José Miguel Cobián | 22 julio de 2016
Tribuna Libre.- He leído con
atención la forma como procedió usted a disculparse por el asunto de la casa
Blanca Presidente Peña. Dice el dicho
que es de humanos errar y de sabios reconocer los errores. Sin embargo, para el tamaño del problema de
México, no basta con la publicación de las leyes anticorrupción (para comenzar
faltan los reglamentos) y las instituciones encargadas de aplicarlas. El problema va mucho más allá de esperar que
por pedir disculpas ya todo quedó arreglado.
En lo personal me
siento con derecho de demandar lo que sigue, primero porque soy mexicano, segundo
porque soy ciudadano y tercero porque voté por usted. A título personal me atrevo a sugerirle que
tome otras medidas para ir ganando poco a poco la credibilidad perdida. La primera de ellas es transparentar y sacar
de la reserva de tres años toda la documentación referente a la asignación a su
compadre de la administración de el telepeaje que los mexicanos conocemos como
IAVE, y si mucho me apura, hacer una nueva licitación y sacar a su compadre de
ese negocio, que a todos los mexicanos nos parece un acto de aprovechamiento
ilícito de los recursos de la nación.
Ya sé que no soy
nadie para sugerirle algo al presidente de la República, si hasta los
funcionarios estatales se sienten poseedores de la verdad universal y miran al
resto de la población como plebe. Sin
embargo, le sugiero que busque que alguna empresa de radio nacional contrate
otra vez a Carmen Aristegui y a su equipo.
También hable con su otro compadre, y pídale que ya no participe en
ninguna licitación de tal manera que grupo Higa deje de ser proveedor del
gobierno federal.
Para la
designación del fiscal anticorrupción, le sugiero que busque a alguien que no
tenga ninguna relación con usted, y a la vez que tenga la calidad moral y los
conocimientos jurídicos para ocupar el cargo.
Sé que le han mencionado a Diego Fernández de Cevallos, pero él ya está
grande y cansado, se requiere alguien con una combinación de juventud y
experiencia. Alguien que no tenga
relación con el grupo Atlacomulco ni con el grupo Hidalgo, y de preferencia que
no tenga nada que ver con el PRI.
Le sugiero
resolver a la brevedad y con toda transparencia el conflicto entre el INEGI y
el resto del país incluido el CONEVAL con absoluta transparencia, para que no
parezca que una vez más, el gobierno cambia las cifras aún en contra de la
realidad. También le sugiero analizar a
fondo el conflicto magisterial y resolverlo a la brevedad. Pero no entregando
carretadas de dinero a los lideres de la CNTE, sino aplicando la ley, y
modificando la ley en dónde se perciba que hay injusticia y abuso en contra de
los profesores. No queremos ni
profesores en las calles actuando como vándalos ni tampoco profesores víctimas
de un sistema educativo.
Le ruego
considerar que el pueblo de México merece algo más que chivos expiatorios. No queremos uno o dos grandes funcionarios o
gobernadores en la cárcel. Queremos que
todos aquéllos que hayan faltado a la probidad en el ejercicio de un cargo
público, ya sea de elección o designación, devuelvan lo desviado y sufran las
consecuencias legales de sus actos. No
más pan y circo. Aplicación real, de la
ley, comenzando con los negocios (si es que existen) de sus propios
colaboradores más cercanos. Ya basta de
llegar a un puesto público para enriquecerse.
Y mencionando eso, yo sé que en estas fechas suenan los gobernadores
Duarte y Borge, pero tenemos al ex gobernador panista de Sonora cuya presa
vimos todos por televisión, y también al ex gobernador priísta de Nuevo León,
el señor Medina. Claudia Pablovich y el
Bronco merecen todo el apoyo de la federación para aplicar la ley y las
sanciones que correspondan. Esto sin
olvidar a los hermanitos Moreira, ambos que han sido juzgados y condenados por
el tribunal de la opinión pública.
No sólo eso,
Presidente Peña, sabemos que en el sexenio anterior hubo corrupción y muy
intensa, sin embargo no hemos visto a ningún responsable de desvíos de fondos
públicos, de inflar los precios de obra pública, incluso a los responsables de
seguridad pública de el sexenio anterior evidenciados en medios de comunicación
por sus relaciones con el crimen organizado.
Mientras no se vea
una acción seria y coordinada para combatir la corrupción del sector público,
la cual todos sabemos que es enorme y que va desde arriba de la pirámide de
poder hasta sus bases. Y no sólo eso, a pesar del federalismo, usted puede
presionar para que a nivel estatal y municipal se combata la corrupción
mediante las instancias adecuadas. El
ciudadano común se enfrenta primero a la corrupción municipal, y de ahí a la
corrupción de las dependencias estatales o federales con las cuales tiene
relación. Todo en el sector público
implica dádivas para que camine. La
simplificación administrativa es un mito, todo se complica con el fin de que
para destrabarlo se tenga que aceitar la maquinaria mediante el cochupo, la
mordida, el porcentaje, etc. Los
mexicanos chapoteamos en corrupción, y por eso nos indignó tanto el asunto de
la casa Blanca, porque pretendemos que el Presidente no cometa ese tipo de actos,
y si lo hiciere, que no sean tan obvios.
No quiero alargar
mucho mi condicional para otorgarle el perdón.
Yo sé que un Presidente no puede hacerlo todo, pero si puede sentar las
bases para que poco a poco vayamos erradicando este mal que cual cáncer, corroe
las entrañas del tejido social de nuestro país. Saludos Presidente y si no hace nada, no
espere perdón, ni olvido.