Orizaba, Ver. | 12 julio de 2016
Tribuna Libre.- Entre los planes
del malandro que disparó contra el activista Jairo Guarneros Sosa no estaba que
el seguro de la pistola se atascara. Su misión tampoco era internarlo en
terapia intensiva. Menos que la víctima grabara cada rasgo de su identidad.
Los doctores del
hospital Covadonga, en Orizaba, Veracruz, aseguraron a los “compas” del líder
taxista, quienes montaron un campamento frente al edificio, que su estado de
salud es estable. Suficiente para haber descrito a su agresor en el expediente
1334/2016, de la Unidad Integral de Procuración de Justicia del XV Distrito
Judicial.
“Piel morena,
complexión robusta, vestía pantalón de mezclilla marca Levis y cachucha; un
chamaco apenas” son las características que el activista comparte para Blog
Expediente a través de su hermano, Javier Guarneros Sosa, quien atiende afuera
de la habitación, mientras cumple su labor de vigía.
Así resguardan al
egresado de la Universidad Veracruzana: en la sala de espera, cuatro ruleteros
de la organización Grito atienden a las personas que se anuncian como colegas
de Jairo. Estos solicitan el motivo de la visita por escrito y le llevan hasta
su cama los reportes.
En la parte de
afuera, una decena de activistas queman cigarrillos sobre las aceras, algunos
atienden a los medios, otros se turnan en las esquinas de la calle para anotar
cualquier anomalía.
Un convoy de
soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) son los encargados de
resguardar el perímetro en el centro de la ciudad. “La Fiscalía General del
Estado nos ofreció a policías de la Fuerza Civil, el ayuntamiento a
municipales, pero unos tienen la fama de estar coludidos con el crimen
organizado; los otros, no descartamos sean responsables del atentado a mi
hermano”.
Javier Guarneros
Sosa ha sido designado por Jairo para relatar los hechos a detalle del pasado
07 de julio. Indispensable, asegura el convaleciente, para enterar a la gente
que una vez que reciba el alta médica será un blanco fácil con los actores
materiales e intelectuales en libertad.
Jairo es un hombre
sin propiedades, sin esposa ni hijos. Nacido para servir, opinan sus amigos.
“Una bala no mata
sueños”, dice una pancarta afuera del hospital.
UN SUJETO MÁS
EXPERIMENTADO…
Eran las 19 horas.
La vida del comercio en el centro de Orizaba transcurría con normalidad; luces
encendidas afuera de las cantinas, sexo servidoras saludando, con respeto, a
quien ha luchado desde hace 30 años por su integridad. Así llegó a casa Jairo
Guarneros, sin notar que alguien ya le seguía, sigiloso, desenfundando su
armamento.
En la entrada,
Jairo coincidió con la persona que le arrienda. Comenzaron a platicar, hasta
que el sonido de una detonación silenció la conversación y a la cuadra entera.
Luego cayó al suelo el activista. Una bala le atravesó a la altura del hombro
derecho, alojándose el proyectil en el lado izquierdo de su cuello.
Una ejecución
fallida, consideran expertos, primero, argumentan, por tener tan cerca a su
blanco y haber accionado el arma de manera lateral. Además, añade Jairo, en
ningún momento pudo destrabar el seguro por segunda ocasión, para completar su
tarea.
El arrendatario
aprovechó el descuido del agresor para arrastrar el cuerpo ensangrentado hasta
la entrada de su casa. El sujeto armado todavía trató de impedir que la puerta
se cerrara y metió el pie. Sin embargo, al ver que tampoco tendría éxito abortó
la misión y se echó a correr.
El vecino procedió
a llamar a la Cruz Roja para contener el sangrado de Jairo, sin embargo, ante
la demora, la gente detuvo a una patrulla municipal y donde finalmente fue
trasladado al hospital. “En ningún momento quedó inconsciente, por el
contrario, nos decía que estuviéramos tranquilo, que la había librado” abunda
Javier Guarneros.
Ya recuperado, el
sociólogo orizabeño, declara, sin dudar: “Si me lo ponen en frente, fácilmente
lo reconozco. Es una lástima que jóvenes se estén prestando a estas
situaciones”.
Así el atraco del
pasado 07 de julio. Al momento, el líder del colectivo Cihuatlahtolli (palabra
de mujer), ya tiene ánimos de bromear. No puede quejarse de la política, así
que lo hace de la comida y sus pocos saborizantes.
El también fumador
empedernido pregunta si puede calmar su fijación por los cigarrillos Marlboro
rojos. Don Javier le contesta con tono sarcástico. “Ya te dijimos que no,
hermano. A menos que quieras sacar el humo por los hoyos que te hicieron las
balas”.
“Jairo es un
guerrero, ya nos pide que contactemos a fulano o mengano para que sus proyectos
no se pausen. Entendemos su entusiasmo, pero las cosas ya no serán iguales. Él
sabrá si sale o no de la ciudad. Mientras tanto, exigimos se vele por su
seguridad. Los agresores siguen libres y de pasarle algo, hacemos responsable a
Juan Manuel Díez Francos y su policía municipal” finaliza Javier Guarneros.
“UN HOMBRE NOCIVO
PARA ORIZABA”
Esa frase que hizo
pública Juan Manuel Díez Francos contra Guarneros Sosa tras una protesta, en el
monumento a Porfirio Díaz Mori en el parque Bicentenario, Orizaba, Veracruz.
Gritos de
“dictador”, “asesino”, “sepan la verdad de la historia”, “asesino que gritaba
mátelos en caliente”. Consignas durante el protocolo de inauguración, el 14 de
septiembre de 2015, que irritaron al Edil orizabeño.
Otra de las
protestas que encabezó Jairo Guarneros fue en mayo de 2011. Comerciantes del
mercado Emiliano Zapata estaban en contra de que les fueran despojados metros
sobre la vía pública, tras décadas de permiso. El de la orden, entonces
Alcalde, Hugo Chaín Maluly, hombre de confianza de Juan Manuel Díez.
Los comerciantes
informales solicitaron el apoyo de Jairo Guarneros y el colectivo
Cihuatlahtolli, pues policías municipales durante la madrugada comenzaron el
desalojo. De aquella ocasión, además de gente herida, hubo al menos 20 heridos,
entre ellos, Jairo y otros tres activistas.
“Pasamos 48 horas
en La Tomita, separos en la ciudad de Orizaba. A él lo dejaron salir primero,
Sin embargo, dijo que no se iba sin que todos saliéramos libres. Nadie pagó fianza
aquella ocasión. Es un hombre que soluciona conflictos y no los crea”.
A Jairo Guarneros,
representante del Grupo Regional Independiente de Taxistas de Orizaba (GRITO),
también se le vio marchando en las calles, en agosto de 2015. El movimiento estuvo
en contra del Nuevo Reglamento de Tránsito en Veracruz.
El líder orizabeño
destacó anomalías en dicha normativa, asegurando que se promoverían las
mordidas o extorsiones. “No estamos reacios, pero son multas exorbitantes. Un
taxista de la región no gana ni 200 pesos al día”. Hasta el momento, el
reglamento no se ha puesto en marcha en el municipio.
El último
movimiento que asesoró fue el de los indígenas nahuas del municipio de
Ixhuatlancillo. “Al igual que a los comerciantes del mercado Emiliano Zapata,
se trata de trabajadores informales. Son causas nobles las que él apoya”.
La molestia de 180
familias ixhuatlecas, al querer ser desalojados de la ciudad, por orden de Díez
Francos, desembocó en una huelga de hambre de 38 días. Gracias a la presión, los
indígenas lograron además de un mercado de artesanías, 120 espacios en la vía
pública para promocionar dicho inmueble. www.revistarepublica.com