José Miguel Cobián | 05 diciembre de 2015
Tribuna Libre.- En estos días la rebatinga por las candidaturas y los candidatos está
a la orden del día. Cada partido y cada aspirante a la minigubernatura tiene
sus propios intereses y estrategias.
El único candidato ya definido es Miguel Ángel. Él va a definir en
cada distrito quien le conviene como candidato a diputado local. En algunos casos va a considerar a posibles
ganadores, y en dónde no tenga posibilidad de ganar, invitará a alguien que
será posible perdedor, pero que le ayude a llevar más votos a sus colores. Al final hará una medición de los votos de
cada distrito y sabrá si en realidad puede ganar o no la elección.
Otro criterio que usan los partidos políticos, es encontrar quien
pueda pagar su propia campaña, pues eso les permite ahorrarse mucho
dinero. Es bien sabido que sin dinero no
hay campaña ganadora, así que mientras más rico el aspirante, más posibilidades
de llevar votos a sus colores. Claro, sin importar si al final gana o pierde la
elección, pues será su dinero, no del partido ni de los aspirantes a la
minigubernatura o del pueblo, el dinero que se gaste.
Algunos de los partidos políticos pequeños, buscan candidatos con el
fin de el pequeño incauto invierta tiempo y dinero sin ninguna posibilidad de
triunfo, pero buscando sus cinco minutos de fama. Y así gracias al pequeño incauto, el partido
político obtiene los votos suficientes para conservar su registro. Gracias a los recursos invertidos por el
pequeño incauto, el partido político logra algunas posiciones plurinominales,
para sus miembros destacados, y también gracias al pequeño incauto, el partido
político conserva y quizá hasta incremente sus prerrogativas… Mientras que al
pequeño incauto, el salieron muy caros sus cinco minutos de ego y fama.
Cuando la tenebra política entra en acción, también se busca a un
candidato manejable, el cual cumpla las directrices de su comité ejecutivo
estatal. ¿Qué instrucciones le pueden
dar al candidato? La primera es visitar
ciertas secciones electorales, para las cuales ya le dieron souvenirs
suficientes, incluso cemento, varilla, áperos de labranza, láminas, grava,
arena, etc. Pero usarlos sólo en esa
sección electoral… Eso a cualquiera entendido en estos menesteres, le llamaría
la atención y sabría que en el análisis electoral, se descubrió que esa sección
no votaría jamás por ¨x¨ candidato o partido político, así que para debilitar
al contrario, se manda a otro candidato de otro partido político para hacer
proselitismo y quitarle votos al rival más fuerte.
También se le puede pedir al candidato ¨a modo¨ que no haga campaña
política, para que así gane quien ya pagó por el apoyo del comité directivo
estatal. Y si el candidato del partidito
decide hacer campaña a pesar de todo, entonces comienzan a faltar los apoyos y
la propaganda con el fin de debilitarlo.
Incluso, se han dado casos en que sucede lo contrario, el análisis
electoral indica que la única manera de debilitar al contrario más fuerte, es
precisamente haciendo subir a otro candidato, para que la elección se divida en
tercios, y gane quien esta manejando los hilos del poder en los otros partidos.
Siempre hay opciones para que su propio partido haga perder a un
candidato ganador. Las estrategias varían:
Una de las más socorridas es poner representantes de casilla que se sabe
venden su firma al mejor postor. Impedir
que el candidato ganador ponga sus propios representantes. No darle el control de la campaña y la
elección al candidato. Instalar como
coordinador de campaña o en algún otro puesto importante a un esquirol que sólo
dañará la campaña y separará la unión que debe de haber en el partido
impulsando a su aspirante.
Normalmente el partido es el que define que casillas cuidará cada
quien. Así que los que viven en el norte cuidarán las casillas del sur. Los que
viven en la ciudad las rurales y viceversa.
Es decir, hay muchas técnicas difíciles de detectar que permiten que un
partido simule que intenta ganar una elección, cuando en realidad está
trabajando para perderla. Incluso una un poco más descarada es dejar un 22% de
las casillas sin representante, para que así no se tengan las actas de
escrutinio y jamás se sepa quien ganó la elección.
Incluso, hay partidos políticos que no hacen acopio de actas el día de
la elección, permitiendo que sus candidatos jamás conozcan las cifras reales de
votación y con ello, no estén en posibilidad de reclamar absolutamente
nada.
Las mañas son muchas. Hay ayuntamientos que ganó la oposición gracias
al pacto por México. Chantajearon al
presidente de la República con dejar de apoyar si no se respetaba el supuesto
triunfo en tal o cual ciudad. Y en otros
casos, se habló de urnas rellenadas para que ganara tal o cual candidato…
¿Cuáles urnas? Esas en las que las actas
tenían discrepancias que obligaran a abrir la urna y llevar el conteo de voto
por voto, que obvio altera el resultado.
También hay zonas dónde se estimula a la gente a no votar, mediante
actos de violencia, o al contrario paz y tranquilidad para que voten. Robo de urnas, amenazas tanto el día de la
elección como en días previos.
Y por último y lo más conocido y trillado: La compra de votos, el acarreo o transporte
de votantes, y la compra de credenciales de elector un día antes de la elección
en zonas dónde votarían por el candidato opuesto al nuestro. Cabe aclarar que esas credenciales de elector
se regresan un día después de la elección, pues le resultan necesarias a quien
las entregó a cambio de unos centavitos.
Después de todo esto, no cabe más que decir ¡Bendita democracia de
México!