*Los 5 malos momentos del día para Duarte
*¿Le crees a Duarte cuando dice que es pobre?
*El PRI nacional abandona a Duarte, lentamente
Marco Antonio Aguirre
Rodríguez | 28 julio de 2016
Tribuna Libre.- Este miércoles 27
de julio fue un mal día para Javier Duarte; un día malo, con cinco momentos
culminantes.
Todo comenzó con
la columna Templo Mayor de Reforma, donde se anunció que Enrique Peña Nieto
comenzó a reunirse con los 12 gobernadores electos (lo cual significa que le da
esa categoría a Miguel Ángel Yunes, aunque Duarte y camarilla no lo quieran reconocer)
y la mención de que “los encuentros que causan más expectativas son los que
sostendrá Peña con el chihuahuense Javier Corral, con el veracruzano Miguel
Ángel Yunes y con el quintanarroense Carlos Joaquín”, porque “los actuales
gobernadores de esas entidades son los nominados para pasar a la rejilla de
prácticas por cargos de corrupción”
La anotación es
clara “EL ROMPIMIENTO con ellos por parte del gobierno federal es innegable, al
grado de que ya el propio PRI emprendió un juicio en su contra, como primer
paso para expulsarlos de las filas tricolores”.
Y ahí mismo, la
pregunta planteada: “POR CIERTO, si ya Peña pidió perdón, ¿qué deberían hacer
César Duarte, Javier Duarte y Roberto Borge? Es pregunta sin disculpa”.
Tempranito y en
ayunas. Si es que estaba levantado para esa hora.
Luego, el segundo
momento, ahí mismo: la divulgación de la nota informativa de que la PGR
investiga a su esposa, su suegra y su madre, entre el grupo de sus cercanos.
Probablemente,
derivado de esto debió tener por lo menos un mal momento cuando las damas le
deben de haber reclamado que ellas estén involucradas en una investigación de
tipo penal. ¿Có-mo—pue-de—ser—po-si-ble?, seguramente debieron preguntarse y de
haber interrogado.
Después vendría su
primer tuit diciendo “Celebro que PGR participe en la investigación derivada de
la ridícula denuncia que presentó en mi contra M. Yunes”.
Y otra vez volvió
a utilizar el lema de la Universidad Iberoamericana, como par recordarnos que
ahí cursó la licenciatura: “La verdad nos hará libres”.
Por cierto, habría
que preguntar al Dr. José Morales Orozco, S. J. Rector de la Ibero Ciudad de
México, si invitarían a Javier Duarte a dar una conferencia a su campus, hoy o
cuando deje su gobierno. ¿Lo llevarían?
El lema de la
Ibero, como se le conoce en su nombre corto, deriva del dicho bíblico “la verdad os hará libres”
(Juan 8:31-38): “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Y así Javier
Duarte quisiera que los veracruzanos creyéramos en él, que “su” verdad, la
suya, de Javier Duarte, sea la que aceptemos.
Luego llegaría el
segundo tuit: “No tengo nada que ocultar, me he dedicado a servir y a cumplir
con mi responsabilidad. No he tenido ni tengo prestanombres”. Y la lluvia de
reclamos y mentadas de madre, que fueron más, muchos más, que los retweets y
los “me gusta”.
Ver eso, tal vez
podría haber provocado en Javier Duarte otro mal momento.
Y entonces, al
darse cuenta que nadie le creía, que nadie se inclinaba ante el peso de sus
tuits, Javier Duarte buscó como llamar la atención, como ser contundente y
lanzó el tercero y más profundo, llegado desde quién sabe donde, anunciando:
“Hoy haré pública mi Declaración Patrimonial que demuestra que los ataques en
mi contra son producto de una guerra de lodo”.
“La verdad” de
Duarte, “su” verdad, comenzaba a perfilarse.
Y todos deberíamos
de creer en él.
Pero en eso llegó
el tercer mal momento: El diputado federal Jorge Carlos Ramírez Marín, “vocero”
del PRI nacional y todavía representante de este partido ante el Instituto
Nacional Electoral, salió de algún lado a decir que el PRI respalda la
investigación que realiza la PGR y que la presentación de la declaración
patrimonial por parte de Javier Duarte no detendrá el proceso judicial en su
contra
Esto fue un
mensaje, porque el legislador se aventó al tener respaldo e instrucciones, y
por lo mismo sus declaraciones en lugar de perderse se potenciaron
inmediatamente.
Y el cuarto
momento estaba por llegar, justo antes de que hiciera su aparición gloriosa,
cuando el vicepresidente del Senado, el priista, Arturo Zamora anunció que el
presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth, entregó a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, el escrito formal por el que el PRI le solicita desahogar de manera
prioritaria las acciones de inconstitucionalidad que interpuso la PGR contra de
las leyes anticorrupción de los estados de
Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua.
¿Qué ya se
desistieron los gobernadores de sus intentos de blindaje?. ¡No importa!. El
proceso sigue.
Esa fue una
banderilla más en los lomos de los gobernadores que quieren permanecer impunes.
El PRI los está abandonando, los perfila a ser enjuiciados, a ser exhibidos, a
devolver parte de lo que se llevaron.
El quinto momento
Javier Duarte lo contuvo, y lo contuvo, y lo contuvo.
Llegaron las 18:00
horas, momento marcado para la emisión del “Mensaje” con la declaración
patrimonial y nada ocurrió. Dieron las 18:30 y la espera proseguía.
Y ya casi a las 19
horas apareció.
Así empezó el
quinto mal momento del día para Javier Duarte: Nadie le creyó.
Aún cuando dijo
que respondía “con claridad y de manera contundente, como lo hace quien nada
tiene que esconder”.
“Toda mi vida me
he conducido por el lado de la legalidad y la transparencia”, ¿realmente cree
que debemos creerle?
“No tengo nada que
ocultar”. ¿En verdad piensa que con su verdad dicha, debemos sentirnos libres?.
Sus ingresos los
fijó en 2 millones 272 mil pesos anuales por cargo público, lo cual da un
promedio de 189 mil 333 pesos, los cuales contrastan notoriamente con los 74
mil 938 pesos fijados como “Sueldo Neto Mensual Máximo” para el “Gobernador del
Estado”. ¿De dónde salió el demás dinero?.
Pero además es un
hombre que casi no gasta. Presentó dos cuentas de nómina, ambas en Banorte, una
con un saldo de 622 mil 354 pesos y la otra con 1 millón 115 mil 635 pesos. Un
total de 1 millón 737 mil 989 pesos.
Javier Duarte se
siente perseguido y por eso le pidió a la Fiscalía General del Estado (“su
Fiscalía) “que mida con la misma vara de la justicia a todos por igual”.
Es “su” amenaza,
por si prosiguen las denuncias en su contra.
A partir de ahí
comenzó su quinto y prolongado mal momento del día: Las muestras eran que nadie
le creyó.
“Su” verdad no
tuvo peso. “Su” verdad, no lo hizo libre.
“Su” verdad mostró
el amplio descrédito que tiene en el estado.
“Su” verdad no fue
apoyada más allá de su circulo cercano. Y quién sabe si incluso ahí permeó
Las disculpas
implícitas que Duarte esperaba de todos los veracruzanos que no creemos en su
palabra, no llegaban. No llegaron. No arribarán.
Al contrario, los
reclamos arreciaron.
El PRI nacional no
lo arropó.
Los terrenales no
le creyeron a Javier Duarte “su” verdad. Los místicos tampoco.
“Su” verdad, no lo
hizo libre.
¿Será porque no es
la verdad y porque lo que se espera es que “no” sea libre, si no preso por los
múltiples delitos cometidos?.
Pero hay algo en
lo que Duarte si tiene razón, que no es palabra, además, si no el lema de la
Ibero adecuado de la cita bíblica de Jesús: La verdad nos hará libres.
Y eso es lo que
queremos. Es lo que esperamos.
Tanto místicos
como terrenales.