consternación y aumento el luto en Veracruz por la
sentida muerte del muy querido Francisco Loyo Ramos, extraordinario ser humano
a quien recordaremos con gratitud y reconocimiento varias generaciones de
abogados que tuvimos la fortuna de ser sus alumnos en la Universidad
Veracruzana.
A pocos hombres
pueden considerárseles un ejemplo virtuoso por conjuntar la academia y la
vocación por el servicio público. El Maestro Francisco Javier Loyo Ramos fue
uno de ellos. Miles de veracruzanos
constatamos su preparación académica, honestidad, excelencia y sencillez.
Los que
compartimos con él momentos de intensas reflexiones, tenemos el deber de
transmitir su visión y sus valores a las siguientes generaciones; pero sobre
todo, tenemos el compromiso de continuar su labor para hacer de Veracruz un
mejor estado.
Nacido en
Cosamaloapan, en el corazón de la cuenca del Papaloapan, un 3 de septiembre de
1945, se caracterizó por ser un hombre de palabra, que siempre inspiraba
confianza en los que le rodeaban.
En lo personal,
tuve la gran oportunidad de conocerlo como estudiante en la Universidad
Veracruzana, donde era catedrático y director de la Facultad de Derecho; y
posteriormente, coincidimos en el Congreso del Estado de Veracruz en la
Legislatura donde fungí como diputado local y él era el Secretario General del
Congreso Local.
Muchos lo
conocieron y reconocieron en su andar, tanto en el campo de la investigación
desde el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UV, hasta su última
parada, en el Congreso Local; pasando por la Procuraduría General de Justicia
del Estado, el Tribunal Superior de Justicia del Estado, diputado federal y
local; buscando siempre en cada espacio generar nuevos conocimientos para
lograr el desarrollo del Estado de Derecho.
Refería que no
bastaba generar conocimiento y transmitirlo, también había que demostrar su
aplicación en la realidad jurídica y, en eso, el Maestro Loyo Ramos fue
magistral. Su conocimiento de la estructura gubernamental y su compromiso
social fueron, sin lugar a dudas, también confirmadas en su paso por la
Subsecretaría del Gobierno de Veracruz, dando muestras fehacientes de lo que
debe ser un hombre de Instituciones, cercano a la realidad política y social
que debe sortear. Él nos demostró que los hombres comprometidos con su deber
nunca ofrecen excusas, sino que siempre dan resultados.
Pocos como
“Pancho” Loyo conocían la actividad legislativa en todas sus aristas, su
experiencia y conocimientos como diputado federal y local, se tradujeron en 14
años de resultados como Secretario General del Congreso del Estado de Veracruz
de manera ininterrumpida en las últimas cinco Legislaturas. En reconocimiento a
ello, sería un atinado gesto que la Hemeroteca del Congreso del Estado de
Veracruz lleve su nombre.
Francisco Loyo
Ramos, nos dio un ejemplo más de su pasión por el servicio público, al
mantenerse firme hasta el último día al servicio de su querido Veracruz; así de
grande fue su compromiso y así de grande es el sentimiento que nos deja su
partida.
Desde este espacio
les reiteramos nuestro más sentido pésame a nuestra muy querida Maghaly, a sus
hijos Frank, Héctor y Javier. Que Dios derrame su bálsamo reconfortante para
superar pronto el dolor ante tan sentida pérdida. Descanse en Paz Francisco Javier Loyo Ramos,
hombre íntegro, funcionario eficaz e intachable, que se ganó el respeto y
admiración de muchas generaciones de veracruzanos.