A LA COMUNIDAD DE XALAPA:
Xalapa, Ver. | 27 febrero de 2015
Tribuna Libre.- Igual que mis
conciudadanos, estoy muy preocupado por la situación general que vive nuestro
país, pero especialmente por las graves condiciones políticas, económicas y
sociales del Estado de Veracruz. Veo ineficacia y corrupción en el gobierno,
abusos, injusticias, cinismo, ocurrencias, frivolidad, populismo e
insensibilidad.
La distracción de
recursos exprime los últimos pesos de un erario público ya exhausto, y la
indiferencia es la marca cotidiana ante las marchas, plantones, manifestaciones
y exigencias de campesinos, sindicalistas, empresarios, estudiantes y víctimas
de atroces delitos, que desgarran a las familias.
Por eso decidí ser
consecuente con mis ideales de que debemos construir un México mejor, y tomé la
determinación de competir en busca de un cargo público que me permita ser la
voz de los veracruzanos vulnerables, abanderar las causas sociales y denunciar
a los opresores.
Participo con
entusiasmo en varios grupos sociales de personas honorables, afines con mi
actividad dentro de la educación, la economía, el activismo ciudadano, el
deporte y la comunicación. En unión de la mayoría de esos amigos integramos la
asociación civil “Recuperemos Xalapa”, para participar activamente con
propuestas en el rumbo público de nuestro entorno inmediato, que es nuestra
ciudad y municipio.
Alentado por esos
vigorosos activistas, consideramos que deberíamos ingresar a la arena política,
mediante una candidatura de carácter genuinamente ciudadano, razón por la que
fui inscrito ante la autoridad electoral como aspirante a la diputación por el
distrito de Xalapa Urbano.
Sin embargo, un
examen más cuidadoso y desapasionado sobre la viabilidad de las candidaturas
ciudadanas nos hizo concluir que éstas implican un alto grado de dificultad,
además de que el propio gobierno las corrompe, tal como se pudo ver en el
ámbito local, porque apenas surgió la opción de la candidatura ciudadana, el
PRI-Gobierno inscribió a conocidos operadores políticos suyos, con el evidente
fin de confundir y atomizar el voto de los ciudadanos, eventualmente entusiasmados
por esa opción política.
Es así como,
llevamos nuestro optimismo hacia la esfera de un partido político que tuviera
interés en hospedar el proyecto legítimo ciudadano, y las puertas se abrieron
cuando recibimos la invitación de dirigentes del Partido Acción Nacional (PAN),
la institución política registrada más antigua, y con una militancia que ha
transitado durante décadas, venciendo el autoritarismo de un sistema corrupto
que sigue negándose a morir.
Como consecuencia
de mi aceptación, siempre me congratularé por haberme acercado a los militantes
panistas para pedir su apoyo en la contienda interna, a cuyas reglas me sometí
con lealtad y respeto. También conocí a líderes valiosísimos de ese partido,
plenos de convicción, indignados por el mal estado de cosas y dispuestos a
generar el cambio. Unos y otros tendrán siempre la seguridad de mi aprecio y
amistad.
Infortunadamente,
ellos son, al igual que los gobernados, víctimas de la perversidad con que
procede el PRI-Gobierno cuando se dedica a atajar los proyectos positivos que
el sistema no puede manipular.
Inmediatamente
después de haberse registrado mi precandidatura, comenzaron los ataques,
calumnias y denostaciones, enderezadas por el otro precandidato, señor Ulises
Chama Contreras. Al correr de los días, quienes participaban en este proceso
interno, confirmaron que Chama era alentado y financiado por Elizabeth Morales,
el PRI y el Gobierno del Estado.
Yo afirmé que no
impugnaría los resultados si estos eran producto de una contienda limpia que
honrara a los participantes. Por mi parte, siempre actué acatando la
normatividad interna del Partido Acción Nacional, con respeto a la militancia
que me hacía el favor de escuchar mi propuesta, y con las correspondientes
deferencias hacia las autoridades y liderazgos del Partido.
Desgraciadamente,
mi contendiente, el precandidato Ulises Chama no procedió de la misma manera.
Mientras me acusaba públicamente de haber comprado en 3 millones de pesos la
candidatura, era él quien aplicaba grandes cantidades de dinero para operar
acarreando votantes de las colonias, comprando votos, falsificando firmas,
presentando actas con graves inconsistencias, incluyendo votantes que militan
en otros partidos, todo lo cual se hizo evidente con total cinismo el día de la
elección.
Como ejemplo de
las anomalías producidas, menciono que en la jornada electoral del domingo 22
de febrero se anunció que Carlos Luna Escudero obtuvo 487 votos y Ulises Chama,
504 votos, lo que dio una diferencia de sólo 17 votos a favor de este último. Sin
embargo, hay 89 votos perdidos tan sólo en una casilla identificada con la
letra “C”.
Ahí fueron
registradas 505 boletas al inicio del proceso y se contabilizó el voto de 190
electores, pero al hacer el conteo se extrajeron de la urna 194 boletas, mismas
que, sumadas a las 222 que se consignó que no fueron usadas, suman 416. Es
decir, resultan “extraviadas” 89 cédulas.
En otra casilla,
la identificada con la letra B, aunque hubo 231 sufragios a favor de uno y otro
candidatos, en la sábana quedó consignado un total de 239 votos, o sea, 8 más
que los que realmente fueron sufragados. Una anomalía más que violenta la
normatividad interna del PAN es que 24 horas de la elección fueron reemplazados
funcionarios de casilla, entre otras irregularidades que se harán valer por la
vía jurídica.
Hoy anuncio
públicamente que impugnaré el proceso electoral porque las irregularidades
detectadas son tan grandes y claras que convierten la candidatura del señor
Chama en algo inmoral, que no debe ser permitido porque agravia a la
militancia del Partido Acción Nacional, y echa por tierra los esfuerzos que
hacen los liderazgos del país para construir una oposición al PRI real y
auténtica.
Pongo mi confianza
en que las instancias del PAN que deben dirimir la impugnación lo hagan con
apego a la legalidad, en busca de la justicia, pero sobre todo con la visión de
expurgar del Partido las prácticas nefastas de corrupción, trampas y
deshonestidad contra las cuales precisamente fue creado este instituto político
hace más de 70 años.
Xalapa, Ver., 26 de febrero de
2015
CARLOS ARTURO LUNA ESCUDERO