José Miguel Cobián| 14
marzo de 2016
Tribuna Libre.- Faltan menos de 900 días para la
próxima elección presidencial. El Bronco ya nos demostró que ser independiente
no lo es todo, y que se requiere de un congreso afín para que sea más fácil
gobernar. También demostró que un candidato independiente puede ganar una
elección, usando como estrategia el pedirle a sus seguidores que no informen a
las encuestadoras de sus verdaderas intenciones de voto, con lo cual dejan
inermes a los partidos grandes, pues no pueden contrarrestar una corriente
electoral que desconocen.
Lo ideal es que
desde este momento se unieran los aspirantes a candidato independiente en una
plataforma común, dónde lo mismo se reciban apoyos económicos para la campaña o
pre campaña, que propuestas (al estilo Fox) en una página web, y que aunque
cada uno busque simpatizantes por su lado, a fin de cuentas trabajen como un
solo equipo en el que, cuando las encuestas hablen, sea uno sólo el candidato y
los demás lo apoyen, con toda su infraestructura y recursos.
Por lo que se
puede observar y entender entre líneas, parece que cada aspirante de un grupo
en el que están los mencionados en el próximo párrafo, tendrá su forma
particular de captar propuestas ciudadanas, recursos por separado, y sobre todo
simpatizantes. Lo cual de entrada pulveriza el capital político, económico e
intelectual que pudieran tener entre ellos.
A José Luis
Barraza lo conocen en el norte nada más, y trae el mal antecedente de no haber
podido ganar Chihuahua como independiente. Jorge Castañeda ha sido un luchador
incansable de la causa de candidaturas ciudadanas, y tiene como punto negativo
el que jamás ha estado cerca de la base popular, pertenece a una élite y
siempre se ha movido en ese sector de intelectuales y políticos, además de ser
medio estirado y no muy simpático. En el caso de Pedro Ferriz tiene simpatías
en la derecha del espectro político, pero el centro la izquierda no olvidan sus
groserías y malos tratos a Carmen Aristegui, incluidas sus burlas, y su
soberbia de presumir saber de todo, aunque en la realidad se nota que no sabe
de muchísimo, y tiene un enorme núcleo de seguidores (del orden de tres
millones de personas) gracias a su presencia en radio, el cual se va a diluir
en los próximos meses por su ausencia. Margarita Zavala es la mejor
posicionada, por mucho, al grado de que quizá el PAN la abandere, y con ello
pierden los independientes, pues a ella también le conviene un partido con
estructura y experiencia en elecciones.
Lamentablemente,
parece que Juan Ramón de la Fuente no está interesado en competir, ni dentro de
este grupo, ni fuera de él. El Bronco es probable que compita pero por su
cuenta, con lo cual habría cuando menos dos independientes, el que salga del
grupo y otro más. Y con AMLO como un independiente con partido, pues se
distancia ante la opinión pública como alguien antisistema, en realidad habrá
cuando menos tres independientes si alguien del grupo se anima.
La población de
México (un sector) está ávida de darle una lección a nuestra
clepto-partido-cracia. Creo que muchos entendemos que los partidos políticos
son necesarios, pero al mismo tiempo, quisiéramos que nuestros partidos
políticos representaran los intereses de la población o cuando menos de una
parte de ella, en lugar de sus propios intereses. Por ello, el 2018 puede ser
un año propicio para los independientes, siempre que no proliferen como hongos
después de la lluvia. Incluso a los dueños de México, esos que tanto temen una
supuesta dictadura de López Obrador, les podría interesar que gane un
independiente (y darle todo su apoyo), para evitar que el temido mesías
tropical llegue a la presidencia.
Un fenómeno
similar se puede dar en Veracruz, si por alguna razón Juan Bueno no gana la
gubernatura en 2016, para 2018 ya habrá recorrido todo el estado, y habrá
consolidado su imagen y presencia con lo cual, sumado a la ola de independientes
puede ser que gane. Sin embargo, hay por allí un resquicio que puede hacer que
Juan Bueno tenga aliados inesperados, ya que se nota que ninguno de los Yunes
es bien visto por un sector de la población muy importante, el de los
ciudadanos hartos de los partidos políticos.
A ojos de una
persona que no sepa de qué partido es cada candidato, le podría parecer que el
gobernador juega a que pierda su partido. La cantidad de problemas que se
acumulan día con día, generan un mayor descontento en la población. Por otro
lado las divisiones dentro del PAN, el principal partido opositor, y su aliado
el PRD con más conflictos internos aún, y sobre todo la guerra de lodo entre
PRI y PAN, pueden impulsar a la población a buscar otra opción, que podría ser
Morena o el candidato independiente más fuerte que es Juan Bueno, y visto el
crecimiento que trae Morena, es más fácil que el independiente gane la elección
del hartazgo... Hartos del gobierno estatal y federal del PRI los ciudadanos, y
hartos también de los dos gobiernos federales panistas, puede ser que Veracruz
se convierta en el segundo estado con un gobernador independiente.
Juan Bueno ha
buscado personajes representativos en cada distrito electoral, con el fin de
tener un equipo de candidatos a diputado local independientes, que refuercen su
candidatura, y además, en caso de ganar, le permitan tener un congreso afín. Y
parece que Elías Miguel Moreno Brizuela no ha seguido la misma estrategia,
razón por la cual está rezagado. Mientras que Movimiento Ciudadano a pesar de
ser propiedad de un querido ex gobernador Veracruzano su candidato Armando
Méndez de la Luz no se mira como opción para la población. Así, que en un
descuido los candidatos anti sistema como Juan Bueno o Cuhitláhuac (de morena)
pueden dar la sorpresa.