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Evidencia del título falso * Tampoco la
cédula era suya * 24 años usurpando
profesión * 11 en la Procuraduría * Lo investigaron y se fue * “El que suelte al tigre que lo amarre”:
AMLO * Días antes Tatiana Clouthier
soltó la frase * Agenda Radio, análisis
al estilo Tomás González * Los gritos de
Nahle * Eusebia y el cobro de piso
Mussio Cárdenas
Arellano |
13 marzo de
2018
Tribuna Libre.- Abogado-fraude, Juan Carlos Charleston
Salinas hizo de la procuración de justicia una mina de oro, con tretas
descomunales y burdos engaños, simulando jugar al lado de la ley, al amparo de
un cargo con lustre, agente del ministerio público del fuero común, que nunca
debió ocupar. Su título profesional era falso.
Con carrera trunca, tres materias no
aprobadas, solía presumir su paso por la Universidad Veracruzana, y una
licenciatura en derecho, y una fecha de examen profesional, y un jurado que lo
aprobó, y una cédula profesional, y la estirpe matriarcal, la de los
Charleston, que tuvieron siempre —y tienen— el respeto de la sociedad.
Sólo lo de sus taras académicas y el
prestigio familiar es real. Ni concluyó sus estudios, ni es abogado por la UV,
ni presentó examen profesional, ni hubo jurado que lo validara el día que
señala el documento y la cédula profesional que por años ostentó pertenece a
una licenciada en Contaduría por el Instituto Tecnológico del Istmo.
Por 24 años, la mitad de su vida, el
abogado-fraude engañó sin pudor y mintió con el desparpajo de los truhanes,
usando documentos falsos con los que tácitamente asaltó las instituciones,
llegando a ser titular de agencias del MP en Coatzacoalcos y Las Choapas, y
antes secretario del Ayuntamiento de Nanchital, del Jurídico en el de
Coatzacoalcos, y de Caminos y Puentes Federales, donde también le resultó
responsabilidad por avalar licitaciones que violaron la ley.
Nunca fue abogado. Y el título que hoy exhibe
también procede de otra treta.
Un expediente con su historial —29 documentos
hasta ahora— describen la vida turbia y la esencia tramposa de Juan Carlos
Charleston Salinas, sobrino del magistrado Fernando Charleston Salinas, el
padre que nunca tuvo, al que en cuanto pudo le mordió en cuanto todo
oportunidad.
Hoy lo cobijan Tony Macías, el suegro
incómodo de Javier Duarte, y el presidente del Tribunal de Justicia de
Veracruz, Edel Álvarez Peña.
A Tony Macías lo defiende en tribunales,
tramitando juicios de amparo, empeñado en frustrar las acciones de la
Procuraduría General de la República y en descongelar las cuentas bancarias
sujetas a embargo, a raíz de las acciones judiciales en contra del ex
gobernador de Veracruz.
A Edel Álvarez le agradece su rescate y su
regreso al aparato de justicia, nombrado primero coordinador de defensores de
oficio en el sur de Veracruz y ante el cúmulo de quejas y protestas, degradado
a defensor en un solo juzgado, el Primero de Primera Instancia de
Coatzacoalcos.
Categorizado como “alumno irregular”, según
reporte de la Universidad Veracruzana, Juan Carlos Charleston ostentaba la
matrícula 8622873. Esa condición, las materias que adeudaba, permitieron
confirmar la sospecha de que no había concluido sus estudios profesionales y,
usurpando profesión e incurriendo en uso de documento falso y falsedad de
declaraciones a la autoridad, llegó a ser agente del MP.
Con el emblema de la Universidad Veracruzana,
su fotografía al margen izquierdo, tipografía gótica, sellos y firmas, el
título apócrifo contiene una fecha, la del 10 de junio de 1992, y en ella se
lee que ese día aprobó el examen profesional, sancionado por un jurado especial
de la Facultad de Derecho.
Otra fecha, la del 5 de agosto de 1992, es en
la que presuntamente fue expedido el título profesional que lo acredita como
“Licenciado en Derecho”. Al calce las firmas del entonces gobernador Dante
Delgado Rannauro; rector de la UV, Rafael Hernández Villalpando, y secretario
académico, Félix Báez Jorge.
Al reverso aparecen sellos y más firmas,
certificaciones de estar registrado en la Dirección General de Profesiones de
la Secretaría de Educación Pública, en la Oficialía Mayor de la UV, en el
Departamento de Profesiones de la Máxima Casa de Estudios de la entidad.
Y todo era falso.
Tenía 23 años Juan Carlos Charleston y ya era
una ficha.
A esa edad logró ser secretario del
ayuntamiento de Nanchital, de 1992 a 1994, validando estudios de factibilidad
para la adquisición de camiones de Limpia Pública; factibilidad para la
concesión del mercado Francisco Javier Balderas Gutiérrez; elaboración de
bandos de policía y buen gobierno, reglamentos, informes de gobierno. Todo al
servicio del entonces alcalde, Alfredo Buen Jiménez.
Y no era abogado.
Y nada, por su origen ilegal, tiene validez.
Usaba desde entonces una cédula profesional
que tampoco fue suya. Su número, 2327071, pertenece a María del Rosario Toledo
Toledo, licenciada en Contaduría por el Instituto Tecnológico del Istmo.
Con esa cédula y su título falso, pasó luego
al ayuntamiento de Coatzacoalcos, de 1995 a 1997, en la gestión de Rogelio
Lemarroy González, junto al secretario Marcelo Montiel Montiel. Ahí fue
apoderado legal en la Dirección Jurídica.
Pasó por la delegación de Caminos y Puentes
Federales de Ingresos, en cuya área jurídica validó contratos y licitaciones
que luego provocarían un escándalo nacional al detectarse asignaciones ilegales
y falta de apego a la normatividad.
Su ingreso a la Procuraduría de Justicia de
Veracruz ocurrió el 6 de mayo de 2003 como agente conciliador e investigador en
Coatzacoalcos, y el 25 de mayo de 2009 fue enviado con el mismo cargo al
municipio de Las Choapas. Ahí le llovieron acusaciones, incluso denunciado en
una gira del entonces procurador Salvador Mikel Rivera, por esquilmar a
víctimas de delitos, según reseñó el periódico Presencia del Sureste.
Meses después, el 3 de febrero de 2010, fue
removido a Coatzacoalcos, adscrito como agente conciliador e investigador a las
agencias primera, segunda y tercera. Ese mismo año, el 17 de noviembre, fue
designado agente conciliador e investigador en la agencia tercera.
Su estrella declinó en 2011. El 1 de octubre
dejó de ser investigador y se le adscribió como especializado en responsabilidad
juvenil y de conciliación en la agencia cuarta.
Uno de los casos emblemáticos de su gestión
fue el crimen del gerente de la Volkswagen, Arturo Casados, presuntamente por
un caso de infidelidad. Habiendo confesado uno de los autores materiales, logró
su libertad con un amparo. Charleston tuvo a su cargo la fallida consignación.
Hacia 2013, el alto mando de la Procuraduría
comenzó a indagar. Y dio con el engaño.
Un oficio suscrito por la secretaria de a
Facultad de Derecho, María de Lourdes Roa Morales, el 28 de agosto de 2013,
dirigido al oficial mayor de la UV, Carlos Arturo Gómez Vignola, advierte que
el día en que supuestamente Juan Carlos Charleston Salinas presentó su examen
profesional, no hubo exámenes profesionales.
La fecha en cuestión es el 10 de junio de
1992. Los únicos exámenes profesionales se aplicaron, el 9 de junio, para
Carlos Montiel Cortés, y el 11 de junio, para Gonzalo Medina Díaz.
Se acudió a la Dirección General de
Profesiones de la SEP, según el oficio DCP/SCP/1821/AP-13 folio 6521, de fecha
11 de septiembre de 2013. La respuesta fue contundente:
“De acuerdo con el Archivo General de
Profesiones, se obtuvo que no tiene antecedente del C. Juan Carlos Charleston
Salinas como profesionista”.
Y refiere que la cédula profesional que
ostentara como suya pertenecía a María del Rosario Toledo Toledo, licenciada en
Contaduría por el Instituto Tecnológico del Istmo.
Descubierto el engaño, por procedimiento la
Dirección de Profesiones inició acciones contra Charleston Salinas. “Solicito
remita a esta Dirección General, de contar con ella, toda la información que
permita ubicar al C. Juan Carlos Charleston Salinas, así como de ser posible el
original de la cédula profesional mencionada”.
Asediado por el círculo duartista, las
huestes de Luis Ángel Bravo Contreras lo fueron cercando, más por los agravios
que desde un portal en internet —Quinto Poder— vertía contra allegados al ex
gobernador Javier Duarte, que por su condición de falso abogado.
Charleston Salinas renunció de manera irrevocable
a la Procuraduría de Justicia de Veracruz, el 30 de abril de 2014, sabedor que
la ley aún se le puede aplicar.
24 años pudo engañar, 11 de ellos en la
Procuraduría de Veracruz, agraviando a las víctimas del delito, complaciente
con los victimarios, siendo todo nulo por su origen ilegal, sus consignaciones,
sus actos de autoridad.
Al servicio de Tony Macías, hoy tramita
amparos para burlar las acciones de la PGR.
Al servicio de Edel Álvarez Peña, hoy
esquilma a quienes caen en prisión y carecen de recursos para sufragar el gasto
de abogados particulares.
Y como Juan Carlos Charleston Salinas,
decenas de agentes del MP y fiscales con títulos falsos.
Parecía la treta perfecta. Y se le cayó.
Archivo muerto
Tramada con tiempo, la frase del tigre
suelto, de la revuelta si hay fraude, no fue una improvisación del Peje. Días
antes de soltarla en la convención nacional de banqueros, en Acapulco, Andrés
Manuel López Obrador ya la había deslizado, contada en corto a su staff,
revelada con intención, con ganas de amedrentar. Tatiana Clouthier, su
coordinadora de campaña, la hija del extinto líder empresarial y ex candidato
presidencial panista, lo detalló a la periodista Carmen Aristegui, el 1 de
marzo, en noticiario Aristegui En Vivo. Cuestionado por Tatiana Clouthier sobre
qué haría si no gana la elección, el Dios Peje le respondió: “Es mi tercera
oportunidad, mi trabajo que he puesto al servicio de esto. Es la tercera
ocasión en que contiendo por llegar a la Presidencia de la República. Mi edad
ya no me daría para que contienda una vez más. Literalmente yo me iría a ‘La
Chingada’ (así se llama su finca en Palenque, Chiapas). Y el que suelte el
tigre que lo amarre”. Retomó Tatiana Clouthier lo dicho por AMLO: “Yo voy a
respetar el proceso y el que suelte el tigre que lo amarre”. Aristegui
preguntó: “¿Y cómo está el tigre en este momento: dentro de la jaula, fuera de
la jaula, tiene correa puesta o no?”. Tatiana respondió: “Yo creo que la jauría
es más grande”. Ocho días después, el Santo Peje le soltó la advertencia a los
banqueros: “Si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy también a
Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte el tigre que lo
amarre. Ya no voy a estar yo deteniendo a la gente”. Y antes de ello, el
académico John Ackerman entrecomilló la frase de un tuit emitido por un
trailero de Oaxaca, y se advirtió como
amenaza: “La única manera de que haya un cambio pacífico es con López Obrador.
Si nos vuelven a robar la elección, va a haber chingadazos”. Con su 40 por
ciento de intención de voto, con su ventaja de 15 o 20 puntos sobre Ricardo
Anaya, unos 30 puntos sobre José Antonio Meade, ¿qué mueve a López Obrador a
imaginar que un fraude electoral lo puede despojar de la Presidencia de México?
Alguien con una ventaja así, diría el Dios Peje, es IN-DES-TRUC-TI-BLE. ¿O esa
ventaja no es real?… Agudo como es, perspicaz, Tomás González Corro no ceja en
su empeño de abrir canales a la libertad de expresión, al análisis, a la
reflexión. Agenda Radio, su nuevo proyecto, se transmite de lunes a viernes en
la plataforma Agenda MX, a partir de las 3:30 PM. Ahí, Tomás González Corro
toca la esencia de los temas clave en el acontecer de Veracruz, de México y el
plano internacional. Lee e interpreta la lucha por el poder, el por qué de
candidaturas que se dieron y por qué otras no, el filo de las palabras de los
protagonistas de la contienda electoral, la voz de los líderes partidistas, los
aciertos y errores, las acciones que fortalecen o destrozan, el rol de los
órganos electorales, el papel de la sociedad. Así como es Tomás González Corro
así es Agenda Radio, profundo y honesto, objetivo e imparcial en el trato a
partidos y candidatos, a gobernantes y gobernados. Agenda Radio, un espacio de
periodismo real… Adicta al mitote, a la estridencia, Rocío Nahle también es
políticamente mandona, intransigente, obsesiva y lo que le sigue. No habla,
impone. No concilia, avasalla. Nadie fuera de ella puede tener razón. Pero al
margen del grito y el arrebato, hay poca efectividad. Así el vértigo del poder.
Sainete fenomenal el de la diputada federal por Coatzacoalcos en el palacio
municipal, el viernes 9. Llegó y se reunió con la fracción morenista como si
aquello fuera la sede del partido de López Obrador. Unos minutos en la
presidencia tratando el tema de los presupuestos y luego vino lo mejor. A
puerta cerrada, en la sindicatura, se le escuchó alzar la voz, reclamar,
instruir, reconvenir, fustigar. Álgido, un tema seguía cimbrando al cabildo y a
quienes mandan en Morena: la revelación de la regidora morenista, Eusebia
Cortés Pérez, de que en el área de panteones hay cobro de piso y extorsión. O
sea, Morena entrando el pantano de los malosos, tocándole la piel a los que
levantan y ejecutan, los que secuestran y regresan a sus víctimas en pedazos,
degollados, mutilados en vida. ¡Ah qué Eusebia tan reveladora! Tocó el tema del
cobro de piso y sacudió a morenistas y a los adversarios de los morenistas.
Obvio, le llegó la Fiscalía General de Veracruz y la conminó a realizar su
declaración formal porque no es común que una servidora pública insinúe que la
maña tenía su clientela en un área de la alcaldía de Coatzacoalcos. Eusebia
acudió a declarar y entonces la quiso componer. Resultó que el “cobro de piso”
y la “extorsión” no era cosa del crimen organizado sino de ex directivos del
Departamento de Panteones y sus víctimas eran los albañiles, los lava tumbas,
los morteros. Ajá. Puro magnate adinerado. Nada controla el presidente Carranza
—Víctor, no Venustiano—, ni la síndica Yazmín Martínez Irigoyen —también del
clan del mitote—, ni los ediles con mayor experiencia. Al concluir la sesión
privada, la de la felpa verbal de Rocío Nahle a su flota, el coordinador de
asesores, Jesús Hernández Tea, se acercó a la regidora Eusebia Cortés y le
preguntó por qué no le había informado sobre su denuncia pública de extorsión y
cobro de piso. Ya les levantaron al director de Ingresos, aunque el gobernador
Yunes Linares dice que fue parranda con una damita. Ha de suponer Rocío Nahle
que el reclamo altisonante sirve para enderezar lo torcido. Custodiada por los
guaruras del alcalde, la puerta de la sindicatura era inexpugnable. Pero un grupo
de reporteros captó los desfogues de la legisladora federal…