* 400 Pueblos y porros agreden al gobernador
electo * También embestidos Anaya y
Creel * César del Ángel encabeza el
ataque * Solo falta que alguien jale el
gatillo * Abandona el PRI nacional a
Javier Duarte * Revienta la imposición
de Deantes * La Potra y Urquidi en la
reyerta * Taxistas y cenopistas
desairados por Pepe Yunes
Mussio Cárdenas Arellano | 01 julio
de 2016
Tribuna Libre.- Hoy, una agresión.
¿Qué sigue? Quizá el atentado que impida a Miguel Ángel Yunes Linares arribar
al gobierno de Veracruz, su vida trunca, que deje impune a Javier Duarte y su
pandilla, a Fidel Herrera y los suyos, intacto el desvío de recursos, la
quiebra financiera, la violencia, la complicidad con los cárteles y la
corrupción.
Son días aciagos
los que vive Veracruz. Inédito, el ataque al gobernador electo evidencia la
dimensión de los odios de Javier Duarte, su desenfreno mental, peligrosamente
incontrolable, vaciados sus temores de parar en la cárcel por el robo
descomunal a la entidad.
Día de histeria,
de ira y festín, este miércoles 29. A las puertas del Congreso de Veracruz
inicia el asedio que culmina con la agresión, decenas de golpeadores entre los
400 Pueblos, provocadores que caminan sobre los vehículos, campesinos que sí lo
son y otros de perfil policíaco o militar, y mujeres igualmente violentas.
Corre la escena.
Inunda las redes sociales y los medios, en notas de prensa, en la imagen
televisiva. Entre guardias y seguidores van Yunes Linares, el líder nacional
del PAN, Ricardo Anaya, y el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel,
aguantando la embestida, la pedriza, los orines, los gritos de “represor”, el
“asesino, asesino, asesino”, como si fuera protesta magisterial contra Peña
Nieto, y la amenaza con el insulto.
Minutos antes,
Yunes azul llegó al Congreso de Veracruz, en Xalapa. Daría una conferencia de
prensa sobre el paquete de impunidad confeccionado por el gobernador Javier
Duarte, la Fiscalía Anticorrupción y su prospecto para cinco años, el Instituto
Veracruzano de Acceso a la Información y quien lo encabezará por cinco años, la
Sala Anticorrupción que vulnera la autonomía del Tribunal Superior de Justicia.
Todos inamovibles. Todos duartistas.
Le frustró la
administración del Congreso la conferencia de prensa. Entonces improvisó. Ante
los medios, junto a Anaya y Creel, diría Yunes Linares que no cejaría en instar
a los diputados locales a no aprobar el “paquete de impunidad” de Javier
Duarte, porque hay algo peor que la corrupción y que es “legalizar la corrupción”.
Llamó a los
legisladores a no adherirse a la banda de Los Porkys políticos que encabeza
Javier Duarte, respaldando a un fiscal anticorrupción —Francisco Portilla
Bonilla— que es incondicional del gordobés.
Afuera del
Congreso se hallaba César del Ángel con sus 400 Pueblos, el grupo de campesinos
que en su protesta se encueran, bailan, agreden, insultan. Protestan siempre
contra Patricio Chirinos, Miguel Alemán, Dante Delgado, pero sobre todo contra
Yunes Linares.
No increpan ni
reclaman a Fidel Herrera, principales aliados de Javier Duarte, en 2010, para
enfrentar al hoy gobernador electo. A Héctor Yunes le alzaron la mano para que
no quedara duda que son fidelistas y duartistas.
Ahí esperaron para
enfrentarlo y denostarlo. Salía apenas Yunes Linares, junto a él Anaya y Creel,
en medio los tres de un cordón de seguridad y panistas y perredistas, cuando se
observó la señal de César del Ángel, vestido de azul, el rostro serio, la
mirada clavada en el político que frenó sus excesos y lo envió a prisión.
Así lo muestra el
video: https://www.facebook.com/PANVeracruz16/videos/1747678168834637/
. Al llegar al minuto 8:00 se advierte la orden de César del Ángel para iniciar
la agresión.
Ahí se observa a
Yunes Linares atrapado en la mancha humana, asediado en diferentes frentes,
apretujado entre todos, como si evocara la salida mortal de Luis Donaldo
Colosio en Lomas Taurinas, su escolta diezmada, a merced de cualquiera.
Volaban las
piedras. Sentían los golpes. Escuchaban las amenazas. Rotos los cristales de la
camioneta con piedras que eran arrojados como proyectiles. Sólo faltó que
alguien jalara el gatillo.
Se le fueron
encima los porros que llevó César del Ángel, los de cabello corte militar, los
que asemejan ser policías, los que visten de amarillo y pegan en lugares
específicos.
Es el presagio de
algo peor. Quizá un atentado, quizá los rasgos de un magnicidio, quizá el
inicio del período más oscuro que le haya tocado vivir a Veracruz.
Varios heridos,
tres de ellos guardias, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares; el
líder nacional del PAN, Ricardo Anaya; el ex secretario de Gobernación,
Santiago Creel; la diputada electa por Veracruz, Maryjose Gamboa.
Es el escenario
violento que deriva del blindaje que pretende gestarse Javier Duarte con fiscales
a modo, un contralor, un consejero del IVAI, cómplices y incondicionales que le
garanticen impunidad, pasando todo por el Congreso, cuya mayoría priista
resulta ser su gran solapadora.
Hoy, la agresión
inédita a un gobernador electo. Es presagio de algo peor.
Horas antes,
Javier Duarte perdió el respaldo del PRI. Decía la presidenta interina,
Carolina Monroy del Mazo, que su partido no avalaría acciones que pudiendo ser
aceptables en lo jurídico, serían cuestionables en lo ético. Y se refería al caso
Deantes en el IVAI y a la Fiscalía Anticorrupción, los amigos para encubrir al
rufián.
Así difundió el
periódico Reforma las palabras de Carolina Monroy:
“ ‘Nada ni nadie
por encima de la ley. No habremos en el partido de respaldar un solo acto, un
solo dicho, un solo hecho que contravenga el Estado de Derecho’.
“¿Es legítimo que
Duarte quiera cuidarse las espaldas promoviendo recursos en el Congreso?, se le
cuestionó.
“ ‘Ésa es la
interpretación que se le ha dado hasta este momento, y lo que diría es que, si
bien es jurídicamente correcto, habría que analizar si lo es desde el punto de
vista ético", dijo.
“¿Y usted qué
piensa?, se le insistió a Monroy. ‘Pienso que no porque a los ojos de todos, a
la luz de todos, no son momentos para tomar decisiones de tanta trascendencia’.
“La presidenta
interina dijo que el partido no tiene por qué responder, y mucho menos avalar,
aquello que no pudiera estar alineado a principios institucionales y legales”.
Tácitamente,
Javier Duarte naufraga. Lo abandona el PRI. Le endilga que su maniobra
pro-corrupción carece de ética. Y así es. Diseña un aparato judicial del que se
beneficia sólo él.
Más tarde, en Boca
del Río, Yunes Linares demandó la renuncia de Javier Duarte y “Culín”, alias el
fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, por la agresión sufrida y la omisión del
encargado de procurar justicia, conminado a actuar en el momento en que ocurría
el ataque, sin que hubiera movido un dedo.
“Hoy con toda
puntualidad exijo que Duarte se separe del cargo, que lo sustituya una persona
que se encuentre en el pleno uso de sus facultades mentales y que de inmediato
se inicie un procedimiento de carácter penal en su contra por la agresión de
esta tarde”, expresó.
Refiere el
comunicado emitido por la oficina del gobernador electo:
“Señaló que al
Fiscal General del Estado, le solicitó personalmente que procediera a detener a
los responsables directos de la agresión y se negó a hacerlo, simplemente
porque forma parte de la misma banda.
“Queda muy claro
que el gobierno federal se ha negado a intervenir en Veracruz y es muy
lamentable que ni siquiera hayan llamado para saber lo que sucedió el día de
hoy cuando el líder nacional del partido más importante en México también ha
sido agredido.
“Por su parte, el
dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, brindó su total confianza al
Gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares y dijo que acudieron al Congreso
del Estado para exigir que no se vote el día de mañana por un fiscal
anticorrupción a modo de Javier Duarte, pues lo que busca es encubrirse.
“ ‘Acudimos de
manera absolutamente pacífica y fuimos agredidos de manera brutal y cuatro
compañeros se encuentran en el hospital, pero hoy lo decimos con más convicción
que nunca: Si Duarte cree que con este tipo de actos de violencia nos va a
intimidar está equivocado, estamos más resueltos a seguir combatiendo a este
régimen corrupto, los que se robaron el dinero de la gente de Veracruz lo van a
devolver, y quienes cometieron actos graves de corrupción van a ir a la
cárcel’.
“Señaló que no hay
duda de que fue Javier Duarte quien envió los grupos de choque a agredirlos de
manera violenta, y que no darán un paso atrás para seguir luchando en combatir
a la corrupción y a los corruptos”.
Por la noche se
tambaleaba la imposición de Gabriel Deantes al frente del IVAI. Más de cuatro
aspirantes al cargo de consejero presidente interponen recursos legales al
advertir que no reúne los requisitos de ley, amén de estar denunciado por el
robo de 8 mil millones de pesos de dinero federal y una querella abierta por
abuso de autoridad. Se pospone su caso para la sesión del jueves 30. El símbolo
de la corrupción duartista a punto de reventar.
Otra mala para
Javier Duarte. Hay 22 denuncias más contra su gobierno por desvío de recursos
federales. Se agregan a las 26 que ha existían en la PGR.
Impunes hasta
ahora, sus funcionarios comienzan a ser llamados a declarar, entre ellos el ex
contralor Iván López Fernández y el actual contralor, Ricardo García Guzmán.
Son los signos de su tragedia, en plena repulsa Peña Nieto, el PRI.
Cínico, reclama
Javier Duarte respeto a la autonomía de Veracruz, que ningún personaje, que
ningún partido se entrometa en los temas del gobierno y del Congreso. ¿Ah sí?
Pero el gordobés sí lo hace, maiceando a los diputados cómplices. Y su partido
sí se inmiscuye, da línea, se agandalla la voluntad de los
legisladores-marioneta que le han servido para endeudar, llevar a la quiebra a
Veracruz, solapar corruptelas, avalar cuentas públicas en que se dan por
realizadas obras que no existen, burlando al gobierno federal.
Día de ira para el
panismo. Día de festín para los priistas. Día de desfogue para los 400 Pueblos
y sus porros tipo policíaco. 29 de junio, día en que por primera vez el
gobernador electo fue agredido.
¿Qué sigue? Quizá
el atentado que impida que Yunes Linares llegue al gobierno de Veracruz, su
vida trunca, que preserve impune a Javier Duarte, que dejé a Veracruz sumido en
el peor momento de su historia.
O la renuncia de
Hitler, versión Veracruz.
Archivo muerto
Muy bronca, La
Potra y Urquidi, su marido, sentían los golpes, las pedradas, la embestida de
los porros y los 400 Pueblos. A centímetros de Miguel Ángel Yunes iba Sergio
Urquidi; un metro más allá, Isabel Morales, la polémica Potra. Se les ve en los
videos acuerpando al gobernador electo; al líder nacional panista, Ricardo
Anaya, y al ex secretario de Gobernación, Santiago Creel. Resistían la felpa
mientras se alejaban del Congreso de Veracruz, este miércoles, cuando la
violencia política alcanzó su clímax y exhibía el nivel de impotencia del
duartismo, el miedo a enfrentar la justicia, a pagar por el robo a Veracruz.
Sergio Urquidi quiere ser alcalde de Nanchital; La Potra intenta reivindicarse
luego que abandonara la nave yunista azul para plegarse a los dictados del Pato
de Tuxpan, Alberto Silva Ramos, líder infame del PRI en Veracruz. Ayer les tocó
la felpa, los golpes, pedradas y agua de riñón, las hordas del duartismo,
comandadas por el decrépito liderzuelo César Del Ángel, que en diciembre comenzará
a saber lo que es la ley… Por algo, ni Moisés Carrillo de la Cruz, ni Salim
Anthuán Contreras Balderas, ni Ricardo López Carrera, tuvieron acceso al evento
de Pepe Yunes con alcaldes y dirigentes cetemistas. Fúricos, esgrimían su
derecho a estar, a hablar con el senador, a hacer sentir lo que son. Y como
políticamente no son nada, les negaron la entrada al salón del hotel Terranova
donde se realizaba el encuentro. Trató ahí Pepe Yunes lo de las zonas
económicas especiales. Habló de la designación del caso Deantes, el repudio al
ex secretario del Trabajo del gobierno duartista a que ocupe la presidencia del
Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, que sea por consenso de todas
las fuerzas políticas y no por mayoría. Y mientras hablaba Pepe —José Francisco—
Yunes, afuera transpiraba ira uno de los marginados, Moisés Carrillo, el
minilíder taxista, aquel que mostrara el dedo medio al senador Fernando Yunes
Márquez, detenido por la policía estatal y la Fuerza Civil pese a tener fuero,
el día de la elección, el 5 de junio. Moisés Carrillo fue el que dirigió la
agresión contra las camionetas del hijo del hoy gobernador electo de Veracruz,
a huevazo limpio, jactándose de la fechoría. Anthuán Contreras no llegó a
tanto. Fue a festinar la detención de Fernando Yunes, a tomarse una selfie con
el senador al fondo, rodeado de policías, burlón, suponiendo que esa contienda
la ganaría el PRI. Abordaron a Pepe Yunes cuando concluyó la comida. Y el
senador los toreó. Mal con el gobernador electo y mal con quien podría ser
gobernador en 2018, Fernando Yunes, y mal con la opción priista para esa
contienda, Pepe Yunes. Muy bragados y ahora apestados…