* El abrazo del gobernador a Pepe Yunes *
Sigue contaminando al senador * Peña Nieto “me encargó la decisión”
* Incurren EPN y el gordobés en delito electoral * Javier Duarte y la
treta del fuero * Paco Valencia, una suciedad más * El borrachazo
del chofer * Fotos con Joaquín, Marcelo, Cristina, Moreno
Mussio Cárdenas Arellano | 02 diciembre de 2015
Tribuna Libre.- De azul, vestido
como panista, Javier Duarte es un histrión de marras. Corre el brazo por detrás
de Pepe Yunes y lo estrecha, y lo abraza con intención. Ríe para la foto, posa
para la foto, goza la foto, sabedor que así contamina, aún más, al senador.
Ya comieron en el
mismo plato, en San Julián, y aquello fue punto en contra para el de Perote,
pues a nadie agrada que los puros departan con los impuros, que sonrían y
bromeen cuando la bandera de los justos es llevar a la cárcel a los
transgresores de la ley.
Unidos en torno al
capo mayor, Don Beltrone, alias Manlio Fabio, el gobernador y los Yunes rojos
—Pepe y Héctor— se ven y se sienten, se hablan y se tragan, se toleran y se
soportan. Es por la unidad del PRI. Es por evitar la debacle electoral.
Pero en San Julián
no hay humo blanco. No hay candidato a la vista. “Héctor, felicidades”, le dijo
el líder nacional del PRI a Héctor Yunes Landa cuando ya se retiraba y se
tradujo en señal de que va a la dos de años, en 2016, frustrando a medias a
Javier Duarte, que hubiera querido a un Cisne o un Pato de Tuxpan, aunque ve en
el senador un títere para negociar impunidad, disimulo, protección para sí y
para su pandilla.
Héctor Yunes lo
enfriaría un día más tarde. Dice que no, que no fue destape ni línea, que así
no es la mecánica del tapado ni se da voz de arranque a los búfalos.
Dos días después,
el domingo 29, cuando muere noviembre, otra vez contamina Javier Duarte. Saca
las uñas una vez más, insidioso, con filo su presencia en el Tercer informe de
Labores de Pepe Yunes, hablando el lenguaje de los signos: si abraza a Pepe
Yunes es porque Pepe Yunes es duartista. O sea, lo sucio, ensucia.
Dice su staff que
si por Pepe Yunes hubiera sido, Javier Duarte no habría acudido a San Julián ni
a Boca del Río. Por in-de-sea-ble. Pero cómo explicarle a Manlio Fabio que
habría comida de la unidad sin la presencia del gobernador.
Tampoco pudo
cerrarle las puertas a su informe cuando a la invitación formal respondió el
gobernador en varias ocasiones, por escrito, que ahí estaría.
Y si Pepe Yunes
hubiera rehuido invitarlo, refiere un insider, Javier Duarte habría
llevado el llanto y el quejido al PRI, a Gobernación, a Los Pinos con su
brother Peña Nieto porque él, recuérdese, es el “único amigo veracruzano que
tiene el presidente”. Llamen al psiquiatra.
Acudió Javier
Duarte para contagiar de duartismo a Pepe Yunes. Y lo logró.
En San Julián, en
el rancho de los Yunes de Perote, era el bufón de Don Beltrone, la broma
ocurrente en sus labios, la carcajada grotesca que denota que un chip se
averió, queriendo traslucir que el tema de la sucesión es suyo, endosado por el
PRI a su favor.
Manlio Fabio lo
deja avanzar. Javier Duarte se adueña de San Julián, del feudo de los Yunes, en
una ofensa sin par, pues cuándo se ha visto que el huésped acuda al convivio y
relegue al anfitrión, se adueñe de la palabra, se revele como un impostor.
Por fortuna el
Pacto de San Julián no se extendió. No fue tarde ni noche bohemia. Unas horas
más ahí, corriendo los vinos y licores, y Don Beltrone habría salido con un
“beso de caballeros” en la mejilla como el que le estampó el gobernador al
líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, en el restaurant
Piquitos, en Coatzacoalcos, el 2 de marzo de 2011, porque, decía, así se quiere
a un padrino.
Vuelve a ser bufón
en el World Trade Center. Llega vestido de azul, color de panista. Lo recibe el
senador y ahí le profiere su primer abrazo. Toman asiento. Siguen las
ocurrencias del gobernador. Pepe Yunes siente el brazo de Javier Duarte en su
espalda, el apretón, la sonrisa. Son captados por la lente predispuesta para
esa escena, la foto que permitirá decir que el de Perote cada vez es más
duartista.
Javier Duarte se
lleva y se tiene que aguantar. Ahí recibe metralla. Escucha el reproche por el
desastre en que ha convertido a Veracruz. Habló Pepe Yunes de corrupción. Habló
de abuso de poder cometidos por la clase gobernante. Habló de impunidad
rampante.
“Se padece —dijo
Pepe Yunes— una impunidad rampante que ofende y que lastima por razones que no
necesitan explicarse. En el Senado de la República aprobamos un conjunto de
disposiciones para crear un sistema anticorrupción que junto con la Reforma en
Transparencia, dota al Estado Mexicano de instrumento jurídicos y
administrativos para evitar actos de corrupción y en su caso sancionar a quien
confunda la noble tarea del servicio público con un negocio personal”.
Desmiente el staff
de Pepe Yunes que el World Trade Center de Boca del Río lo haya llenado Javier
Duarte. Hubo movilización, 400 camiones de diferentes puntos de Veracruz, 150 de
ellos de las organizaciones cetemistas, 40 del ayuntamiento de Coatzacoalcos.
No pagó el evento el gobernador, refiere un insider.
Con Javier Duarte
llegaron elementos de Protección Civil estatal, replegados por los grupos
pepeyunistas cuando comenzaba el evento para evitar que le sirvieran de porra
al gobernador.
Se rehusó Pepe
Yunes a que su esposa se sentara junto a Javier Duarte por los agravios, por la
mala leche del gobernador, por los ataques mediáticos, incluidos aquellos que
tocaron a la familia del senador, que imputaban un desliz amoroso con una
secretaria y la existencia de un hijo no reconocido. Por ello no dejó que su
esposa fuera tocada por la suciedad.
Entorpece la
sucesión priísta Javier Duarte a partir de sus desvaríos. Agita el avispero
cuando el caso Veracruz se resolverá en enero de 2016, en Los Pinos, luego de
la visita presidencial a esta entidad, con motivo del aniversario de la
promulgación de la Ley Agraria.
San Julián fue un
escenario que se precipitó a partir de la falta de conducción política de
Javier Duarte, sus arrebatos, los agravios, los reclamos, la descalificación a
Pepe Yunes por entrometerse en los créditos bancarios para paliar la quiebra
financiera, la misión de forzar una negociación que le dé impunidad, el episodio
de la caña de pescar con Héctor Yunes por decir que habría de pescar
"peces gordos" y de ahí que, enchilado, el gordobés lo haya mandado a
pescar a sus familiares panistas, Miguel Ángel Yunes Linares y sus hijos.
San Julián fue un
show en que los enemigos fingieron amor político, los puros con los rufianes,
los pseudosacros con los ladrones, simulada la unidad frente a Don Beltrone, un
frustrado relax que intentó el líder nacional del PRI solo para ganar tiempo y
que la sucesión no se incline hacia la alianza PAN-PRD.
Cuatro días
después de San Julián, a dos días de Boca del Río, los enconos se reavivan,
obsesivo el gobernador con que quien sea nominado le tiene que garantizar
impunidad. Y en ese punto ni Don Beltrone puede con el gobernador.
En un 90 por
ciento Pepe Yunes está descartado para el minigobierno de 2016. No aceptará la
nominación si eso implica tener que pactar impunidad a favor de Javier Duarte y
su runfla.
Si hay un solo
candidato a diputado duartista, no va. Si hay una sola propuesta duartista para
una secretaría de despacho, no va. Así de tajante.
Que el PRI, si
puede, enfrente a la alianza PAN-PRD y que la derrote, al margen el pepeyunismo
y el hectoryunismo en el próximo proceso electoral. Que Javier Duarte imponga a
Silva Ramos, el Pato de Tuxpan, o a Erick Lagos, el de los narcosobornos del
Lucky, o a Adolfo Mota, el de los "aviadores" que detectó en la SEV y
ahí los dejó, o a Tomás Ruiz, al que sólo se le conoce por su noviazgo con la
actriz Ana de la Reguera.
Ninguno de los duartistas
tiene con qué ganar la elección en 2016. No frente a Yunes Linares. No frente
al es senador y ex diputado Juan Bueno Torio, peor si el PAN va en alianza con
el PRD y con estructuras antifidelistas y que repudian al gobernador.
Un día después,
reedita los odios el gobernador. Responde con soberbia Javier Duarte al desdén.
Presume que el presidente Peña Nieto ya le entregó la sucesión; que él, JDO,
evaluará, dice; que el método de encuestas “son mamadas”, raspa; que Pepe Yunes
va adelante pero que habrá que observar otros factores, punza.
Pontifica Javier
Duarte en su relación con Peña Nieto. “Soy el único amigo veracruzano que tiene
el Presidente”, dice con ganas de que algún bruto le crea.
Hace la reseña
Arturo Reyes Isidoro en su Prosa Aprisa, en torno al encuentro casual del
gobernador con un grupo de periodistas, el lunes 30 en Xalapa.
Al tomar la
palabra incurre en deslices sobre la sucesión, él y Enrique Peña Nieto
entrometiéndose en temas electorales, la negación del proceso interno, el dedazo,
la democracia burlada. ¿Andaría en su juicio o andaría como siempre?
Exhibe un lenguaje
vulgar Javier Duarte. Dice que a Héctor Yunes le reclamó que quiera ser
“madreando” al partido. “Cómo quieres ser candidato del PRI madreando al
gobernador priista”(…) “Al que debilitas es a tu mismo instituto político. La
gente no va a pensar que es Javier o Héctor si madreas al PRI. Yo soy línea de
flotación del partido. Estás escupiendo para arriba”. A quien le habla así es a
un senador de la República.
Y entonces la
“línea de flotación del PRI” en Veracruz le pide a Héctor Yunes que le baje dos
rayitas a su discurso. Y supuestamente el senador le pidió que le dé chance
para modificar el tono de sus denuncias. Habrase visto.
Con esa línea
flotación es lógico que el PRI se hunda. No tiene idea Javier Duarte de lo que
dice. Es la aceptación tácita de un delito electoral, implicados el presidente
Peña Nieto y él. Uno y otro, según la revelación del gobernador, interviniendo
en la vida interna del PRI, suplantando su proceso interno, sus métodos de
selección, abierto el dedazo, clarísima la imposición del candidato. Eso en
tribunales, es elección perdida.
Sólo le falto
decir: el loco soy yo.
Archivo muerto
Obvia la
intención, Javier Duarte propone retirar el fuero al gobernador, pero no ahora
sino cuando llegue su sucesor. Efectista, no lo hace porque quiera acabar con
la impunidad, con el abuso de poder, con el saqueo a las arcas públicas, que es
su especialidad. Quiere Javier Duarte que el gobernador, los secretarios de
despacho, alcaldes y síndicos ya no cuenten con esa inmunidad, que sí sean
objeto de acción penal, que no haya necesidad de retirarles el fuero
constitucional en prolongados juicios en el Congreso de Veracruz. Quiere que se
acabe el fuero cuando él haya dejado el cargo, no antes. Quiere que se legisle
y que el próximo gobernador se enfrente a la justicia a secas. Traducción: que
no tenga fuero Miguel Ángel Yunes Linares, si es que el panista gana la próxima
elección, o Juan Bueno Torio, también azul, o los Yunes rojos, Pepe y Héctor,
pues todos prometen que una vez en el cargo se la van a aplicar a la pandilla
infernal de Javier Duarte. Envía la iniciativa de ley el gordobés para que le
próximo gobernador le mida a lo que le tire, que por cada acción contra el
duartismo y el fidelismo, enfrente denuncias y acusaciones de la Fiscalía
General, vía “Culín”, alias Luis Ángel Bravo Contreras, le endilgará a quien
pretenda someterlo a la acción de la justicia. Otra de las suciedades
legaloides de Javier Duarte… Con un alias como el de Paco Grasa a poco se puede
aspirar. Aún así, Francisco Valencia García se presta al juego sórdido de
Javier Duarte, su hasta ayer patrón formal, para abortar la alianza PAN-PRD en
Veracruz. Renuncia a la dirección de la Comisión de Aguas del Estado de
Veracruz, no en un acto protocolario, con sucesor designado, no con bombo y
platillo, sino mediante una carta en la que dice nada y si acaso lo rescatable
es que exprese que “es mi obligación moral y legal separarme de cualquier encargo
público para poder seguir este proyecto”. Paco Grasa, sedicente perredista que
sirve al PRI, fue quien operó la compra de alcaldes y dirigentes del PRD para
sabotear la alianza con el PAN, en 2013. En pago se le dio la Secretaría de
Comunicaciones, hoy de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno de
Veracruz, y más tarde, ávido de estar donde hubiera recursos, no deuda, pasó a
la CAEV, donde no resuelve pero sí llena los bolsillos. Deja la CAEV para
intentar sabotear de nuevo la alianza PAN-PRD, servil al PRI, con la línea del
gobernador perredista de Michoacán, Silvano Aureoles, más peñista que los
priistas, y del senador Miguel Barbosa, coordinador del partido del sol azteca
en la Cámara Alta, que así se quiere granjear los favores de Peña Nieto a
cambio de la gubernatura de Puebla. Si la alianza PAN-PRD descarrila, si el PRI
se queda con Veracruz, Peña Nieto crearía las condiciones para que el
pseudoizquierdoso Miguel Barbosa ganara la elección en su entidad. Paco
Valencia carece de todo, de tribu que lo soporte, de prestigio e imagen, así
presuma que con todo y sus 200 kilos a cuestas ya tiene la cinturita de Beto
Mijangos, el abogado que lo divorció y en pago lo nombró asesor. ¿Que hace
negocios con los priistas? Que le pregunten al ex alcalde de Boca del Río,
Salvador Manzur Díaz, socio en Vinísimo, el restaurant más caro de Veracruz.
Una pregunta: si pretende contender por la gubernatura de Veracruz “apoyado por
la izquierda”, ¿por qué invierte en propiedades en Querétaro y Miichoacán?… Que
no es. Que Carlos Jiménez Olán, el cafre, no es Carlos Jiménez Olán. Y que no
labora en el DIF sino en el IMSS. Ajá. Ensangrentado, el chofer de la Explorer
termina su desbocada carrera contra una vivienda en la colonia Petrolera, en la
esquina de Sinaloa y Chihuahua, y en su intento de fuga conduce en reversa,
sobre Chihuahua, y se estrella contra otra vivienda y una clínica odontológica.
Detenido por elementos del Mando Único Policial, dice ser Carlos Jiménez Olán.
Se le identifica como chofer del director del DIF de Coatzacoalcos, Jesús
Moreno Delgado, y horas después hay un desmentido. Pero Carlos Jiménez Olán
aparece en fotografías en redes sociales con el alcalde Joaquín Caballero
Rosiñol, Jesús Moreno; la presidenta del DIF, Cristina Cházaro; el líder del
PRI local, Luis Rafael Anaya Mortera; el delegado de Sedesol federal en
Veracruz, Marcelo Montiel Montiel; el director de Egresos, Javier Anaya Ruiz;
el ex síndico Roberto Chagra Nacif, y su hermano, el regidor, José Antonio. En
una gráfica viste una camisa del Instituto Veracruzano para la Educación de los
Adultos; en otra, aparece en un evento de la Cruzada Nacional contra el Hambre,
de la Sedesol federal. ¿Es marcelista el citado cafre, pillado en atrabancada
carrera que terminó con una lujosa camioneta que hoy es pérdida total? Sí. Una
versión sostiene que fue a Veracruz al informe de Pepe Yunes y de allá regresó
a seguir la fiesta que terminó en borrachazo…