* Los reporteros asesinados * Periodismo bajo
amenaza * Insiste JDO: Yunes y Salces, socios y cómplices * El
Jurásico se cae a pedazos * Los 80 mil de Silviano
Mussio Cárdenas Arellano. | 10 diciembre
de 2015
Tribuna Libre.- En un párrafo,
traslúcido el dolor, Alfonso Salces resume el agravio y la indiferencia, el
silencio y la omisión, la culpa y el descaro: cinco periodistas de Notiver —o
que pasaron por las páginas del rotativo— asesinados durante el reinado de
Javier Duarte.
“De los asesinatos
a nuestros periodistas —reclama—, bajo su gobierno y responsabilidad, tiene
capítulo aparte y por el momento sólo le recuerdo que estamos trabajando bajo
amenaza y no podemos hacerlo responsable, por qué está visto que usted no
responde por nada”.
Tácitamente así
rubrica la carta en que el director y dueño de Notiver confronta y exhibe al
gobernador de Veracruz, en el clímax de su conflicto con el periódico más
influyente de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, tildado de corruptor
consuetudinario, generoso en el soborno, vengativo en el desaire.
Alude Alfonso
Salces al caso de los periodistas asesinados, a Milo Vela, a Misael López
Solana, su hijo, a Yolanda Ordaz de la Cruz, a Gabriel Huge y a Guillermo Luna
Varela, ultimados todos con saña excesiva, sin piedad alguna.
No los cita en
particular, su nombre en la reserva, pero por algo los trae al escenario de la
confrontación.
Javier Duarte
detonó el nuevo episodio contra los Yunes azules —domingo 6— cuando filtró los
documentos que evidencian que el predio en que construyó su mansión el alcalde
de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, fue vendido por la familia Zapico
Salces, y por inferencia dice el gordobés que ahí radica la “sociedad”
Salces-Yunes.
“Ahora lo entiendo
todo”, dijo a manera de sentencia el desgobernador de Veracruz, puntilloso
porque, según él, los Salces y los Yunes azules usan al diario para abrir
camino hacia la sucesión, Notiver lanzando ataques y dando cabida a las embestidas
del diputado panista contra el grupo en el poder.
Alfonso Salces le
revira en ese texto, reproducido en cientos de portales en internet y en las
redes sociales Twitter y Facebook, con una sola verdad: las vendedoras del
predio son Sara Salces Fernández, su hermana, y su sobrina Marycruz Zapico
Salces. Notiver ni su director, tienen injerencia en el terreno de Rincón del
Conchal.
Detalló el
director de Notiver que el terreno fue adquirido por su cuñado, Onofre Zapico,
para vivir su vejez. No lo logró. Murió poco después y pidió a su viuda, Sara
Salces, que lo vendiera. El comprador fue Miguel Ángel Yunes Marquez cuando fue
alcalde de Boca del Río por primera vez.
Exige, pues,
Alfonso Salces una disculpa pública del gobernador para su hermana. Y Javier
Duarte ni se inmuta, más incisivo, más procaz, sostiene que la escritura
pública es la prueba de que Salces y Yunes hacen negocios juntos, que usan a
Notiver para posicionar el grupo yunista en el Partido Acción Nacional hacia la
candidatura al minigobierno de dos años. O sea, mentiroso y necio.
De la Caja de
Pandora salieron, pues, todos los males, los de Javier Duarte y su vocación
corruptora. La canallada a Sara Salces, acusándola de ser parte de una
operación de corrupción, como la describió el gobernador, movió a Salces a
advertir que desde la era de la fidelidad y ahora en el duartismo lo asedian
los sobornos multimillonarios a cambio de vetar a Yunes Linares en Notiver.
Le obsequiaba
Fidel Herrera Beltrán, el ex gobernador, un edificio en el puerto de Veracruz,
donde hoy está la Naval. Lo rechazó.
Le propuso Javier
Duarte una cuota de publicidad de 8 millones al mes durante cinco años,
pagaderos de inmediato, todo en una emisión: 500 millones de pesos.
Le daría una
departamento en Barcelona, Santander o Madrid, en España. Le daría un avión
bimotor PA24 Turbo de seis plazas. Le daría un yate. Todo lo volvió a rechazar.
Demoledora, la
carta es veneno para Javier Duarte. Nunca un gobernador se enfrentó así al
retrato de sus bajezas, la mano impura que ofrece lo que no es suyo, el desvío
de recursos públicos para acallar la voz de un medio con un pago demencial,
exorbitante, cuando en las arcas del gobierno de Veracruz no hay un centavo.
Salces lo envía al
psiquiatra y a consultar un abogado. Su enfermedad, le dice, se llama paranoia.
Es, según Alfonso Salces, un enfermo mental.
También es un
rufián. Le remata el director de Notiver con una alusión letal: el crimen de
cinco periodistas.
Milo Vela —Miguel
Ángel López Velasco— era subdirector de Notiver y publicaba la columna llamada
Va de Nuez. Fue asesinado la madrugada del 20 de junio de 2011, junto con su
esposa Agustina Solana y su hijo Misael, quien era reportero gráfico del
rotativo. Un comando irrumpió en su su hogar y los masacró.
De narco no lo
bajó la prensa duartista, difusor de información al gusto del crimen
organizado, que solía asistir a reuniones con capos, ahí los acuerdos para
publicar lo que decidieran sus mecenas, que pagaban hasta 80 mil pesos
mensuales (Vázquez Chagoya, 28 de julio de 2011).
Yolanda Ordaz,
reportera de nota policíaca, fue levantada el 23 de julio de 2011. Su cuerpo
fue hallado con huellas de tortura, decapitada, tres días después, el 26. Según
sus compañeros de trabajo, investigaba el crimen de Milo y su hijo.
Constantemente recibía amenazas de muerte
Era el enlace con
los Zetas, dijo la prensa duartista, los textoservidores, para dar pauta a la
hipótesis del procurador de Veracruz, Reynaldo Escobar, quien dijo que se
trataba de un ajuste de cuentas.
Reaccionó un
sector de la prensa que advirtió que el fiscal confeccionaba el terreno para
embestir a los críticos, fabricar culpables, encarcelar comunicadores y sembrar
terror.
Notiver lanzó un
editorial en el que exigió la presentación de pruebas de lo imputado o que
Reynaldo Escobar renunciara a la Procuraduría de Veracruz, como finalmente
ocurrió cuando 35 cadáveres fueron arrojados en la zona turística de Boca del
Río y declaró que según información de Plataforma México, todos los muertos
tenían vínculos con el narco. Sí, hasta un niño que apareció entre los cuerpos.
Estaba mintiendo.
Gabriel Huge y
Guillermo Luna Varela, fotoperiodistas, fueron levantados junto con Esteban
Rodríguez, ex reportero de AZ, e Irasema Becerra, trabajadora del área de
publicidad del periódico El Dictamen. Aparecieron desmembrados dentro de bolsas
negras en el canal La Zamorana, cerca del fraccionamiento Las Vegas II, en
Veracruz, el 3 de mayo de 2012, una semana después del asesinato de la
corresponsal de la revista Proceso, en Xalapa, Regina Martínez Pérez.
Huge y Luna Varela
habían sido compañeros de Milo Vela y Yolanda Ordaz en Notiver y cuando
ocurrieron sus ejecuciones, se fueron de Veracruz. Regresaron sólo a morir.
Tiempo después, el
entonces procurador Amadeo Flores Espinosa, “resolvió” en caso: Huge y Luna
Varela habían pedido a una banda de narcos que ultimaran a Milo Vela y a
Yolanda Ordaz. Tiempo después, al saber su proceder, otro grupo de narcos los
ultimó. Supuestamente eso rebeló un narcomenudista. Flores Espinosa, flamante
líder de la corriente priista Vía Veracruzana, consignó el caso a la
Procuraduría General de la República, la cual desestimó el caso. Sigue la
impunidad.
¿Por qué Alfonso
Salces cita en su carta, la cual sólo tendría que ver con el terreno adquirido
por Yunes Márquez y con los sobornos ofrecidos por Javier Duarte, el caso de
los periodistas asesinados? ¿Cuál es el mensaje al gobernador?
Cuando el
periodista Edgar Hernández, autor de Línea Caliente, le abordó el tema de los
periodistas asesinados, tiempo atrás, Salces se mostró hermético.
“ ‘No me toques
ese son’, me decía en verdad consternado. ‘Algún día platicaremos de eso’,
replicaba en esa mezcla de rabia y dolor”, escribió el experimentado
comunicador.
También le confió
Alfonso Salces:
“ ‘Procura andar
acompañado. No salgas mucho y cuida a tu familia’. También me dijo que las
cosas en el periódico no andaban muy bien. ‘Vivimos al día’ y me reiteró que no
iba a cambiar de línea. ‘El periódico no es de los anunciantes, menos del
gobierno, es de la gente’ ”.
Alfonso Salces
vive amenazado, asediado, su Notiver torpedeado de viva voz por Javier Duarte.
Reacio a recibir dádivas, rechazó los 500 millones de pesos por darle la
espalda a Yunes Linares, el avión, el yate, el edificio y el departamento.
Pero algo se
guarda.
¿Qué mensaje
entraña la mención de los periodistas asesinados?
Seguro Javier
Duarte sabe de qué se trata.
Archivo muerto
Aclaración no
pedida, dicen los abogados, culpabilidad manifiesta. Habla sin parar Javier
Duarte y niega que haya intentado sobornar al director del periódico Notiver,
Alfonso Salces. “Es falso de toda falsedad”, puntualiza el abogado que funge
como gobernador de Veracruz. Habla en Coatzacoalcos, tras colocar la primera
piedra —el ladrillo al revés, como ha sido su gobierno— de las Torres Gemelas
en el malecón, otro proyecto de los pepeyunistas Rolando Fernández padre e
hijo, dueños de la constructora Roma. Le cuestionaron si se retractaría de la
imputación de que el dueño de Notiver le vendió el terreno en que construyó su
residencia el presidente municipal de Boca del Ríos, Miguel Ángel Yunes
Marquez, en la zona de Antón Lizardo, municipio de Alvarado, y se erizó. Dice
que la escritura demuestra que la familia dueña del periódico le vendió a la
familia política. No los menciona por su nombre en ningún momento. No dice que
se trata de Alfonso Salces ni de Miguel Ángel Yunes e hijos. No aclara que la
compra la realizó Sara Salces, no el propietario del rotativo. Se empeña en
asirse a un clavo ardiente y se va a quemar. Dice textual que “hay una
sociedad” entre los Salces y los Yunes azules. Y otra: “lo que es innegable es
que la propiedad se la compraron a los dueños el periódico y existe una
relación clara entre esa familia y el medio de comunicación”. Luego se clava en
el caso de los sobornos con los que intentó cooptar a Notiver, forzando el
cierre de puertas al hoy diputado federal del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares.
Habla de que son falsos los señalamientos “en torno a una supuesta extor… una
supuesta soborno (sic)”, expresa. Elude las cifras. No dice que fue una
propuesta de 500 millones de pesos, un avión, un departamento en España, un
edificio en Veracruz y un yate. Confronta a Salces sin nombrarlo: “Una cosa es
la libertad de expresión y otra que se digan mentiras y que involucren al
gobernador del estado en una situación como esa”. Nadie lo interrumpía, rodeado
de reporteros. Volvía al tema del predio en Rincón del Conchal, la mansión de
Yunes Márquez. Insiste en el tema de los sobornos, y precisa: “quedan exhibidos
en la relación que hay… una complicidad entre ese medio de comunicación que de
manera sistemática, a veces fundada y la gran mayoría de las ocasiones de
manera infundada de manera reiterativa ataca las acciones del gobierno y del
propio gobernador”. Agrega: ¿Por qué no lo dijeron inmediatamente cuando
“supuestamente los intenté sobornar”? Señala Duarte que existe una “relación
económica” entre Notiver y los Yunes azules, a quienes los vuelve a tildar de
“socios”. Intragable, el rollo del gobernador aporta más elementos a su
debacle. Categoriza a Notiver y la familia Yunes como “socios”, habla de
“relación económica”, de “complicidad”. Parafraseando al gordobés, si lo puede
probar, bien, y si no, que apechugue… Hará tres años, Marco César Theurel
Cotero —“Te rompo tu puta madre”— inauguraba el parque Jurásico, al poniente de
Coatzacoalcos. Único en todo el sur de Veracruz, ofrecía una alternativa de
diversión de bajo costo para los menores. Hoy da vergüenza. Se caen a
pedazos los dinosaurios; los bambúes se hallan en mal estado, sometidos a
mantenimiento una vez y ya; en temporada de lluvias, la alberca no es tal, es
un estanque donde por falta de fungicidas, se convirtió en un criadero de
sapos. ¿Algo más? Sí, hace dos semanas el Jurásico presentó un espectáculo
único: un ring de lucha libre cuando dos empleadas dirimieron un pleito por la
compra de ropa, a mentadas y cachetadas, el cabello entre los dedos, arrancado
con ira y violencia. Reclamos, quejidos, frente a un numeroso público que no
imaginó que yendo a ver dinosaurios mecánicos, terminaría observando a dos
empleadas del DIF, cavernícolas, rodar por los suelos en un episodio titulado:
comadres a la greña. Ni a director llega el parque Jurásico desde que se abrió
Darío López Argüelles, pues a Maritoña García Cortés, de la cuadra del líder
del Movimiento Territorial del PRI, Víctor Rodríguez Gallegos, quien sería su
relevo, nunca le llegó el nombramiento ni le pagaron su inversión y sólo pudo
dejar ahí a un empleado de confianza… Se trata de transparentar, de no dejar
duda, de saber qué se hace con los recursos municipales. Se trata de aclarar
dónde quedan esos mil pesos semanales que paga cada liga deportiva por el uso
de los campos y canchas. Y si son 20 ligas, entonces se habla de mínimo 20 mil
pesos a la semana, 80 mil al mes. Y de ello quien mejor sabe es el titular de
la Comisión Municipal del Deporte, Silviano Delgado. Teóricamente, los 80 mil
pesos ingresan a la tesorería municipal de Coatzacoalcos. Malo sería que se
hubieran dilapidado en chupe y botana a las que es tan afecto el señor Delgado…