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agosto 27, 2018

Crónicas Urgentes… El lugar paradigmático que nos tocó vivir, humano demasiado humano


Lenin  Torres Antonio | 27 agosto de 2018
Tribuna Libre.- Sabíamos que iba a ganar, que la tercera era la vencida, que las encuestas ni si quieran pudieron pronosticar que los resultados iban a ser inéditos, que los aires del cambio se convertirían en auténticas mareas electorales a favor del “peje”, y que “la dictadura perfecta” tendría su fin, El PRI y su alianza con el Partido Verde y Nueva Alianza tendrían tan sólo 12 escaños por la vía de las urnas, el otrora partido dominante, la maquinaría perfecta de la simulación y el engaño se convertiría en un rudimentaria Arco con flechas desgastadas que no podrían evitar lo inevitable, aun habiendo candidateado a un “ciudadano buenote”, el triunfo arrollador de los morenos a lo largo y ancho de la república mexicana, y el otro partido político, que despectivamente el “peje” junto con el PRI los denomina “prian”, se agarró con uñas y dientes para no desbarrancarse, y pasó a panzazo, sin un futuro promisorio; y las rémoras insaciables, raudos recogiendo las migajas del poder electoral, se apuntalan con beneplácito como si constituyeran propuestas originales, sin darse cuenta que algunos se sostuvieron por mimetizar el discurso del mesías, o recogieron los beneficios del desprecio del PRI, rémoras partes de la maquinaria de la simulación y el engaño para competir por el poder político y público.

Hoy vemos como pasamos de una mayoría de cuello blanco, elegantes caballeros sabedores del arte de gobernar, que bajo el liderazgo de Salinas dejaron el revelo generacional a auténtica imberbes pirañas de la depredación que no dudaron en saquear las arcas públicas donde gobernaban, “me han dicho que te revienta que los chavales olviden que los buenos modales son esenciales para robar. Tú sabes que, para hacer una buena caza, no necesita usar la navaja un verdadero profesional. Tu siempre mimaste al pobre a costa del rico lo que era un arte, mierda de pico, está empezando a degenerar”, apresurando la putrefacción del sistema político dominante; y los más vivos prepararon con anticipación el abandono del barco a punto de hundirse y desapercibidos se trasladaron del lado del “bueno”, no sé si él mismo se dio cuenta, o fue tan perfecta su argucia que se le colaron sin que se diera cuenta, aunque a los iguales nunca se les olvida, más cuando tienen el mismo origen, el PRI; a una mayoría de apretujados en la Torres de Babel, donde conviven sectas religiosas, bandas de barrios, izquierdas ateas, priistas-panistas bautizados y perdonados, y un sinfín de chapulines ordenados caballeros templarios dispuesto a dar la vida, o dejar de hablar a la familia por ofender a AMLO, la gran mayoría dogmáticos venidos morales de forma espontánea a fuerza de cumplir su sueño de estar en el poder, o verse repentinos en sillones en el santo recinto parlamentario, o nombrados funcionarios públicos de la “nueva era” del México posrevolucionario.

Aún tengo presente como iba con su pancarta toda mojada, maltrecha, montada sobre su hombro, camina de retorno a su casa, las cosas no habían salido bien, la ilusión se esfumó, ante las puertas del consejo electoral, el fallo en las urnas había sido in-esperado e inapelable, la convalidación de la afrenta narcisista, no falló nada  ni nadie, todos, los propios y extraños habían cumplido a pie juntilla su papel en la obra, y el telón calló, y no había más que hacer.

Pensaba, y no dejaba de reprocharse, será que somos tan susceptibles que la ofensa al “mesías”, había sido la causa, el mal cálculo, que la huella prehispánica está vivas en el espíritu de los mexicanos, y que el tlatoani se personificaría en el mismísimo AMLO.

Todo se vio, nada podía ocultarse, hasta lo más íntimo, su pena, quedó al descubierto, con nada podía cubrirse, su yo osciló entre el afuera, el orden, lo constante de la norma, y lo muy adentro, el rio subterráneo, sus pasiones, sus pulsaciones. Lamentablemente había sido descubierto, todo él en plena luz, sin sombra, sin alma, sin nada ni nadie a quien echarle la culpa, era solo él, el de las mil mesetas, el indulgente pervertido, el benévolo retrograda, el purísimo diabólico, el acá y el allá.

Después del colapso, todos pasaron delante, sobre, debajo de él, como si no existiera, como si no contara, como todo descubierto tenía que desaparecer, y no contar entre nosotros, incluso, no haber nunca contado, amnesia universal que nos olvida en el primer momento que el gran otro tiene un nuevo cuerpo.

Ahora el concepto de la perfección cobra significación, son las palabras el velo que cubre a lo real, y el tiempo el que descubre si lo real cambiará por otro menos mortífero, cruel y lapidario, el sueño de vernos en otro real sin los exabruptos de la mano sanguinaria que no se detiene ante ninguna suplica, que en una conciencia sin pasiones, si esto puede ser posible, se nos desvela como un imposible, salta las preguntas: ¿cómo construir otro ser al mexicano, si siempre su ser es ser estar incompleto?, ¿cómo provocar una clínica que nos permita deslizarnos a otros síntomas más neuróticos que psicóticos?

En fin, de mientras disfrutemos la orgía, y el festín dionisiaco de la mayoría de un solo hombre, y esperemos que pronto ahora si nos invite sinceramente a que seamos todos los que construyamos otro ser del México aún bronco, que siempre ha aspirado a ser moderno, ilustrado, y del primer mundo.

Así comenzaba el prólogo de un libro que tomé de la mesita en la sala de espera, tenía un buen rato de estar esperando que me llamaran para entrar a la consulta, después supe que la demora se debía a que el paciente que había pasado antes se le había subido la presión, y el doctor tuvo que aplicarse a fondo para normalizar sus funciones cardiovasculares, tan bien lo hizo que el paciente salió con muy buena cara, como si no hubiera pasado nada.

Pasaron unos pocos minutos y la asistente me hizo pasar al consultorio, el doctor, un amigo de toda la vida, me saludo como siempre, con efusividad, igual yo lo hice; después del protocolo inicial, me preguntó ¿cuál el motivo de la consulta?, le comenté que me sentía agitado y que deseaba que me diera una “checada”, hizo la rutina acostumbrada, electrocardiograma, tomar el pulso, y por último, una escaneada, al final me dijo que no me preocupara que todo iba bien, que estaba tan bien como un jovenzuelo. Contento por sus palabras, me despedí optimista y me retiré del consultorio.

Un olvido sutil desvió mi preocupación, mis ropas se habían secado, y la pancarta se deshizo en la lluvia pertinaz de los meses de otoño, las faldas cortas de una mozuela me hicieron recobrar la postura erecta y firme me dirigí a mi casa por una nueva ilusión, una nueva campaña por la vida social, raudo llegue y me acomodé en mi escritorio.

Bajo una luz tenue, muy noche me puse a escribir, muy alegre, muy lúcido, diría muy humano, demasiado humano, comencé otra ficción de mi vida.

Hoy llueve, siempre el alegre llover, es un llover limpio, sin nubarrones, sin estrepitosos rayos, sin mosquitos jodedores, limpio. Hasta podemos andar bajo la lluvia contentos, sin prisas, fusionados los unos con los otros, pensando en nosotros, interminablemente sintiendo sus gotas que caen y acarician, y a veces nos besuquean, nos susurran poesías inéditas. Ayer me dijeron una “somos gotas de lluvia, alegres gotas de alegres días, somos días sin prisas, y nubes de algodón…somos la otra parte del otro y el significado de las lenguas, somos vientos bonitos y juguetones”. Bueno, no penséis que estoy loco, precisamente no son poesías literalmente, si no sonidos que hacen poesías, lo único que hago es traducirlas, pues es como si fuera otra lengua, el lenguaje de las gotas.

Hoy despierto malhumorado porque no está lloviendo, será que la lluvia está molesta conmigo, que adivinó mis pensamientos  y pudo saber cuándo dije en mi interior, “¿Cuándo se quitará…?”, o será que ha muerto y no pudo avisarme de su muerte, porque aun cuando no lo crean todos, los seres podemos anunciar nuestra propia muerte, esperen, ahí viene nuestra buena amiga la paloma Gertrudis, de seguro ella si sabe la mala nueva o la buena mala, esperar ahora vuelvo…

Ger espera, quiero preguntarte por la lluvia, ¿por qué no ha venido hoy?, de seguro anda escondida por ahí, como siempre presa de la contingencia.

Dile que la extraño, y que estoy preocupado, oscila mis pensamientos entre la vanidad y el presagio fatal infame, la muerte. Decirle que otro día sin ella no podré resistirlo, que necesito de sus gotas, de su alegre susurro, de sus caricias, y la magia de sus cortinas que hace que pase de una realidad a otra de forma amable, fresca. Te diré la causa de su ausencia, es cosa sencilla, espero que lo comprendas.

Nuestra lluvia tuvo que irse de prisa a otros lugares, lugares donde la necesitan de otra forma, y esto de “otra forma” lo digo, porque sé de tu suspicacia, de tu narcicismo, de tu egoísmo; porque sé que la amas, y ella es un ser universal que no puede pertenecer a alguien, menos tú, el mortal egoísta, el de la cabeza grande y los pies de barro. Se fue a lugares donde hay seres que la necesita para sobrevivir, para alimentar sus cuerpos y no fenecer, aquellos que no les importa escuchar poesías ni ser traductor de nuestra creativa lluvia. Tan simple como que, si no viene ella, ellos no podrán continuar, no podrán seguir siendo, ellos morirán.

Agosto de 2018

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