* El
presidente estatal, Samuel Aguirre, habló en el acto cívico efectuado por el
PRI, aseguró que siguen esperando condiciones justas de trabajo.
Xalapa, Ver. | 12 enero de 2016
Tribuna Libre.- En la historia de México se ha demostrado que
el movimiento obrero juega un papel muy importante debido a que es una
fuerza social determinante y de gran capacidad de lucha, además de que es un
sector indispensable para vencer en contiendas difíciles.
Al referir lo anterior, el líder estatal del
Movimiento Antorchista en Veracruz, Samuel Aguirre Ochoa, dijo que desde 1906
los obreros mexicanos pagaron una alta cuota de sangre para que la
Revolución Mexicana fuera posible; sin embargo, a la fecha y después de más de
100 años, siguen esperando justicia y en las mismas condiciones laborales de
precariedad.
Aguirre Ochoa asistió con su movimiento
Antorcha Campesina al acto cívico que se realiza en la explanada del PRI; ahí
se refirió al movimiento de los obreros y la matanza en la Fábrica de
Textiles de Río Blanco, Veracruz, la cual se registró el 7 de enero de 1907.
Recordó que desde entonces en esa industria,
como en toda la industria del país, se daba una situación de extrema
explotación y negación de los derechos de los obreros; las jornadas de trabajo
eran de 15 horas o más, con media hora para tomar alimentos; cada obrero debía
comprometerse a manejar él solo dos telares a la vez, por un salario
de siete pesos a la semana.
En este sentido, resaltó que aunque mucho se
habla de que la Revolución Mexicana se impulsó por un movimiento principalmente
campesino; no se debe olvidar la fuerza que manifestó la clase obrera.
La clase obrera mexicana -dijo- era ya
entonces, a pesar de su escasa educación política y de que no había creado
sus organizaciones de clases modernas -como son el Sindicato y el
Movimiento Proletario- una fuerza social determinante con gran capacidad de lucha,
con el valor y la entrega característicos de los obreros del mundo entero y
absolutamente indispensables para vencer en una contienda tan difícil como lo
fue la gesta de 1910-1917.
Fue aquí donde aseveró que los obreros
mexicanos pagaron una alta cuota de sangre para que la revolución fuera posible
y sin embargo a estas alturas y después de más de 100 años, siguen esperando
justicia.
"Siguen esperando cosechar los frutos de
su esfuerzo y de su sacrifico. Esto quiere decir, que nadie va a hacerle
justicia a los obreros por su propia voluntad y de modo espontáneo, por puro
amor a la justicia social y a los desamparados".
Es así que, en su mensaje a la clase priísta,
pidió tener en claro que la liberación de la clase obrera tiene que ser parte
de la clase obrera misma y de nadie más.
"La otra enseñanza del Movimiento de Río
Blanco, es que la clase obrera sin dirección, sin una organización bien
estructurada, bien preparada teórica y prácticamente, con claridad de hacia
dónde quiere llevar a los obreros, puede producir emocionantes estallidos
espontáneos de indignación y de protesta, verdaderos actos de
heroicidad", aseguró.
No obstante, si estos actos no tienen una vanguardia orientadora y un proyecto político viable tienden a consumirse sin producir otra cosa que un momentáneo resplandor.
“Que luego de iluminar el panorama
sombrío de los explotados, se apaga con la misma velocidad con que
empieza, dejando las cosas tal como estaban al principio. Se requieren,
pues, dos cosas: conciencia de clase y organización de clase, esto no lo
dice, sin lugar a dudas la lucha de Río Blanco", resaltó Samuel Aguirre.
Por último, hizo hincapié en que este tipo de
movimientos se generan debido a que las clases obreras y campesinas se unen
para pedir justicia, de modo que a 100 años de la Revolución Mexicana aún
continúan las mismas condiciones en estos gremios y sólo falta un poco de
organización para que se genere otra movilización que exija mejores condiciones
laborales para obreros y campesinos.