* En San Julián, los puros y los ratas *
Comiendo en el mismo plato, los senadores y el gobernador * Don Beltrone
y la unidad priista * Acuerdo tipo mafia * Javier Duarte contaminó
a Pepe * Descomunal acarreo al informe del senador * ¿De qué se ríe
la rectora? * Fidel y sus indeseables
Mussio Cárdenas Arellano | 01 diciembre de 2015
Tribuna Libre.- Comen en el mismo
plato los puros y los rufianes, los que prometen cárcel y los que han saqueado
a Veracruz, los justicieros y los que auspiciaron el baño de sangre, los amigos
de la ley y los cómplices del narco, los sin mancha y los capos de la mafia. Es
la unidad del PRI.
Se sonríen, se
abrazan, se ensalzan. Orbitan en torno a Don Beltrone, su líder nacional, que
ese día, en San Julián, el rancho, el feudo de los Yunes de Perote, dirige el
cónclave de los sapos digeridos sin hacer mueca, ahí los enemigos literalmente
a muerte, sí, a muerte, ocultando su odio, simulando amor.
Pepe Yunes
Zorrilla es el anfitrión. Convoca sin intención, obligado, pero convoca. Acata
la orden de llevar a la mesa a lo peor de priismo, la pandilla que saquea y
atropella la ley, que reprime y agravia a la sociedad, descomunal el
endeudamiento, el robo a las instituciones, el naufragio de Veracruz.
Y ahí se ve, en
gráficas que describen su rostro, que no necesariamente retratan su ánimo
verdadero, al senador Pepe —José Francisco— Yunes Zorrilla, infamado porque no
tuvo con qué decir que no al indigno encuentro con el duartismo.
Tarde de frías
vibras en San Julián, el viernes 27, más frío el ánimo que las sonrisas
fingidas, que las bromas y chistoretes que suelen proferir los políticos como
si su esencia fuera la del comediante de humor negro, que ríe y hace reír con
la tragedia, con lo sucio y con lo malsano.
Iban a ser 40.
Iban a ser 70. Iban a ser 200. Fueron más. Hay quien reseña que hubo medio
millar de invitados y autoinvitados, políticos, empresarios, periodistas,
desatado el morbo de la sucesión, deseando ver humo blanco entre la neblina de
Normandía. ¿Cómo carajo se puede ver hijo blanco entre la neblina?
Por algo Pepe
Yunes, su padre Pepe Yunes Suárez y el también senador Héctor Yunes Landa
quedaron a un costado de la mesa central. En la otra, Don Beltrone, Manlio
Fabio, salinista; Javier Duarte, el continuador del saqueo fidelista,
coleccionista de casas en el extranjero, el gober represor; Alberto Silva
Ramos, alias El Pato de Tuxpan, líder impuesto en la dirigencia estatal del
PRI, misógino, succionador de sobres de textoservidores, borrachín; Juan
Nicolás Callejas Arroyo, decrépito charro magisterial, cómplice de las golpizas
a los maestros disidentes, que por un amor es capaz de convertir en diputada a
una analfabeta que gusta del acoso sexual… a mujeres.
Pepe, don Pepe y
Héctor Yunes frente a los rufianes del duartismo, los cuates de Don Beltrone, la
pandilla solapada por el líder nacional del PRI.
De anécdotas se
llenan los espacios de prensa y las redes sociales, de fotografías reveladoras,
intencionadas, devastadoras del Pacto de San Julián, armado por Don Beltrone,
de quien también hay historias funestas, demoledoras, como aquella escrita por
Sam Dillon y Craig Pyes, en 1997, “Vínculos con el Narco, mancha a dos
gobernadores mexicanos”, en New York Times, en el que Manlio Fabio queda
pulverizado.
Basados en
informes de inteligencia, testimonios de agentes de la DEA y archivos del
gobierno de Estados Unidos, documentaron que Beltrones, siendo gobernador de
Sonora, facilitó el tráfico de droga.
Beltrones brincó y
saltó. Se dijo calumniado. Refutó la versión. Luego corrió la versión de que
New York Times no había respaldado el reportaje. Falso. Craig Pyes refrendó que
tuvieron el apoyo editorial y del área legal del influyente rotativo.
Acá, las
imputaciones a Javier Duarte y su mentor Fidel Herrera Beltrán, son por haber
permitido en sus sexenios el apoderamiento de los cárteles de la droga, Zetas y
Golfos, del territorio veracruzano. Y Beltrones viene, coquetea, bromea, come y
bebe, y los sienta en la mesa de su acérrimo rival, Pepe Yunes, al que el
duartismo tácitamente ya descarriló.
Decía Pepe Yunes
que no sería gobernador a cualquier precio. O sea, que no lo sería a costa de
la impunidad de Javier Duarte y sus rufianes, a costa de solapar el
endeudamiento y el saqueo, a costa de la devastadora corrupción que es el sello
de la “prosperidad”.
¿No a cualquier
precio? Haga lo que haga y diga lo que diga, el precio ya lo está pagando.
¿Cómo se interpreta sentado a la mesa con el gobernador que lo enloda, que se
burla de sus afanes de poder, que le restriega en el rostro que una cosa es ser
y otra querer ser?
¿No a cualquier
precio? Pepe Yunes dijo no al minigobierno de dos años y ahí está, luchando por
ser gobernador de dos años. Decía que en dos años se cancelan las opciones de
desarrollo y se ahuyenta la inversión, y ahí está queriendo ser minigobernador
de Veracruz.
¿No a cualquier
precio? Pepe Yunes hizo añicos a Javier Duarte en el tema de la deuda. Lo
exhibió ignorante, incapaz de recortar el gasto público, renuente a bajarle el
ritmo al despilfarro, al saqueo y a la corrupción, y ahí está, comiendo en el
mismo plato que el gordobés.
¿No a cualquier
precio? Pepe Yunes deploró el cambio en la dirigencia del PRI por ser un
capricho insensato de Javier Duarte, un ardid para complicar la sucesión, para
maniobrar desde la presidencia del comité estatal, impuesto ahí Alberto Silva,
y ahí, en la misma mesa, sonrientes y gozosos, estaban Pepe Yunes y El Pato de
Tuxpan.
¿No a cualquier
precio? Pepe Yunes brincó cuando El Pato de Tuxpan instó a las mujeres que
aspiraran a ser candidatas del PRI a practicarse un examen antiembarazo, y ahí
está Pepe Yunes, captado en la foto del recuerdo, rostros alegres, con el
misógino líder tricolor.
Contaminado por
Javier Duarte, tocado por la mafia duartista, Pepe Yunes salió de San Julián
sin el empaque moral de que se revistió, supuestamente genuino, para ofertarse
como un candidato diferente, ajeno a la transa, reacio a pactar impunidad,
inmune a la tentación de llegar y obtener la nominación bajo la garantía de
protección a su antecesor y su banda.
En San Julian hubo
morbo. La fotografía de Pepe y Héctor Yunes, entre la neblina, lejos de los
oídos que escuchan. La escena a pie de camioneta, agradeciendo Don Beltrone al
peroteño, escuchando a Javier Duarte decir que Pepe es factor de unidad.
Ahí se escuchó
decir a Don Beltrone: “Héctor, felicidades”, que se tradujo en la línea para el
próximo candidato. Diría Pepe Yunes que así lo dijo el líder nacional. Diría
Héctor Yunes que eso no es un destape.
Yunes Landa sentía
el nervio desde un día antes. Compartía en Facebook que tomaba la palabra a su
padrino Manlio Fabio, que primero el programa y luego en candidato, como si
temiera que en San Julián los aires soplaran a favor de otro aspirante.
“Héctor,
felicidades”, fue lo que dijo al final Don Beltrone. Y entonces Pepe, Silva,
Adolfo Mota, Tomás Ruiz quedaban fuera.
Uno de los
periodistas que siguen más de cerca el proceso sucesorio es Edgar Hernández.
Dice en Línea Caliente que la comida de San Julián no une, desune.
“Una inocua comida
este viernes en San Julián, a la que viene de alcahuete Manlio Fabio Beltrones,
so pretexto de la unidad, que más bien fue la comida de la división, da cuenta
de la crispación política que vive el priismo veracruzano en la víspera de la
nominación del candidato.
“A conveniencia e
intereses cada quien se suma con el cada cual.
“Los propios
moderadores de opinión tenemos nuestro gallo y todos los días le pedimos a San
Julián que no se caiga, que nos den una señal, aunque sea chiquita, que
interpretemos hasta la flatulencia de quien decide como el rechazo a quien
puntea.
“Ese es el
Veracruz que vive en toda su intensidad el anhelado cambio sexenal en donde se
renueva la esperanza”.
De San Julián, el
PRI no sale unido, sale cómplice. Los puros comen con los rufianes. Los que
prometen cárcel comparten la sal y la mesa con los que han saqueado a Veracruz.
Los justicieros bromean con los que auspiciaron el baño de sangre. Los amigos
de la ley se miran con los cómplices del narco, ya sea por acción u omisión.
Los sin mancha se abrazan con los capos de la mafia.
Ese es el PRI.
Hay paz simulada,
dos días después. Rinde su informe Pepe Yunes. Habla de lo mismo de siempre, de
sus logros, del gran cariño presupuestal de la Federación a Veracruz, de sus
gestiones, de los miles de millones para combatir y enfrentar la pobreza.
Habla también de
lo que anda mal. Habla de las discrepancias con el gobernador, ahí presente.
Habla de que, como sea, van a sacar adelante a Veracruz.
Todo le aplaude
Javier Duarte. Es un show. Sin unidad, los pepeyunistas y los hectoryunistas
saben que deben sacar al duartismo de palacio de Gobierno en Xalapa.
Quizá lo logren,
quizá no.
Va dando color
Pepe Yunes. Ha sido uno en el Senado, cortesano de Peña Nieto, operando la
reforma fiscal, un fiasco que afecta a todos lo sectores de la sociedad, y otro
con los veracruzanos, a ras de piso, con la gente, aportando gestiones y
trasladando recursos.
Es la
incongruencia total. Los políticos así son. Gustan de la mentira para encender
a las multitudes, de la promesa para alentar falsas esperanzas y del cinismo
para mostrarse como lo que son.
Y por eso la
demagogia incuba engaño, el engaño provoca impunidad y la impunidad genera
corrupción.
Cuando Pepe Yunes
se dejó contaminar por Javier Duarte, perdió.
Archivo muerto
Vil acarreo al
Tercer Informe del senador Pepe Yunes Zorrilla. Acuden en tropel los priístas,
los no priístas, quien sea, al fin que viajar gratis a Veracruz, en domingo, no
es desperdicio. ¿Quién lo paga? No es el PRI sino los ayuntamientos, las
centrales obreras, el magisterio, todos para dar una muestra de poder. Así
exhibe el músculo el senador, aclamado por los acarreados, vitoreados por los
de la torta y el Frutsi —faltó el Pingüino— en el otro cónclave, no el de San
Julián sino el del World Trade Center. Como si fuera el Viejo PRI. Ah sí, es
que es el Viejo PRI… ¿De qué se ríe la rectora? Más mediática que nunca, la
rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, aparece en todo
tipo de celebración, invariable su sonrisa. Seguro ya comenzó a pagar el
gobierno de Veracruz a la UV. Seguro ya le trasladó los 2 mil 300 millones de
pesos que retuvo ilegalmente por estar incluidos fondos de la Federación.
Seguro ya hay para pagar salarios de catedráticos y personal administrativo, y
también prestaciones de ley. De otra manera no se entiende que Sara Ladrón de
Guevara trasluzca tanta emoción. A menos que quiera contar cómo fue y de cuánto
fue el pacto con el gobernador Javier Duarte… Con cartuchos quemados y porros
de quinta, Fidel se mueve. Barcelona puede ser su exilio, pero sigue en acción.
En tres distritos del sur se siente al ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera
Beltrán: Coatzacoalcos, Minatitlán y Acayucan, apretando para forzar
nominaciones en el PRI hacia la diputación local de 2016, o para posicionar sus
prospectos rumbo a las alcaldías de 2017. Lo de menos es insertarse, hacer
grilla, simular que dispone de una batería de misiles o lanzar fuegos fatuos
sólo para alertar que el fidelismo está ahí. Lo que no cuadra es que el sultán
de Nopaltepec quiera operar con chinampinas quemadas. Su alfil es Marco Cesar
Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”—, que de política sabe nada. Promueve
en Coatzacoalcos a su esposa, Guadalupe Félix Porras, alias Lu-pilla, con buen
rating por todo lo que regalaba, obvio con dinero del pueblo, cuando fue
presidenta del DIF municipal, pero su lastre es Marcos Theurel por los
disparates y raterías cometidas cuando fue alcalde. En Minatitlán se mueven los
Porras, vía Ciro, el diputado local, como si los minatitlecos olvidaran el
saqueo cuando Mamá Cuervo, Guadalupe Porras David, ocupó la alcaldía. Y en
Acayucan opera el mismo Theurel con el presidente Marcos Martínez Amador,
represor de periodistas, de pésima gestión y siempre bajo las botas de las
hermanas Vázquez, Regina y Fabiola, hijas del extinto cacique Cirilo Vázquez
Lagunes, cómplices del diputado Erick Lagos Hernández, hijo político de Fidel,
por el que votaron en algunas casillas más de 700 electores cuando sólo habían
600 boletas. ¿Fraude? Sí. En Acayucan, Theurel se hace acompañar por quien
fuera su secretario de Gobierno municipal, Roberto García Alonso, un ex porro
universitario, candidato independiente en la diputación federal de 2015 en
Coatzacoalcos, donde sólo obtuvo mil votos, y golpeador de un reportero
vinculado a INFORME ROJO, por lo que fue denunciado ante el Ministerio
Público. Fidel y sus indeseables, pues…