* “Te reto a que me demuestres que hay un solo
cadáver”: el fiscal * Hubo nueve * El gober y su afán por ocultar
cuerpos * El Caso Alvarado * Manzanas duartistas,
manzanas podridas * Félix Márquez, otro periodista al exilio * De
la Torre fustiga al Peje * Víctor Rodríguez, a limpiar el lodo *
Goyo, Samyra y la coperacha.
Mussio Cárdenas Arellano | 17 septiembre de 2015
Tribuna Libre.- Hay de muertos a muertos. Duelen, espantan, agravian los ejecutados y
desmembrados en la vía pública, en el campo o en las calles, marcados con el
horror que deja el crimen. Pero sacuden a Javier Duarte y a “Culín”, su fiscal,
los de las fosas clandestinas. Esos los desquician.
Por ello el
silencio. Por ello la mentira. Por ello la manipulación, retador Luis Ángel
Bravo Contreras, que niega y se confronta, que pierde el juicio, descompuesto y
queriendo ocultar la verdad.
Una fosa más en
Alvarado, el célebre municipio cuenqueño ligado a Veracruz y a Boca del Río,
que da tanto de qué hablar, de nuevo en la nota roja, en la estadística de
muerte, en el baño de sangre y en la disputa por el territorio para el trasiego
de droga, para la trata de blancas, para el levantón, la extorsión y el
secuestro.
Corre la
información cuando ya el fin de semana esta cerca. Es jueves 10. Se sabe en los
medios —los “pinches medios” a los que alude el secretario de Seguridad, Arturo
Bermúdez— que el hallazgo es real. Se advierte una cifra preliminar: 15
cadáveres.
Cuenta el Blog
Expediente MX, de Luis Velázquez, de las insolencias del fiscal Bravo
Contreras, que encara y aunque sea a salivazo puro, pretende sofocar la
información.
“Te reto —dice
‘Culín’— a que me demuestres que hay un solo cadáver”.
Pasarían unas
horas, creciente la inquietud de un grupo de familiares de desaparecidos,
alertados que en el rancho Calarga, en el Alvarado mítico, ahí donde sólo se
llega por lancha, un islote, está la fosa y están los cuerpos.
Pasarían unas horas.
Ya en pleno viernes 11 la realidad volvió a abollar el ego de Fisculín. Sólo
varió la cifra. No eran 15 sino nueve los cadáveres hallados, sepultados
clandestinamente, queriendo ocultarlos para siempre, lejos de la piedad de sus
captores, lejos también de un sepelio digno y del adiós de sus familiares.
Otra fosa para
Javier Duarte, que sigue hilando muertes en su sexenio, que corre y corre la
sangre por el Veracruz duartista, sin control el hampa. Peor aún, impune el
hampa. Peor, solapada el hampa, tolerada y auspiciada desde las entrañas del
poder, dueña de policías, de ministerios públicos, de jueces.
Fin de semana
rojo, el de Alvarado estaba marcado por el escándalo de las fosas del rancho
Calarga, cuyos cuerpos —de 30 a 40, según Crónica de Xalapa— eran reclamados
por familiares de desaparecidos para su identificación, plantados en el
Servicio Médico Forense.
Llegaban en lancha
al lugar del hallazgo. Cercaban el área en que fueron detectadas las fosas
clandestinas, limitando así la presencia de reporteros y testigos de lo que en
realidad se había encontrado. A nadie le consta en los medios. Les dijeron que
eran nueve y de esa forma quedó.
Así ocurrió en
Coatzacoalcos en febrero. Se filtró que en las fosas ubicadas entre las
colonias Lomas de Barrillas y Veracruz había entre 18 y 20 cadáveres. Se
estableció un férreo cordón de seguridad, traspuesto por reporteros que cubrían
la nota, enfrentados a policías y navales en un jaloneo épico. Al final,
oficialmente, sólo se admitió la existencia de seis cuerpos. ¿Alguien le creyó
al fiscal y su pandilla?
Muy ufano, “Culín”
incurre en desfiguros que no son propios de su linaje ni de su cargo. Ya se
sabe de su problema con la verdad, de su habilidad para mentir, proclive al
embuste y a la manipulación de la realidad. Pero de ahí a que un fiscal rete a
un reportero porque le dice que hay cadáveres y él dice que no, es un exceso.
“Culín” Bravo no
pasó bien el fin de semana. Se manifestaban los familiares de desaparecidos, se
lo comía la prensa crítica —la otra no sirve más que para aplaudir, callar y
solapar— y se iba confirmando que la lengua del fiscal es peor de lo imaginado.
Lunes 14. Bravo
Contreras varía el tono. Autoexhibido como un farsante que echa mano de la
provocación y la confrontación, pide a los periodistas que no le metan calor a
la nota.
“Yo ahí apelo un
poco —pregona— a la comprensión de lo que se anticipa a la postura oficial del
gobierno. Una nota, un comentario sesgado o relativo o un chisme que tenga que
ver con el hallazgo de cuerpos, inmediatamente trastoca las fibras de todas
esas madres”.
Teatral, imputa
“Culín” a la prensa el impacto en las madres de las víctimas y, sutil, esboza
la tentación de controlar la información.
Dice el fiscal que
se trabaja con más de 50 madres de desaparecidos. Se avanza. Se conflictúa la
relación entre ellas la Fiscalía cuando esas madres leen información en los
medios en torno a que sus muertos podrían estar en determinada fosa.
Bravo Contreras es
como la doméstica del gobierno de Javier Duarte. Recoge la basura, la embolsa y
la lleva al contenedor. Limpia el cochinero que provoca Seguridad Pública
—quizá por disputa con le general de cero estrellas, Arturo Bermúdez, por los
favores del gobernador— cuando sus policías acreditables se coluden con la
delincuencia.
La famulla del
duartismo también contribuye al cochinero. Sus fiscales regionales, sus
ministerios públicos, su policía ministerial son omisos, torpes, quizá
cómplices de la delincuencia. Fallan sus consignaciones, sus aprehensiones, sus
investigaciones ministeriales y en los juzgados federales se caen los casos.
Y ahora dice
“Culín” que la prensa trastoca las fibras de las madres de las presuntas
víctimas halladas en las fosas clandestinas.
Trastoca Bravo
Contreras las fibras de aquellos que van de morgue en morgue, de ministerio
público en ministerio público, tras la verdad, tras la suerte de los suyos,
hayan sido o no malosos, hayan pasado por las filas del crimen organizado, que
un día, sin más, pasaron al mundo de los que volvieron a hablar.
Su argumento es
falaz, mentiroso, embustero. Trastocó Bravo “Culín” el sentir y el dolor de los
familiares de decenas que exigían saber si en las fosas de Tres Valles se
hallaban los suyos. Y a no ser por el subprocurador Herrera Cantillo, quien
admitió que había fosas y que había cuerpos, nunca más habrían sabido de ellos.
No apeló entonces
a nada el fiscal de Veracruz. Cesó a Herrera Cantillo por decir la verdad,
mientras sus agentes trasladaban en el sigilo los cuerpos a Xalapa, lo más
lejos posible de las familias, quizá, como se publicó en medios y redes
sociales, para declararlos en calidad de no reconocidos y enviados a la fosa
común.
Días después
ocurrió el hallazgo de nuevas fosas en Cosamaloapan, a kilómetros de Tres
Valles. Esa vez qué comprensión, qué sutileza, qué consideración “a las fibras
de todas esas madres”. Cerró el caso el fiscal, negó que hubiera fosa alguna y
no volvió a tocar el tema.
Tienen Javier
Duarte y su fiscal “Culín” alma de sepultureros. Sepultan la verdad. Sepultan
la vorágine de violencia que agobia a Veracruz. Sepultan la mesura y el respeto
a la angustia de miles de familiares que no volvieron a saber de su gente.
Los rebasa el
crimen organizado y la delincuencia común. Los atrapa su proclividad a ocultar
el nivel de violencia y el baño de sangre que ha marcado al sexenio duartista,
sellado desde sus primeros meses, cuando se desentendió del conflicto y lo
endosó al gobierno federal, a la operación a manos de Ejército y Naval, pero
sin que el proceso de depuración policíaco fuera genuino, pues hoy se ve a
elementos acusados de secuestro, en la nómina del crimen organizado, señalados
por tortura, la violación sexual de los propios elementos en la Academia de
Policía El Lencero.
Sacuden los
veracruzanos el árbol y caen manzanas duartistas, podridas. Ocurre a diario, en
Alvarado o en Tres Valles, en Coatzacoalcos, en Agua Dulce, en Las Choapas,
cada vez que ante la escalada de violencia manipulan y ocultan la verdad. Es la
constante del gobierno de Veracruz.
No es la prensa la
que trastoca las fibras de las madres de las víctimas. Son Javier Duarte y
“Culín” quienes las trastocan manipulando la realidad.
Hay, pues, de
muertos a muertos. Espanta ver cuerpos fragmentados en las calles, en el campo,
en parajes solitarios, con mensajes. Pero hay otros peores. Son los que sacuden
al gobernador y a su fiscal. Son los cadáveres hallados en fosas clandestinas.
Qué mejor si se
les puede ocultar.
Archivo muerto
Félix Márquez
también se fue. Asume un exilio voluntario, un escape a la angustia que provoca
el miedo, a la incertidumbre y el temor que infunden Javier Duarte y sus
secuaces. Fotoperiodista, colaborador de Proceso, AP y Cuartoscuro, no quiere
seguir a Rubén Espinosa Becerril. Le aqueja saber cómo murió su amigo,
ejecutado en el departamento 401 de la calle Luz Saviñón 1909, en la colonia
Narvarte, en el Distrito Federal, donde se suponía no lo alcanzaría la mano
criminal. Félix Márquez se fue a Chile, donde ya reside Rodrigo Soberanes
Santini, quien laborara en e-consulta.mx. Su primer exilio de Veracruz
se dio tras divulgar —marzo 4 de 2013— un fotorreportaje en el que captó a las
autodefensas del predio El Inglés, en Piedras Negras, municipio de Tlalixcoyan.
Fue amenazado con cárcel por el secretario de Seguridad Pública, Arturo
Bermúdez Zurita, y descalificado agriamente por el entonces secretario de
Gobierno de Veracruz, Gerardo Buganza Salmerón, que negaban lo que era
evidente: el surgimiento de guardias comunitarias. Por seguridad y para evitar
un arresto ilegal, muy propio de la mafia en el poder, emigró por algunos
meses. De vuelta a Veracruz, dedicado al periodismo crítico, la foto que
denuncia, la expresión del poderoso y su miseria humana, Félix Márquez ha
sentido el miedo que infunde la represión, el asedio tras la ejecución de Rubén
Espinosa en el DF. Y se fue al exilio. Allá, en Chile, desarrollará su
potencial periodístico, lejos, se supone, de los sicarios de Veracruz... De
refilón, sólo de refilón, toca Andrés Manuel López Obrador a Fidel Herrera y
Javier Duarte. “Todo se basa en el cliché de siempre de las mafias. Eso no dice
absolutamente nada, fue un discurso protector para la clase política priísta”,
dice Eduardo de la Torre Jaramillo, presidente de Podemos Veracruz, ex
aspirante a diputado federal por el PAN en Xalapa. Acusa que el líder de Morena
muestra su faceta antidemocrática, que impone por dedazo, como lo hiciera con
el diputado federal Cuitláhuac García Jiménez, en un destape virtual a
gobernador, sin formalizarlo, llamándole promotor de la soberanía nacional en
Veracruz. “Andrés Manuel no conoce la democracia, nunca ha sido un demócrata.
Sólo elige por dedazo y eso es un déficit de democracia y aunque se asuma como
la vertiente ética del pueblo mexicano pero no lo es”, resume... Ni paz ni
tregua. Entre Víctor Rodríguez Gallegos y Jesús Moreno Delgado hay fotos
posadas, sonrisas fingidas, abrazos cargados de hipocresía, pero no
reconciliación. Bajo la mesa, sus equipos se golpean y se bloquean. La unidad
marcelista es una farsa. Acude Víctor Rodríguez a colonias y eventos populares,
aterrizando en las bases pues al ex subdelegado administrativo de la Sedesol
federal en Veracruz ese distanciamiento, que no permeara, el repudio
manifiesto, le sirvió de excusa al gobernador Javier Duarte para negarle la
candidatura a diputado federal por el distrito de Coatzacoalcos, en enero
pasado. Y así, el marcelismo operó en algunos sectores y dejó de actuar en
otros para propiciar la derrota del PRI y terminar ayudando al Peje López
Obrador y a su candidata, Rocío Nahle García, a llevarse un distrito que aún
tiene enchilado al equipo peñanietista. Está en sánscrito que Víctor Rodríguez
pueda ganar la elección, pues su imagen es la del operador que recurre al lodo
para todo, pues es el brazo ejecutor y el rostro real de Marcelo Montiel...
¿Quiénes operan para Samyra Khourie? Hugo Álvarez Juárez, delegado de PGR y
“cobrador de la fiscal regional”, dice un reporte interno; Vicente Vázquez
Cruz, Luis Reyes Barraza, Marcelo Romero Gopar, Gertrudis Martínez, Zaidel
Nolasco y Natalio Romero Rodríguez. Son estos sus MP. Son quienes permean en
los casos, en los flanes y en los espinosos. Uno de ellos fue el del periodista
Gregorio Jiménez de la Cruz, reportero de Notisur, Liberal del Sur y La Red,
levantado el 5 de febrero de 2014, torturado, hallado sin vida en un fosa
clandestina en la colonia J. Mario Rosado, en Las Choapas, el 11 de febrero.
Detenida la vecina que posee una cantina, Teresa de Jesús Hernández, junto con
sus presuntos cómplices, encararon un juicio que aún no termina. Ella y Goyo
habrían tenido una disputa por un problema sentimental de sus hijos y de ahí
derivó el asesinato en una versión insólita, frágil, en la que los sicarios
cobraron menos de 20 mil pesos por ultimar al periodista. Acusaron tortura los
detenidos y lograron un amparo. Pero en el recurso de revisión, cuando todo
apuntaba a que les sería confirmada la resolución lisa y llana, o sea para
ponerlos en la calle de inmediato, el Tribunal Colegiado lo revocó. Dice el
informe interno, surgido de la entrañas de la Fiscalía regional, que todos,
Samyra, Álvarez, los MP y hasta el magistrado Mariche se movieron para evitar
que liberaran a los procesados. Habla el reporte de una “coperacha” de a 50 que
no se sabe si fue espiritual o emocional...
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@mussiocardenas