Samuel
Aguirre Ochoa | 22 noviembre de 2017
Tribuna Libre.- Todos los deportes son bonitos y buenos, pero
el béisbol tiene algo especial que a muchos mexicanos nos gusta. El béisbol es
pasión, es un deporte elegante, que requiere de muchísima agilidad física y
mental; es un deporte de caballeros, en los pueblos es común que se traben juegos
amistosos, en los que los equipos se visitan recíprocamente, se apoyan con la
comida y son poco frecuentes los pleitos. Es un juego complejo, por el gran
número de reglas (101 conforme a la Federación Internacional de Béisbol) y
jugadas que se ponen en práctica; en un partido en cualquier momento un equipo
puede dar la voltereta, de ahí que la gente se mantenga en los estadios hasta
el final de los partidos y el dicho de que, esto no se acaba hasta que caiga el
último out. El grito del umpire: strike cuando la pelota pasa por la zona en
que el bateador debe abanicar, el suspenso con los batazos largos para ver si
es home run (jonrón); la atención al robo de base, al pisa y corre, al doble
play, a las líneas por el short stop o la
tercera base, etc., etc. Algunos le llaman el rey de los deportes.
El Movimiento Antorchista Nacional ha
organizado 18 torneos nacionales en las Espartaqueadas Nacionales Deportivas
que se llevan a cabo cada dos años en Tecomatlán, Puebla y ha organizado varias
ligas en diversos municipios y regiones del país, pero con el propósito de
promover este bello deporte, la Comisión Nacional Deportiva de Antorcha acordó
llevar a cabo un torneo nacional año con año en Culiacán, Sinaloa, en la
categoría única de jóvenes de 15 y 16 años. En esta edad los beisbolistas, en
su mayoría, son estudiantes y aún no están contaminados por la ambición de
dinero que despierta el béisbol profesional, sea nacional o extranjero. Hoy en
día cualquier jugador, en particular los pitchers, de regular calidad cobran
cantidades fuertes en dinero por jugar un partido, razón por la cual este
deporte ha venido perdiendo terreno frente a otros, como por ejemplo el fútbol.
Con este torneo, el Movimiento Antorchista,
repito, pretende que el béisbol no pierda la importancia y la tradición en
México: queremos que se siga jugando en los pueblos y en los ejidos, que es en
donde más se ha jugado a lo largo de la historia, por la disposición de terreno
para construir o improvisar un campo: que las familias campesinas se sigan reuniendo
para convivir en forma fraterna y observar el espectáculo beisbolístico.
Queremos llevarlo a las colonias populares y a las escuelas para que lo jueguen
los obreros, los colonos y estudiantes, aunque sea difícil encontrar un sitio
lo suficientemente grande por las dimensiones de terreno que requiere un campo.
De los pueblos y colonias saldrán los
talentos que requiere México para formar su selección nacional, un equipo que
nos represente dignamente en las justas internacionales. Buenos beisbolistas
desde el punto de vista deportivo; buenos científicos, buenos de corazón y de
conciencia, que quieran a su patria y despierten el orgullo entre los
mexicanos, porque somos una nación grande, pero debemos organizarla de mejor
manera. Una nación en la que no haya tanta delincuencia y desempleo, tanta
pobreza como sucede hoy.
Es penoso ver que los jugadores que han
participado en “nuestra” selección nacional en los últimos campeonatos
mundiales, en su mayoría, viven en los Estados Unidos de Norteamérica, nación
que les otorga la doble nacionalidad, para que puedan representar a ambos
países. Es triste enterarse que el tradicional equipo veracruzano de béisbol
Rojos del Águila de Veracruz se fue del estado por falta de apoyo y ahora será
el equipo representativo de Nuevo Laredo, Tamaulipas.