José Miguel Cobián | 17 junio
de 2016
Tribuna Libre.- Dentro de las
exigencias ciudadanas, la más sentida es el combate a la corrupción. Los
mexicanos se saben (nos sabemos) gobernados por corruptos, pero también nos
sabemos corruptos y corruptores. Para
que México avance se debe atacar frontalmente la corrupción y la impunidad que
tanto la estimula. Para ello surgió entre otras propuestas, la iniciativa 3 de
3, que implicaría que los funcionarios informaran mediante tres declaraciones
de sus ingresos, su patrimonio y sus relaciones o intereses, con el fin de
poder verificar una vez que terminen su función pública, si incrementaron su
peculio gracias a su puesto, o si salen tan limpios como entraron.
En principio creo
que vale la pena aplaudir la iniciativa, aunque en nuestro país acabará siendo
inoperante. El mejor ejemplo lo tuvimos después de la guerra cristera, los
miembros del clero no podían poseer bienes, sin embargo fueron heredados y
poseían bienes inmuebles, muebles y dinero y joyas, a pesar de la prohibición
de la ley, todo ello gracias a los benditos prestanombres, y a la vista gorda
de las autoridades.
Partiendo de la
conseja popular que cada vez que se le exigen pruebas de la corrupción y enriquecimiento de sus gobernantes, exige
la siguiente contestación: ¨Son ladrones, no son tontos¨. Debemos entender que
esas mismas prácticas de simulación utilizadas con posterioridad a la guerra
cristera, serán las mismas que de hoy en adelante aplicará la clase
política. A pesar de ello se agradece
que México comience su lento e inexorable avance del combate a la corrupción,
combate cuyo triunfo no verá ningún mexicano vivo hoy, pero que esperamos que
en unas diez generaciones comience a dar frutos. (Escrito con sarcasmo para que
no lapiden al humilde escribidor).
Como todo en
México, los partidos políticos están jugando sus cartas, diciendo verdades a
medias y mentiras completas, con el fin de atraer al electorado con miras al
2018. De entrada se señala que el PRI no
permitió que la ley pasara con la obligatoriedad de publicitar los bienes de
los funcionarios públicos, y con ello se pretende señalar que favorecen la
corrupción (algo de lo que nadie duda, pero no por la modificación a la
ley). En lo personal esta modificación
la considero correcta, ya que en un país tan peligroso, dominado por cárteles
criminales, anunciar urbi et orbi el patrimonio de los funcionarios públicos,
los pondría en la mira de esos grupos criminales. Obligando a mentir para proteger a las
familias, y con ello cometer un delito a quien aspire a ocupar un cargo
público.
Me llamó mucho la
atención el hecho de que al inicio de la sesión en el senado, estaban presentes
61 senadores de los grupos de oposición y sólo 59 del PRI y sus partidos
satélites, es decir, la propuesta pudo salir tal como venía originalmente. Sin
embargo, cuatro senadores del PAN: Adriana Dávila Fernández, José María
Martínez Martínez, Jorge Luis Preciado Rodríguez y Héctor Larios Córdoba se
salieron del pleno para no asistir a la votación. Lo mismo hicieron cuatro
senadores del PRD: Luz María Beristaín Navarrete, Fidel Demedecis, Benjamin
Robles Montoya y Alejandra Roldán Benítez.
Mientras que seis senadores del PT, que hoy actúan bajo la tutela de
Morena aunque siguen con las siglas del PT decidieron abstenerse: Manuel
Bartlett Diaz (el de la caída del sistema cuando Cuahutemoc vs Salinas en el
88), Marco A Blásquez Salinas, Héctor Adrián Menchaca Medrano, Carlos Manuel
Merino Campos, Martha Palafox Gutiérrez y Layda Sansores San Román.
Gracias a su
ausencia no pasó completa la ¨enchilada¨ de la ley 3 de 3. Sin embargo los
primeros en vociferar fueron ellos mismos porque no fue aprobada como venía.
Simple juego político para engañar al elector.
Parece que en realidad ningún partido quería públicas las declaraciones
de los funcionarios, así que optaron por acordar que el PRI sería el que
cargaría con el costo político, y ellos simplemente evitarían tener la mayoría
suficiente para derrotar al propio PRI.
Ante el acoso de
organismos empresariales ligados a la derecha, se propuso (con lo cual creo
todos estaremos de acuerdo), que quienes realicen operaciones con la
federación, estados y municipios, deberán publicar también sus tres
declaraciones, ya sean personas físicas o empresas. Aquí habrá otro juego interesante, pues muchas
personas se escudarán en las figuras de las sociedades anónimas, y con ello,
sólo se sabrán los datos de la sociedad prestadora de servicios o vendedora de
bienes, pero no se sabrá nada de los propietarios y administradores, que son
quienes en realidad harán los negocios lícitos y también los ilícitos.
Un grupo de amigos
quería manifestarse enérgicamente para exigir más uñas y dientes a las leyes
anticorrupción. La sugerencia fue que se tomaran las cosas con calma, que
analicen el paquete completo y luego decidan lo que hay que corregir, exigir, o
modificar, evitando en todo momento convertirse en tontos útiles a algunos
intereses ajenos a los de México.
La propuesta 3 de
3 como hemos visto es buena pero se le puede dar la vuelta. Lo que sería de
mucha mayor utilidad en el combate a la corrupción es la exigencia de una
transparencia real en todos los actos financieros en los que intervenga un ente
público o dinero público. En tiempos del
internet, sería tan fácil tener la contabilidad al día y a ojos de sus
verdaderos dueños que son los ciudadanos. Así cualquiera sabría que contratos
ha celebrado su ayuntamiento, estado o federación, paraestatal, etc., que
beneficios obtendrán y a que costos. El
día de hoy, el gran negocio sigue siendo la obra pública, pues se realiza con
calidades inferiores a las establecidas en los contratos, a sabiendas que la
calidad de la obra es más difícil de determinar, y a precios superiores a los
de mercado, que son los que aprueban los distintos congresos, y a los que se
apegan todas las constructoras.
Si una vez
terminado el paquete anticorrupción vemos que no hay transparencia en la vida
práctica, sabremos también que una vez más, la clase política hizo que todo
cambiara para que todo siga igual. Y que también una vez más, nos dieron atole
con el dedo. Gato por liebre y lo que usted guste.
A nadie debe de
extrañar el rechazo a esta iniciativa por parte de AMLO, pues su bandera es la
lucha contra la corrupción, a pesar de que cuando gobernó la ciudad de México
hubo actos documentados y filmados de corrupción por parte de sus
colaboradores. Siendo ésta su bandera, cualquier avance en materia de
corrupción lo afecta en su campaña presidencial, y recordemos que como buen
político, antepone sus propios intereses a los intereses de la nación.