* Cuatro años de impunidad * Su crimen, el
inicio del caos duartista * Juicio plagado de bajezas contra la
reportera * La mataron por lo que escribía * La nueva: Yunes azul
es duartista * Cuatro años después, Héctor recuerda * No le mete De
Hombre a la campaña * Quintanilla va, pese al repudio de los verdes
Mussio Cárdenas Arellano | 29
abril de 2016
Tribuna Libre.-Íntegra hasta el
límite, Regina Martínez no cedió un milímetro ante el poder. Y así se fue.
Escribía y denunciaba, develaba trapacerías y corrupción, la violación y el
crimen de militares contra una indígena, la terrible fusión del narco con las
policías y el huracán que barrió con las finanzas de Veracruz. Y eso la llevó a
la muerte.
Yacía sin vida en
su hogar, un 28 de abril, hace ya cuatro años. Sobre ella las huellas de la
violencia, el desorden total, un robo simulado, destrozado su cuello, víctima
la entrañable Regina del odio demencial, ahí los vestigios del que mata por
encargo y del autor intelectual que se goza en la impunidad.
Aquel 28 de abril
de 2012, con su crimen, se dimensionó el caos en Veracruz, los ojos del mundo
sobre Javier Duarte, responsable moral del asesinato de la corresponsal de la
revista Proceso, por la tortuosa investigación, por la infamia para enlodar,
por la sed de venganza y el odio contra la prensa que no se deja amordazar.
Cuatro años
después nada ha variado. Sigue impune el crimen de Regina Martínez Pérez, libre
el supuesto autor material, José Adrián Hernández Domínguez, alias “El
Jarocho”; preso el presunto cómplice, Jorge Antonio Hernández Silva, alias “El
Silva”, por robo, no por asesinato pues la confesión le fue arrancada a golpes,
sin orden de aprehensión, sin defensa legal y con ello se violentó el debido
proceso, liberado por el Tribunal Superior de Justicia y recluido de nuevo con
un subterfugio legal.
“La sentencia de
condena que se revoca se encuentra sostenida únicamente en la confesión del
propio inculpado, la cual fue llevada a cabo mediante tortura, por lo cual no
debería otorgársele validez”, resumía la revocación ordenada por los
magistrados Edel Álvarez Peña y Andrés Cruz Ibarra. En una frase: tortura para
incriminar.
Vía un amparo
federal, traficando influencias Javier Duarte, con la ponencia del magistrado
fidelista Jorge Toss Capistrán, se logró reaprehender al Silva, por el robo, no
por el crimen, aunque así lo haga pasar “Culín”, alias el fiscal de Veracruz,
Luis Ángel Bravo Contreras.
Infame el régimen
duartista, usó su muerte para vaciarle lodo. Demeritada, agraviada, sobre
Regina Martínez se volcaron los hígados del gobernador.
Ya muerta,
deslizaron sus mastines que se embriagaba con sus asesinos, uno de ellos el
supuesto novio, el que la estranguló. Y luego que tenía una mordida en la piel.
Y a llamar sus amigas periodistas a imprimir en una placa su hilera dental,
suponiendo que hubiera sido un altercado entre lesbianas.
Así de malandro es
el gobernador de Veracruz. Y de torpe también.
Indemne salió de
aquel lodazal la memoria de Regina y su nombre hoy se invoca para luchar contra
la mordaza y la censura, el agravio y la represión, impresa su placa en Plaza
Lerdo, en Xalapa, frente a palacio de gobierno, para que no la olvide Javier
Duarte.
Decía INFORME
ROJO, en 2014, a dos años del crimen:
“Tuvo vida hasta
el 28 de abril de 2012. Ese día comenzó a hilvanarse la leyenda de una
periodista que no cedió ante el poder, que admitió su miedo, que se supo
observada, pero que mantuvo la intensidad de sus misiles, demoledora en su
crítica, documentada y, sobre todo, infinitamente honesta y valiente.
“Regina, con su
muerte, sacó a las calles a decenas de periodistas. Los hizo hablar, protestar,
retar al poder. ‘Justicia para Regina’, ‘No se mata la verdad, matando
periodistas’ y muchas proclamas más fueron la bandera de un sector de la prensa
que pugna aún por hallar a los autores del asesinato, no los asesinos
fabricados por la Procuraduría estatal.
“Marcharon
entonces los indignados. Olía a muerte Xalapa, Regina en el Semefo. Transcurría
el fin de semana inmerso en el luto. Vino el sepelio. Lloró su familia, sus
amigos, sus alumnos. Al despertar, el lunes, los periodistas cerraban filas.
Ayer fue Milo Vela, hoy es Regina, ¿mañana quién? Olía a muerte y no era
pregunta premonitoria. Era que la muerte pernoctaba con la prensa. Luego fueron
Gabriel Huge, Guillermo Luna, Esteban Rodríguez, levantados, mutilados,
embolsados, hallados en un drenaje de Veracruz. Poco después Víctor Manuel Báez
Chino, también plagiado, encontrado en fragmentos.
“Con más razón
salía la prensa a ejercer su derecho a la protesta. Caminaba por las calles,
alzaba la voz, expresaba en cartulinas y mantas su rechazo a la violencia,
Veracruz convertido en la capital mundial del odio a los periodistas, el
Veracruz de Javier Duarte traducido a zona de guerra sin guerra, con bajas no
de militares sino de trabajadores de la pluma, el pleito entre bandas de
criminales y el gobierno agazapado, insolentemente agazapado.
“Regina Martínez,
al ser ejecutada, potenció el caso Veracruz. Antes de ella, había control de
daños. Unos de días de reclamo, la ofrenda floral del gobernador, promesa de
justicia, y al carajo la investigación. La prensa nacional medio hablaba y se
callaba.
“Con Regina, el
duartismo quedó al desnudo. Fidel Herrera, el ex gobernador, y Javier Duarte,
el gerente del negocio, habían urdido planes para hacer pagar a la prensa
crítica, los insolentes que cuestionaron el despilfarro, el saqueo; los osados
que documentaron el atraco de la bursatilización, la mano del entonces
secretario de Finanzas, un tal Javier Duarte, en la descomunal deuda de
Veracruz; los irreverentes que rompieron el silencio cuando la mordaza
fidelista impedía hablar del narco impune, irreverentes porque dijeron y dijeron,
y no se cansaron de decir, en los días ‘de la plenitud del pinche poder’ que
esto se había convertido en el santuario de Los Zetas con la venia de Fidel.
“Regina Martínez
pertenecía a esa lista negra de diez periodistas en la mira del chacal. La dio
a conocer el respetado Carlos Lucio Acosta en su ‘Periodistas críticos, ¿bajo
investigación?’, seguida por Manuel Rosete Chávez, en ‘Diez periodistas al
patíbulo’.
“Regina ocupaba el
segundo lugar en la lista. A los diez se les categorizaba como ‘periodistas
incómodos al sistema por su actitud crítica’. Regina golpeteaba a diario en sus
notas de la agencia APRO, y en el portal informativo de Proceso, amén de sus
reportajes en esa revista, una de las más influyentes a nivel mundial.
“Era incómoda por
múltiples temas, pero uno, uno, calaba en Fidel: la inseguridad.+ Sabíase de
ella, pero como un fenómeno social que afecta a todos los pueblos. Acá, en
Veracruz, era inseguridad con la bendición del poder.
“Un grupo
criminal, Los Zetas, fue el elegido en la tierra prometida. Se le permitió
infiltrar a la policía, a los ministerios públicos, a los jueces. Sus notas
daban cuenta de los elementos policíacos consignados ante instancias federales
por vínculos con el narco.
“Regina irritó a
Fidel hasta ser denunciada cuando Proceso publicó la fotografía de la necropsia
practicada a la indígena Ernestina Ascensión, violada por militares en la
sierra de Zongolica. Fidel Herrera destituyó a los médicos forenses que
dictaminaron que hubo violación. No podía ser así. El presidente Felipe
Calderón, quizá atestado de alcohol como era su estado natural, dijo que murió
por una gastritis, y así quedó en el acta.
“Para entonces,
Regina Martínez ya tenía una denuncia encima, sin una evidencia siquiera de que
su mano haya sido la que hizo publicar la fotografía en cuestión.
“Es demencial que
el móvil del crimen de Regina Martínez sea el robo, a manos de dos raterillos
de mala muerte, a los que la Procuraduría de Veracruz en tiempos de Felipe
Amadreo Flores Espinosa (hoy líder del PRI con Héctor Yunes, transgrediendo los
estatutos priistas), les da categoría de ‘amigos’ de la periodista; los dejó
entrar; convivió con ellos; se bebió unas cervezas, y luego la mataron para
robar. Y Veracruz entero se fundó ayer.
“Perverso Javier
Duarte, persiste en su misión de alejar la muerte de Regina del móvil
profesional, cancelar la pista de los políticos. De hacerlo así, el primero
citado a declarar en calidad de sospechoso, sería Fidel Herrera Beltrán.
“No murió en balde
Regina Martínez. Sacudió al medio de prensa, sacó a los periodistas a las
calles, los hizo hablar, los hizo protestar, los hizo retar a un sistema
opresor y represor. Provocó que la prensa mundial pusiera los ojos en Veracruz,
capital del asedio contra los comunicadores, y acorralara a su gobernador
Javier Duarte, por su inquina a sus críticos, por la mala leche con que se
amordaza y se somete con la complicidad de los dueños de los medios.
“Dos años después,
sin embargo, las protestas por el crimen de Regina han menguado. Unos se acogen
al olvido; otros protestan en silencio; unos más han guardado sus líneas, sus
plumas, sus voces, para otros temas.
“Denise Dresser
invita a no disentir en silencio. La libertad de expresión está amenazada. El
sistema priísta se recompone, criminaliza la protesta, acalla el periodismo de
investigación, simula proteger cuando en realidad reprime.
“ ‘Lo que ningún
periodista amenazado puede o debe hacer es callar —dice Denise Dresser—.
Guardar silencio no es una opción vis a vis un Estado que se ha acostumbrado a
intimidar. A hostigar. A acorralar. Ante él habrá que disentir fuerte y claro.
Al pétreo mascarón que resurge cada seis años, habrá que enfrentarlo con
cincelazos ciudadanos, firmes y valientes. Hoy y siempre’.
“Hay que tomarle
la palabra a Denise: disentir fuerte y claro.
“Regina no merece
el silencio. Hacerlo es como volverla a matar”.
Eso
decía INFORME ROJO hace dos años, vívido el recuerdo de Regina.
Son cuatro años de
impunidad. Son cuatro años sin admitir la verdad.
Reporteros Sin
Fronteras aludía que su muerte obedecía a causas propias de su ejercicio
periodístico:
“La víspera de su
muerte, la periodista publicó una nota sobre la detención de nueve policías
sospechosos de estar coludidos con el narcotráfico. Por ello, la pista
profesional debe considerarse de forma prioritaria”.
Regina es ya un
símbolo. Representa la integridad, la lucha por la verdad.
Vivió para darle
voz a la sociedad. Y eso la llevó a la muerte.
Archivo muerto
Nueva vertiente:
Miguel Ángel Yunes es duartista. Lo planteó Víctor Alejandro “Pipo” Vázquez
Cuevas en el debate organizado por la XEU y súbitamente lo recordó Héctor
Yunes. Cuenta Pipo que en 2012 se reunió Yunes azul con Javier Duarte, trazada
la línea de la traición contra Josefina Vázquez Mota, entonces candidata
presidencial. Y que eran frecuentes las reuniones en lo oscurito, cómplices y
perversos. Y le llega la luz divina a Héctor Yunes, el candidato del PRI al
microgobierno de Veracruz. Es cierto, dice. Se entendían, sostiene. Y dará más
detalles en el próximo debate. Ajá. De risa las penurias mentales de Héctor
Yunes, perdido y despeñado en su afán de ser el sucesor de Javier Duarte, su
patrón. Cuatro años después revela trama, quizá creyendo que alguno de los más
de ocho millones de veracruzanos se ha de tragar el rollo. Cuatro años para
esgrimir el duartismo de su primo Miguel Ángel. Cuatro años para exponer que
hubo un compló entre Yunes azul y el gobernador Javier Duarte contra Josefina
Vázquez Mota. Ajá. ¿Y por qué la candidata presidencial panista reventó a
Enrique Peña Nieto en la elección presidencial en Veracruz, remitiéndolo al
segundo lugar? Desfondado, ya no se vende electoralmente Héctor Yunes. Sus
promesas son basura. Su oferta política es demagogia. Lo único genuino en él es
su entrega al fidelismo y su complicidad con el duartismo. Sigue en la ruta de
la descalificación, consciente que con nada convence a un electorado que así
sepa que Miguel Ángel Yunes atesora una fortuna, que tiene mansiones y yates,
que lo acusan de todo, como ha sido la tónica de la campaña mediática, cierta o
no, está menos podrido que el PRI y los duartistas. Cuatro años se tardó Héctor
Yunes para decir que Miguel Ángel Yunes es duartista. ¿Será retraso mental o
será retraso de ideas?… Por algo será que Rafael De Hombre no le invierte
a la campaña de Héctor Yunes. Trasciende entre los priistas que incurre en
“austeridad republicana” el compadre del candiDuarte al gobierno de Veracruz.
No le mete un peso. No se afana en lograr el compromiso de los núcleos de
votantes, como suponiendo que los votos caerán como si fuera maná del cielo.
Sabe Rafael De Hombre que en un golpe de suerte será diputado local suplente,
si Víctor Rodríguez Gallegos logra derrotar a Amado Cruz Malpica, de Morena, en
el distrito Coatzacoalcos Urbano. Cuando Víctor Rodríguez deje el Congreso para
contender por la alcaldía, De Hombre aplicará como legislador. Y todo gratis.
Con esos compadres para qué quiere enemigos Héctor Yunes… Por el drenaje llega
Jaime Quintanilla Hayek a la candidatura a diputado del Partido Verde por el
distrito Coatzacoalcos Urbano. Con un registro protocolario ilegal, sin contar
con el registro supletorio ante el OPLE estatal, sin acuerdo de asamblea del
PVEM, finalmente se queda. Dilema para el cuestionado empresario inmobiliario,
algún día de Century hasta que le amarraron las manos y le quitaron la
representación; protagonista de juicios y más juicios. De algún sitio tendrá
que sacar votos para sí, pues los de Integra, la máscara hueca de Iván Hillman,
son para pasar vergüenzas. De alguna imprenta los tendrá que llevar pues los de
la militancia verde y sus simpatizantes no los verá. A nadie le gusta ser
robado y todavía darle las gracias al ladrón…