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Renato y Prot, los nuevos impresentables del PAN * El represor de Las Choapas * Noriel: bala y sangre * Yunes niega secuestro de funcionario de
Coatza * Vocero del alcalde lo tilda de
corrupto * Mina: alcalde echa a secretaria
de Ayuntamiento * Y contrata a un
fidelista y duartista
Mussio
Cárdenas Arellano | 30 enero de 2018
Tribuna Libre.- Con tal de ganar, Yunes pacta hasta con el
diablo. Recluta a los alfiles del duartismo y la fidelidad, los Tronco, los
Noriel, un capo político que suele burlar la ley y reprimir a su pueblo, y otro
que carga con el estigma del hijo, el hermano, el cuñado ejecutados.
Por el resquicio que encuentre, Yunes se
mete. Infiltra las estructuras del PRI, toma lo malo y lo peor, los caciques y
los enquistados en el poder, el “mejor guerrero” de Fidel Herrera Beltrán, la
banda que sin pudor se agandalló obras y presupuesto y hasta las patrullas de
seguridad.
Halla el gobernador de Veracruz aliados que
provienen de la mafia duartista y del desenfreno de la fidelidad, regentes de
tierras en que el crimen organizado manda y arranca la vida, amedrenta e
intimida al canto de la metralla y las balas lanzadas por la banda rival.
Qué pactos los de, gobernador de Veracruz.
Libre pero manchado, Renato Tronco ya es
yunista azul. Le alza la mano a Miguel Ángel Yunes Márquez, el precandidato del
PAN y sus rémoras del PRD y Movimiento Ciudadano, en una escena que deploran los
puros y asombra a los de alta moral.
Tronco es la viva encarnación del abuso y el
atropello a la ley, perseguido por un crimen que los clanes políticos
extinguieron, el del regidor panista, Alfredo Pérez Juárez, su impulsor
primero, adversario después, cuando el profesor rural detectó que por la mente
de Renato bullía el germen de la ambición superlativa y por su cuerpo la sangre
fría de un bribón.
Libre pero manchado, Renato Tronco orquestó
un linchamiento brutal, grotesco, burdo, denostando al regidor, entonces una
figura relevante del Partido Acción Nacional en Las Choapas, el municipio
veracruzano más al sur. Le llovían denuestos, acusaciones cargadas de odio, el
golpe artero, el ardid de los canallas, la intención de reventarlo en la arena
de los rencores.
Era alcalde de Las Choapas y apenas olió el
poder perdió el control. Parlanchín, echador, gobernó para sus adentros y sus
negocios. Uno de ellos, la Unión de Ejidos 25 de Abril, que terminó siendo una
constructora con la que acaparó obra, violando la ley. Renato otorgada el
contrato y su hermano Miguel Ángel, hoy alcalde choapense por el Partido del
Trabajo, realizaba las obras. Y nadie lo sancionó.
Sirvió su policía para reprimir protestas. Y
hasta para aplicarles una paliza a quienes se acercaba al palacio municipal a
pedir que Renato Tronco fuera su intermediario ante instancias estatales o
federales.
Golpeaba su policía dentro y fuera de la
cárcel municipal. Disolvía manifestaciones, transgrediendo preceptos
constitucionales. Usaba las patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública
para custodiar su familia, sus negocios, a sí mismo.
Cacique a medias —el que tiene que huir
carece de poder—, vio florecer en su feudo el trasiego de droga y el tráfico de
migrantes. Y los indocumentados que de buenas primeras ya contaban con
credencial de elector. Y la extorsión en La Bestia, el ferrocarril que viene de
Chiapas y donde los malosos esquilman a los migrantes, los golpean, los hieren,
los matan.
A Fidel Herrera lo detestaba. Y era bien
correspondido. Siendo diputado local por primera vez, tras dejar la alcaldía de
Las Choapas, le imputó el crimen de Alfredo Pérez Juárez. Apretó la
Procuraduría de Justicia de Veracruz, solicitó su desafuero y lo acorraló.
Fue salvado por la bancada panista. Meses después,
Renato Tronco dejó al PAN y se fue al PRI. Fidel Herrera lo hizo suyo. Le dio
de nuevo la alcaldía de Las Choapas, las obras, la Seguridad Pública, revelando
su ambición, su espíritu voraz. Y Javier Duarte lo llevó de nuevo al Congreso
de Veracruz, al que llegó a caballo, despachando luego en una camioneta de lujo
en el estacionamiento de la Legislatura, sin pararse a trabajar pero sí
cobrando sus quincenas.
Una vez ahí la imputación por el crimen del
regidor detonó. Acusado de ser el autor intelectual, fue consignado y le
obsequiaron una orden de aprehensión. Un amparo lo mantuvo libre mientras el
proceso penal continuaba.
Ni el fidelismo ni el duartismo lo dejaron
ir. La libró ya en el yunismo azul cuando un tribunal colegiado federal lo
eximió de culpa. Y Renato volvió.
Libre pero manchado, lo recibe un panismo
escéptico, herido, resentido, aporreado, que sufrió el abuso, la prepotencia,
la altivez, la corrupción, el enriquecimiento descomunal, viendo los ranchos,
las casas, los autos de lujo, el ganado, los caballos finos, escuchando las
habladas, la amenaza.
Pero el gobernador Yunes lo quiere con él.
Es la alianza más costosa para el yunismo
azul. Entregó tres candidaturas, una para Renato Tronco, quien contenderá
contra Roselia Barajas Olea, matriarca en el Clan de la Succión, los
Robles-Hillman, candidato de Morena, y contra el priista Fernando Baños, del
gang marcelista, y las otras para la parentela.
Su nuera Maricela Uribe de Tronco, otro
invento condenado al fracaso, irá por la diputación federal en Minatitlán.
Fuera de los Tronco, no hay quien la fume en el escenario político. Enfrentará
al gremio petrolero y al voto a ciegas que viene favoreciendo a Morena.
Un tercer obsequio es la de Alejandro Tronco
Gómez, su hermano, un cero a la izquierda, sin peso político. Irá por la
diputación en el distrito Coatzacoalcos Rural.
Tan pragmático como López Obrador, o Fidel, o
Duarte, Miguel Ángel Yunes Linares sabe que retiene con esa alianza los votos
del tronquismo, los que pudo llevarse el PRI o los que creía Morena que había
asegurado el Peje y el candidato al gobierno de Veracruz, Cuitláhuac García.
Mimando a Renato Tronco, entregando las
llaves del reino, equilibra Yunes en tres distritos: Coatzacoalcos federal,
Minatitlán federal y Coatzacoalcos Rural local.
El bribón ya es azul.
Hay otra imagen. Es la de Miguel Ángel Yunes
Márquez con Noriel Prot Álvarez, el de la estirpe de sangre, las ráfagas de
bala que impactan las paredes del hogar y el dolor del hijo y el hermano
ejecutados.
Cacicón, Noriel Prot manda en Villa Allende.
Tiene un bastión político y un territorio donde el crimen organizado se mueve a
su antojo.
Dos veces regidor, dos veces agente
municipal, prolonga su vida política en su hija Karen, también agente municipal
de la congregación más importante de Coatzacoalcos y hoy regidora municipal.
En la debacle priista del 2016-2017, el
efecto Duarte que provocó la pérdida de la gubernatura de Veracruz, la
diputación local en manos de Morena, la alcaldía para el pejepartido, Villa Allende
fue lo único que se pudo rescatar a medias.
Lo político se atraca, se compra, se
arrebata. El respeto se gana. O nunca se tiene.
Un día, el 24 de junio de 2016, en Veracruz,
Noriel Prot Vázquez y Juan Carlos Prot Álvarez, hijo y hermano del ex regidor,
fueron ejecutados mientras se encontraban en una fiesta familiar.
Tres años antes, el 24 de noviembre de 2013,
la casa de Noriel junior recibió una veintena de balas. Era una advertencia.
Fue una premonición.
En los Prot hay agitadores políticos. Uno de
ellos, Javier Prot Cabrera, primo de Noriel. El 7 de agosto de 2017, encabezó
una protesta frente al palacio municipal, acusando a otro dirigente, Andrés
Canul, de ser vendedores. Y exhibió una manta con la fotografía del gobernador
Yunes Linares abrazando al líder rival.
Otro día tuvo a su lado a Irán Celis Luis,
delegado del Partido Verde Ecologista de México en Villa Allende, protegido de
Roberto Chagra Nacif, operador fide lista, ex director de la Comisión de Agua y
Saneamiento de Coatzacoalcos, ex síndico municipal, ex director de Carreteras
Estatales en el gobierno de Fidel Herrera y ex candidato a diputado federal
suplente del PRI, en 2015, contienda que perdió ante Rocío Nahle, de Morena.
Irán Celis, mancuerna de Javier Prot,
resultaría implicado en la detención de una banda de secuestradores, encabezada
por Raúl Mata Serna, alias “El Pelón” o “El Costilla”.
A su vinculación con Irán Celis, atados en el
reclamo de terrenos, Javier Prot responde con agravios e infamia, imputaciones
que difaman. Por ello enfrenta una denuncia en la Fiscalía Regional con sede en
Coatzacoalcos.
Noriel Prot es políticamente ambivalente. U
oportunista. Hará un año deslizaba que dejaría el PRI y se integraría a Nueva
Alianza. Y terminó en el yunismo azul.
Tan pragmático como el Dios Peje —Andrés
Manuel López Obrador—, Yunes quiere los votos de todos. O que no se los lleven
Morena o el PRI.
Así pues, que los malos vengan a mí.
Archivo muerto
Gober y alcalde no se hablan. Y cuando cruzan
palabra, detona el volcán. Evasivo, Víctor Manuel Carranza Rosaldo rehuía las
llamadas de Miguel Ángel Yunes Linares, los temas de seguridad, la relación
institucional. Y Yunes lo exhibía: “No toma las llamadas”. Respondía el alcalde
Carranza que él se reportó y el que no le tuvo la cortesía fue el mandatario de
Veracruz. Y al hablar este domingo 27, volvió el conflicto. Cuenta Yunes en el
sur que el secuestro del director —¿o ex director?— de Ingresos del
ayuntamiento de Coatzacoalcos, Elías Omri Gutiérrez Gordillo, no fue tal. Que
se clavó con una damisela en un bar y ahí permaneció por horas. Por eso no
aparecía. “La información que se tiene —dice Miyuli— no es en el sentido de que
haya sido secuestrado ni levantado. Es información totalmente distinta, lo
compartimos hoy con el presidente municipal. Se tienen elementos técnicos para
acreditar que esta persona buena parte de la noche la pasó en bares en la
ciudad de Coatzacoalcos acompañado por una dama”. Otros medios citan otro
detalle del gobernador: “No hubo hecho delictivo, por eso no hubo
denuncia, se le pidió que pusieran
denuncia y no lo hicieron”. Carranza no reaccionó. O se le atoró la caja de
velocidades. Su director de director de Comunicación Social, Roberto Pérez
López, sí. Y lo hizo como si por él hablara su madrina, la diputada Rocío Nahle
García, volado y vehemente, pegándole una arrastrada al gober azul. “Sobre la
declaración de Miguel Ángel Yunes Linares, quien se dice gobernador, y en los
hechos actúan de manera irresponsable y nada serio, sobre el contador Elías
Omri Gutiérrez Gordillo, ex director de Ingresos, puedo corroborar y asegurar
que él no ingiere bebidas embriagantes. El contador compartió departamento
conmigo, cuando ambos laborábamos en la Cámara de Diputados. El contador Elías
Omri no es tiene el vicio de las bebidas y no acude a cantinas y burdeles. Por
lo tanto, nuevamente Yunes Linares miente, como es su conducta habitual, un
político perverso, más que el propio Fidel Herrera Beltrán. Su declaración
falsa es totalmente irresponsable, no se puede señalar, ni acusar a la ligera y
sin fundamentos, pero qué se puede esperar de un político proviene del PRI y
ahora del PAN, con un historial de corrupción e impunidad, de riqueza mal
habida”. Resumiendo a Roberto Pérez: Yunes mentiroso, perverso, irresponsable,
que acusa a la ligera, sin fundamento, corrupto, impune y con una riqueza mal
habida. Yunes dice que compartió información con el alcalde Carranza
acreditando que el director de Ingresos de la Tesorería pasó “la noche en bares
y junto a una dama”. Otras versiones sostienen que Elías Omri Gutiérrez sí fue
levantado y que se lo llevó el Cártel Jalisco Nueva Generación. Carranza en su
momento expresó que a su personal lo intimidan. “Les dicen que ya saben que
están presentes aquí y que son los que mandan”. Sábese que hay otros
funcionarios en la mira de los carteles. Sábese que otros cárteles tienen en la
mira al alcalde Carranza. El martes 23 confirmaba el edil que a Gutiérrez
Gordillo se lo llevaron y pidió que se activaran los protocolos de seguridad del
aparato policíaco. ¿Entonces? Y cuatro días después el gobernador sostiene que
todo fue una mentira. No se hablan Yunes y Carranza y cuando lo hacen el
gobernador lo sacude, lo desmiente, lo pone a volar. Ahora Carranza activa la
bomba contra su antecesor, Joaquín Caballero Rosiñol, por el dictamen de la
entrega-recepción, las irregularidades que serán remitidas al Órgano de
Fiscalización Superior y que por procedimiento en esa instancia se tendrán que
solventar o enfrentar en los tribunales. Lo que sea le viene bien al alcalde
Carranza. Lo que se es un buen distractor. Y la corrupción del joaquinismo
habrá de desviar la atención. Si su
director de Ingresos no fue levantado por el cártel, como revela Yunes azul,
¿qué hacía en un bar, toda la noche y con una dama? Ni Beto Chagra fue tan
veloz en los días en que la alegría se vivía a ritmo de News y el contoneo de
las monjas… Como el Peje, Nicolás Reyes Álvarez también gusta de la mafia del
poder, los egresados del PRI, para cogobernar. En el día 26 de su reinado, el
alcalde de Minatitlán despachó a Isaura Alcántara Sosa, cuyo paso por la Secretaria del
Ayuntamiento fue por demás efímero y desastroso. Al unísono, el 19 de enero el
cabildo le pedía su remoción y una semana después acató. Y se dio la contratación
de un priista. Envuelto en la bandera tricolor llega su salvador, Rafael
Alejandro Castillo Zugasti, cuyo curriculum tiene prendidas de las lámparas a
las hordas pejistas, la crema y nata de Morena, que están haciendo historia,
como predica el mesiánico Andrés Manuelovich López Obrador, pero para que el
PRI siga marcándoles la ruta. Castillo Zugasti, según su hoja de servicios, ha
sido delegado del Registro Nacional Agrario, delegado del PRI, coordinador de
asesores y relaciones públicas del ayuntamiento de Veracruz en los tiempos del
duartista Ramón Poo Gil; fue subdirector de Bienes Inmuebles de Patrimonio del
Estado en los días en que Fidel Herrera gobernaba Veracruz y luego, en 2007,
pasó al equipo de asesores del secretario de Finanzas y Planeación, cuando
Javier Duarte ya iniciaba su camino a la gubernatura. Su actividad profesional
es ilustrativa: experto en redes sociales y exterminar plagas. Y don Nicolás
Reyes importando un priista muy fidelista y duartista en el ayuntamiento con
que Morena hace historia —y de qué manera— en Minatitlán. 26 días y el alcalde
anda en Marte, sus vástagos arman negocios que el inefable Saúl Wade revela en
pleno cabildo y las rémoras morenistas ya no saben cómo justificar el caos…