Las
apariencias engañan
Jorge
Arturo Rodríguez | 25 mayo de 2017
Tribuna Libre.- “Mire, patrón, como me dijo mi compadre más
ignorante que yo, que a cada momento sentimos la sensación de más inseguridad,
en todas partes, y yo le comenté que cuál sensación, que sólo hay algo seguro,
la pinche inseguridad que crece con creces”, me dijo Crisóforo el taxista con
quien no me había topado desde hace algún tiempo, quizás porque la ciudad se ha
saturado de taxis, quizás porque mi economía mermada no me lo ha permitido.
Crisóforo me comenta, doblemente angustiado,
“y a eso agréguele el despido masivo de empleados, lo que ocasionará menos
pasaje, es decir, menos entrada de dinerito, y, claro, aumentará la
inseguridad, ya ve usted, ¿a dónde vamos a ir a parar? Y todos correremos el
mismo riesgo, chiquitos y grandotes, pálidos y pintarrajeados, ángeles y
demonios, como digo yo… Como que no vamos bien, algo no funciona o dizque
funciona pero de la chingada, ¿o no, mi patrón?”.
Me quedé con la pregunta, una más de las
muchas que me planteo o que me han compartido amigos, familiares y compañeros,
o que escucho a diario por doquier. ¿Cuál es la respuesta? ¿Cuál la solución?
De acuerdo a la Encuesta Nacional de
Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por INEGI en diciembre de 2016, a
nivel nacional siete de cada diez personas (74.1%) considera que la ciudad
donde reside es insegura, un aumentó 2.2 puntos con respecto al trimestre
anterior (71.9%).
Según la encuesta la ciudad con mayor
sensación de inseguridad es Villahermosa, Tabasco, además de Veracruz, Veracruz
(89.1%), Acapulco, Guerrero (88.3%), la zona norte de la Ciudad de México
(88%), zona poniente de la CdMx (86.6%) y zona sur de la CdMx (84.8%).
Está cabrón el asunto. Pero lo más
preocupante es dónde chingaos nos joderá la inseguridad, trátese de la que se
trate. La encuesta del INEG arrojó que los lugares donde las personas se siente
más inseguras son: en los cajeros automáticos ubicados en la vía pública (82%);
en el transporte público (74.2%); en los bancos (68.3%); en las calles que
habitualmente usan (67.1%); en los mercados (60.6%); en las carreteras (58.4%)
y, claro, en cada rincón.
A los encuestados se les preguntó qué
situaciones han escuchado o presenciado alrededor de su vivienda: el 66% que
consumo de alcohol en las calles; 65.6%, robos o asaltos; 51.4%, vandalismo en
las viviendas o negocios; 42.3%, venta o consumo de drogas; 34.7%, bandas
violentas o pandillerismo. No hay que olvidar a las pandillas de políticos,
digo yo.
Son números, pero lo cierto es que la
inseguridad nos la atragantamos a diario y nos ha obligado a cambiar de rutina
ante el temor de sufrir algún tipo de delito. Según la encuesta, el 63.4% ya no
lleva dinero u objetos de valor; 57.9% no permite que menores salgan de sus
viviendas; 52.3% no camina de noche en los alrededores de su vivienda; 35.5%
prefiere no visitar a familiares y amigos.
¿Qué hace usted ahora con un chingo de
inseguridad? ¿Hacia a dónde jalamos? ¿Es sólo cambiar de gobernantes y
autoridades? Porque, la verdad, como dijo Élmer Mendoza, "no hay que
cuidarse de los malos sino de los que parecen buenos".
Me decía un amigo: “Ten cuidado, no te
agregues a la lista de los engañados por las apariencias”. ¡Mucho ojo! Y más en
tiempos electorales que en México son todos los años.
De cinismo y anexas
Albert Camus escribió: “Grito que no creo en
nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al
menos, creer en mi protesta”.
Por lo pronto, ahí se ven.